Ciudad Muerta
Más de un mes antes
“Keos”
La clérigo saltó entre las rampas de los caídos puentes que interconectaban la ciudad subterránea, por donde trepó sobre las vetustas piedras que se desprendían al menor contacto, no era tan alta como sus compañeros, a pesar de ello, nadie podía negar que una pantera onca tenía un poderoso dribleo y zancada, podía sostenerse corriendo durante dos cientos metros sin perder velocidad, en algunos casos sus manos eran lo único que tocaban la superficie de las paredes mostrando su maestría.
Se detuvo cuando encontró lo que estaba buscando, pegó con las puntas de sus dedos en la tierra dura.
-Vamos, vamos linduras, no se pierdan.
Pequeños objetos parecidos a semillas se iluminaron abriéndose paso entre los montículos de piedra.
-¿Dónde quedaron las otras dos? Lo que me faltaba. Sopló sobre las semillas que se iluminaron con intensidad y luego las guardó en un envase de cristal que agitó con fuerza generando un haz de luz que apuntaba en una dirección.
La luz marcó el camino, era arriesgado, no tenía muchas opciones, así que siguió de largo por varios kilómetros hasta encontrarse con un camino colapsado, buscó una alternativa, no la encontró.
La pared estalló en mil pedazos por una granada, impulsada de una poderosa zancada la clérigo se lanzó hacia el frente ocultándose entre el polvo levantado, pero nada, con su báculo apuntado al suelo se impulsó nuevamente hacia arriba para observar al enemigo, todo estaba desierto, las naves del ejército de Mumm-Ra yacían como mudos testigos de una batalla completamente chamuscadas.
-Oh no, no, no. Corrió a lo que parecían ser dos pilar funerarias. Una de las semillas brilló reaccionando a las que ella tenía, salió de la cabeza de lo que parecía ser el renegrido y empequeñecido cuerpo de una persona, se tornó en una masa blanquecina que se fue secando hasta romperse y desaparecer, la otra en cambio se quedó como un pedazo de carbón, la semilla no brillo más.
-¡Rayos! Al menos ya sé porque se rompió el hechizo…
La llegada varios días después a lo que parecía ser una región de bosques de abetos cambió el gesto desanimado de la clérigo que entre saltos y saltos sentía que desfallecía.
Alkemendrix era un viejo gato de poco gusto por hablar si no fuese para regañar o para hablar mal del líder de los clérigos, Keos no se podía quejar, él sabía lo que hacía.
Se le juzgó por un delito grave, aunque su pena no fue equiparable a su delito, en cambio le enviaron con los monásticos, Keos fue mandada poco tiempo después, la experiencia más traumática de su vida como Clérigo, pasó a formar parte de una fraternidad demasiado brumosa y taciturna para su carácter vivaracho y afable.
La mayor parte de sus misiones eran a lugares que desconocía, sin entender el valor de la misión, parecían tareas aleatorias para diversión de su maestro, si ella preguntaba o se quejaba; “No seas estúpida, el valor se muestra enfrentando lo desconocido, no enfrentando la seguridad de lo conocido”, “Quéjate menos, trabaja más”, “¿Es esto pescado frito? ¡Puaj!, la mierda de puerco asada sabe mejor”
La chica remedaba a su maestro, era muy joven, así que luego de un par de varazos que le escocían como hierro al rojo vivo en la espalda, él la perdonaba, era peor si le replicaba porque pasaba la tarde colgada de una rama u obligada a cargar recipientes de barro cocido llenos de agua, le gustaba el campo, pero la monotonía mataba su espíritu aventurero.
Era más divertido cuando vigilaba al disparatado príncipe Lion-O, el chico sabía divertirse, incluso siendo en extremo solitario y aislado, su humor siempre regresaba a una forma primaria de optimismo a prueba de todo mal, cuando era más joven y su adolescencia plena, tenía un lado quizás demasiado inocente por su falta de contacto con otras personas, sabía la manera de escaparse, reclutaba a las mascotas amigas de su gato y para su sorpresa podía hacer que incluso los clérigos quedaran despistados con ellas.
Cuando su padre se dio cuenta que lo suyo no era la fuerza bruta, fueron esos extraños maestros que Jaga trajo para él, los que se encargaron de su educación.
Escuchar de la tecnología fue lo que más le afecto, sin duda era apasionado, sus creencias para su desgracia no encontraron eco en ninguna parte, al menos parecía que una cosa le interesaba más de tres minutos.
Las rencillas entre los hermanos eran muy visibles con los años, Tygra, el hermano varonil e incansable guerrero, que tenía por obsesión dejar en ridículo a su hermano, Lion-O, el desobligado príncipe aspirante a la corona que se ufanaba de ello en su delante, el menos confiable de los dos, "excéntrico" se le decía, si no se quería ser demasiado cruel, su padre no hallaba la manera de congeniarlos, así que les dio educaciones separadas, uno de sus hijo seguramente acabaría de general de los ejércitos, el otro rey y monarca, aunque Jaga tenía sus peros.
A pesar de lo que muchos decían, en los ojos del príncipe no había más que admiración hacia su hermano, le espiaba, practicaba la espada en solitario, sus técnicas apestaban, pero con el tiempo el maestro Jaga vio un deseo de superación.
-Has hecho lo que te pedí.
La chica se quedó muda ante la severidad de la pregunta.
-“…”
-Lo suponía, tu fuerza espiritual es mediocre como siempre.
-Ella desea cooperar.
-Inconsciente chiquilla, decidir cosas por tu cuenta únicamente nos ha metido en más apuros y para variar no has cambiado nada, el precio ha sido la destrucción de la reliquia, confiar en ese "avechucho desviado" es un error.
-Únicamente una se dañó. Keos mostró las semillas en sus manos.
-Eso significa que has reducido tu vida en una octava parte y con cada parte que se pierde los estragos son peores. La chica comenzó a llorar tras su traje de clérigo. El viejo monástico cerró los ojos y le abrazó para consolarla, ella hizo una mueca, porque en el fondo lo que decía era cierto.
-Descansa por ahora, ya quedamos muy pocos y no estamos para elegir, ¿puedes sentirlo?
La chica negó con la cabeza.
-Si me acerco más podría contaminar mi mente, los que somos capaces de ver ese signo nos hacemos más susceptibles con la edad, ese inconsciente de Jaga quizás no verá su obra terminada, pero el mundo tendrá que padecerla.
-He dado el collar a Cheetara, ella no pareció reconocer la copia, aunque el rey hizo una pira funeraria con los restos. Él me salvó.
Alkemendrix con un gesto cansado caminó alrededor de lo que parecía un derruido palacete masajeando sus sienes.
-Perdiste el control de las copias por intentar hacer tantos rostros y usarlos a la vez, de todas maneras no ha servido, en la ciudad muerta la magia espiritual se rompe con facilidad.
