Ciudad de los Perros
Dobo se dirigía con sus perros de pela más fuertes, los lagartos que se interpusieron en su camino cayeron ante el filo de su doble hacha o bajo el poder de sus patas.
El estadio de los gladiadores fue completamente invadido y los ladridos de los perros se apagaban bajo la asfixia de las bombas de humo.
Solo quedaban siete, saltaron por el vallado de madera, otro más de sus compañeros de armas caía abatido, seguido de otro y otro hasta que Dobo se dio cuenta que estaba solo apretó su mandíbula internándose en la oscuridad, los lagartos seguían entrando y las lucha agonizaba en un silencio sepulcral.
Tenía que ir al encuentro con Panthro, la ciudad de Avista, si no había despegado estaba a tiro de una montura felina a cuatro días a todo galope.
Un musculoso lagarto perdió la vida al quebrarle el cuello sin la menor duda.
La puerta estaba a la vuelta de la esquina.
-¡Thump! Una patada imprevista le sacó de balance.
-Maldito, maldito, maldito dijo el perrito, puaja, ja,ja. Una voz que le trajo muy malos recuerdos estaba parado frente a él.
-¡Kaynar! ¿Tú no estabas muerto? El general del ejército de los lagartos, el loco y sanguinario chacal.
-Oh, los rumores de mi muerte son precipitados, es día de pago.
Kaynar enterró su espada, pero Dobo rodó su cuerpo y de una potente patada lo mandó a volar.
-Te has vuelto muy blando, Kaynar quien aterrizó de pie se lanzó contra el doberman y en un combate en el humo ambos canes se golpeaban sin misericordia.
Dobo sacó su espada pero una piedra golpeó su mano dejándola caer.
¡Sepunk! Dobo sintió la entrada de una punta metálica que atravesó su armadura y salió por su pecho.
-Pu-Pumyra. La felina salió para ser vista a la luz de la luna.
-Ya es tiempo Dobo, tiempo de que te reúnas con tus verdaderos aliados. Acto seguido sacó la espada y el perro tuvo terribles estertores hasta que su cuerpo se puso completamente rígido.
-Te escucho… mi señora. Dijo en un tono terriblemente hueco como si quien hablara por su boca no fuese él, caminó al encuentro a la felina arrodillándose. Pumyra sonrió y puso su mano sobre su cabeza.
-Buen perrito, serás una excelente mascota.
Valle de los elefantes
Anet apelmazaba las frutas con sus enormes patas, no era ningún ratero, si tomaba algo lo compatía con toda la tribu, aún así como cualquier elefante que se precie, tenía sus antojitos y la miel de aquellos manjares le deshacía el paladar.
El invierno iba a ser inusualmente agresivo, así que prepararon tóneles de madera largo y sellados herméticamente. La cebada seca para la cerveza era guardada en los cobertizos de madera.
La piedra espiritual había sido tomada y ese vínculo con aquel lugar había desaparecido, se decía que un elefante nunca olvidaba, para su desgracia o fortuna, el precio por su sabiduría espiritual les alejó de las ciencias y las artes, veían la naturaleza de una manera diferente a otros seres terrenales, su conexión espiritual no comprendía de memoria, conocimientos o se definía en un espacio temporal, era una comunión con un todo sin consciencia, atemporal.
Pensaba que era una lástima, los elefantes cada vez menos preocupados en entender la naturaleza de su sabiduría y más tareas mundanas como sobrevivir un invierno como muchos otros habían hecho, ese lugar perdía su magia con cada día que pasaba, él lo entendía perfectamente, la concepción del tiempo, su memoria regresaba y como un libro escrito de palabras, olvidaba lentamente la noción universal que le unía al todo.
Supo que era su momento cuando esa nave solitaria apareció, no tenía miedo de Slithe, el general de los lagartos caminó con una encapuchada que llevaba una daga.
-Por fin has llegado, no estuvo nada mal.
-¿El qué? Preguntó la felina.
-Fue mi última predicción.
-De eso puedes estar seguro, dijo la felina preparándose.
-Ese chico.
-¿Qué tiene?
-En verdad creía en ti, esa frase pareció alterarle. Apretó la empuñadura de la daga y avanzó hacia el elefante hasta que sin apenas resistirse aceptó el golpe hasta que sus ojos se tornaron en vacios y oscuros.
-No necesito que nadie me diga algo que ya sé.
-Entonces no hay necesidad que te diga el resto mi señora. Anet se inclinó.
-Veamos que tan útiles resultan estos estúpidos elefantes. Slithe con su rifle comprobó los ojos del líder de los elefantes.
-Está hecho.
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Bosques de Magi Ore
El viejo árbol de abedul se desintegró en el suelo arrancado por la fuerza de Viragor, la forjadora de la madera conocida como Gami se elevó en un santiamén con los gestos de sus manos de una libreta surgieron decenas de papeles expelidos para convertirse en una marea de seres voladores que siguieron a Viragor.
-¡Es nuestra oportunidad Gami! Su compañero Nips la apresuró, los monstruos de papel atravesaron a Viragor y se internaron a lo profundo del bosque.
-Bien hecho dijo Viragor, que no parecía inquieto.
-Maestro, esta vez lo he agarrado completo. Gimi elevó sus manos y caracteres desconocidos se formaron frente a ella. El árbol era llevado por seres voladores de papel que lo iban devorando hasta que nuevas hojas de papel salieron despedidas de la pulpa seca de la celulosa.
-Tus técnicas de reciclado mejoran con la práctica jovencita, ya no necesitas de usar tanta madera, con este viejo árbol podrás hacer la pulpa y compensar las pérdidas. Por un momento ella pareció perder el control de sus réplicas de papel.
-¿Una patadita?
-Sí maestro.
-Te acostumbrarás, todas lo hacen.
-Nips subió al lomo de Viragor aferrándose a la espalda de Gimi.
-Con estos árboles tendremos una dotación completa maestro, ¿maestro?
-Me temo que la recolección tendrá que terminar abruptamente.
-¡¿Por qué?!
-Mucho me temo que te tendremos que separarnos un tiempo.
-¿Qué, qué, quéee? Nips se paró sobre el lomo.
-No los estoy abandonando, pero si se quedan conmigo estarán en peligro y yo no seré yo nunca más, Nips.
-¿Sí?
-Tu pareja está embarazada y quiero que cuides bien de ese niño, luego de que esté a salvo entre los tuyos, quiero que ustedes dos partan en busca del rey Lion-O.
-¡No! Nosotros nos protegeremos los unos a los otros.
-Proteger la vida de este niño es nuestra prioridad, antes que un forjador de madera eres un futuro padre y eso vale cualquier esfuerzo. ¡Gimi hazlo ahora!
-¿Que? ¡No, no… maestrooooo!
-¡Zanazac Nimble nidle! Gimi invocó a sus creaciones voladoras que los tomaron del lomo de Viragor.
-¡Usru Azabath! Una larga hilera de hebras de pulpa rodearon a Viragor que se precipitó al vació, las naves que eran completamente invisibles aparecieron frente a ellos dirigiéndose a la enorme ave, lanzando varias redes hasta que lo tuvieron atrapado.
-¿Qué hacemos con esos general Vultaire?
-¿Que podría ser? ¡Ah, ya sé!
-¡Kazammm Ragul! Una gigantesca hilera de fuego salió de un báculo que portaba en su mano derecha envolviendo a las copias de Gimi en un calor abrazador.
-Hora de comer. Vultaire clavó su daga en Viragor que tardó mucho tiempo en convertirse.
Cuando el ave voló con Vultaire en su lomo sobre la zona donde los compañeros de la bestia se precipitaron al vacio, no había nada más que papel carbonizado.
-¿Qué voy a hacer ahora? Los he perdido, oh soy un ave tan desgraciada, un momento, allí están, apuntó al cielo divertido, Viragor despegó con potencia, ya estaba a punto de alcanzarlos con sus alas cuando Nibs el forjador de madera, lanzó un ataque exactamente igual al de Gimi, pese a que su poder no era siquiera similar.
Vultaire voló con sus alas, Viragor se impactó en el suelo, apuntó con su báculo pero Nibs quien cargaba a una desfallecida Gimi lo golpeó en pleno rostro.
-Y dicen que no sé hacer magia con mis manos, alejándose a toda prisa en una ave de papel hasta perderse de la vista.
-Tanta habladuría y dejas ir así de fácil a la presa… nuevamente. Pumyra con una actitud altanera le increpó rodeada de tigres que inmediatamente se adelantaron al ave.
-Lady Pumyra, que sorpresa tener a la legendaria asesina del rey de los gatos, esperen un momento, eso no ha pasado, ja, ja. El ave se alejó ante la mirada impávida de la felina que le apuntó con un arma de plasma sin disparar, hasta que este se perdió de la vista.
-Solo espera, un día lo verás.
Páramo de la antigua Estigia
-Y dices que todas las naves dejaron de funcionar al mismo tiempo.
Alessa asintió.
-Genial, genial, lo que me faltaba. Panthro golpeó el tanque de combustible del aerodeslizador.
Los wollos pasaron el día descargando las provisiones y llevándolas en una caravana hasta que solo quedó una, harían el viaje por carretera.
-¿Ponzi ya se comunicó con ustedes verdad?
-No señor, ha sido el rey en persona y luego la cofradía, aunque es extraño.
-¿Por qué lo sería?
-Dijeron que viniéramos a este preciso lugar.
-A este preciso lugar. ¿Quiere decir a esperarnos aquí? Pero si aterrizamos por pura suerte.
-Es extraño general Panthro, ahora que lo menciona. Uno de los guardias le dijo.
-¿Qué?
-El thundrillium del tanque está lleno, el indicador de la nave debe estar…
-¿Sí? El guardia tiró la larga pieza de acero con el que medía el tanque de combustible y en sus alas apareció sangre, cuyo rojo era aún más oscuro que el Thundrillum, el wollo huyó, Panthro se volteó para atestiguar la manera en que los pilotos eran asesinados por enemigos invisibles, alguien le tocó el hombro, completamente en guardia observó a esa felina.
-¡¿Tú?! Malvada traidora.
-No deberías descuidar tu retaguardia, le dijo una voz femenina y sintió un tirón eléctrico. Era Alessa.... la muda.
Pumyra entonces le clavó la daga en el pecho. Panthro luchó pero casi inmediatamente se quedó quieto, los tigres alcanzaron al wollo que mataron sin piedad.
-Recojan esas provisiones, quiero llegar con la gente de mi futuro reino.
-Madre Scandiacus le pide…
¡Blast! Un rayo de plasma disparado por Pumyra impactó en el hombro de Alessa derrumbándose en un atroz dolor.
-Ahora escúchame pajarraco, irás a Avista y continuaremos con nuestro trato, la ciudad a cambio del felino.
-¿Por qué demonios me has disparado?
-De no hacerlo, no parecerá real ¿verdad?
¡Thump! Pumyra le dio una fuerte patada.
-Se dice que no hay que tocar a una dama ni con el pétalo de una rosa, bueno, los tiempos cambian.
-Chicos, prepárenla, mientras pueda volar de regreso, su estado de salud no me importa.
-¡Sí, Lady Pumyra!
Los tigres comenzaron a golpear al ave que usaba su voz para proferir tremendos alaridos. Los demás tigres ponían bombas en las naves de Avista llegadas allí.
-Vamos General, tenemos una cita con mi pueblo.
-Como guste mi señora. Dijo Panthro cuyos ojos estaban completamente oscurecidos.
La pareja de felinos abordó una gran carreta de provisiones movida por una enorme oruga internándose en el bosque hasta desaparecer.
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En Algún lugar de Avista
-Mandora, tienes que recobrar la razón, no debes hacer esto. Fedora estaba en es suelo.
-No dejaré que interfieras. Mandora le puso la pierna en el cuello.
-Podemos pararlo, podemos hacerlo, tienes que comprenderlo, ¿sacrificaras a todas las personas de este mundo por obtener esa espada? Fedora con sus piernas se separó alejando a la guardiana.
-Siempre lo has sabido, siempre me lo has ocultado.
-¿Y qué si fue así? No nací ayer, supe que no era para nada bueno.
-Este planeta está condenado, no tengo que preocuparme por un destino que no se puede cambiar, solo me interesa el futuro de mi gente.
-Puedes evitar ese futuro si usamos su poder a nuestro favor, destruiremos a ambos, la señora del lago no lo sabe todo, ve a través de los ojos equivocados, Nuestra Madre Scandiacus espera controlar el poder de la espada con ese muchacho, ella no sabe que se ha contaminado con tu magia, de otra forma nunca te hubiera dado la daga blanca.
-Una vez obtenga de vuelta mis poderes no necesitaré de nadie para hacerme con la espada.
-Y destruirás su alma en el proceso, recapacita por favor, si destruyes su alma no serás perdonada jamás y cabe la posibilidad de que realmente sea el rey prometido por Jaguara.
-Eso me importa un bledo mientras consiga lo que quiero. La espada de Mandora rebanó el piso metálico dejando una apertura. Fedora voló y aterrizó suavemente al otro lado de la habitación.
-Te amo Mandora y por eso no quiero que te conviertas en un monstruo que solo busca la venganza, por eso no quería que entrases al consejo, por eso yo no… ¡ugh! Mandora cargó contra ella agarrándola del pescuezo elevándola para luego arrojarla contra las cajas apiladas del archivo de Avista.
-No me mientas, tu eliminaste a la Orden, si me amases no me habrías culpado y por eso te desprecio, no imaginas lo que sufrí por tu causa, nunca fuiste una amiga verdadera a pesar de que te protegí de ella con mi propio cuerpo, sabes el asco que sentí cada vez que lo hacíamos. Fedora hizo como si esas últimas palabras no existiesen, le dolía profundamente en el corazón.
-¿Piensas que haría algo como eso?
-¿Y quién si no? Tú siempre me ponías piedras, descubrí de la peor forma la manera en que te expresabas de mi a mis espaldas.
-No he sido yo, te lo juro, mi única sospecha es Alessa o incluso...
-Ja, eres miserable, Scandiacus es la líder de la Orden, si quisiera terminarla lo podría hacer sin dudarlo con otros argumentos.
-Ya, por eso te propuso, a una perfecta desconocida sobre candidatos más aptos y experimentados.
-No tientes a tu suerte Fedora.
-Yo quiero a Nuestra Madre, pero no soy una cándida, ella iba a hacer lo mismo que Vultaire hizo contigo, deseaba un títere, por algo te mandó a esas misiones suicidas cuando cediste ante él, sé que me culpas a mí, pero no hubieses ido a ninguna misión peligrosa si no fuese por su aprobación.
-Si es así, incluso si dices la verdad, eso únicamente reafirma mi decisión.
-¿Y si fallas? Quiero decir, pienso que Lion-O se puede convertir en un gran rey, ¿pero y si no está listo aún? Si la espada le rechaza, habrás hecho esto en vano pues te rechazará a ti.
-Me arriesgaré.
-Los elegidos son seis Mandora, sin el Señor Panthro no será distinto a lo que quiere ese semi-espíritu.
-El sexto siempre ha estado en mi mente, aparecerá, ya lo verás.
-¿Y qué harás con la otra daga? Mandora sonrió maliciosamente.
-No pensarás que la Señora del lago me dará la espada por las buenas. Sacando una cápsula de su bolsillo, la guardiana la lanzó a los pies de la maltrecha Fedora.
-Eres una idiota Mandora, La señora del lago no tie… Una sustancia rosa cubrió al ave que se quedó completamente inmóvil cuando esta se endureció como si fuese piedra.
-Decías, ah bueno, descuida, no estarás allí para siempre.
“Idiota, iba a decir que ella no tiene la espada… ¡uf! ¿Y ahora como rayos salgo de aquí? Ahh, estos complots políticos siempre me salen fatal” Pensó la guardiana que escuchaba a su compañera alejarse para su encuentro con el felino.
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El verdadero rostro de un líder
La muchedumbre lanzó varias botellas de fuego a las tiendas de los consejeros y la orden, él nombre de Mandora pronto circuló entre la muchedumbre que la culpó del incendio de varias carpas de la ciudad que inició en su tienda.
Mandora era una oscura figura de la Orden que poco o nada se sabía, un día simplemente apareció recibida entre las aves con mucha tolerancia, un ángel, así se definía despectivamente a aquellos que tenían alas pero no pico, a Mumm-Ra le llamaban el ángel caído.
Sin ser la más inteligente de las aves, sobresalía entre una población ociosa y aislada, su precioso rostro despertaba enojos y habladurías, constantemente vigilada hasta que con el paso de los meses se convirtió en un tema por demás agotado y olvidado.
Lion-O supo por voz de Soul Sever, que Mandora visitaba constantemente las bibliotecas de Avista y consultaba las bases de datos o recorría sin permiso las construcciones donde buscaba cierta información que sus privilegios de Consejera no le otorgaban. Lo que fuera que estuviese buscando no dio fruto alguno.
Le pidió a Soul Sever su ayuda, este no le dio nada en absoluto hasta consultarlo con Lion-O, cuando obtuvo el permiso, a pesar de sus esfuerzos la Orden y el Consejo se interpuso, no podían negarle la información que considerasen necesaria, cualquier otra cosa era un muro infranqueable.
Sus discusiones con Fedora eran frecuentes, esta última moderaba su tono antes de que las cosas pasaran a mayores.
El chico tenía sus problemas conciliando su deseo de tener compañía y el hecho de que su desconfianza en ella estuviese justificada, pensó que la lealtad de Mandora no respondía a la necesidad de servirle con franqueza, sino a la frustración de no poder encontrar lo que en el fondo buscaba.
La guardiana tenía un secreto que iba más allá de un topo o un agente dormido, se relacionaba con algo mucho más ancestral, relacionado con su llegada a Avista, su propósito verdadero.
Scandiacus le habló de la eliminación de la Orden a manos de un traidor aprovechándose del asalto de las tropas de Mumm-Ra, Lion-O construyó una trama de conspiración en torno a Vultaire, luego dedujo que aunque había una relación, el alcance de los planes de Vultaire respondían más a su fastidio del Consejo y Avista que a un elaborado plan. Las grabaciones de video sin sonido fueron reconstruidas por las capacidades de Soul Sever para leer los labios y los gestos.
-Escúchame pajarraco idiota, mi maestro tiene una oferta para ti, a cambio sólo te pide apagar el sistema anti-aéreo de Avista y cierta información que circula.
-Ah, pero querida, prácticamente me pide mi reino.
-¿Llamas a esto un reino? Es más una jaula por lo que veo.
-No tientes a tu suerte inculta incivilizada. Pumyra le apretó el cuello.
-Bien, no hagas nada entonces y cuando destruya esta ciudad te irás a pique con ella.
Pumyra tenía sus planes y contaba con lujo de detalles sus órdenes a Vultaire, le mandó a dirigir la ciudad para que cambiara su curso, la ciudad se acercó a una enorme área de valles y cordilleras cercanas al desierto, el ejército de Mumm-Ra llegó sin ser detectado desactivando los radares y descendió a una altitud donde fueron presa fácil de una invasión con infantería aerotransportada.
Soul Sever descubrió que Vultaire había cambiado las reglas de la formación de combate donde tenía una ventaja abrumadora, siendo un político, era un piloto increíble a pesar de perder contra su hermano, probablemente intencionalmente, no era un caso único, cada piloto de Avista tenía esas mismas habilidades, Vultaire ya había decidido unirse a Mumm-Ra mucho antes de que la primera nave fuese detectada a plena vista, las simulaciones realizadas por Soul Server demostraron que ninguna de las naves atacantes se dirigió hacia él, quien además se retiró de la formación de ataque cuando Mumm-Ra lanzó un pulso de energía que acabó con la gran mayoría.
Los cañones automatizados de Avista se quedaron en silencio y únicamente el armamento controlado manualmente podía ser utilizado.
Deseaba decirles a todos la verdad, algo que no hizo cuando extrañas cosas empezaron a sucederle y siguieron pasando mucho tiempo después de que los wollos llegaran a aprovisionarles, era espiado, su cuarto lo revisaban minuciosamente diariamente, las cosas estaban en el perfecto orden en el que lo había dejado, si ponía una cámara, esta no registraba nada. El olor era camuflado y aunque leve, podía percibirlo.
Cada día el mismo proceso se repetía, no podía esconderse porque inmediatamente la búsqueda para localizarle empezaba, si se acercaba a su tienda y ocultaba sus notas en una diferente posición y lugar, sabía que eran leídas, llevó entonces una traumática doble contabilidad, una, la que apuntaba en esas notas y otra, la que guardaba en su mente memorizando datos por pura repetición hasta que se convirtió en una práctica cotidiana.
Revisaba para encontrar una cámara o micrófono hasta que puso bajo control los inventarios de la ciudad para descubrir quienes accedían a esos aparatos, su solución más efectiva era cambiar de tienda hasta acostumbrarse a una clase de vida que su gente no tenía que padecer.
Cuidar de sus alimentos, revisarlos sistemáticamente se volvió parte de esa rutina.
Pocas veces comía con ellos y cuando lo hacía fijaba sus ojos en Mandora, hablaba poco y su expresión facial era inexpresiva y cansada, tal si fuese un jornalero con un mal día.
Limitaba su tiempo y afecto a los cachorros no por su amor hacia ellos, sino por motivos meramente egoístas, era el único momento en que podía descansar sin ser molestado o espiado, una decisión fría para alguien que se estaba acostumbrando a guardar secretos.
Cheetara lo malentendió, pensó que Lion-O no estaba allí gratuitamente, sino como parte de una misión para vigilar a los cachorros en persona, por lo que ella empezó a custodiarlos, cosa a la que era contraria en principio, Aburn y sus elefantes le ayudaron, Panthro y Tygra crearon un ciclo ininterrumpido de guardia en torno a ellos y eso relajó aún más al felino mediando su tiempo para que sus vigilantes no descubrieran que en esos breves momentos aprovechaba para leer la información de la que no podía desprenderse nunca salvo cuando la memorizaba y quemaba en la hoguera.
Dejó de hacerlo cuando Mandora y Cheetara le vieron quemar unos papeles que aplastó con el pie para que incluso la ceniza no fuera recuperable, pronto el lugar se llenó de micrófonos y cámaras, fue desafortunado.
Los Berbils pocas veces aparecían y Lion-O no explicaba el motivo, habrían sido mejores niñeras, reconstruir Avista era una tarea titánica y reparar los daños del último fracaso debía tenerlos completamente absortos.
Lion-O hablaba mucho con Mandora, se empezó a volver el centro de sus actividades, platicas triviales que le arrancaban una sonrisa, Wily Kit especialmente había desarrollado una relación muy cercana a la guardiana, tanto como para reemplazar a Cheetara como modelo de lo que deseaba ser cuando creciera.
Cheetara a menudo guardaba silencio en su presencia, si Mandora entrenaba con la espada, la pequeña gatita usualmente gustaba de retarla, Cheetara sabía perfectamente del arte del combate de contacto, pero Mandora era magistral, les enseñó principios avanzados de defensa a los pequeños, la forma de que debían aprovechar su tamaño, no para combatir a un enemigo por ellos mismos, sino para servir de satélites de apoyo del que defendía o atacaba, algo que demostró su valía peleando contra los lobos.
Tygra quiso probar, uno de sus defectos de carácter era demostrarles a todos lo gran combatiente que era, pero cada vez que lo intentó al igual que Lion-O, fue derrotado, Mandora llevaba el ataque y desbordaba a su enemigo aprovechando a los dos cachorros que interferían con Tygra, quien a pesar de ponerse serio, fue derrotado en cada episodio, más y más en el centro lentamente desplazando el lugar de la clérigo.
“Recuerden mocosos, no importa que tan poderoso es un enemigo, siempre podrán derrotarlo si trabajan unidos, nadie puede ganar una guerra por sí solo.” Aunque Lion-O estaba de acuerdo con la idea, la realidad es que ambos peleaban sus propias batallas por su cuenta. Mandora era vigilada constantemente, a diferencia de Lion-O entendía los secretos del oficio.
“Si te enseño como lo hago Lion-O y soy un topo, me harás más sencillo el trabajo, pero si no, sabrás mis puntos débiles, debes aprender como yo las reglas y crear las tuyas propias por solitario, es el único camino para evitar la mirada de un adversario demasiado avispado.” Ese consejo lo aplicó demasiado bien y Mandora pareció arrepentirse de darlo, pues al negarle sus secretos, él, quien parecía acumular muchos más, era una fuente cerrada.
Lion-O nunca sería tan bueno en buscar verdaderos aliados en una lugar como ese, lo que le trajo problemas para relacionarse, cuando antes era abierto a las personas o eso quería mostrar, estaba tan cansado de esa presión, que una noche sentado en el tronco del campamento de Panthro, se quedó dormido sobre el hombro de Mandora sin proponérselo.
Cheetara prefirió marcharse, para cuando regresó la guardiana seguía despierta, Panthro le había dado una manta con la que los cachorros y Lion-O se cubrían de la intemperie.
Le sonrió de manera retadora y en delante de su hermano le besó en la cabellera pelirroja del chico que únicamente se acurrucó más, para Lion-O la guardiana podía ser una persona ante la que bajaba la guardia, tal si fuese una hermana que nunca tuvo o la clérigo que un día le abandonó.
Se dio cuenta que a pesar de lo doloroso que fue el final de su amistad con Cheetara, era sabio mantenerse alejado, ella tenía muchos problemas de fondo, lo mismo ocurría con Pumyra, Lion-O no conocía absolutamente nada de las dos, cuando supo, una se había enamorado de su hermano, la otra de su peor enemigo, no trataba de repetir el mismo error, así que genuinamente se interesaba en lo que Mandora tuviera que decir, también era importante hacer las preguntas correctas y formar su criterio.
Cheetara lo tomó como una afrenta personal, pues el rostro de Lion-O al lado de la guardiana no era uno lleno de preocupación, sino de paz y relajación, esa era la relación que más le preocupaba, confianza ciega en una extraña.
Lion-O no buscaba una relación amorosa con alguien que le llevaba varios años de experiencia, sino una persona en la cual apoyarse, la clérigo veía lo difícil que se había vuelto Lion-O, o lo difícil que siempre había sido, era un chico aislado desde el principio, sin capacidad para hacer amigos verdaderos en Thundera, fue una suerte que ella llegara tan cerca en ese momento.
Una vez rota esa relación, la distancia se fue incrementando, siendo muy temperamental por dentro, eso fue haciendo de una relación ya sin esa confianza, en un mero trámite de saludos, podría quejarse, pero él no escondía que no deseaba su apoyo.
Pero para él, las cosas demostraron que si no mantenía una compostura homogénea, pondría en peligro esa clase de relaciones, Mandora empezó a ser presionada por el Consejo y la Orden para que influyese más en él y eso creó una tensión entre los dos, pues ella no tenía una manera de ocultar sus frustraciones, se había movido en la sombra mucho tiempo y la confianza no sería plena a ese paso.
Fedora decía que el poder de Mandora era capaz de seducir e influir en otros, que tuviera precaución, cosa que en su situación actual era imposible, pues esos poderes se habían ido, nadie salvo él y esa Scandiacus que apareció en su sueño parecía saberlo, aunque no estaba seguro de que la verdadera Scandiacus fuese tan sabia o conociera absolutamente todo.
Ni Cheetara o Tygra entendían esas presiones del liderazgo, se quejaban asumiendo diferentes actitudes, Cheetara no lograba comprender que a pesar de su mejor esfuerzo, no podía ser su clérigo nuevamente, su relación cordial de compañeros de viaje era a lo más que nunca llegarían, durante el viaje se veía forzado a mantenerse cerca, en Avista en cambio podía separarse lo suficiente para conciliarse con su mala suerte.
Su hermano entendía el trabajo de un clérigo, había asumido una actitud cercana dentro de lo posible desde que iniciaron su relación, esto se fue agriando conforme tenía la oportunidad de detenerse a pensar, tenía otras metas.
“Demonios Tygra, soy tu novia, no tu propiedad, cuando estamos en misión soy un elemento más del equipo” Sus discusiones eran triviales, pasaban por la necesidad de su hermano de dar un paso que ella resistía insistentemente.
Lion-O le dijo que les asignarían la misma tienda si ambos estaban de acuerdo, Tygra dijo que no habría problema, con una visible alegría que a él no le gustó, el enojo de Cheetara no pudo ser peor con los dos. No quería que nadie decidiera por ella que hacer con su cuerpo y las discusiones se hicieron con el tiempo en reyertas.
“¿Si tu cuerpo no le pertenece al rey, ni tu corazón o tu alma por qué insistes en ello?” Lion-O no la retaba, era que no tenía el menor problema en plantearle lo mismo “Deberías enfocarte en Tygra”, su hermano se enojaba por el desaire y ella se enojaba por que no deseaba ser defendida y Lion-O se dio cuenta que tenía su propio jardín de niños.
Ella ya no presumía lo mucho que confiaba en él, esa época había terminado, Lion-O pensaba con esa ira que le guardaba en secreto, no se preocupó por saber quién era él, ni siquiera para decirle lo que sentía por su hermano, solo le dijo palabras bonitas basadas en mentiras y eso nunca lo podría superar debido a que Pumyra creó una profunda herida en su corazón.
Panthro era a quien Lion-O acudía para solucionar esos problemas, Mandora era igual una fuente de disgustos y discusiones para Cheetara, así que trató lentamente de mantener su presencia al mínimo posible o hablaba con ella cuando los demás no estaban, así que su relación mantenía su distancia por necesidad.
Él igual entendía que veía a Cheetara como una posesión que le había sido arrebatada, así que pensó en deshacerse de esa mala actitud brindándole a su hermano el lugar para que pudieran compartir su "amor de pareja".
Les dio las suficientes actividades para que enfocaran su tensión y parecía resultar porque los dos paseaban tomados de la mano o se besaban cuando la oportunidad se presentaba, ella tenía una labia natural para los halagos y eso hacía milagros, Lion-O nunca dejó de sentirse mal por ello, dado que nada podía hacer al respecto, lo mejor era apoyarles para que mejorase su relación, al tiempo que Cheetara por si sola dejaría definitivamente su posición de clérigo para dedicarse a su hermano.
El tiempo pareció darle la razón porque empezaron a dormir en la misma tienda, no preguntaría que hacían allí, ni querría ver la cara de satisfacción de su hermano en el desayuno, prefería obviarse en absoluto.
Cuando adquirió los poderes de Mandora su carácter se fue modificando progresivamente, mientras el de Mandora se hizo más dulce, si bien su relación con Fedora estaba muy rota, conservaban sus lazos y las pichones empezaron a aceptar su nueva faceta abierta y alegre, después de todo era hermosa y su cuerpo a pesar de sus mejores esfuerzos por ocultarlo, era notable como para inquietar a Panthro.
Lion-O había estudiado el papel de la guardiana como aliada, ciertamente él la quería para su grupo, era una buena líder y una valerosa combatiente, lo único que lo impedía, era ese secreto que él conocía que poseía.
No podía culpar completamente a la maldición, pues Mandora claramente era inferior a él en temas políticos y no sabía controlar una ciudad, ni conocía todas las mecánicas. Cuando hubo establecido que no podía confiar en nadie como un acto natural de un político, las cosas se fueron haciendo más fáciles, mucha actuación hasta el punto de creerlo él mismo, iniciar con las bases correctas, planear meticulosamente hasta que la respuesta que necesitaba se presentaba por si sola.
Ya había decidido el futuro de Avista, la ciudad no debía caer manos de sus enemigos, decidió destruir la ciudad y repartir a sus habitantes entre diferente poblaciones, no había otra manera o eso pensó en un inicio.
Fue entonces y solo entonces, que comprendió lo mucho que odiaba ser un rey.
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Nuevas y viejas alianzas
Años atrás
Las tierras entre reinos de Thundera eran dedicados a la caza y la recolección, señores feudales de los reinos reclamaban sus porciones, durante siglos quedaron en su mayoría como tierra neutral a donde las divisiones entre feudos hacían reclamos y guerras territoriales constantes, las invasiones de lagartos de Oriente devastaron gran parte de los bosques que se volvieron páramos solitarios donde la vida salvaje prosperó.
Granjas, castillos, ciudades enteras devoradas por la hierba y enredaderas, árboles de abetos y abedules rojos. Los aliados se volvían enemigos de un día para otros, los enemigos, incluso aquellos históricos, se volvían contra sus aliados de rancio abolengo, era pues Thundera un mundo sumido en la guerra, la “Gran Contracción” separó los reinos aliados y redujo el ancestral reino-estado en apenas una centésima parte de lo que una vez fue, una civilización de contrastes y esplendor militar.