-Ella es uno de los seis, nos ayudó. El viejo sonrió con ironía.
-¿La sexta? ¿Eso te dijo? ¡Ja!, eso sí que es presuntuoso de su parte, esos viejos únicamente son unos fracasados, es por eso que Jaga no confiaba en la mayoría, ese rey será nuestra perdición si se rodea de tales idiotas.
-O su salvación. La chica hizo hincapié en la “decisión”.
Él en cambio pensó que ya hacia hambre y era el momento más oportuno.
-Pescado.
-¿Eh?
-Quiero pescado frito, toma hija, tenía pensado ir yo mismo, ya que estas aquí usemos tus dotes naturales para hacer algo de más provecho, de todas formas, aún sin la octava parte de tu vida, no es justificación para la holgazanería. Acto seguido la empujó fuera con un bote de carnada y un largo hilo para la caña con anzuelos de diferente colores y tamaños, cerró la puerta dejándola completamente helada.
Suspiró, era lo único gratis en aquel lugar tan apartado de los ancestros de Thundera.
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Dentro de Avista Palacete del consejo
Presente
"Los trapos sucios"
La pesada tapa del filtro de aire cayó al suelo en un golpe seco. El berbil, un ser robótico de cortas dimensiones salió por él convertido en bola, rodando hasta la entrada pulsando el botón de apertura.
Lion-O y Soul Sever cayeron por el ducto dando de tumbos hasta detenerse en un conjunto de cajas que amortiguaron de mala manera el golpe.
Pasados unos momentos, los necromecas y la mascota del robótico ser, Flicker, entraron por la puerta principal seguidos por Aburn y varios elefantes.
-Lo ves… ¡ouch! ha sido sencillo, espetó el felino.
-Cierra la boca, estúpidos gatos, que sea de metal no significa que no me abolle.
-El rastreador en la comida ha funcionado, deberías alegrarte, hoy harás la buena acción del día.
Arrastrándose hasta salir del montículo de cajas, Soul y Lion-O, fueron ayudados por los elefantes que entraron por la puerta.
-Mucha comida, alguien tiene un apetito muy grande. Aburn agarró una lata de conserva de insectos en almíbar comprada a los Wollos, abrió la tapa y saboreó con su dedo. Lion-O miró con una cara llena de asco. Aburn chupó sus dedos e hizo un sonido indicando lo delicioso que era.
-Je, je, al menos sabemos a dónde se ha ido nuestro pago. Un wollo un poco avaricioso pero de aspecto afable se quitó el sombro ante las cajas de oro y se limpió los botines de un golpe.
Lion-O recorrió los pasillos del blindado complejo de bodegas de los concejales, el lujo ofendía la vista, provisiones de todo tipo, medicamentos, armas y cajas de seguridad con el oro retenido a los Wollos.
El oro fundido del tesoro de la bolsa de los cachorros, serviría para definir un papel para los nuevos ricos de una ciudad que ya no tenía el poder ilimitado que alimentaba sus construcciones, necesitaban de Thundrillium y ello tenía un costo.
-Son cuarenta cajas amigo mío, seguro que alguien va a molestarse por esto. ¿Está seguro que quiere hacer esto su majestad? Esa chica de finos modales y voz delicada se introdujo ayudada por otro de los Wollos que admiraba ese porte y delicadeza.
-Será muy divertido ver que alguien lo haga en público, como un asesino confesando un crimen.
Las luces de las potentes explosiones blandían con fuerza por las ventanas, pero el sonido estaba completamente ausente.
-A este paso nos quedaremos sin nada con que defendernos, pero veo que no le preocupa, así que yo tampoco lo haré, el velo cubría completamente su rostro, la ropa que vestía le cubría todo el cuerpo.
Lion-O con un carácter más distendido, hizo un gesto para que ella se reuniera con él, tomádola de la mano como a una dama de muy alta alcurnia y rancio abolengo, devolviendo una reverencia.
-¡Ponzi, lleva las cajas y lánzalas por los conductos!, si hacemos esto rápido, nadie notará nuestra presencia.
-Vaya, dijimos cuarenta cajas. Lion-O le miró afiladamente.
–Diez, el resto llévalo a donde acordamos. El chico cabeceó y el wollo atinó a sonreír alzando las manos, Lion-O no bromeaba, entraron varios de los comerciantes que enojados se quejaron con el felino de la estafa de los pájaros.
-¿Nosotros qué haremos?
-¿Nosotros? El felino no dejó de sonar ligeramente mordaz, pero no se lo tomó a mal, así que le dijo la verdad.
-Necesitamos hacer un inventario de las cosas, los alimentos y otros insumos, los primeros al campamento, de lo demás los elefantes y los wollos se harán cargo.
-¿Eso parece complicado? La chica cuya figura no podía mostrar claramente su raza se sorprendió, por el volumen ella diría que tardaría al menos una semana en inventariar todo.
Lion-O sacó una holopantalla, dándosela en las manos a la chica, quien entendió que se trataba de una lista precisa de lo que en aquellas bodegas se guardaban.
-¿De dónde lo ha sacado, no me diga que…?
-Sé que sabes cómo acceder a esa información.
-¿Fue a Horus? Él asintió, la sugerencia del felino señalándola como una dama de la vida galante no pasó desapercibida, aun así, ella sabía que no era un juego, así que probó lo que pensó era la palabra clave correcta, cosa que así fue.
-Debería devolvérselo antes de que termine o se pondrá furioso. Ella le aconsejó, Lion-O se estaba dando cuenta de las dimensiones de su error con Horus.
-Aburn, encárgate de las puertas rojas, Soul, que los necromecas se encarguen de las puertas azules y verdes. Ponzi, lleva los alimentos a las carretas como convenimos, Ro-Bear-Bill tú te encargarás del resto.
-¿Esos pequeños? La chica no parecía creer que con sus brazos los berbils lograran tal proeza
-No necesito que carguen nada, pero ellos son muy buenos construyendo ¿sabes a lo que me refiero? Uno de los berbils disparó una luz roja sobre cada uno de los montículos y el resto tomó las mediciones de pesos de las grúas, La chica analizó cada acción a detalle.
-Va a construir una maqueta falsa.
-Eso nos dará tiempo, además, inutilizaremos las puertas, seguramente tratarán de mandar un equipo de reparaciones, se los negaremos, para cuando descubran lo que pasó, será demasiado tarde.
-Horus va a mostrarle un lado que seguramente no querrá conocer si se entera.
-No a menos que tú se lo digas, podías haberme advertido antes y seguramente hubiese confiado más en ti.
–Usted es un rey, debería conocer los riesgos de trabajar con políticos, son pura apariencia, creí que le usaba, no creerá que es un concejal caído en desgracia, no ha llegado hasta donde está hoy si fuese así.
-Resulté ser como Mandora ¿No es así?