Lion-O prefería no aventurarse muy lejos de su padre, Tygra en cambio saltaba entre las ramas de los árboles hasta decidir por sí mismo acampar en una casona destruida casi irreconocible por el paso de los siglos de abandona.
Nadie reclamaba esas tierras, no faltaban las ganas, es que no había la suficiente gente, no había el coraje del pasado, un mundo defendido por una espada que se empequeñecía como la fuerza de sus portadores, se limitaba a defender el pedazo de tierra que aún poseían.
Poco o nada supieron de sus viejos rivales orillados al desierto, la paz se estableció sin necesidad de un tratado, más por la distancia que por las ganas de paz. Con los siglos de conflictos interminables, las civilizaciones que sobrevivieron fueron aquellas que surgieron en los límites de los desiertos.
Los guerreros perro que devastaron Thundera eran un mito del que los pocos wollos que se detenían en Thundera llegaban a contar, los restos de antiguas ciudades enemigas se partieron en villas y puebluchos sin nombre.
-Las alianzas son parte del quehacer de un político joven príncipe.
-Es por eso que no tenemos ninguna, viejo Jaga. Tygra le respondió fastidiado de dar con sus pies al cielo luego de que usara su bastón de madera.
-Es por eso que Thundera está sola, la importancia de una alianza radica en la sabiduría, elige mal y acabarás en el suelo. Tygra se levantó de un asombroso salto, Jaga golpeó su bastón contra el suelo, movido por esa señal dos mancha oscuras salieron disparadas hacia el tigre que de nuevo mordió el polvo.
-Pedazo de sabandija… te dije que esperaras la señal.
-Lo hice.
-¡Miau!
-Esa no era la señal, por lo menos debiste verlo.
-Es que estaba muy oscuro.
-¡Demonios! Tygra se levantó empujando a su hermano, el príncipe Lion-O y la pequeña mascota de este.
-Lo has visto Lion-O, los aliados pueden fácilmente abandonarte, la carencia de liderazgo, las rencillas y los conflictos que no se ven a simple vista, les convierten en adversarios probables. Jaga no daba una lección a Tygra, sino le mostraba al príncipe Lion-O con ejemplos prácticos el oficio de un gobernante, era cruel usar a su hermano, pero Jaga lo hacía porque sabía que la única manera en que su futuro rey aprendería era experimentándolo.
-Pero Tygra es mi hermano.
-Sí, pero no es tu amigo, un amigo acudiría en tu ayuda sin dudarlo, un hermano es alguien que está aquí por una relación familiar y eso no garantiza una fidelidad completa, en cambio una fuente de rivalidades.
-Tygra no se volvería mi enemigo.
-No estoy hablando de enemigos, sino de alianzas, las alianzas se forman de un beneficio mutuo Lion-O, paciencia y determinación son parte del material con que se forman.
-Incluso si son mis enemigos.
-Las mayores alianzas de la historia se han dado usualmente entre enemigos, si compartes la misma necesidad, un igual fin puede ser dado.
-Tú eres un chico muy complicado coleguita.
-¡Príncipe!
-¡Oiii! Quiero decir, Señor Jaga. El viejo sabio rio con su profunda y ronca voz.
-Decía, lo primero para que se dé una alianza es el respeto mutuo, si no se te respeta, se te ve como alguien débil, si no respetas a tu adversario este no confiará en tí y no puedes aliarte con alguien que te cree demasiado débil o demasiado fuerte porque en ambos casos…
-Ninguno de los dos sería franco, ya me lo has dicho antes.
-Y más importante…
-No habrá traiciones, ya lo sé, hemos hecho esto cientos de veces y veces y veces. Lion-O hizo un puchero, Jaga sonrió negando, esta es la segunda vez que hablaban del tema.
-La confianza príncipe, es la base de una alianza duradera, debe ser una confianza sabia y realista o la alianza no durará eternamente.
-Muy bien, muy bien, ¿ya podemos comer?
-Tu padre seguramente ya habrá cazado algo.
Tygra comía un enorme pescado, intentando imitar a su padre, los soldados se reían, veían que no podía en absoluto, aún así el rey divertido lo animaba.
-Quieres crecer en un santiamén.
-Te lo aseguro padre, me volveré grande y fuerte, desposaré a una linda chica.
-¿Le has hincado el diente a una princesa?
-¿Y si no fuese una princesa?
-Bueno, por ser tú podría permitirlo.
-¿Una clérigo no estaría mal?
-¿Una clérigo? Ja, ja. Qué locuras dices, realmente tienes una gran imaginación hijo, será una tarea titánica, los clérigos son entrenados para servir fielmente al rey, mira a Jaga, sería muy difícil una relación con otra persona.
-Pero madre…
-Tu madre se casó conmigo por una situación excepcional, gracias a que fue refugiada en el templo del clero, no sufrió de las purgas feudales que devastaron Thundera en mi juventud, el linaje real está casi extinto, peor aún, el cortejo fue insufriblemente largo y tú hijo mío careces de esa paciencia.
-Yo soy un príncipe, debería casarme con quien quisiera.
-Ser un príncipe es más que hacer lo que quieras Tygra, Jaga debió enseñarte eso.
-Jaga no sabe nada, prefiero a Grune o Panthro, ellos dos sí saben.
-No voy a negarlo, los generales son increíbles héroes.
-Grune dice que “lo que no se puede ganar, siempre se puede tomar”, pienso robarme a esa chica.
-Ja, ja. Esa es la actitud.
Pero Jaga quien contempló esa escena frunció su cara generalmente paciente.
-Una ambición distendida a menudo tiene consecuencias graves para todos, un buen líder, antes que un héroe en busca de éxito y fama, debe ser capaz de entender lo valioso del sacrificio, de servir a otros, o sirviéndose a sí mismo creará su propia receta para el desastre.
-Por favor Jaga, Grune siempre ha sido peculiar, pero es completamente fiel a Thundera.
-No he insinuado nada su majestad, lo siento si ha creído eso.
-Quizás debiera convertirme en Rey. Jaga miró al chico desafiante.
-Tendrás tu oportunidad hijo mío. Dijo Claudus orgulloso de la actitud de este.
-¡Majestad!
-¡Buff! No me negarás que él ha trabajado duro Jaga, los dos son dignos, sé que pensaba en Lion-O como mi sucesor natural, es mi hijo de sangre, su madre amaba a los dos por igual y se moría de pena de que Tygra no tuviese la oportunidad, hasta hoy ninguno de los dos me ha decepcionado, la espada decidirá quién es el apto para esta misión, es mi oferta final.
-Desde luego majestad… la espada elegirá. Jaga reverenció al rey.
-¿Cuál espada? Dijo Lion-O asombrado.
-La espada que da nombre a la ciudad ¿Qué otra?
-¡¿La espada de los relámpagos… podemos verla?! Tygra esperaba tener en sus manos esa espada, la leyenda de la espada guardada por el clero de su padre.
-Con el tiempo hijos míos verán la espada que ha mantenido a nuestra nación libre, por ahora coman, crezcan sanos y fuertes, un rey débil en Thundera no sobrevivirá demasiado.
-¡Sí señor! Gritaron ambos chicos.
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Dormir en el cálido campo a la intemperie no era algo extraño, los niños de otros miembros de la corte acampaban cerca de las tiendas reales.
-Se acerca el nombramiento su Majestad, no podemos retrasarlo más.
-¿Qué sugieres que haga? Grune tiene el soporte entero de la corte.
-Panthro dado el caso podría aliarse a nosotros majestad, sin embargo… en estos momentos su lealtad está con Grune, Alkemendrix fue expulsado y nuestras fuerzas se redujeron a una mitad, ya ha visto las ideas que está metiendo a su hermano.
-Grune no será general si es lo que te preocupa Jaga.
-Debe hacerse o terminará lamentándolo.
-Tienes algo planeado.
Jaga sacó un pergamino y se lo dio en la mano al Rey.
-¿Crees que lo aceptará?
-No tendrá más remedio, si se opone, mande a Panthro con él, eso lo resolverá.
-¿Y Panthro?
-Es nuestro rey majestad, a veces debe hacer los sacrificios que otros no estarían dispuestos a tomar.
-Me asustas Jaga, de todos los rivales que he tenido, ninguno te hace sombra.
-Yo no soy su rival majestad.
-A veces lo pareces. El rey Claudus guardó el pergamino en su bolsa y se preparó para dormir ante la impávida vigilancia de su clérigo que iba tres pasos por delante de él.
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Interiores de Avista
Tiempo Presente
El ascensor abrió sus puertas y dos guardias le hicieron la reverencia, abordó sumergido en un mar de dudas, uno de los guardias se adelantó groseramente, el otro puso sus garras sobre su trasero.
-¿Pero que demonios?
-¡Shh! Cállate, nos están vigilando.
-¡Eh! Lion-O se sorprendió pues los dos guardias hablaron exactamente al mismo tiempo.
-Soy yo, te dije que nos volveríamos a ver, pero he tenido que adelantar mis planes. No hables, las cámaras pueden leer los labios. Las capuchas de ambos guardias les cubría el rostro completamente.
-La daga blanca ha sido tomada por esa chica llamada Mandora ella quiere de vuelta su poder.
-¿Daga blanca?
-Baja la voz, siento haberme confundido, no soy muy buena en esto de las multi-copias, creí que esa mujer de la Orden era confiable, de otra manera no le habría pedido su ayuda. Debes entender que esto no es tan sencillo, he venido porque necesito que le des el collar que te di a Mandora.
Lion-O pensó en el collar y enseguida supo guiado por el poder de la maldición en donde se encontraba, sorprendido de que Cheetara lo tuviera en su poder.
-Exactamente, ella lo tiene, luego de hacerlo el Consejo va a entregar a Tygra, sé que no lo permitirás, así que me haré cargo, dile al señor Soul que hable en la próxima media hora al campamento de los tigres, la frecuencia es 333.2, no están los guardias habituales, será un chico muy joven, haz que les diga que confirme la orden y al sujeto que desean, seguramente cambiará de idea y modificará el trato, luego manda a la frecuencia del consejo la palabra clave “hora definida para la inspección” puedes decidir el lugar si eso conviene a tus intereses.
Lion-O se agachó como intentando recoger algo.
-¿Quién rayos eres tú?
-He dicho que no hables fuerte, si tanto insistes. Una semilla cayó al suelo rodando hacia delante de la que germinó una pequeña hoja y se fue convirtiendo en una rosa, Lion-O pensó “¡Eres tú!”.
-Sí, yo te he dado la flor contra el veneno, Orla te ha entregado los datos a petición mía, fui yo quien envió a Mandora a rescatar a Wily Kit y he sido muchas otras personas que en este tiempo te han ayudado. Lion-O recordó en la habilidad de Mumm-Ra para cambiar de forma.
-Así que tú le ordenaste a Mandora dispararme, te hiciste pasar por mi. Él alzó la voz.
-Ah, no, bueno, si, pero, ah, es que creí que era mejor si eliminaba a esa traidora de Pumyra, no esperaba a que te lanzaras a su rescate. Lion-O se arrepintió de las palabras crueles que le había dicho a Mandora, finalmente supo que aunque Mandora dio la orden, la confirmación de la misma era por la voz de Lion-O, así que ella desde un inicio decía la verdad.
“¿Por qué debería confiar en ti si haces esa clase de cosas?”
-No… quiero ser insolente majestad, pongámoslo así, no tienes opción, aunque me conoces, soy aquella chica que esa felina endemoniada mató, bueno, a una de mis copias.
“¿Copias? Quieres decir… ¿Qué estás viva? ¿Ese anciano también?” Eso significaba que Pumyra no ha matado a nadie, a ningun felino de Thundera.
-Sí, eso creo… aunque una de mis semillas se dañó, una historia larga, no me encuentro físicamente aquí. No preguntes, lo que quiero es que antes de irte tomes de la botellita que te he puesto en la bolsa de viaje. Si vas a destruir la ciudad debe ser en ese momento, los lobos iniciarán primero su ataque pensando que despegarán, eso arruinará los planes de Mumm-Ra, tendrás muy poco tiempo, si los lagartos llegan antes de que eso suceda, tus planes se arruinarán, peor aún si Mumm-Ra aparece.
“Estas muy enterada.”
-Ey, no demerites mi trabajo, he hecho mucho por ti y lo seguiré haciendo aún cuando te separes de ellos… lo importante aquí es que Mandora tiene razón majestad, ese poder debe de irse junto al que Jaga te injertó, yo pienso que hay más de un “camino” para que cumplas con tu destino, el camino elegido por Jaga es mediante la trampa y eso no es bueno, debes buscar la verdad por ti mismo, encuentra la manera de dominar las artes de la espada, encuentra el valor y la confianza que has perdido por tus descuidos.
“¿Fedora?” Lion-O recordó a la parlanchina ave que le contaba de su vida en los Dojos de los Hachiman donde aprendió sus técnicas de la espada.
-Sería bueno empezar por allí, sobre lo que te dije de ella, olvídalo, me he equivocado totalmente, las apariencias engañan en más de un sentido. Una vez que Mandora tenga el collar, seguramente podrá guiarles a la última piedra, pero debes hacer antes una cosa.
“¿Qué cosa?”
-Debes dejar que lleve a cabo su plan, no debes ir con ellos.
“¿Y qué sugieres?”
-La daga blanca sacará todo lo que fue metido en ti, sin embargo, si la sangre oscura del frasquito sigue en contacto con el mundo exterior, podrías convertirte en uno de los esclavos del golem.
“Sugieres que me encierre”
-Dobla la tapa de la bolsa mágica eso hará el efecto.
“¿Y como se supone que escaparé?”
-Soul podría ayudarte, mis conocimientos en esa área son escasos, si hay una forma de limpiarte completamente de esa oscuridad es mediante ese sitio.
“Temía que fuera algo como eso”
El ascensor se abrió dejando a la vista el cuarto de controles donde los necromecas guardaban el acceso retirándose al verlo llegar.
Apareció Flicker revoloteando en la oscuridad iluminando el camino.
-Hace mucho que no visitas mi humilde hogar, dijo Soul, Lion-O contempló la marea de necromecas asidos de las paredes y pisos, junto a los berbils completamente en silencio, sin temor y con seguridad se dirigió al inorgánico ser.
-¿Está todo listo?
-Lo está, espero que tengas un buen plan porque tanta gente se notará en seguida.
-Aunque no quisiera decirlo, sí, lo tengo.
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En el campamento
Familias enteras parecían desvanecerse en el aire, algunos vieron unas patas instantes antes de desaparecer, el grueso de la gente celebraba, el ritmo de desapariciones no se detuvo, nadie preguntó nada, uno o dos necromecas que de noche daban un susto de muerte caminaban de forma graciosa, sacando risas a los transeúntes y guardias que no tenían reparo en dejarles pasar.
Alguien pensó que era un grupo numeroso, aunque al acercarse no había más que un par.
Otro escuchó las voces de personas al interior de la tienda y al revisar cuando notó un cambio en el tono de su conversación que se convirtió en un pedido de socorro, no encontró a nadie.
Una cosa más inquietante es que si alguien veía con detenimiento el conjunto de personas, este había disminuido, el consejo y los guardias estaban ausentes, reunidos en las carpas del Consejo de Avista.
Los curiosos Berbils aparecieron para entregar holopantallas a la muchedumbre con un contador regresivo, no era todo, un regalo de su parte, les mostraron que era una especie de bolsa para la espalda con cosas dentro, uno a uno se las fueron colocando.
Y haciéndose bola rodaron al interior de la carpa de reparaciones de la nave Concordia, los guardias vieron ese inusual movimiento y lo reportaron al consejo, los elefantes no estaban presentes salvo Aburn, quien jugaba con los niños.
Cuando un guardia miró al interior de la carpa un necromeca salió caminando indicando que alguien estaba allí, Tygra salió para ver al desafortunado guardia que se alejó volando.
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El origen de las cosas
Planear un escape tiene muchas variables y Cheetara se había vuelto nuevamente el origen de sus problemas, al haber retado a Mandora, únicamente logró molestarla tanto como para echar a andar su propio plan, uno mucho peor y con mayores repercusiones que cualquier cosa que pudiera imaginar.
A él le costó mucho tiempo averiguarlo, pero las pistas estaban en uno y otro lado, si con Pumyra pudo dejarlas pasar, con Mandora las cosas eran distintas.
Scandiacus le dijo que Mandora fue encontrada dormida en animación suspendida en una especie de nave espacial y había sido recogida por Avista hacía casi mil años atrás, Mandora transmitió un mensaje de ayuda codificado especialmente para que únicamente Avista lo recibiera, ella tenía desde un principio ese objetivo.
Lion-O comprendió que era imposible que ella supiera eso, muchos de sus conocimientos tenían más que ver con el futuro que con el pasado y los pedazos de información le daban una idea más clara.
Si el Tercer Planeta era una prisión, no únicamente evitaba a los reclusos salir, sino también comunicarse, debía haber algo muy peligroso en ese mundo que valiera tal despliegue de tecnología, ciencia o hechicería, posiblemente la mezcla de los tres.
Supuso entonces que Mandora no solo no pertenecía al Tercer Planeta, había venido del futuro, de un futuro donde el efecto de prisión del planeta había desaparecido. Soul Sever le dijo que la única manera de romper ese efecto era destruyendo el planeta, así que el origen de Mandora le llevaba a un terrible final para su mundo.
Una cosa inquietaba a Lion-O más que nada, y es que comparando a los habitantes originales del Tercer Planeta con los llegados de las estrellas, todos tenían un patrón, se relacionaban con la guerra.
“Berbils llegar cerca de diez años y establecerse en uno de los valles del Tercer Planeta. Reciclar nuestra nave de escape, construir pueblo con restos.” Ro-Bear-Bill le respondió.
Cuando Lion-O les preguntó cual era el papel que desempeñaban en su mundo ellos respondieron con una terrible verdad.
“Parte del sistema de reparación de una nave de combate.”
¿Y si de eso se trataba? Un planeta trampa que se encargaba de limpiar el universo de la amenaza de la guerra interestelar, Soul Server le dijo que aunque era probable, su nave era una nave espacial de exploración y no de combate, pensó en Mumm-Ra, muy posiblemente la maldad era el detonador, nuevamente había fallas en la idea, los Berbils y Soul Server no eran malignos, se convirtieron o dejaron de serlo.
Mandora parecía la clave principal, eligió venir a este planeta por propia voluntad, si venía de un futuro distante, su plan no tenía en consideración a Mumm-Ra, como si fuese el gran ausente de una historia que tenía hoyos, tal vez no sabía quién era el responsable de la desaparición del mundo de Lion-O, pero sabía la forma de lograrlo, ella tenía un conflicto de consciencia y moral.
Necesitaba un objeto de este mundo que podía evitar su futuro, salvar a su propia gente sin importar el costo, si había entrado, también sabía cómo salir o cuando, para eso último únicamente debía esperar que la destrucción del planeta sucediera.
“Ella ha mandado un mensaje encriptado Lion-O, posiblemente a los lagartos, es un código que requiere una clave.” Soul Sever le reveló, quizás estaba negociando o peor aún, había enviado el mensaje esperando que Soul Sever lo recogiera, que Lion-O supiera que no había marcha atrás.
Razonó “¿Quien sería la otra persona que desearía destruir el mundo?” La respuesta no cambiaba “Mumm-Ra.”
La guardiana se dio cuenta de que él había adquirido lo que ella definió como su
maldición del deber, no únicamente eso, había absorbido los conocimientos de Mandora y ahora los quería de vuelta, dado que no podía usar la información de la ciudad, al absorber parte de las habilidades de Lion-O, igualmente absorbería la habilidad sobre el Libro de los Augurios y tendría acceso a sus conocimientos, no sabía que el libro no funcionaba, que había una poderosa interferencia, debía lograr que cambiase de opinión, aunque sería difícil mientras él mismo fuese incapaz de confiar en ninguna mujer debido a sus propios resentimientos.
Lo supo cuando intentó besarla, la sensación que le brindo la visión de sus ojos, era de repulsión, de miedo y frustración, ella lo notó y entendió que no podría haber ninguna relación de confianza entre los dos, posiblemente Cheetara no fuera lo que la obligara a tomar ese camino precipitado, sino su propia decisión de no confiar en nadie.
Seguramente Mandora se vio forzada más por la imposibilidad de acceder a la información de Avista que a un deseo altruista de unirse a Lion-O y su causa, “se había rendido” era lo que había dicho, no solamente a estar con la Orden, sino a lo que le había llevado al Tercer Planeta en primer lugar.
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Dentro de la nave Concordia
Al encender los generadores de energía daba la impresión de que la ciudad estaba terminada, de que podían remontar el vuelo, no lograrían despegar del suelo, Mumm-Ra no les permitiría partir si no era para recuperar la última piedra.
Cheetara tenía profundas heridas en su piel, los cachorros estaba a su lado junto a Tygra, planeaban llevarla al hospital, aunque Cheetara estaba más preocupada por el regreso de Lion-O, así que se ocupó en vendarse. La gente celebraba con mucha intensidad, cohetes de colores inundaron el cielo.
-¿Dónde rayos estabas? Esa amiga tuya ha lastimado a Cheetara.
-
Ella no es mi amiga, nunca lo fue, dijo Lion-O de una manera tan inexpresiva que los presentes se sorprendieron.
-¿Qué quieres decir? Cheetara le sostuvo la mano. Lion-O negó con la cabeza y se apartó.
“No parece muy paciente ese tigre, ¿recuerdas a Tygus? Era un cabeza dura, nos vendió tantas veces a Mumm-Ra que cuando la victoria llegó el impacto para él y los suyos fue mortal, debiste matarlo, todavía me sorprenden tus celosos infantiles.” Panthera sentada al lado de Cheetara solo era visible para sus sentidos.
Una poderosa explosión cerca de ellos cimbró la nave con miles de luces multicolores.
-Esos idiotas parece que quieren invitar a los lagartos a comer, Tygra se quejó. Lion-O se mantuvo en silencio pensativo, buscó entra las cajas del compartimento, sacando un paquete que le dio uno a cada uno de los cachorros, Aburn recibió igualmente uno y luego una caja para que la repartiese entre sus soldados.
“No puedo creer lo estúpido que es, a ti no te sorprende Leo. Siempre fuiste más inteligente que el resto, pero eras un macho, en estos momentos ellos se preparan para venir, ya están recibiendo instrucciones.” La gran felina se incorporó y miró por la escotilla.
-¡Hmp! Los estaba guardando para cuando llegásemos a la villa de los elefantes, qué remedio, solo no te los comas de una pasada. Encárgate del resto y repártelos a los demás Aburn.
-Gracias, debo hacer dieta, a ellos seguro les encantará. El elefante dio pesados pasos y salió al exterior.
Los cachorros abrieron sus paquetes y vieron que eran dulces secos.
-Esta vez no son tóxicos, Ponzi los consiguió, quería dárselos como regalo de cumpleaños, aunque pienso que por otro lado si hay un momento perfecto para dárselos es este.
-¿Querías? Cheetara masculló.
Wily Kit, ni Wily Kat le agradecieron el regalo, su rostro era atípico en él, desagradables recuerdos recorrieron sus jóvenes mentes, era una expresión de completa aflicción y angustia, cubierta de una falsa entereza, tal si fuese su madre ofreciéndoles la comida que ella no podía llevarse a la boca.
Se sentó cerca de Cheetara que estaba recostada en unos de los asientos pegados a uno de los costados del Concordia, Snarf salió de algún lugar por debajo y al notarlo se acurrucó a sus pies.
Sacó unas vendas y un frasco de su bolsa, hizo que ella abriera su boca, Tygra le puso la mano pero Lion-O no se quejó.
-Abre la boca. Ignorando a su hermano hizo que Cheetara abriera su boca.
Con un palillo capturó su saliva y luego mezcló con el líquido dentro del envase blanco y suave que adquirió lentamente un color café crema.
“¿Qué te ha dicho?” Pensaba Cheetara refiriéndose a Mandora “Esa ciudad ya está reparada ¿Cuándo vamos a irnos?” pensó su hermano, “te sientes bien leoncito mio” suspiró la niña “Aburn está engordado que no tienes idea” el pequeño vio al elefante por la ventana devorando un tarro de insectos en conserva, “Miau” Snarf rascó el fleco de su pantaloncillo, pensamientos que se filtraban a su mente.
“Tu mente se esta abriendo, debes apresurarte, una vez que pierdas el control no habrá vuelta atrás.” Panthera cruzó sus brazos, mirando de cerca la manera en que de reojo miraba al rostro de la clérigo.
Lion-O se dio cuenta que había cambiado mucho al hacer todo solo, había sufrido y se había llenado de malas experiencias, eso parecía congelar en el tiempo a sus acompañantes que parecían no haber cambiado esos meses, ni ganado experiencia, había actuado como una esponja, manteniendo la inocencia que parecía no querer irse de sus mentes, no habían tocado fondo, él hace mucho que lo había hecho, había perdido la inspiración y sus motivos se diluían como sus sueños.
Si no podía creer en sus emociones, ni en sus sentidos, debía usar su criterio.
La tensión entre Tygra y Cheetara se podía palpar en el ambiente, los celos se disparaban a pesar de que no había nada que decirse, nunca existió una relación verdadera, era triste que la única atadura entre ellos fuese un trabajo que dejó de lado, una muletilla que persistía porque ninguno de los dos pudo abordar el tema, él solo pensaba en una cosa, la oportunidad era la perfecta, pero tenía mucho miedo de cortar ese lazo.
“Es momento de que la dejes ir Leo, sabes bien que sus caminos no se cruzaran.”
-¿Quieres callarte? Lion-O dijo en voz alta.
-¡¿Quéee?! Cheetara respondió.
-¿Ah? Nada, es que estaba pensando en voz alta. No te preocupes, je, je.
Las heridas de Cheetara se fueron cerrando misteriosamente rápido, el rojo de las heridas de su combate con Mandora, adquirieron un tono natural.
-¿Es magia?
-No lo creo, en el hospital me aplicaron lo mismo, dicen que mediante la saliva al mezclarse con esta sustancia se convierte en un reparador de la piel y músculos, tardé unos días pero mi espalda está sin rastro de marcas, estas heridas parecen ser superficiales.
-Tecnología. Cheetara sonrió con su magnífica expresión que arrancó un pequeño gesto dulce.
-Es posible.
“Por favor, váyanse a un hotel” Panthera se expresó con disgusto.
Pasó su mano por su cabellera recién cortada por Mandora, cerró los ojos hasta solamente escuchar el ruido de su propia respiración.
-Puedo hacerlo yo. Dijo su hermano cuando el chico se quedó largo rato tomado de la mano de la clérigo, regresando a la realidad.
-¿Eh? Oh, sí, lo siento.
“Esa clérigo piensa matarte Leo, te encerrará en esa dimensión, espera que caigas en su trampa y la guardiana no le importa si mueres o vives, quiere sus poderes de regreso, así tendrá acceso al libro de los augurios.”
Lion-O se giró y nuevamente ante él pudo ver a esa alta pantera, novia de Leo.
“No soy Leo.” Pensó con enojo.
“Por fin tiene la daga blanca entre sus manos, ¿recuerdas las dagas negras? Cree la blanca para detenerte, quien diría que aquí la guardaban”
“¿Detenerme?” Panthera caminó hacia él, hasta abrazarle con sus largos y seguros brazos.
“Tú y tu adorada tecnología, te dije que no lo hicieras, fuiste un tonto, a pesar de mi amor lo arruinaste, ellos vendrán a por él, pero tu tendrás que sacrificarte, esas dos fuerzas combinadas te freirán el cerebro, pero seguro que ya lo sabes” Panthera recostó su rostro sobre la espalda de Lion-O que suspiró, desviando el rostro cuando Tygra y Cheetara lo miraron.
“Esa pequeña clérigo mentirosa, te aparta de ellos y deja que ese hermano postizo tuyo te reemplace, total, cuando Mumm-Ra use la daga ustedes dos tendrán el mismo fin, eso no te importa tampoco.”
“¿Qué quieres, quien eres tú?” Cheetara movió su oído mientras Tygra perdía el tiempo en una conversación sin apenas sentido.
“La persona que más ha confiado en tí, la persona a la que mataste por tu locura.”
“Eso no es cierto, Panthera, yo no soy él, yo jamás…” Ella acercó el rostro para besarle.
¡Crash! Un fuerte ruido atrajo la atención de Lion-O, Cheetara con sus ojos fijos en él, se levantó de súbito, tirando los objetos de una caja médica con medicinas puesta en el respaldo del asiento.
-Creo que ya me siento mejor. Dijo apresuradamente.
-¿Sí? Pero si el tobillo… mh, mh, ¿hmm hm? Tygra intentó hablar pero la mano de Cheetara le cubrió la boca, sentándose de inmediato miró a otro lado.
“¿Piensas que puede verme? No sé si eso me importa Leo, te he estado esperando por estos campos aguardando tu llegada, desde que me convocaste con la espada y vi la señal, salí de mi letargo de miles de años, te reconocí desde la primera vez que pusiste los ojos en nuestra ciudad, ¿recuerdas nuestra ciudad?, iba a ser nuestro sueño hecho realidad, todo se arruinó.”
“Pero pensé que tú y Leo habían sido felices después de la derrota de Mumm-Ra” Panthera le observó con sus ojos avellanados descansando su cara suave y tersa sobre sus piernas.
“Esa clérigo llamada Keos quiere extraer toda esa energía que llevas dentro de ti y para eso necesita que tomes ese veneno que te dio, así parecerá que la daga no ha funcionado en ti y disfrazará el poder con maldad, pero tiene sus riesgos”
“¿Qué quieres que haga?”
“Hay un lugar en este mundo donde descansa una antigua espada, una espada que podría ser responsable del fin o la salvación de nuestro mundo Leo, tienes que evitar que la guardiana la posea, antes debes de deshacerte de la energía prohibida que yace en tu cuerpo.”
“La maldición de Mandora ¿A eso te refieres?” Cheetara puso sus dedos sobre la boca de Tygra, atentamente seguía el movimiento de lo ojos de Lion-O.
-Ay, eso dolió, dijo a Tygra que aplicó con mucha rudeza la pomada sobre su tobillo.
“No, esa energía fue puesta en ti desde niño, nadie sabe que la maldición de la guardiana está dentro de ti, ella aprovechará el momento para recuperar su poder, envíala a por las piedras, usa ese collar, con el poder de sus ojos podrá ver las torres, se suponía que era para ti, pero al perder la energía igual perderás tu dominio sobre la espada”
“¿Eso no sería peligroso?”
“Es momento de que te prepares, necesitan seguir su propio rumbo, aprender el sentido de su lucha y lo difícil que será, no lo arruines esta vez o no te perdonaré jamás Leo, devuelve la espada, restaura el balance, si la Señora del lago se queda con esa espada solo un verdadero rey, noble de corazón podrá reclamarla y eso es improbable.”
“¿Por qué yo?”
“Tú fuiste responsable, sí, comprendo perfectamente que la espada de los augurios contaminó tu mente, si no hubiéramos detenido a Tygus, ese monstruo de Mumm-Ra se hubiera hecho con un nuevo huésped, como sea, eres responsable por la decisión, debimos deshacernos de las espadas cuando podíamos, querías tener su poder y por eso ese lagarto se hizo con la espada de la Señora del Lago, ahora estas tan asustado de ser lastimado que no puedes tomar decisiones difíciles y tienes miedo de empuñar tu propia espada.”
“¿Cómo puedo saber qué no eres un producto de mi imaginación?”
“No harías esa pregunta de otra manera, me puedes ver porque la maldición de Mandora y la magia de ese clérigo es una fuerza incontrolable que emana de ti rompiendo el espacio y el tiempo, superando toda barrera espiritual y mágica, la espada de los Augurios resuena en ti, debe ser detenida o se tornará maligna.”
“¿Acaso moriré?” Puso un gesto deprimido, Panthera le alzó el rostro.
“Eso ni yo puedo saberlo, deprisa querido Leo, ellos llegaran pronto.” Panthera se colocó su caperuza blanca y caminó hacia el exterior de la nave.
“¿Esto realmente es venenoso?” Lion-O mostró el frasco. Cheetara observó una sustancia negra de la que emanaba un aura que parecía devorar la luz.
“Es sangre maldita, la sangre maldita de un padre que condenó a su hijo, ya te lo he dicho, les hará pensar que no ha funcionado en ti, así podrán destruir al golem si usan la daga para recargarla, pero creo que eso será difícil en este momento, rezo porque esta vez decidas lo correcto o este mundo estará perdido sin remedio.”
-Yo también. Lion-O dijo en voz alta, bajó la cara, pero al alzarla de nuevo ella se había ido, luego de unos minutos pensando su hermano se giró.