-Mucho me temo mi señor, ellos le hicieron lo mismo, nunca se lo esperó, la usaron creando una ficción a su alrededor y la Orden, que tenía una función moral en la ciudad, perdió su objetivo, aunque ha sido mejor rechazar ese papel, le hubieran controlado como a Vultaire, el muy idiota pensaba que tenía el poder absoluto, era un títere y no pudo más, siempre vigilado, casi un prisionero.
-Para rematar las cosas, tengo una crisis de confianza con mis propios súbditos. Los políticos son unos animales muy extraños.
-A veces la confianza no es suficiente majestad, de lo único que saben los políticos es de objetivos comunes y si no son los mismos que los suyos, las traiciones no le serán extrañas. Si usted no confía en sus propios súbditos es cauto de su parte, pero sepa que esta gente no será su reemplazo, quizás la confianza verdadera no es posible.
-Yo confió en Lion-O. Aburn habló con su tono suave.
-Mi querido y desmemoriado amigo, creo que confiarías en un tronco de un árbol si se presentase la ocasión, ji, ji. Aburn se rascó la mandíbula ante tan hermosa declaración y los otros elefantes reflexionaron, parecía que las palabras de esa mujer tenían mucho sentido común, Lion-O no pareció tan feliz.
-Su majestad, si desea que la gente confié en usted… lo que hace aquí le podrá en contra de aquellos que le apoyan en el consejo, sé que son corruptos, pero muchos de ellos creer en su causa, solo necesitan de un objetivo común y si usted no se los da, entonces… la chica se quedó en silencio.
-¿Qué?
-¿Esto que esta haciendo majestad… es el objetivo común? ¿Un momento, a dónde llevara esas carretas? ¿No me diga qué…?
Lion-O no respondió.
-¿Pero eso… usted cree que no podemos ganar? El felino no se movió, la respuesta era evidente, el cabeceó negando.
-Majestad, eso hará que su enemigo quiera atacarnos, por no decir que será considerado un acto de traición.
-Tú sabes que nadie está obligando a nadie, te he permitido que participes como agradecimiento, espero que ese tal “nosotros” igual quiera participar.
-No sé “él”, pero yo hice mi elección en ese momento, desde que ese asqueroso consejero… ella cortó la frase alzando la voz. ”Así que es un él” Pensó Lion-O de su misterioso benefactor, el que le dio la flor para Wily Kit y muy posiblemente fue el responsable de enviar a Mandora por Wily Kit, se preguntaba si era la misma persona de su sueño con Scandiacus, en las pruebas de Jaga, los cachorros le dijeron que asumieron una forma por él reconocible.
Él sentía confianza hacia Scandiacus y entonces esa forma había tomado el que le había contactado, pero estaba la cuestión del collar y si de algo estaba seguro, era de que Scandiacus se lo había dado personalmente, por desgracia había perdido el collar al tratar de rescatar a Pumyra, había sido ambiguo con el uso que debería de darle al mismo y por eso se lo regaló a Cheetara, dándose cuenta que era el propósito de Scandiacus desde un principio.
-Como sea, tenemos mucho por hacer, por cierto, me gustaría pedirte un favor y sé que seguramente puedes ayudarme con ello.
-Será un placer servirle su majestad.
Lion-O metió su mano debajo del velo de la chica que tembló un poco, acarició su mejilla posando sus dedos en su delicado pico.
-Es momento de que todos tomemos una decisión y yo igual he tomado la mía, dejar atrás el camino de la venganza y el dolor, los elijo a ustedes querida Orla. El águila blanca, una de las consejeras, luego de reflexionarlo, sostuvo la mano del felino.
-Y yo.
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Limites de los valles inferiores, camino de carreta de los Wollos
Horas antes
"Abdicación"
-¿Negociar con esas bestias? ¿Has perdido el juicio? Tygra se sorprendió por esa aproximación del muchacho.
-Tampoco yo veo qué lograríamos negociando, Mumm-Ra no es de los que negocia. Cheetara reprobó la idea, los restos de la caravana de carretas de los wollos quedaron carbonizadas a lo largo del camino, fueron todas asaltadas, sus cuidadores huyeron a la seguridad de Avista, por fortuna, fuera de las heridas, les dejaron ir a salvo.
-Esto nos ocurre porque no tienes ninguna experiencia militar. Tygra sonó demasiado desconfiando, Wily Kit y Wily Kat miraban el monólogo del hermano comiendo su merienda con Snarf que por lo picante se hundía en la nieve, volviendo a emerger, luego de unos instantes, sacando una bola de humo por la boca.
Para cuando llegaron a los límites de las laderas, los otros seis grupos de guardias ya estaban en sus posiciones, Horus era escoltado por un gran número de guardias, aunque Lion-O reprobó su acción, ya que era demasiado visible, puso especial atención a la manera en que ellos manejaban sus armas.
Él se acercó a Lion-O junto a otros consejeros para “analizar” el plan de acción, que consistía en atribuirse parte del éxito, tan seguro estaban de ello.
-Cada vez son más atrevidos, esta vez a tres kilómetros de la ciudad, Fedora marcó en el mapa de Mandora los lugares donde habían atacado.
-Si lanzamos un ataque aquí, posiblemente les hagamos algún daño. Mandora marcó en rojo lo que podría ser su base de operaciones.
-Y eso consumiría la mayoría de nuestras municiones. Él se negó, la realidad era que su poder no dejaba de ser puramente defensivo y en un radio de más o menos dos kilómetros, con puntos ciegos, se estaban confiando, incluso Cheetara que era ecuánime, sentía que la mejor manera era el ataque.
-¿Podemos usar los necromecas? Tygra recordó el poder de esos robots.
-También es una mala idea, sus patas son demasiado pequeñas y filosas, sí combaten en la nieve estarían en desventaja, además, salvo los seis modelos iniciales, el resto no posee armas.
Snarf saltó sacando la cabeza de la nieve levantando una lluvia de copos de nieve, Tygra lo agarró de la cola, todos llevaban binoculares observando atentos, pero Lion-O veía sin necesidad de usar unos.
-Lobos azules, ellos dirigen al resto, lagartos en su mayoría y mandriles de cola roja operando el equipo más pesado, dos hileras aerodeslizadores, veinte motos artilladas con armas de plasma y tres de esos monstruos mecanizados. A esa distancia no era fácil distinguir unos de otro, pero a él no le parecía preocupante, sus acompañantes le vieron extrañados.
-¿Te han salido ojos de halcón? Tygra preguntó, los ojos de Lion-O eran apenas azulados, casi blancos, nadie había tocado el tema, aunque aún así, no parecía sufrir otro efecto adverso, los médicos dijeron que tal vez se debía al calor de la metralla que afecto el iris de cada ojo, no conocían la anatomía de los felinos y eso dificultaba un tratamiento.