-¿Te estás volviendo loco? Su hermano preguntó, caminó por el largo pasillo del Concordia de un lado a otro meditabundo, luego se metió en la cabina y se encerró por unos minutos, pasado ese tiempo, salió y se sentó a esperar.
Cheetara guardaba la espada, él no tenía ninguna intención de reclamarla, por el radio de la cabina se comunicó con Soul Server y lo puso al tanto de lo que sucedía. Él le dijo que se había apoderado de la frecuencia del consejo y pidió confirmar la entrega del paquete, quien respondió, regresó el mensaje al consejo cambiando el trato, era la voz de alguien muy joven y así dio comienzo.
Le quedaba poco tiempo, el frasco que esa extraña le dio era una clase de veneno, debía tomarlo antes de ir a su cita con el destino.
Se preparó a consciencia, estaba seguro de su decisión a pesar de la desconfianza y sus odios personales era su deber después de todo, no podía culpar a una chica por no cumplir su papel, así como no podía evitar mantenerse en el cumplimiento de su propia tarea, su hermano estaba enojado con su secretismo.
-¿Vas a decirnos de que se trata esta vez o vas a guardarlo como siempre haces? Esperaba una pregunta como “¿No le dirás lo que pasó entre Pumyra y yo?”. Cheetara seguía sin decirle una palabra, como Wily Kit y Wily Kat que salieron a ver los fuegos artificiales que pintaban de colores el cielo.
-Ellos quieren un trato.
-¿Un trato? ¿Quiénes son ellos? Preguntó por fin Cheetara.
-Mumm-Ra.
-¿Qué? Un trato con ese monstruo. ¿A cambio de qué?
-Dejar la ciudad en paz, dejar que la ciudad de vaya. Cheetara que se aplicó por su cuenta la pomada que Lion-O usó para curarle las heridas.
-¿Y qué te piden? ¿No pensarás darle la espada? Su hermano interesado esperaba darle lo que pidiera, salvo la espada de los Augurios con tal de que se marchasen.
-Desde luego que no, es algo con menos valor y que podemos entregar. Lion-O hizo una mueca como si estuviese a punto de estallar en carcajadas.
-¿Y, qué es? Lion-O parecía a punto de reírse pero su sonrisa era una mezcla de emociones.
-Te quieren a cambio.
-¡¿Quéee?! Cheetara se levantó.
-¡Y tú dijiste que no por su puesto! Ella dijo con mucha seriedad, pero se sorprendió al ver que Lion-O no le respondió.
-¿Estás loco? Tú no harás eso. Ella agarró del hombro a su novio, la actitud de Lion-O no cambió pero su rostro se tornó frió.
-En serio hermano, pasar tanto tiempo con esa bruja te ha afectado.
-Iras porque así lo deseo.
-¡No! Cheetara habló con enojo y jaló aún más a Tygra.
-Eso no lo decides tú.
-Tampoco tú, arrojaste la espada como si de una basura se tratase, tú no eres un rey, eres un idiota berrinchudo. Lion-O escuchó pacientemente el discurso de la clérigo que enumeraba sus defectos como líder.
-¿Entonces Tygra? Seguirás la orden de tu rey o de este intento de Clérigo. Lion-O presionó aún más.
-Él no hará nada, si tanto deseas entregar a alguien ve tu mismo, con su enojo Cheetara sacó el collar de su bolsa que le había quitado mientras estaba en el hospital de Avista y se lo arrojó al suelo.
-¡Toma, te devuelvo tu collar! No merece el tiempo que invertí en buscarlo.
Lion-O no se enojó, en cambio sonrió, no sabía la manera de obtenerlo de vuelta, únicamente tenía que confiar en lo que suponía era la verdadera naturaleza de Cheetara, ella nunca llegaría hasta el final por él, aunque la realidad es que la clérigo estaba frustrada por sus desplantes.
-Este, es un peso que ya no tendrás que cargar Cheetara. Dijo con paciencia guardando el collar en uno de sus bolsillos.
Sabía que esa gente no estaba lista para sacrificarse a sí misma, le acompañaban llenos de palabras vacías que se venían abajo como la cambiante marea de sus actitudes, desde luego habló completamente en broma, jamás entregaría a su hermano a Mumm-Ra, se frotó los ojos y miró por la escotilla.
La clérigo estaba completamente fuera de foco. Estaba tan cegada por sus sentimientos, que fue fácilmente manipulable por unas cuantas palabras del chico, tardo en entenderlo, su expresión reflejada en el cristal la acompañó hasta que se sentó en el asiento, sin que su novio supiera que había pasado.
-Mumm-Ra tiene razón, los sentimientos por otros nos hacen débiles y yo ya no seré débil nunca más. O quizás una última vez.
-¿Qué es eso? Cheetara se levantó y miró como Lion-O tragaba el contenido de ese frasco.
Ella avanzó. Esa sustancia negra inmediatamente tuvo un efecto en su organismo, el frasco cayó al suelo y recargándose sobre la pared tuvo un escozor que se volvió en una sensación de ahogamiento, la escena fue tan fuerte que Tygra y Cheetara fueron en su ayuda.
-¡No! Gritó.
Cheetara trató de alcanzar el frasco que emanaba un olor terrible, pero Lion-O lo evitó.
-No ha sido tan malo como pensé. ¡Ugh! El blanco de sus ojos se tornó rojo.
-¡¿Qué has tomado?!
Uno de sus ojos comenzó a ponerse de color oscuro mientras se convulsionaba hasta que se fue relajando, sabía que era un veneno por el entumecimiento de las extremidades y el dolor de los nervios de sus extremidades.
Empujó a los dos para que se apartaran y comenzó a sangrar de la nariz con un tono oscuro hasta que lentamente su cuerpo regresó a la normalidad.
-¡Estas demente!
-Ya vienen, ustedes, ya que son una pareja dedicada irán.
-Hablas en serio.
-Completamente.
-¿Y si nos negamos?
-Hermano, tu no comprendes nada, si usas tu invisibilidad te verán con sus lentes térmicos, si tratas de luchar estarán listos para controlarles a todos y cada uno de ustedes, se han preparado para ello a consciencia.
-¿Por qué haces esto?
-Porque soy el rey y porque quiero.
-Si esto es verdad, jamás te lo perdonaré, me escuchas. Cheetara dijo casi llorando sin entender completamente porque decía esas palabras, cuando pensó que los estaba manipulando, creyendo que no iba en serio.
-Qué novedad, no te preocupes, ya he escuchado eso antes, lo prefiero a tus huecas palabras de apoyo, como tu sentido del deber, eres una vergüenza para Jaga y los clérigos, no sé cómo demonios dejó a alguien tan deficiente como tú entrar a ser clérigo, me avergüenzo de haberte conocido. Cheetara se quedó en silencio con una mueca.
-No le hables así. Tygra lo jaló del cuello de la camisa.
-Y tú no eres mejor, solo pensando en tu propia seguridad, en ganar siempre, eres igual de fanfarrón que ella, madura, no siempre ganamos, ni obtenemos lo que queremos, puedo hacer lo que me venga en gana, sigo siendo aún el rey, no necesito que una mediocre clérigo me de permiso, son tal para cual, pero por favor, no me bajen a su condición.
El tigre no podía creer lo que Lion-O hacía y decía, Lion-O en cambio se cuidaba de mirar hacia arriba, ocultaba sus gestos de las cámaras que suponía estaban en ese lugar.
Lion-O le quitó el guante con la espada de los augurios a la clérigo que no se interpuso. Lo metió en una bolsa que tenía una cinta con varias tapas circulares asidas a lo largo de esta, rompió una de ellas y la espada desapareció sorprendiendo a la pareja de felinos, tomó a Cheetara del brazo apartando a su hermano y se metió con ella en el compartimiento vació donde estaban las cajas que él sacó para darle una a Aburn, abrió la bolsa de la espalda de Cheetara guardando dentro la cinta.
-Vamos, ellos van a revisarlos, no dejen que encuentren la espada, guárdenla con su vida. Cuando llegue el momento indicado escapen, me reuniré con ustedes lo más pronto posible.
-¿Después de todo lo que nos has dicho? Ella se quejó.
-Madura, esto "no" es un juego. Fue la última frase que le dijo antes de salir, Tygra le preguntó qué pasaba, ella se encogió de brazos.
Snarf corrió al lugar donde un brazo metálico le hizo una señal para que se acercase.
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En el campamento de Avista
Era un contingente de un centenar de guardias, Horus y dos consejeros más daban instrucciones.
-Señor Lion-O, si usted quiere nosotros podríamos…
-No amigo, cumple con tu deber. Murmuró Lion-O, el guardia era de los pocos hombres cuervo que sobrevivieron al ataque de Mumm-Ra, con su lanza en alto, le puso las esposas en las manos.
-¿Por qué hacen esto, creí que querían a mi hermano? Lion-O fingió como si estuviese sorprendido.
-Me temo que el trato ha cambiado majestad.
-Cómo pueden, esto es una traición, uno de los guardias le dio un golpe en el estómago, Tygra y Cheetara fueron contenidos y separados de Wily Kit y Wily Kat, Cheetara por un momento observó un gesto burlón de Lion-O, estaba actuando.
-Cállate gato cobarde, nadie necesita de un estúpido gato como tú, cuando Vultaire vuelva, tendremos la ciudad en nuestras manos nuevamente.
-¿Es eso lo que quieren? ¿Horus, eso es lo que quieres? Mira la ciudad, mira lo que hemos logrado todos juntos, quieres tirarlo todo por la borda.
Uno de los consejeros le lanzó tierra con su pata.
-Inculto gato, el Prefecto Horus no te necesita, hemos logrado esto nosotros solos, Además nos mentiste, Mumm-Ra no dejará que nos vayamos, nos derribará apenas despeguemos, por eso no querías hacerlo, lo sabias y lo ocultaste, no tenías intención de despegar.
-Ustedes son unos corruptos, les ofrecí un camino y lo rechazaron.
-No queremos un rey, somos una sociedad pura, no necesitamos de ti, solo la espada.
-Pues va a ser difícil porque yo no la tengo.
-Ya la encontraremos por nuestra cuenta, por ahora tienes una cita con Vultaire, no pensarás que te dejaremos el Concordia, esos berbils nos serán útiles, tú no sabrías que hacer con ellos.
-Lleven a los demás gatos y ese elefante a la prisión, seremos piadosos con ellos, ahora que saben la bajeza con la que su rey se comporta, no querrán alzar un dedo para salvarlo. ¿Dónde están los demás elefantes? Tú eres su líder, responde.
Aburn hizo un gesto tratando de recordar y luego de unos minutos.
-Lo he olvidado, no esperen, hmm, sí, si me llevan a la primera planta puede que me acuerde, aunque puede que no, es tan confuso.
-Por todos los cielos, los elefantes son unos idiotas, si no fuera por su fama, te irías prisión con los demás. ¡Guardias, vayan con él, que les indique donde se encuentran los otros!
-¡Sí señor!
-¡Lion-O! Gritó Wily Kit mientras él era arrastrado encadenado de las manos. El felino la regresó a ver guiñándole el ojo para luego hacer gestos derrotistas y quejándose como un loco haciendo un enorme berrinche.
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El sabor de la Derrota
Cheetara era naturalmente veloz, naturalmente segura de sí misma, completamente entregada a su deber, o al menos así lo pensaba, era la primera vez que veía llorar a Lion-O, cuando sintió sus pasos se alejó de allí, lo que fuese que sintiese no tenía intención de hablarle para confiárselo, cada vez era más seria la distancia entre los dos.
No era enojo únicamente, parecía que desconfiase de todo gesto amable que ella le brindase, fruncía el ceño y se alejaba, “Jaga decía que…, Jaga contaba…, Jaga esto , Jaga aquello”, “Hmm… Jaga decía muchas cosas” dijo ironizando “¿Es que dices todo lo que piensas?”, “genial”, “aja”, “hm”, ”mehh”, “…” silencio parecía ser su aproximación más constante, no quería ser grosero, a la larga no tenía el menor inconveniente en que ella hiciera lo que quisiera.
Ella era una mujer, tenía sus momentos de ira, pero él no se ocupaba de tratarlos “¿Está embarazada o en sus días?” Lion-O le preguntó a Tygra sin el menor tacto “No voy a preguntárselo” respondía su hermano, quien no cejaba en su intento de meterla en su cama cada noche.
Pero la constancia tiene sus recompensas y un día el pareció abrirse a ella en busca por apoyo, no le soltó de la mano y cuando lloró en aquellos laberínticos pasillos de la ciudad muerta se restableció ese enlace, un nueva confianza que floreció en un momento de debilidad se fue al fondo de un precipicio muy hondo, casi tres meses después supo la razón cuando encontró el collar que Lion-O le había regalado asido a su cuello, lo descubrió al quitarle la camisa cuando fue herido por los cañones de Avista, que por órdenes de Mandora fueron disparados sobre Pumyra, no podía ponérselo por miedo a la reacción de ambos chicos, pero sobre todo temía discutirlo con su rey.
Lion-O pasaba largas horas en el Consejo y muy de noche regresaba, dormía apenas lo necesario, cada día su rostro cambiaba, sus charlas dejaron de ser irónicas en cambio se hicieron distantes y robóticas, a pesar de que aceptaba una recomendación, hacia las cosas sin consultar a nadie, repartía órdenes, los niños iban a la escuela, Tygra y Panthro hacían sus deberes y ella parecía quedar completamente al margen.
Habló con Panthro, este le comentó lo que Lion-O razonó de esa situación “Él piensa que lo que hagas no le corresponde” Se lo explicaba con la idea de que Lion-O no podía pedirle permiso o explicarle cada orden a su hermano Tygra, quien por sus inseguridades respecto a ella, finalmente se quejaba con él si la tarea le parecía una oportunidad para que ambos se acercasen.
Para congraciarse con ambos les asigno una tienda, después de un tiempo, la rutina del grupo era monótona, los niños jugaban en vez de estudiar, Tygra prefería usar los deslizadores en vez de entrenar a los reclutas y Panthro trabajaba más en el tanque que en sus tareas de preparar las defensas de la ciudad, era una protesta silenciosa.
La salud de Lion-O era más frágil y al enflacar y perder cabello, los doctores le fueron ampliando las horas en que dormía, a veces simplemente se quedaba en un asiento con una capa, lo que hacía no lo contaba, era hermético, se sentía presionado y su expresión triste se llevó su alegría, si sonreía, lo hacía como un mero gesto de compromiso.
Se dormía acariciando a Snarf o con los niños que le pedían una historia, lo hacía como un trabajo más, incluso eso cesó cuando la totalidad de los problemas de Avista recayeron en sus hombros.
Supieron que algo iba muy mal cuando mientras comían en su tienda comedor comenzó a llorar tomándose de la cara y sus lagrimas incontenibles recorrían sus mejillas, al llamarle la atención era como si no supiese que se encontraba con otras personas, pues avergonzado se disculpó y salió de lugar sin detenerse a preguntar, dejándolos completamente perplejos.
Sintieron vergüenza y regresaron a hacer las actividades que habían abandonado.
¿Por que odiaba a Mandora?, no lo sabía, envidia o solo la odiaba por quitarle su deber, por apartarla de su rey, la vigilaba constantemente, no importaba la forma, era capaz de evadirse.
El combate con alguien que podía volar no era para nada fácil, el lugar de las calderas era poco espacioso, nada diseñado para las maniobras, ambas perdían movilidad, pero Cheetara perdía más pues dependía de un bastón para lanzar un ataque y se atoraba.
Si corría se tropezaba fácilmente, si saltaba Mandora lograba capturarla con sus manos y tirarla al piso.
Pudo matarla en varias ocasiones, Cheetara no parecía entenderlo, no solamente era el poder lo que las diferenciaban, los movimientos de defensa de Mandora en una pelea cercana eran tan refinados y milimétricamente estudiados, gráciles y simples que el espacio de un golpe a una patada le daba tiempo para desviar todos sus lances.
Usaba su velocidad para cargar contra Mandora sin importarle el riesgo, esta se dejaba caer y con sus brazos valiéndose de la propia fuerza cinética de la clérigo había lastimado seriamente sus piernas que sangraban profusamente.
La humillación física duró cuatro minutos, la mental y espiritual no tenían fin, Cheetara fue derrotada de manera humillante sin conectar una sola vez.