-Nuestro problema es que ya saben exactamente donde nos encontramos, tienen ese equipo nuevo y nosotros no tenemos experiencia en este tipo de combates, no es una guerra convencional y tú no tienes experiencia tampoco, con ese rifle no harás gran diferencia, la buena noticia es que no trabajan con Mumm-Ra.
-¿Y la mala? Wily Kat preguntó, como si eso cambiase en algo.
-Precisamente eso, no están con Mumm-Ra y eso los hace impredecibles.
-Ya hemos hablado de eso, no hay una sola evidencia que respalde lo que dices, lo que un lagarto moribundo diga no es una prueba de nada, le espetó su hermano.
-Si Mumm-Ra nos quisiera atacar, lo haría por aire, esta es una unidad aislada.
-Estas cometiendo un error niño. El uso de la palabra niño molestaba en extremo a Lion-O, parecía que el Consejo tomase nota de ello y se apegase a la postura de su hermano pasando por encima de él.
-¡Hey! ¿A dónde vas? Lion-O le preguntó a Mandora.
-Ya que no hay nada que hacer, tengo asuntos pendientes en la ciudad y ya que no confías en mí, estar aquí es innecesario.
-Pe-pero… Lion-O hizo una mueca y bajó la mirada, Fedora se acercó a Mandora, pero esta la empujó a un lado.
-Si quieres hablar ya sabes donde puedes encontrarme "niño".
-¿Qué hacemos entonces? ¿Nos rendimos? Preguntó Cheetara sin mucho tacto.
-Negociar…
-Espera, quizás no esté de acuerdo con la actitud de esa guardiana, pero ella tiene un punto, negociar es una mala idea, únicamente les va a atraer, pensarán que somos débiles como ocurrió en Thundera. Si no haremos nada entonces regresemos, Tygra amenazó.
Fedora y el resto de los miembros de la guardia pensaban lo mismo.
-Su majestad, no quiero contradecirle, pero claramente nosotros tenemos superioridad, deberíamos aprovecharla. Fedora habló con mucha elocuencia.
-Escucha Lion-O, sé que estamos tensos, pero si únicamente harás todo a tu manera, pronto vas a quedarte solo. Lion-O no buscó apoyo en Cheetara, ella miró a otro lado dejando clara su postura, si le parecía grosero no le preocupaba, eso era la recompensa de Lion-O por hacerles a todos un desaire tan grande.
Lion-O se sentó a escuchar sistemáticamente el plan de Tygra, se quedó mirando a Snarf y su cara se fue haciendo más melancólica. Parecía que pensase que “A pesar de todo ¿por qué demonios buscaban su aprobación, si evidentemente no deseaban su punto de vista?” El consejo se mostraba igual cada vez más independiente, tenía su propia impresión de las cosas, él recibía las críticas de los errores, ellos disfrutaban, sin hacerse responsables de nada, de los éxitos individuales del rey, habían decidido ofrecerle un servilismo mientras sus intereses no fuesen tocados, las cosas cambiaban como la marea.
Llegaba un punto en que los cambios de humor del felino generaron hastió en su propia gente y eso parecía convenir al consejo que deseaba algo más que ser un jugador secundario, en cambio los que le manejasen.
Incluso con ese sentimiento, no había un apoyo claro hacia él, querían que tomase la decisión por sí solo y asumiera el costo de ello. Tygra parecía centrado en su propia figura de autoridad que resurgía por su impaciencia, disfrutaba de mostrarse como alguien que le corregía, que tenía la sabiduría, Cheetara le acompañaba en su razonamiento citando a Jaga.
-¿Lion-O, no me estas escuchando? La chica le hablaba en tono grosero por su nombre, él solo se agarró de la cabeza y les dedicó una expresión desinteresada.
-Decidan ustedes.
-¡¿Qué?! Los guardias, el consejo y los súbditos de Lion-O hablaron al mismo tiempo haciendo mucho ruido, pero bajando el tono cuando se desprendió un poco de nieve.
-Si mi manera no va de acuerdo con su criterio, significa que estoy en lo incorrecto, decidan ustedes, yo igual tengo asuntos importantes que atender, si me perdonan.
-¿Lion-O, a dónde vas?
-Eso no te importa Tygra, muéstranos tus grandes conocimientos militares, Horus, Tygra te ayudará con el resto de tu misión, Fedora, Cheetara, les pido, les suplico que no dejen que Kit y Kat se expongan a riesgos innecesarios.
-¿Eso es todo, nos abandonas si no estamos de acuerdo contigo? Cheetara con un expresión compungida le miró desaprobando su actitud.
-Siempre pensado en ti no es así hermanito. Tygra acompañó la clérigo.
-No, me voy porque no tienes ningún respeto hacia mi persona, Horus está de acuerdo con tu postura. Él es quien te apoya y si él lo hace, en consecuencia Avista y como aliado no puedo negarme a una petición Horus, ¿no es así amigo? Lion-O abrazó a la paloma y le dio una palmada en el hombro, como si en verdad sintiera algo que su expresión no denotaba.
La paloma se quedó petrificada haciendo un sonido con su garganta tragando saliva. Los concejales se miraron igual bastante conmocionados.
-¿Querías dirigirlos? Este es tu momento. Wily Kit y Wily Kat se acercaron, pero Cheetara los detuvo, ella corrió hacia el rey.
-¿Te éstas rindiendo Lion-O? Cheetara que de pronto asumió una postura agresiva, se acercó a él jalándole del brazo.
-Podría hacer un montón de frases con esas palabras, viniendo de ti, incluso podría resultar cómico. La Clérigo notó que no había una expresión particular que le dominase, no estaba negociando o haciendo una pataleta, iba muy en serio.
-He estado luchando por ustedes mucho tiempo, estoy obligado a asumir ese costo con mi vida, para mi desgracia, ustedes parecen que no se han dado cuenta de nuestra situación, si no creen en mis principios, está bien, si me ocultan la verdad, está bien… pero yo estoy harto. Hagan lo que quieran. Se libró del agarre de Cheetara y se encaminó de regreso a Avista.
-¡Espera Lion, por favor! Ella le gritó.
-No. Le respondió tranquilamente.
-¡Entonces… dame la espada, otro rey mejor que tú debe ocupar tu lugar! Amenazó la clérigo, ese grito hizo que detuviera su marcha, la respuesta no fue lo que ella esperaba. Sin apenas inmutarse, le arrojó la espada y la garra como si fuese una basura a sus piernas de la que se pudo deshacer sin miedo alguno.
-Si me disculpan, tengo igual cosas que hacer, esta jaqueca me está matando y mis ojos, espero no tener que recordarles que estoy convaleciente. Cheetara se quedó completamente inmóvil.
-¿Miau?
-¡No Snarf, quédate y protege a los niños! El gatito alzó las orejas y ladeo la cabeza deteniéndose en seco.