-No voy a cortarte la cara, que te baste probar una paliza a mano limpia sin usar mis poderes, mientras tú con tu fuerza y poderes mágicos, no has sido capaz de darme un simple golpe.
Las lágrimas de Cheetara salían de las cuencas de sus ojos al tiempo que el pie de Mandora estaba sobre su maltrecha cabeza.
-Haznos a todos un favor, librarnos de tu pedante presencia de una buena vez. La levantó jalando su rubia y moteada cabellera, dándole un poderoso golpe, tuvo por un instante la idea de arrojarla en una caldera, pero tenía miedo de que él sintiera su muerte, así que la dejó en el suelo retirándose del lugar apresuradamente.
Para cuando Cheetara despertó, salir de aquel lugar fue un tortuoso camino hacia su campamento.
Lion-O seguramente estaría en el Concordia con Tygra y los demás, usar su velocidad para esquivar a los guardias amenazaba con acabar con su vida, su corazón palpitaba peligrosamente, llegó al campamento dando de tumbos.
-¡Es Cheetara! Dijo Wily Kat.
-¡Pronto, llama a Tygra! ¡Aburn, Aburn, ven rápido! Tygra y Aburn se apresuraron a donde estaba la chica.
-¿Quién te ha hecho esto? Preguntó Tygra completamente furioso.
-¡Man-do-ra!
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Regresó malherida sentándose a esperar al rey quien estaba ausente, se sentía vencida y su furia contra Lion-O era incontenible, él no le habló directamente, se limitó a decirle cosas a Aburn y los niños dejándola perpleja.
-Ella no es mi amiga, nunca lo ha sido. Dijo Lion-O ante el enojo de Tygra que mencionó a Mandora, sus ojos se movían rápidamente, parecía que pensaba apresuradamente sobre un problema apremiante.
Se sentó a curarla y ella obediente accedió, parecía que deseaba hablarle, por desgracia su hermano estaba allí y así acabó todo en un intento perdido, en una derrota de dos personas incapaces de hablarse la una a la otra.
Cheetara recordó más detalles ocurridos en los días anteriores, Lion-O borró su actitud triste, en cambio parecía demasiado enojado, empezó a cuidarse mucho del Consejo, parecía que Horus se hubiese vuelto un demonio, un espíritu chocarrero, no hubo conciliación alguna, solo discusiones.
-¿Wily Kit, desde cuando reciben esta comida? Preguntó con desagrado al ver las asquerosas y mínimas raciones que recibían.
-Hace dos semanas leoncito mio.
-Ya veo. Lion-O acto seguido salió en dirección a las tiendas del Consejo, en la ciudad se murmuró de una terrible discusión de los consejeros con Lion-O, iba a auditar a los consejeros y las entradas de comida de las aves.
Misteriosamente al día siguiente las provisiones mejoraron infinitamente. Pequeños detalles, no había forraje para las tiendas de los elefantes, que no había carne para los perros, faltaba ropa de las aves más pobres, curiosamente todo pagado y traído con antelación con el oro sacado de la bolsa mágica de Wily Kit y Wily Kat.
Baños lujosos del Consejo que se convirtieron en públicos de la noche a la mañana, la comida aparecía y desaparecía con el humor del Consejo empeñado en hacerle rabiar.
Negociar cosas por las que habían pagado él mismo lo frustraba, era terrible el exceso en el que vivía el consejo y su corrupción. La repartición de víveres tuvo que ser dejada en manos de los colectivos en que se dividía el campamento, las quejas del consejo fueron duras.
Las quejas de los Wollos se permearon hasta Lion-O, decían que estaban ocultando la comida, que robaban cosas, retenían pagos, el oro desaparecía demasiado rápido. Más y más comida, más y más dinero, era insostenible.
Le presionaban, querían más control, él se los daba, cuando no podía con las exigencias de la población se hacían a un lado, para volver a la carga cuando Lion-O resolvía el problema como podía.
Lion-O empezó a ver las facciones y los liderazgos, supo balancearlos, aprovecharse de sus debilidades y ambiciones, eso estaba matando su espíritu y principios.
Cheetara más que nadie vio que se había convertido en una persona calculadora y arbitraria, desconfiaba de todos y aunque mantuvo su entereza, las grietas aparecieron lentamente, su irascibilidad, su tristeza y depresión hacía parecer que lentamente perdía el contacto con la realidad, sumergiéndose en otra que no era la suya.
Difícilmente ella entendía que hacían allí, Lion-O tampoco, ninguno de ellos sabían el propósito, eran unos aliados en los que no se podía confiar.
Así que cuando Lion-O aumentaba su tono, ella entendiendo lo difícil de su situación, en vez de tomar una actitud pasiva, explotó, entregaría a su hermano, dijo que no era valioso, eso disparó el gatillo que contenía su enojo, le amenazó.
Le arrojó el collar.
“Este es un peso que ya no tienes que cargar Cheetara” Dijo él con una sonrisa, la había engañado como a una cría.
“Eres una vergüenza para Jaga y los clérigos, no sé cómo demonios dejó a alguien tan deficiente como tú entrar a ser clérigo, me avergüenzo de haberte conocido”
La presionó mucho más, nuevamente la sacó de sus casillas.
“Madura, esto no es un juego” Fue lo último que le dijo, algo muy peligroso estaba a punto de pasar y Lion-O los quería lejos, lo único que ella sabía es que su pecho se oprimía con una respiración agitada y temió por la vida del chico.
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Interiores de Avista
Fueron llevados los cuatro por los largos pasillos de Avista para tomar el ascensor secundario.
-Por aquí no se va a la prisión. Dijo Tygra encadenado de las manos. Los guardias no le respondieron.
-He dicho que… ¡ughh! El guardia le golpeó con su lanza en las piernas.
-Calla idiota, no vamos a la prisión.
“Incinerador” Se leía en la entrada en el lenguaje de las aves, Wily Kit alertó a Cheetara, esta le dijo que se callara con un gesto, concentrando su poder mágico, intentaba romper las cadenas.
Tygra no perdió el tiempo, recogió un pedazo de metal cuando fue derribado por el guardia y ya estaba forzando la cerradura de las esposas, le hizo una seña a Cheetara.
-Te amo muchísimo nena.
-Lo sé, dijo ella cerrando uno de sus ojos color rubí.
Las puertas se abrieron y fueron llevados al interior de la sala de calderas donde la basura era quemada y los generadores reutilizaban el calor con grandes tubos de baja presión.
Mandora comprimió sus alas en su espaldas hasta que estas desaparecieron en una especie de rombo, apretó los dientes soportando el dolor, pensó en seguir con su camino, pero al ver a los cachorros no pudo.
"Maldita sea. Me voy a arrepentir de esto, eres una novata idiota Mandora." Se decía a sí misma, se desplazó silenciosamente sobre las hileras de tubos calientes.
-Una vez que ustedes no estén, tendremos el control total, los guardias prepararon sus armas Tygra, Cheetara y los niños se miraron, era el momento preciso, solo que no todos sobrevivirían.
-No es nada personal niño, son cosas que p…
¡Broooom! De una poderosa patada Mandora separo de cuajo un enorme segmento de metal que vino a caer sobre los guardias de uno de los lados del pasillo, sacando su espada la guardiana lanzó al aire a los guardias más cercanos que dispararon en su dirección, sin sus alas ella esquivaba a corta distancia.
-Claro que no es personal, dijo Tygra que golpeó al guardia y al consejero que estaba a su lado con violencia, Cheetara impulsó la cadena cuando se liberó de su brazo derecho y con su fuerza mágica atacó velozmente a los guardias que eran distraídos por los cachorros.
Mandora dio una patada muy extensa, se dejó caer al piso y usando su tronco pivoteó para con sus piernas derribar a los demás guardias que sin sus lanzas se vieron pronto superados. No murió ninguno de ellos.
-Pronto, cierren los accesos, eso bloqueará el ascensor.
Los guardias huyeron por los pasillos, la guardiana alzó el trozo de metal para sacar a los infortunados que estaban aplastados debajo, respiraban completamente inconscientes, los jaló y tiró debajo de uno de los accesos que lentamente se cerraba al Tygra bajar la palanca, sonando una alarma.
Mandora rompió el selló de una de las ventanas dejando entrar un poderoso aire frió.
-Esperen aquí, iré por sus armas y sin mediar palabra se lanzó al vació dejando que sus alas se extendieran como por arte de magia alcanzando una enorme velocidad.
-Debemos ir con Lion-O.
-Necesitamos nuestras armas, dijo Tygra que sorprendentemente pareció no entender a su hermano.
-¿No te has dado cuenta?
-¿Sobre qué?
-Lo que dijo.
-¿Qué no tengo ningún valor para él o que es un chillón?
-Él lo sabía, sabía que iban a llevárselo, era su plan desde un principio.
-¿Entregarse?
-No, mucho peor, quiere que lo lleven con ella.
-¿Pumyra? Cheetara asintió.
Una fuerte luz se vio en el horizonte y fue seguido por otra, cimbrando el edificio donde se encontraban.
-¡Ahhh! Gritó Wily Kit que fue abrazada por su hermano.
¡Kabooom! La onda de choque hizo que varias ventanas estallaran.
-¿Qué rayos pasa? Dijo Cheetara.
-No lo sé, pero te digo una cosa, esos “no” son fuegos artificiales.
Ni las alarmas, ni los cañones de Avista respondieron al ataque, Mandora se elevó por el cielo hasta llegar a la cima, le estaban disparando, esquivaba una y otra vez hasta que una ráfaga le atravesó el ala, lanzó el látigo de Tygra y se sostuvo gracias a que ellos alcanzaron la punta arriándola.
¡Kaplam! Una explosión en el campamento se observó, Cheetara y Tygra apreciaron al Concordia volar en pedazos, se miraron y evitaron decir nada a los cachorros, Snarf no estaba con ellos.
-¡Vamos! Pronto subirán al primer nivel.
-¿Quienes?
-Los lobos idiota, han empezado su asalto.
-¿Dónde está Lion-O? Mandora le dio una pantalla a Tygra, las rejillas de las ventanas se cerraban una a una, se dio cuenta que le miraban por medio de las cámaras de vigilancia siguiendo sus movimientos.
-Sigan esa señal, puse un rastreador, si suben por las escaleras llegarán hasta él.
-Mejor usamos el ascensor. Dijo Cheetara, pero Mandora que pasó su tarjeta de acceso, abrió la puerta y tomando una de las armas de plasma les apuntó.
-Eso me temo… no se va a poder.
-¿Si no nos querías ayudar por qué…? Cheetara vio que Mandora tenía la cinta donde Lion-O ocultó la espada.
-Maldita bruja.
-Te dijo que la cuidaras con tu vida, eso es lo que obtiene por confiar en ti y no en mí, lanzó una granada y aunque Cheetara pensó en abalanzarse sobre ella, fue instintivamente a por los pequeños.
Todo fue en vano porque cuando Tygra y Cheetara se pusieron a cubierto, la granada no explotó, era una simple pelota de decoración, la puerta se cerró y con una sonrisa, la guardiana se elevó varios pisos por encima.
-Rápido o no llegaremos a tiempo. Cuando Tygra dijo eso, Cheetara ya estaba corriendo a toda velocidad derribando las puertas a su paso.
-¡Mujeres, no puedes vivir sin ellas o… auch! Wily Kit pateó a su hermano en la pierna corriendo cuando Tygra subió por las escaleras.
-Hermano, a veces no te soporto.
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Todos tenemos que crecer alguna vez
Antiguo recinto de la piedra de la tecnología
Un fuerte golpe con un mazo sacó de balance a Lion-O atado de las manos a la espalda. Era un chico de casi su misma edad, aunque no parecía demasiado musculoso como el resto de los tigres, le conocía.
-Por fin puedo verte cara a cara hijo de puta. La patada se cebó sobre su rostro y la sangre brotó abundantemente.
-¿Q-quién eres tú? Lion-O fingió no saberlo.
-Alguien a quien le robaste lo más preciado para él, alguien a quien le has quitado todo en este mundo.
“Oh por favor, no de nuevo” Pensó tratando de mantenerse consciente, era un tigre albino, el mismo que vio ese día al lado de Pumyra.
-¿Sabes para qué es todo esto… no lo has adivinado todavía? ¿Verdad? Pero verás, déjame ponerlo lo más simple posible, eres un medio para que él pueda localizar las piedras, te necesita indemne por eso, ya que el estúpido libro no funciona… espera pacientemente a que lo resuelvas, cuando lo hagas derribará este trasto, oh sí, eso pasará, no esperes siquiera despegar.
Lion-O no le respondió miró a su alrededor.
-¿Qué pretendían esos idiotas trayéndome a este lugar? Dijo el tigre albino, Lion-O miró alrededor del recinto, el tablero de control estaba intacto.
-Pronto se darán cuenta que no eres el que esperaban.
-Cómo si eso me importara una mierda, para cuando termine, ellos ten tendrán a ti y me devolverán a Pumyra.
Sintió los cambios de presión en sus oídos y las vibraciones, posiblemente explosiones en el exterior.
-No te preocupes por ellos, ese sujeto llamado Vultaire recibió una información que a la momia le ha interesado, han llegado muy pronto, descuida, acabaré rápido. Me doy cuenta que has olvidado tu espada, es una lástima, te hubiera enseñado lo bueno que soy con este mazo.
Acto seguido le golpeó en la pierna, Lion-O reaccionó ante el atroz dolor, pero no soltó ningún gemido de dolor.
-¿Cómo sabes eso? ¿Cómo sabe que Pumyra irá contigo por las buenas? El chico no le escuchó siguió farfullando a un interlocutor desconocido.
-Él lo prometió… me lo aseguró, esos estúpidos tigres se quejan, me habrían matado si no es por mi relación consanguínea y ella cada vez está más loca, incluso le cuesta reconocerme, me usa como su sirviente, ese monstruo le rompió el alma y todo para llegar a ti.
-¿Y qué rayos significa todo eso? El chico le alzó jalando cabellera pelirroja que había crecido varios centímetros en un tiempo muy corto.
-Significa que ellos desean a mi hermano para quitártelo todo, la momia, sabe que tu pueblo le seguirá si se levanta en tu contra, el único problema, es que yo no deseo que mi hermano sea convertido, no necesitamos un títere, así que imaginé, si tanto te quiere Mumm-Ra para encontrar esas estúpidas piedras ¿por qué no llevarte con él y hacerte a ti su esclavo? Resolveremos ambos problema de un solo golpe, pegó con su mano sobre el piso metálico de una sala de luces verdosas.
-¿Tu hermano, pero Javan no tenía otro hijo?
-¿Javan? ¿Crees que soy hijo de ese traidor? No imbécil, somos hijos de la misma madre, sé que mi hermano tiene sus defectos, pero lo perdono, cuando nos encontremos verá que soy la opción correcta.
-¿Cu-cuál es tu relación c-con ella? Lion-O intentó ganar tiempo, la daga no estaba a la vista, esa poderosa fuerza que usó contra los lobos se había transformado en un entumecimiento, el veneno que Keos le había dado estaba actuando agresivamente.
-Eso no te importa, cuando sea mía tú serás historia.
“¿Qué puedo hacer?”
El tigre albino lo miró con desprecio y meditándolo recogió un saco, del interior extrajo una daga que emitía un halo oscuro que absorbía la luz, parecida a la de su sueño.
-Tal vez no lo sepas, pero esta daga sagrada pueden hacer de un persona un esclavo, oh, no me mires con esos ojos, lo he atestiguado, muchos de tus camaradas son ahora parte de un ejército que cada vez es más y más grande. Esos tontos lagartos huyen por montones, Slithe no parece mejorar las cosas, los primeros mutantes no han sido muy afortunados, con el tiempo ya lo veras, serán la carne de cañón perfecta.
-P-pensé que tu relación con ella… era cercana, parece que también a ti te ha botado. Lion-O ignorando lo que decía, provocó al tigre que le dio un nuevo puntapié y se sentó encima de su espalda con la daga con la punta sobre su piel.
-No te creas tan listo, pero tienes razón, no puedo esperar nada de ella en su condición, está loca como una cabra, solo piensa en matarte, aún así me eligió como compañero, todavía me recuerda, pero no parece importar porque incluso a ese viejo de Lynx-O parece haber olvidado.
-¿El general Lynx-O, acaso le tienen…?
-Es complicado pelirrojo, seguro que te mueres por conocer la historia, no te preocupes estúpido, cuando llegues ante Mumm-Ra lo sabrás todo, claro, si queda algo de tu antiguo yo.