El chico se alejó sin mirar atrás los rostros perplejos de aquellos que alguna vez consideró sus “aliados”, una apuesta, de eso se trataba todo y estaba dispuesto a arriesgar su vida en ello y no necesitaba de esa espada paro probarlo, únicamente un pedazo de tecnología que guardaba celosamente bajo su manto.
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Interiores de Avista, bodegas ocultas del consejo
Presente
"Despedida"
Pasado casi una hora las bodegas parecían las mismas, sin embargo, si se miraba a detalle, era muy claro que no todo cuadraba, aún así, Lion-O se sintió satisfecho. Mandora no pudo escapar a su mirada, así que no fue complicado para él aceptarla, de todas maneras, si decía lo que sabía, no había manera de que él no se enterase.
-No es que me queje, es que no creo que funcione.
-Deberá servir por un rato, hemos dejado parte de la comida, en especial eso “manjares”, Mandora dio un manotazo a Aburn para que dejase por la paz los insectos en conserva de almíbar.
-Ah, deberías probarlos al menos una vez, son deliciosos. Espetó el paciente paquidermo.
-Gracias, prefiero el “dulce de leche”. Respondió Lion-O.
-¿Dulce de leche… eso no es venenoso para ustedes? Lion-O hizo una mueca.
-Oh por favor, ¿no creerás que he sido yo? Él no le había dicho nada del envenenamiento de
Wily Kit, pero lo sabía.
-No he dicho nada. Su expresión eso le daba mucha confianza.
-Eres idiota desde luego. Ella refunfuñó mostrando el abrumador efecto de sus ojos color esmeralda.
Lion-O y Mandora salieron por la puerta que se cerró tras de sí, los berbils se encargaron del resto, los necromecas con sus pequeños ojos, analizaron el piso y lo dejaron reluciente.
-Esas cámaras están activas, veo que no te preocupa.
-Soul se ha encargado de ellas.
Mandora notó ese tono melancólico usual en el chico desde que se conocieron, ciertamente empezaba a confiar en ella, por desgracia, parecía que con las primeras de cambio regresó sobre sus pasos, era como jugar con brazas al rojo vivo.
Bajaron en el ascensor y pasaron entre la zona de bodegas inferiores, la mayoría vacías con las marcas de los sacos de comida, especialmente semillas.
-No les has dicho tampoco a ellos. Lion-O cabeceó.
-Hubo un tiempo en que confiaría en cualquier persona que demostrase interés en mi causa, pues bien, ya no soy capaz de hacer eso, siento tanta pena y vergüenza por haber sido tan estúpido, así que tengo que alejarme de ese laberinto y buscar una alternativa.
-Aun cuando no lo creas, me hubiese gustado pelear a tu lado, parece que quedaremos por completo en tus manos.
-No será así por mucho tiempo, esto no puede durar indefinidamente.
-La batalla terminó, al parece no tendrás que hacer nada. Mandora se dio cuenta que los sonidos de las naves despegando y los ecos de las explosiones cesaron, en cambio la gente se refugiaba al interior de la ciudad.
-Es lo contrario, es un desastre total, Lion-O señaló a los guardias que salían al frente. En el otro costado de la ciudad había humo y fuego, no escucharon nada por el aislamiento de las construcciones que absorbía el ruido.
-Nos han franqueado y tratan de invadir por el Este.
-¿Qué y te quedarás tan tranquilo? La guardiana con la paciencia de Lion-O no se sobresaltó con la noticia.
-Descuida, eso no será un inconveniente, mientras estén en el radio de defensa no podrán hacer nada, están probándonos, quieren saber si deben atacar ahora.
-¿Qué es lo que pretendes con todo eso?
-Los lobos son criaturas poderosas y temibles, necesito una buena carta de presentación, luego de mucho pensarlo creo que es el único camino.
Sin preocuparse demasiado de lo que sucedía su alrededor, el felino esperó hasta que Ponzi a la distancia hizo un gesto que incluso Mandora no fue capaz de ver sin binoculares, él asintió con la cabeza, jalaba a un extraño animal de aspecto sublime color blanco.
-¿Y para qué son las lentillas? Lion-O se colocó las dos lentillas transparentes ofrecidas por Soul Sever que tornaron sus ojos de color rojo al contacto.
-Es para poder verte mejor. La broma no le sentó bien a la guardiana.
Para cuando Ponzi les alcanzó, esa preciosa criatura se asustó ante la presencia del león, pero Ponzi, sin perder sus estribos le controló.
-La dama dijo que todo está en los paquetes, creo que es todo, nos iremos tan rápido como podamos.
-Sigue al Noroeste y encontrarás los caminos de las aldeas de Shogun, las cajas servirán para preparar todo, el señor tejón dijo que nos ayudaría, es momento de ver que tan lejos puede llegar su palabra.
-¿Es nuestra despedida?
Lion-O no respondió.
-Ha sido un placer conocerlo majestad. Se quitó el sombrero. Lion-O en cambio le ofreció la mano.
-Lo mismo digo amigo mío. Mandora que no sabía ocurría, miraba la escena parada en silencio.
-Sin ese casco se ve preciosa señorita, cuide de nuestro rey, sea una buena reina.
-¿Qué? No, bueno… al ver la cara de Lion-O zarandeó su cabeza exhalando.
-¡Buff! Lo haré. El bonachón Wollo se despidió de ambos azuzado por una señora, Lion-O veía que Ponzi no había perdido el tiempo en buscarse un reemplazo para Lucy.
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Momentos después
"Una guerra solitaria"
El presentimiento de Mandora era una cosa que nunca había experimentado, temía por la seguridad del rey que preparaba su caballo y una larga espada de plata, parecida a la suya propia, relucía en su preciosa vaina dorada sobre su espalda.
-¿Este "caballo" es seguro? Mandora preguntó.
-Las monturas felinas son más inestables, este pequeño en cambio es un guerrero nato, el felino dio una palmada en las ancas del animal que relinchó en protesta.
-Estás completamente loco, no parece que le agrades.
-Es un poco huraño, los wollos le usaban como animal de carga, claro que no estaba hecho para eso, iban a sacrificarlo y me lo ofrecieron, parece que perteneció a los guerreros del reino de Shogun, lo mantuve un tiempo sin saber qué hacer con él, quizás este es su destino, está excitado, huele la batalla, hace unos días no podía ni acercarme, pero reconoce una espada cuando la ve, está en su sangre.
-Nunca has estado en una batalla de este tipo, probar la sangre puede cambiarte, ella dijo esperando que recapacitase.
-Es hora de irme.
-Podría volar sobre tu posición. Lion-O no cambió demasiado su expresión.
-Si tienes un caballo puedes venir, de otra manera los lobos te harán pedazos, mi padre me dijo que incluso con una montura era difícil.
-Esto será una gran humillación para el Consejo, espero que sepas las consecuencias de tus actos.