El edificio comenzó a temblar y fuertes vibraciones recorrían el piso, las ventanas, pero no había respuesta de los cañones de la ciudad.
-¿Sientes eso? Los pajarracos se comunicaron, lo hacían con cualquiera que estuviese disponible, hay tantas facciones que ni yo sé quien lo ha hecho, ¿una alianza de animales?, Pff, eres bastante inocente, ella se reía de ti, desactivaron sus defensas por propia voluntad, son tan estúpidos. Sé que ella se enojará y me gritará al principio, pero al final me volverá a perdonar, se dará cuenta que es una gran idea y volverá a mí.
“Gracias Soul” Lion-O pensó, el chico era demasiado ingenuo para no ver lo que Pumyra trataba de hacer, necesitaba legitimarse y qué mejor que con un príncipe que no odiaba.
-Mumm-Ra dijo que ella estaba muerta, que él la resucitó.
-Ja, desde luego, ese viejo dice esas cosas todo el tiempo, si no fuese por sus disfraces te habrías dado cuenta.
-¿De qué?
-Idiota, nadie tiene el poder de devolver a los muertos a la vida, de ser así él no estaría en la condición en la que está.
-Aunque el caso de Pumyra no es muy diferente, si tratas de quitarle el collar no sería mucha la diferencia, moriría.
-¿Collar?
-Ella creía en ti, dioses malignos, hablaba de ti todo el tiempo cuando estaba lúcida, no se callaba un solo instante, “el rey que vendría a rescatarla” presumía, quizás fue por eso que Mumm-Ra la eligió, por que creía en ti ciegamente, no le fue difícil convencerla, con cada día él la rompía más y cuando te empezó a odiar… yo perdí, así que ya no te odio por una cosa solamente, me robaste a mi hermano, me robaste a la mujer que amaba.
-E-eso no es cierto. Lo que dijo ese sujeto había perturbado sus pensamientos, lo había sacado de su objetivo, llenando su corazón de dudas.
-Como si me importase lo que creyeses o dejaras de creer.
-¡Mientes! Lion-O gritó y sus ojos comenzaron a brillar generando un gran calor su cabellera comenzó a crecer, en el pasillo los pasos de gente que venía por dos flancos.
-¡Bengali! ¡Bengali! ¡Abre esa maldita puerta! Era la voz de Pumyra.
-Tira la puerta pantera.
-Como ordene mi señora.
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Bengali retrocedió asustado. De lado del corredor acristalado una mujer de aspecto extraño, de una preciosa cabellera rubia sacó su espada destruyendo la entrada en mil pedazos, le salieron alas de la espalda y despegó en un instante del piso, parecía que lo tenía, la suerte no le sonrió pues chocó de frente, ambos cayeron uno al lado del otro, Bengali se recuperó unos segundos después, las puertas metálicas se escuchaban los disparos y golpes para derribarla, pero era extremadamente resistente.
Miró a la mujer que sostenía cerca de ella una daga, "la suya" pensó.
-¡Bengali, no lo hagas! ¡Sal, te lo ordeno! Pumyra musitó.
-¿Ahora si recuerdas mi nombre? dijo casi en una voz inaudible. Fue a buscar la daga que yacía en el piso, al lado de la mujer alada.
¡Zunk! La daga se enterró en la espalda de Lion-O que no se quejó, el mango le quemó la palma de la mano y la soltó inmediatamente dejando escapar una onda de luz que atravesó la habitación hasta perderse, Lion-O dejó de moverse.
-¡Nooo! Estúpido idiota. Pumyra pateaba la puerta. Los ojos de Lion-O eran oscuros y luego rojos, de su boca una luz surgió con mucha intensidad, era frio y caliente a la vez, daba miedo y alegría, una energía enorme que estaba siendo tomada y reemplazada por otra, le pareció al tigre.
Bengali pensó ”después de todo, era el señor de los Thundercats” El mango estaba al rojo vivo, pero luego de unos instantes como si nada pasara, la daga perdió ese color hasta apagarse, acercó su mano y palpó que estuviese fría, en efecto lo estaba.
-¿Está hecho? ¿Ya eres un fiel sirviente del golem? Lion-O no respondió.
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Fue un reflejo, esa mujer con su espada amenazaba descabezarle, su martillo de combate estaba al otro lado de la habitación, la daga se incrustó en el abdomen de la guardiana, que increíblemente ante los ojos de Pumyra y los tigres, salió disparada con la daga clavada en su vientre.
Pumyra le brindó un puñetazo y apretó los dientes furiosa.
-¡Estúpido imbécil! Te lo advertí. Pumyra completamente fuera de sí comenzó a patearle.
-Lo hice, lo he convertido para ti. Eso no era lo que ocurría, Lion-O no se movía en absoluto, sus ojos eran azulados, no había funcionado.
Ella lo tomó entre brazos, Panthro entró seguido de muchos encapuchados, eran tigres.
-¿Está muerto? Preguntó el comandante Taiga.
-Maldito imbécil, ella fue a donde la guardiana estaba desfallecida y le arrancó la daga cuya hoja estaba negra.
-¿Si la daga se ha dañado voy a matarte? Miró a Panthro cuyos ojos vacíos seguían intactos.
-Pero creí que funcionaría, tú y yo estaríamos juntos de nuevo, tú y yo… Ella lo agarró de cuello y le pegó brutalmente.
-Pedazo de descerebrado, yo nunca he sentido nada por un patético sujeto como tú, jamás, te usaba para ser libre, no fuiste capaz siquiera de defenderme.
-Yo, eso no… pero pensé. Bengalí comenzó a llorar.
-Patético, por eso Taiga es más respetado, a ti solo te desprecian, te quería por tu relación sanguínea con Tygra, pero no eres nada más que una basura. Veamos si la daga todavía funciona, voy a probarla en ti… mi príncipe.
Lion-O miró de reojo a Panthro que hizo un gesto y Lion-O que no se sentía ni bien ni mal se abalanzó sobre Bengali alejándolo de la daga de Pumyra que fue a dar de bruces contra el suelo.
-¡¿Tú?! La sangre comenzó a caer al piso metálico, sus esposas se habían soltado. Bengali le miró completamente absorto.
-Ese gato tiene más de una vida por lo que veo. Dijo en voz baja el comandante Taiga.
-¿Le calvaste la daga o no? Bengali la volvió a ver “claro que lo hice” se veía escrito en su rostro.
-Eso les pasa por usar la chatarra dejada por otros. Lion-O hizo distancia entre él y ella arrastrando al tigre albino que no pudo hacer nada frente a su fuerza, estaba desarmado, pero los tigres le tenían temor, no era alguien normal y le trataban con respeto.
Uno de los tigres avanzó hasta él sin usar su camuflaje, tenía un poco de miedo con que fuesen tan fuertes como su hermano, extrañamente esquivó al atacante con suma facilidad y lo golpeó mandándole de regreso.
-¿Sabes por qué te he traído a este cuarto? Pumyra no respondió, se incorporó lentamente, los tigres le imitaron, la expresión de su rostro iba siendo dominada por su furia aunque casi inmediatamente cambio.
-Ja, ja. Pensé que no había funcionado, él dijo que no lo hiciera, parece que tanta preocupación no valió la pena, te convertirás lentamente. Pumyra sonrió. En efecto Lion-O sangraba, pero era una sustancia negra.
-Deberías saberlo, yo nunca serviré a esa momia decrépita, jamás traicionaré a mi gente.
-¡¿Qué demonios vas a saber tú de lealtad?!
-Tú tampoco, únicamente me abandonaste sin que valiera ninguna de mis explicaciones, todo lo que hice para demostrarte que yo estaba allí para ti, eres de lo peor.
-No has cambiado nada, eres un tonto enamoradizo, ¿qué harás?, ¿matarme?, ¿podrías? Claro que no, me amas demasiado.
-Ahora quien es la ingenua. Lion-O pulsó una secuencia de teclas apartándose nuevamente cuando uno de los tigres le lanzó otro ataque que esquivó.
-¿Ingenua? No soy yo quien pierde su ciudad nuevamente a manos de tus propios “aliados”.
-No me refiero a eso.
-¿Entonces qué rey mío? Pumyra hizo una reverencia burlona.
-A que hayas pensado que yo me había enamorado de alguien como tú. Bengali alzó la cabeza para mirarle y Pumyra hizo un gesto molesto.
-Ya, por eso estabas inmóvil ante Mumm-Ra, completamente aterrorizado.
-Je, solo fuiste un reemplazo, nunca significaste nada, te crees que me importa que una asquerosa traidora haya muerto en Thundera, piensas que me trago el cuento de que combatiste allí, no sé cuantas mujeres soldado había en el ejército, pero ninguna como soldado.
-Cuida tus palabras felino indigno, yo pelee por mi nación con valor.
-Por su puesto, estoy tentado a creerlo, en fin, necesitaba un reemplazo, un reemplazo de alguien irremplazable para mí, ¿Cómo puedes creer que siquiera te le comparas?, es como comparar un cisne con una feúcha zarigüeya.
-Miserable.
-Solo ibas a ser un reemplazo para Cheetara, eso es todo lo que serías, nunca te le podrás comparar, así que ya ves.
-Pagarás por lo que has dicho, usaré esta daga, convertiré como a Panthro a todos los que te importan, meros esclavos de mis deseos, a ella la mataré lentamente. Lion-O se tambaleaba, miró a Panthro.
-Me pregunto qué dirá Mumm-Ra cuando sepa que se ha perdido la única información para salir de este mundo, apresurándose al tablero de controles apretó un botón y una secuencia regresiva comenzó.
-¿Qué pretendes…? Espera, este sitio… Pumyra había estado allí antes, era la sala de poder, una enorme sala de superconductores mediante el cual la ciudad se sustentaba en el aire, pero era inútil ya no había ninguna fuerza que la sustentara, en cambio un tablero de controles.
-Sí, es el mismo lugar donde la piedra estaba, pensamos en muchos usos, uno de ellos, él más sencillo es mandar un pulso capaz de destruir la ciudad completamente.
-Sólo esta fanfarroneando, ¿qué esperan? Los tigres vieron el peligro en las palabras de león que no parecía jugar.
-Nunca entregaré esta ciudad a Mumm-Ra o Vultaire, no obtendrás nada.
-Voy a arrancarte la cabeza antes de que hagas nada. Se prepararon para el ataque, él no podía defenderse de ellos, solamente podía confiar.
El pie de Cheetara fue lo primero que vio el tigre que inició el ataque luego el bastón, Lion-O sonrió ellos seguramente llegarían pronto.
-¡Ahora Panthro¡ Pumyra y los tigres regresaron a ver a la pantera que extendió sus brazos robóticos y los tiró al suelo a todos ellos. Mandora desapareció para tomar su espada de plata.
-Es imposible, yo te convertí, no puede ser.
-Nada es imposible traidora ¿creíste que sería tan sencillo? Por algo soy Panthro, General de Thundera.
Pumyra saltó y subiendo sobre los brazos de Panthro, le dio una poderosa patada que le tiró al piso a punto de rematarle, se hizo a un lado jalada por el comandante Taiga, a la vez que decenas de plumas endurecidas salían expelidas por las alas de Mandora, que se puso unos lentes rojos cargando contra los guardias donde se encontraban algunos miembros del consejo.
-¡Salgamos rápido! Mandora hizo un ademán de marcharse, pero Lion-O le mostró un hilo con tapas igual al que ella le robo a Cheetara, se puso una de las tapas en el brazo, apareciendo el guante y la espada. Lion-O avanzó hacia ella, quien puso su guardia, pero no se atrevió a atacarle, cuando él estuvo frente a ella la tomó del brazo.
-Es hora de que madures, la jaló llevándosela con él, aunque se resistió al principio, al final cedió.
Cheetara y Panthro no sabían bien a bien que sucedía, pero la guardiana bajó la cabeza aceptando la orden, Lion-O entonces fue a por Bengali que estaba quieto y sin ganas de pelear.
-Vamos, Lion-O lo arrastró hasta que se puso de pie.
Pumyra no se recuperaba de la impresión.
-Me han engañado. Y golpeó con el puño el piso. Las alertas de autodestrucción se escucharon, Taiga quiso detener el conteo, pero este no se detuvo.
-Tiene diez minutos para evacuar o ya pueden irse despidiendo. Las puertas se cerraron dejando atrás a los tigres, Panthro golpeó el interruptor dejando que los circuitos se quemaran bloqueando así el camino. Lion-O no soltó a Bengali.
-¿Cómo? Lion-O preguntó confundido.
-Uno de los pilotos me llamó, hizo algo increíble, convirtió una semilla en un duplicado exacto de mi, Pumyra le apuñaló, entonces hice el cambio, ella convirtió al duplicado en una semilla nuevamente y lo metió en un frasco.
Lion-O le mostró el pequeño frasco donde había una sustancia negra.
-¿Lo sabías? Lion-O dijo que no. Cheetara que no apartó sus ojos de la conversación buscaba el camino para encontrarse con los demás, Mandora en cambio, seguía automáticamente a Lion-O.
-¿Y qué ocurre contigo? Mandora puso énfasis en los ojos de Lion-O que perdían color.
-Eso no importa ahora, solo puedo retrasarlo un poco.
-No habrá valido la pena, te convertirás de todas maneras.
Panthro sonrió al tigre albino y alzó su cara, quitándose las lentillas.
-Un gran truco ¿no?
-Una cosa me deja inquieto Lion-O.
-¿El qué?
-Cuando llegamos a Estigia no había ningún thunderiano, nos dirigimos a Thundera y tampoco había nadie.
Lion-O cabeceó indicando que no debía tocar el tema, pero era claro que él lo sabía, quizás se trataba de probar al consejo y sus informantes, ¿le había mandado como un sacrificio? Esa idea le molestó.
-A veces ser un rey es una tarea despreciable amigo mío, dijo Lion-O con sinceridad.
-Hmm, pues debiste ver la expresión de Pumyra cuando no encontró a ningún Thunderiano en Estigia, pensaba que sería recibida como reina y acabó como una… Panthro bufó burlonamente, sin pensar mucho en lo que su rey le había dicho, Lion-O le dio un codazo, Cheetara frunció el ceño.
-¿De qué estás hablando, qué pasó con los refugiados?
-¿Ese no es Tygra?, la distrajo Lion-O.
Cuando se encontraron con los demás, estos venían acompañados de los elefantes.
-¡Lion-O! Gritaron los cachorros, soltando a Bengali los abrazó.
-¡Por los ancestros estas bien!
-Desde luego que sí, pero no perdamos el tiempo, debemos salir de este lugar.
-La nave fue destruida Lion-O, los Berbils y Snarf estaban dentro dijo Cheetara apesadumbrada en voz baja.
-¡Mandora! La guardiana salió de su trance que miraba la espalda del felino.
Sacando su tarjeta de acceso la deslizó por una cerradura electrónica.
-¿A dónde vamos? Dijo Tygra que miraba extrañado a ese tigre albino.
-Ya lo he dicho, tenemos que salir de aquí antes de que todo vuele en pedazos. Dando el primer paso, arrastrando al tigre albino, se aventuró primero siendo seguido por el resto.
-¿Ey, a todo esto, a donde se fueron Aburn y los elefantes? Dijo Wily Kat.
-No te preocupes, ya nos alcanzaran luego. Lion-O habló con tal seguridad, tanto como para no preocuparles.
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Confusión
Los combates no cejaron, los cañones antiaéreos que se apagaron de pronto se reactivaron pese a los deseos del Consejo. “¡No hay nadie!” Dijo uno “¿Qué quieres decir?” dijo otro guardia. “Todos han desaparecido.” “No te entiendo” “La gente idiota, la gente ha desaparecido” La declaración del guardia que dejó escapar unas risas de algunos Consejeros pronto pareció desatar la alarma.
“Es cierto, no hay nadie, han desaparecido” Horus se levantó con los demás consejeros. “¿Qué en los cielos está pasando?” Un enorme lobo azulado pasó frente a ellos con varios más que atacaron a los guardias que disparaban sus armas de plasma, estaban abordando la ciudad, era una cantidad enorme.
Pusieron explosivos en las puertas que volaron en mil pedazos, sus naves que volaban no muy lejos del suelo dejaron a varios grupo rompiendo las ventanas superiores.