-Esto no es para darles una lección, sino para salvarles de su propia estupidez.
-¿Y qué significa eso?
-¿Has escuchado el refrán del árbol de raíces enfermas?
-¿Intentarás probar tu lado genocida eliminando al tronco y las raíces?
-No me refería a la ciudad. La manera en que le dijo afectó el semblante de guardiana.
-Si no es la ciudad qué más.
-Volveré lo más pronto posible, seguramente habrá muchos heridos, afortunadamente nada de gravedad.
-¿Eres adivino? Lion-O sonrió, ese aspecto taciturno parecía convertirse en su estado de humor más constante, ya no era rebelde, engreído o de maneras agresivas, se percibía una expresión más estable, aunque ajena a toda felicidad, no era tristeza, del alguna manera se sentía tentada a seguirle, “estable, confiable, rodeado de misterios y planes… cómo un líder seguro de sí mismo”, temía que el mismo Lion-O no pudiera verlo.
-Tal vez lo sea, con todo lo que he aprendido, con cada experiencia que he adquirido, ¿sabes lo que me viene a la mente en este momento?
-¿Y eso qué sería?
-De las guerras, la mejor de todas es aquella que no se libra. Apretando la fusta y las correas de la brida de su caballo, avanzó con seguridad hacia donde se encontraba su enemigo.
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Mandora, quien volaba a la par, reflexionó las palabras del chico, en solo dos meses pudo ver lo que ella misma no quiso ver en años, Horus y su grupo llevaban una doble contabilidad, Lion-O era el nuevo “rey tonto” del pueblo, jugando al niño bueno buscando su irrealizable utopía, lentamente convirtiéndose en un títere.
Lion-O observó los obuses que chocaban inútilmente con los costados de la monumental construcción, contempló el fuego apenas centrado en un par de edificios, esas moles de metales no era sencilla de destruir, una de las aspirantes de la Orden le miraba detenidamente, le hizo una señal para que se detuviera y regresara con sus compañeros a la protección de las entrañas de la ciudad, los guardias le imitaron, su fuerza estaba sostenida por las máquinas de muerte de alta tecnología y estas les habían fallado.
No importaba el lugar, esa maldita tecnología se llevaba las vidas con mejor precisión, eliminando la necesidad del valor y la fuerza de un individuo, dejando una estela de terror que los asesinos veían a la segura distancia, Lion-O se dio cuenta de lo mucho que odiaba la tecnología y la razón de abandonarla por sus antepasados, tenía su propia fuerza, una nueva y poderosa que no requería de tecnología, se alegró de que no todo fuese entorno a una espada legendaria o armas avanzadas.
El Consejo únicamente confiaba en la espada de los augurios, iban a aprender.
La fuerza de esa maldición circuló por la hoja de la espada de plata, la armadura de su caballo sonaba con cada zancada, se detuvo cuando estuvo a cien metros de ellos. Era genial, Mandora se debía sentir así siempre, sin miedo o excitación al enfilar al enemigo.
Los lobos no dispararon al ver ese sujeto de capa blanca, siendo tomados por sorpresa, su cabellera larga y roja como la sangre destacaba en un paisaje gris y frio.
Mandora y la gente que estaba guardando el lado Este, subieron a los edificios y temerariamente miraron al chico.
No se trataba de tomar una vida, dos o un ejército, Lion-O estaba enfrente de una lucha tan natural como la vida, las contradicciones de un salvador, un títere de intereses ajenos a los suyos propios, “eres un rey, tú decides” pero si hacía las cosas que deseaba, ellos se tornaban en su contra, la gente le abandonaba, querían que fuese el rey predestinado, aunque lo único que lograron era generarle una aversión profunda al mundo de la realeza.
“Odio ser un rey… ¿entonces por qué no renuncias?” Le espetaban, “Estoy muerta y te odio por no rescatarme” No había nada que hacer o decir. “Eres solo una orden, un encargo” “¿Confianza?, esto no se trata de confianza, sino de objetivos comunes”
¿Qué tan bajo puede llegar uno antes de sentir que es suficiente?
-¡Es suficiente! ¡No más! Dijo en voz alta a un interlocutor que no se encontraba allí, pero que él veía como un espectro de una capa blanca, la cara de esa pantera, la mujer del primer señor de los Thundercats, fue hasta entonces que supo de quien se trataba, el lector puede preguntarse, "¡pero si era tan obvio", aquellos que viajan al mundo espiritual, atrapados en una vivencia del pasado, no tienen recuerdos, es más una sensación, no hay rostros o lugares, son las impresiones borrosas como las tenidas en un sueño, sin orden o contexto.
Él no deseaba saber la razón, adivinando, culpó a la espada de los augurios, ella desapareció al regresar a verla.
Los lobos que con sus prodigiosos oídos le escucharon, pensaron que les hablaba a ellos.
El primero que perdió la cabeza fue él más seguro y combativo, un gran lobo gris que no soportó la espera y con el empuje de su caballo se hizo a un lado rematándole, la espada cuyo peso no sentía, partió el acero de esa arma con forma de hacha, sus cargadores estaban agotados por el Thundrillium impuro, seguramente la mayoría de los lagartos lo recibían.
Lion-O meditó el motivo y pensó en la batalla de Thundera, quizás Mumm-Ra esperaba que ellos lo emplearan, que recobraran los restos y usaran las baterías en sus naves y generadores, el Thundrillum puro era dañado por el Thundrillium sucio, dejando gran parte de su reserva en un estado deplorable.
Los misiles de esos monstruos mecanizados trabajaban bajo un sistema diferente de alimentación, pero a esa distancia y velocidad, sus conductores eran presa fácil del arco de Lion-O, que dio en cada uno de los conductores, nunca fue bueno con el arco, aunque entendió de inmediato que la fuerza de Mandora que corría por su venas, no necesitaba de un entrenamiento, apuntaba y ¡Zunk!, la flecha se enterraba en su objetivo a prodigiosa velocidad, tal era la tensión que pronto ese arco se rompió y de nuevo tuvo que valerse de la espada.
Él no deseaba una carnicería, eso iría en contra de sus planes y sus propias convicciones, se limitó a atacar a los líderes más salvajes, sin la espada de los augurios se dio cuenta de la manipulación de su mente, nunca había matado con ella a nadie, una arma que temía ir demasiado lejos.
Si era así, mejor que nunca se hubiera forjado, era una hipocresía. Pero eso le planteaba una cuestión, “¿Por qué la espada hecha de los restos de un metal maligno rechazaba la maldad?” “Por qué Leo no usó nunca la visión del ojo” Se preguntó mientras daba estocadas. Alguien de una voz profunda respondió a sus pensamientos.
“Debido a que la espada es únicamente un intermediario, debido a que el poder de la visión es tuyo”
-¡Jaga! Un espíritu blanco y transparente apareció momentáneamente frente a él.
-¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿Qué quieres decir con que es mío?
“Una vez te dije que el poder de ver más allá de lo evidente no serviría sin la decisión de hacer lo necesario para llevarla a cabo, la espada no peleará la guerra por sí sola, necesita de una mano sabia para que la guie.”
-Yo no soy sabio, no puedo hacer nada más, debo de protegerles o será mi culpa que sigan en esta guerra que no es suya. Sin dejar de combatir, el enloquecido jinete hablaba al aire, abriéndose paso entre tropas que no tenían espadas, lanzas u arcos.
“En una lucha perder a alguien que amas es muy difícil, cuidar de tus aliados es algo sensato si no entiendes porque arriesgaras sus vidas, pero que no sea el miedo a la pérdida lo que nuble tu deber o lo que puedes perder puede arrastrar a otros a un final aún peor.”
-No soy el indicado para esta tarea, hay mucha confusión.
“Aún si rechazas esta tarea, tus decisiones forjaran el destino de este mundo, si das la espalda a ese destino, este aun seguirá su curso, aunque el desenlace solo dependerá de ti.”
-¿Por qué ahora?, lo he intentado todo para lograr acceder al libro, nada parecía funcionar, te he necesitado tanto, no sé qué más hacer.
“¿Es que no te das cuenta? Una magia más poderosa a lo conocido se ha alojado en tus ojos, crece devorando lo que se encuentra a su paso, contra ella todo embrujo es insuficiente, ni siquiera Mumm-Ra, ni siquiera yo, tampoco ese velo que cierra lentamente el ojo de la espada y nubla el libro de los ancestros puede ensombrecerle, hoy ha crecido tanto que hemos podido estar nuevamente en comunión”
-Necesito de tu consejo.
“No, ya tienes la solución para tu viaje contigo, el resto depende de ti, una decisión requiere de valor, aunque el precio puede ser muy alto”
-¿Me abandonaras nuevamente?
“No soy yo quien te niega consejo, es tu propia terquedad, cuando la vieja magia sea destruida, abre el libro y te contaré esa parte que no deberías conocer si lo deseas, tendrás una nueva oportunidad para retomar tu destino”
-¿Me dirás la verdad esta vez?
“No deberías ser tan presuntuoso con la verdad, la verdad, como una espada de doble filo, podría acabar volviéndose en tu contra, ve, encuéntrate con tu destino, reencuentra tu camino a través del laberinto de tu propia turbación.”
-¿Qué quieres decir? ¿Jaga? ¿Qué significa? Jaga se esfumó entre la convulsión de una marea de animales que se paseaban como manchas difuminadas, pegó con su fusta en las ancas del animal que de un relincho pataleó con rudeza cambiando de dirección.
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Su cuerpo parecía no conocer el cansancio, continuó por casi una hora, sin apenas avanzar luego de una espectacular entrada, dudaba con las palabras de ese viejo espectro de ojos cansados, podía controlar el filo, una estocada degolladora se convertía en golpe seco que escocía sin matar a la víctima.
No entendía a la gente, le despreciaban de muchas maneras, en Thundera por ser adepto y apasionado defensor de la tecnología, en Avista por su rechazo a la misma, pero allí estaban esas aves, aplaudiendo un espectáculo barbárico.
Cada cabeza, cada vida que reclamaba la espada de plata, le fue bañando en sangre, manchando su capa blanca, le hizo pensar en lo absurdo de la guerra, la victoria no parecía beneficiar a ningún bando, igual la tecnología, le daba formas más efectivas y refinadas de acabar con vidas ajenas, pero si la fuerza que alimentaba esa tecnología desaparecía, se limitaban a lo más básico de sus instintos primarios.
Se retiraban y como si fuesen ovejas, él las guiaba a su corral abandonando las armas y naves que no les servían, una flecha se incrustó en su espalda, luego otra, aunque enterradas con fuerza en el chaleco, las mismas no cumplieron su objetivo, las puntas le laceraron la piel, era el menor de sus males.
Decidió destruir el arco de aquel romántico del combate a la manera antigua, un lagarto barrigón, posiblemente cazaba sus presas con ella, la estocada en su espada le haría recordar para siempre su error, disparar a la espalda de otro tiene su defectos.
La fuerza de la guardiana le iba quitando lentamente la habilidad para ver las caras, en cambio manchas rojas del calor corporal, eliminando el remordimiento, el caballo parecía poseído por esa fuerza, porque su marcha no se detuvo.
La línea por fin se rompió y se tornó desorganizada, lobos y lagartos huían en desbandada al perder a sus guerreros más audaces, los guardianes envalentonados por las acciones de un solitario combatiente, agarraron palos y piedras, algo que le dio risa, al final así acabó la preciada tecnología, con palos y piedras.
Se encaminó ignorándoles hacia donde la batalla principal se realizaba, varios kilómetros rodeando el valle.
Una felina le seguía con detenimiento, mientras unos tigres la escoltaban saltando de rama en rama, uno de ellos, un tigre albino estaba visiblemente enojado.
Pumyra parecía disfrutar el espectáculo, estaba realmente excitada, el joven tigre miró con odio al joven rey león, que tenía un semblante imponente y poderoso, su temible manejo de la espada helaba la sangre. Una gran ventaja poseer la invisibilidad, pero para el comandante Taiga, quien lideraba al resto de los tigres, entendió que incluso con ese poder les hubiera sometido.
-No trae la espada. ¿Por qué no acabamos con él?
-Mantén la calma mi príncipe, esa no es nuestra orden, aun si lo fuese, dudo que seamos lo suficientemente fuertes para combatir a alguien que puede enfrentarse directamente a Lord Mumm-Ra y los lobos azulados guerreros.
Lo dicho fue seguido por el felino quien partió con el asombro de esos espectadores, a otro gran lobo azulado de una estocada precisa, sin darle tiempo a nada, Pumyra observaba a la distancia con una expresión indescriptible, el joven tigre odió más a ese rey.
-Él sabe que estamos aquí, no sabe quiénes somos, el viento viene del sur, así que no creo que pueda reconocernos, ha mejorado bastante ese pequeño tonto enamoradizo. Pumyra habló sin preocuparse de que le escuchara.
Ante la atónita mirada de los demás lobos, el león hizo cosas que incluso a ellos les tomó completamente por sorpresa y en sus corazones sintieron miedo, al comprobar de todas las maneras habidas y por haber, la fuerza de su futuro enemigo, que si tenían una idea desfavorable de ese rey que consideraban débil y falto de carácter, ese día tal desdén se les había borrado de sus rostros.
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Al sur de Avista, camino de las caravanas
Tiempo después
"El rey de los lobos"
Soul Server se lo había advertido, el “Thundrillium impuro diluido se congela y pierde su carga, incluso usado óptimamente puede perder fuerza rápidamente” era la causa de que ese ejército que se disponía atacar la ciudad de los perros, se viniese abajo en aquella inundación.