“Vultaire dijo que no invadiría, Vultaire dijo que no lo haría” “Ja, ja, creo que no te das cuenta de nada repugnante búho” Orla, un águila blanca de hermosas facciones se burló de uno de los consejeros partidarios de Vultaire “Dudo mucho que estos obedezcan a Vultaire” Empujando a Horus le quitó en un movimiento las llaves de acceso de Avista corriendo a la salida. “Aprisa, que no huya con las llaves” Dijo el obeso búho, los guardias corrieron, pero al intentar capturarla un necromeca con la punta de uno de sus delgados brazos que se abrieron como una red, la succionó, escapando por uno de los pilares de los ascensores, dejando fríos a los consejeros que lo presenciaron.
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Techo de uno de los edificios de Avista
Pumyra y los tigres esperaron a Viragor que descendió sobre uno de los edificios de Avista.
-Ordena el ataque, no quiero que nadie escape, si va a destruir la ciudad que él se hunda con ella.
-¡Sí Lady Pumyra! Y qué pasará con Bengali.
-Déjalo allí, de todas maneras no nos sirve de nada.
Viragor remontó el vuelo mientras ella apretaba sus puños, el comandante Taiga puso una de sus manos sobre la cabeza de la chica que ocultó su rostro descompuesto de ira y rabia.
-¿Ahora qué haremos?
-Que se encargue el pajarraco, Mumm-Ra no estará contento. Dijo mientras miraba la daga cuya hoja era de plata había perdido su color negro.
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Zona de hangares lado Este de Avista
El ascensor recorría el trecho hacia el hangar de Avista, Lion-O miraba de reojo las cámaras de seguridad que le seguían todo el tiempo, recargado sobre una de las paredes gotas de sangre caían al suelo.
-Descuiden, se ve más horrible de lo que en verdad es. Le dijo a los cachorros, sacó la espada, el ojo de Thundera estaba completamente cerrado.
-La comunión se ha roto, tú no puedes… Mandora se sorprendió cuando la hoja de la espada se extendió y él se burló.
-Ja, no te cansas de equivocarte.
-Tonto.
Lion-O sacó el collar que una vez le diera a Cheetara, esta se sorprendió demasiado, creyó que se lo devolvería, diría “es tuyo, te lo has ganado”, ella se negaría, por su puesto, indignada por el trato de Lion-O y sus secretos, aunque luego podría perdonarle, para su desconsuelo, Lion-O se dirigió a Mandora.
-¿Qué dices, nos das una oportunidad o harás lo mismo que hasta ahora?
No respondió, él puso su mano sobre su hombro, pero ella lo apartó. Lion-O se reclinó peligrosamente derrumbándose hacia atrás, Mandora logró aferrarse a él.
-¡Lion-O! Todos gritaron quien sacudió la cabeza.
-Ayúdanos. Dijo débilmente. Mandora contrajo sus labios.
-Pero yo…
-Te lo ruego. Guíales, tengo fe en que ese destino pueda cambiarse, si tu no tienes fe en el futuro no lograrás salvar a nadie.
El collar fue asido a su cuello y la pequeña piedra en el centro se iluminó.
-¿Qué es esto?
-Jorma, encuéntrale, él te dirá el resto. Mandora se acordó de ese perro con el que Lion-O usualmente hablaba cuando llegaba con los Wollos para traer refacciones y partes del destruido tiradero de Avista. Lion-O se reincorporó respirando difícilmente.
-Lo prometo.
-Esta vez voy a creer ciegamente en ti. Cheetara desvió la cara con una mueca de disgusto.
-Panthro, ya sabes que no podemos confiar en nadie, presiento que Dobo ha corrido un destino parecido a Viragor.
-Eso me parece, deberíamos llevarte al hospital, eso de destruir la ciudad es un engaño ¿verdad? Lion-O negó con la cabeza.
-Faltan unos cuantos minutos, si nos quedamos... moriremos.
-¿Pero este no era tu sueño, tu sueño de una alianza? Cheetara habló preocupada y molesta.
-Era solo un sueño, todos tenemos que crecer y este sueño se acabó. Lion-O se quitó la espada y el guante, arrojándolo a Tygra.
-¿Qué significa esto?
-Es
muy pesada, tanto que me cuesta trabajo mantenerme en pie.
-¿Y por qué me quitas mi espada? Es tres veces más pesada. Lion-O le sonrió a la guardiana que no entendió la metáfora hasta mucho tiempo después.
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Para cuando alcanzaron el área de los hangares en el fondo los lobos revisaban las cajas interponiéndose con su objetivo. Se desplazaron en la oscuridad en silencio.
-Si abrimos la puerta se abalanzarán sobre nosotros y tu ya no tienes mi fuerza y yo no podré manejarme igual que tu lo hacías. Uno de los lobos alzó su oído, todos, incluso Bengali guardó el más absoluto silencio hasta que el lobo decidió seguir buscando en las demás cajas vacías.
-No preocupes, dicen que los lobos nunca olvidan. Los distraeré mientras…
-¡No! Cheetara le agarró del brazo. Lion-O puso su mano sobre la de ella y la acarició con paciencia.
-Confía en mí esta vez. La manera en que lo dijo hizo que ella cediera.
-Lion-O, dijo Wily Kit.
-Kat, hazte cargo de tu hermana, no dejes que haga nada peligroso. Wily Kat que comprendía el temperamento de su gemela asintió.
-Mandora, quisiera saber algo.
-Dime
-¿Eres realmente un ángel, me refiero a… esas alas? Con su silencio confirmó que desde un inicio Mandora se puso unas alas artificiales para entrar en la sociedad de las aves y sus temores se hicieron realidad.
-No te preocupes, no... tienes que responder a esa pregunta.
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Interiores de Avista
El lobo asustado se vino a encontrar con su peor pesadilla, esos ojos furiosos y vacíos que avanzó hacia él con su larga espada de plata, que reconoció de aquella batalla.
-¡Es ese maldito león!
-El
Berserker, llamen al alpha.
La puerta acristalada se comenzó a abrir, la estrategia de Lion-O funcionó, las decenas de lobos salieron movidos por el miedo.
-¡Es una nave! Se sorprendieron al ver una nave parecida a la que habían perdido, el Feliner.
-Oh rayos. Pensé que sería mi tanque. Tygra miró hacia otro lado con la mención del tanque dañado de Panthro.
-Apresurémonos. Dile a Lion-O que nos vamos. Tygra le dijo a Mandora que no se movió. La puerta se cerró tan rápido que cuando Cheetara intentó llegar se freno con todo su poder para no acabar estampada contra su superficie, Lion-O había activado el seguro de emergencia.
-¡¿Lion-O, qué haces, tienes que venir con nosotros?! Lion-O le sonrió y puso su mano sobre el cristal. Negando con la cabeza apretó el interfón.
-Es tiempo de seguir adelante.
-¡Abre la puerta! ¡Mandora, usa tu llave! Ella no respondió, Tygra y los cachorros se acercaron Panthro trató de abrir la puerta.
-No puedo ir con ustedes, el proceso no se detendrá. Acabaré convertido.
-Eso no importa, nosotros te salvaremos. Dijo su hermano.
-Tienes que hacerte cargo ahora, los lobos que fueron arribando, aparecieron con un enorme lobo que llevaba un hacha.
-¡Lion-O!
-Dos minutos, es tu turno hermano, cuida de ese tigre, su familia parece haberle rechazado, muéstrale que hay otra forma de hacer las cosas. ¡Panthro, ahora tu rey hará lo mismo que te ha pedido, por favor¡ La enorme pantera con un gesto lastimero extendió sus brazos y jaló a los cuatro compañeros, Mandora arrastró a Bengali pulsando el sistema de apertura de la puerta
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Ellos gritaban pero Lion-O no les escuchaba, rodeado de lobos.
-Wily Kit cuida de mi gato, cuida de Snarf.
-¡No! Quiero quedarme contigo.
Una de las puertas se abrieron era Aburn que llevaba en brazos a Snarf, con sus elefantes se prepararon para lanzar la nave.
Lion-O hizo una ligera reverencia a Aburn que respondió con su calma habitual.
-Nos volveremos a ver, es la Tantra y nuestro destino, le dijo el elefante a Wily Kit.
####
Lion-O se aproximó al lobo líder. Sintió la vibración de las explosiones en exterior de la ciudad, la sangre salía de su espalda y pecho, respiraba copiosamente con el aire cada vez más caliente.
-Habías dicho que los lobos matan al que demuestra debilidad, que no me convirtiera en uno.
-Eso había dicho y lo sigo sosteniendo.
-Bueno, parece que se ha hecho realidad, estoy indefenso. Con su espada de plata los lobos rugieron apartándose.
-Suelta la espada y hablaremos de ello, le retó el lobo.
-En unos minutos todo esto va a explotar, mi gente se irá y tu morirás conmigo y los tuyos.
-Si eso tiene que ser, así sea.
-O puedes... escapar, yo no me puedo ir y si te quieres quedar, este es el momento para decidirlo.
El lobo luego de unos instantes bajó la cabeza lanzando un poderoso aullido que fue replicado.
Había entendido que él no mentía.
-Te había dicho que devorábamos al débil, pero hoy creo pequeño rey, que eres más temible que nunca.
Acto seguido de una poderosa zancada se aventuró a los pasillos con sus lobos que se llevaban lo que podían en sus manos. La ciudad se estaba incendiando lentamente.
Lion-O sintió la vibración del despegue de la nave, los pasillos se fueron quedando solitarios y el ruido de la batalla, si es que había alguna, se fue apagando.
-Esos lobos idiotas estropearon el dispositivo, debes ir. Dijo Soul Server por un altavoz.
Lion-O recordó el beso de Tygra y Cheetara, el beso que le dio Pumyra, fueron recuerdos muy tristes de sus sueños rotos, se preguntaba si su padre estaría orgulloso y caminó hasta la entrada angosta donde uno de los necromecas yacía destruido con las marcas de los dientes de un lobo.
La bolsa sin fondo estaba descocida con un patrón de cinco puntas para realizar el hechizo, Soul Sever le dijo que no era tal, sino una curiosa anomalía, una que podía replicarse.
-Detecto decenas de naves, tienes poco tiempo, casi arrastrándose, Lion-O sacó la hilera de tapas circulares y dobló una de la que emergió Flicker que comenzó a revolotear, hasta que Lion-O le amaró la cinta.
-Bien amiguito, será tu responsabilidad. De la bolsa salían cinco picos a cada una le puso una tapa que atravesó cada aguja. Rompió lo que era el final de la cinta asida a un sujetador rectangular con una víbora grabada.
Dijo las palabras antes de perder la consciencia, sus ojos se tornaron negros y la sangre que salía del pecho comenzó a meterse de regreso como un río de malignidad pura absorbido por un agujero.
-¡
Rankinbass!
Dos figuras aparecieron al lado del muchacho que yacía completamente inmóvil.
“Este chico, esperaba más de él.”
“No seas cruel Jaga, él necesita aprender, no que le regañen por cada decisión que toma.”
“Señora mía, ellos tienen al elefante.”
“…Grune es un enemigo poderoso, aún así, su destino no está escrito.”
“Pero mi señora…”
“Oh Jaga, después de todo es “el padre” de mi pequeño
tigón.”
“¡Señora mía!”
“Ji, ji, no te lo tomes tan a pecho querido maestro. A veces una mentira por muy inocente que sea, se voltea contra quien la dice, ¿no lo recuerdas?”
"Hm"
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En el Feliner sobre Avista
La nave despegó guiada por el piloto automático sin que Tygra pudiera hacer nada. Se elevó dando giros.
-Está envuelta en llamas, Mandora vio su ciudad devorada por flamas de fuego, a pesar de sus sentimientos hacia la Orden y el Consejo, le dolió en el corazón.
Panthro estaba mareado, el radar indicaba que se aproximaban muchas naves.
-¿Qué rayos pasa con esta chatarra?
Mandora que no podía pararse, se dirigió a los controles y trató de desactivar el piloto automático, que hizo que la nave se elevara y descendiera peligrosamente cerca.
-Ya están aquí, en el radar las naves ya estaban a rango de tiro.
-Se están retirando los invasores, los lobos podía verse como una marea azulada que salían a toda prisa.
-¿Y Lion-O, debemos volver? Dijo Wily Kit. El Feliner no obedecía, hasta que las naves atacantes estuvieron demasiado cerca, comenzó por sí sola a hacer maniobras lanzando bengalas para desviar los misiles.
-Las naves de asalto estan por aterrizar. Efectivamente, en los monitores Cheetara vio aerodeslizadores con tropas descendiendo.
Siendo seguida por decenas de naves, el Feliner hacía volteretas imposibles soportando los golpes directos.
-¿Quién rayos controla esta cosa? Se rindió Tygra, frustrado de que no pudiera tomar el control.
-“Él” Mandora dijo como respuesta, mientras Tygra observaba a los controles que se movían solos, había sido grabado por alguien una simulación de pilotaje con un temporizador, las maniobras que debían realizar respondiendo a una explosión simulada de la ciudad de Avista, el usuario de esa maniobra se mostraba en la pantalla; Lion-O.
Súbitamente desde la ciudad se comenzó a lanzar lo que parecían ser unas potentes luces que cegaban a los pilotos que se estrellaron contra la estructura de la ciudad, era tal la cantidad de humo que cuando el Feliner remontó el vuelo, lo hizo con una enorme viruta de fuego que le acompañó por centenares de metros, sintiendo las poderosas vibraciones.
-¿Quéee rayosss? Pegados a sus asientos no se podían mover por el impulso de los cohetes. Snarf dio de tumbos hacia el fondo de la nave pero Aburn con su trompa lo agarró. Estaba aterrorizado, pero pareció aceptar la separación de Lion-O demasiado bien.
Los elefantes de Aburn eran demasiado grandes y tuvieron que ir en el compartimento de carga, donde se apelmazaban y rebotaban los unos contra los otros.
-Ha estallado, ¿este era tu plan?, ¿suicidio?, eres un idiota, dijo Mandora con una expresión devastada.
Sin poder creer lo que oían, la fuerza de los cohetes resonó hasta quedarse vacíos y desprendiéndose de ellos, la nave recobró la estabilidad a miles de pies de altura alejándose del lugar.
El silencio se apoderó de ellos mientras la nave lentamente ganó velocidad hasta perderse entre las nubes.
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Sin decir una palabra se quedaron sentados en sus lugares, los mandos de la nave brillaban comprobando su dirección, velocidad y posición automáticamente.
Todo había sido planeado, el despegue, la trayectoria, la coordinación con la explosión de la ciudad, nada había sucedido al azar, el ejército de Mumm-Ra que estaba arribando en gran número se encontró atrapado en ella, eliminando la mayor cantidad de enemigos posible.
¿Qué había pasado con la población de Avista y la de Thundera? No sabían la respuesta.
Panthro y Aburn fueron a ver a los elefantes.
-¡Por todos los ancestros! Gritó Panthro. Cheetara con su bastón listo, Tygra con su látigo y pistola fueron apresuradamente seguido por los niños.
Llegaron a la planta baja donde el contenedor de carga dejaba ver la razón de la sorpresa de Panthro, un tanque felino estaba asido a la bahía con un moño azul en el frente. Panthro comenzó a llorar, Cheetara y Tygra, Wily Kat y los elefantes, pero Wily Kit mantuvo la compostura.
-Lion-O se encuentra vivo. Dijo con seguridad.
-Pero la explosión hermana, todos lo vimos.
-¿No lo entiendes? Si planeo todo esto, seguramente… él está vivo.
-Tienes razón Kit, él está vivo dijo Tygra que sostenía el guante con la espada engarzada, su metal dorado se había vuelto gris, mientras Cheetara trató de acariciar a Wily Kit que se apartó de ella.
-Está vivo.
Mandora miraba el collar que Lion-O le había dado, una vieja representación del eclipse del Segundo planeta. Sin levantarse de su asiento suspiró, se preguntaba si hacía lo correcto y sin detenerse a pensar demasiado supo que su respuesta no era la correcta, miró al tigre albino esposado en su asiento y reflexionó que Lion-O no había perdido la esperanza.
Era que no se veía a sí mismo como parte de ese futuro, le dejó la decisión a ella.
-Sin dudarlo eres idiota desde los pies a la cabeza. Se dijo.
Jalando la palanca de mando, el control respondió, tenía dos caminos, tomó un profundo respiro y empujo el mando.
-¿A dónde vamos? Preguntó Cheetara que se sentó en el asiento del copiloto.
-Jorma.
Fin Capitulo 2