En el caso de Avista era desafortunado, la corrupción era una manera de asegurarse el futuro propio estropeando el futuro de los demás, como si viviesen en una realidad aparte, no era así, si bien no podía atribuirle toda la culpa, sí gran parte de la misma.
Pisarse el propio pie no era algo fuera de lo común en Avista y los concejales habían tentado el destino, la ciudad con las calderas calentando el líquido, nunca tendría ese problema, pero las armas pequeñas y las naves era otro asunto, lo supo cuando Panthro no volvió, todas las naves fallaron, por eso los pagos a los Wollos se redujeron y el Consejo se quedó con el oro que pudo comprar un Thundrillium de mejor calidad, la diferencia es que el mineral más puro tiene que sacarse a mucha profundidad y eso cuesta.
Exprimiendo a su caballo, recorrió casi siete kilómetros rodeando el valle y luego girando cinco más sobre el camino de las caravanas de los wollos. Si eran solitarios lobos o lagartos, evitaba incapacitarlos o el frío podría matarlos innecesariamente, por fortuna todos era parte de los que se dieron a la fuga, así que su sola presencia bastaba, por el contrario, si era un grupo numeroso de ellos, se aseguraba de que las pérdidas menguaran sus deseos de atacar nuevamente.
Para cuando llegó a donde la batalla de distracción sucedía, el tanque felino estaba volteado sin una de sus cadenas y la batalla se llevaba a cabo sin armas de plasma como esperaba, eran lobos y lagartos contra aves y felinos, los primeros poderoso adversarios, aun así, Tygra mostraba su temple y experiencia, Cheetara que llevaba un gran bulto a su espalda, daba toda clase golpes cubierta de barro, siendo protegida temerariamente por un par de rápidos cachorros y Snarf, que pasaba con los hilos de Wily Kat por debajo de las piernas de los atacantes haciéndoles trastabillar.
Los cachorros no perdieron el tiempo empleado con Cheetara, sabían hacer un combate bien planteado en grupo, Tygra daba un golpe tras otro, levantaba un arma tirada y golpeaba a quien se le acercara, dejando que Cheetara avanzara y luego retrocediera, los cachorros distraían con su velocidad y peso, contrarrestando los puntos ciegos.
Ellos en su conjunto eran magníficos, pero un lobo lo es igual en su manada, así que Cheetara, aún con su bastón y su habilidad para derribar varios enemigos, alargaba esa estúpida batalla sin ventajas reales, Tygra para su sorpresa no usaba su invisibilidad, aunque Lion-O meditó que un lobo confiaba más en su olfato que en su vista y en la nieve, cubierto de lodo, la invisibilidad pronto se diluiría.
Panthro habría hecho la diferencia, de inicio no hubiera usado el tanque y no hubiera adelantado la línea de ataque, Tygra creyó que la misma táctica le funcionaría una segunda vez, pero se quedó estancado y al perder la iniciativa, el combate se volvió de desgaste.
Las aves que se internaron en el bosque colindante con sus vehículos, aterrizaron en la fría nieve, de pronto vieron que no podían despegar al pegar demasiado los acumuladores al hielo, seguramente destruyeron los tanques y vehículos inutilizados de los lagartos por la falta de combustible, pensando que eran las líneas del enemigo, disminuyendo su propia capacidad operativa.
La táctica no era diferente a la usada en Thundera, Tygra debía darse cuenta, la humillación era patente, las aves que en su mayoría no podía volar con sus alas atrofiadas, estaban peleando por su vida para regresar a la línea inicial, a medio día eso era un lodazal por el que su pies se hundían.
Los lobos y lagartos atacaban ola tras ola con sus poderosos saltos, pero no la pasaban mejor.
En la ropa de los pequeños las manchas de colores mostraban donde los rayos de plasma impactaron con apenas fuerza para decolorar el tinte, la imagen entera era una guerra de piedras y palos bastante ridícula, intentando no perder el tanque y sus naves los unos, los otros distrayendo, ganando tiempo, habían llegado a un punto muerto, debía encontrar una salida aceptable para ambos, él no tuvo problema alguno en saltar y caer del otro lado del riachuelo, sus piernas seguramente se destrozarían del salto, su caballo lo hizo sin problemas encontrando un lugar seco entre todo ese lodazal.
Le dijo a su hermano que su rango defensivo era de dos kilómetros, no únicamente por el alcance de los cañones de la ciudad, la realidad es que si se volaba con un arma en las manos, dos kilómetros era la distancia antes de que el Thundrillium licuado se congelase, un rifle en la espalda, provisto del calor corporal, podía durar más, pero al contacto con el viento pasaba lo mismo, el rifle de plasma era usado como mazo por una de las aves, siendo abandonado por Tygra después de algunos disparos.
Su cabellera volvió a crecer con mucho dolor producto de esa magia, esta ya le llegaba a la base de la cadera, necesitaba de un corte de cabello urgentemente..
Penetró desde la derecha las líneas enemigas con su caballo, el número de lobos eran mayor al de los lagartos, la gran mayoría de estos últimos había renunciado al empeño, los lobos seguían pensando en dar tiempo a sus aliados para conquistar la ciudad y luego tal si fuese una parada militar, les desbordaran por la espalda destruyéndoles entre las dos líneas, eso no pasaría, si sus líderes lo sabían, no se lo comunicarían o perderían la voluntad de pelear.
Empujaba con su caballo y los enemigos salían volando, daba estocadas sin filo con la espada y los que no despegaban del suelo del empuje de caballo, lo hacían con su espada, así lo hizo hasta que la batalla se centró en su sola figura al penetrar toda la línea, entonces eligió a uno de los lobos más violentos y nuevamente de una poderosa estacada su cabeza se desprendió del tronco, había matado a uno de los que dirigía la manada.
Tygra se hizo a un lado al ir a su encuentro, Cheetara y los cachorros le imitaron pero estos últimos se detuvieron al mirar los ojos rojos y brillantes del felino, que sin contemplación cargó contra su propio hermano y los lobos que le atacaban, con violencia extrema salieron disparados por el aire, uno de los lobos pareció explotar por la fuerza del embate, pasando con su espada sobre su hermano que en el último momento fue jalado por Cheetara, para enfilarse de regreso a la línea de combatientes que igual fueron rompiendo la formación.
La imagen era temible, su figura y no parecía calmarse, era como si hubiese enloquecido y la espada que no cortaba, de pronto creó una pavorosa lluvia de sangre, él se reía y gruñía, daba un tajo de un costado y luego de otro llenándose de sangre, los lobos cedieron en el lado izquierdo completamente y las aves retrocedieron a la seguridad de la orilla dejando de participar en la batalla.
Cheetara estaba muy afectada, pero se preocupó más en alejar a los cachorros de aquel espectáculo, había participado en combates, pero era la primera vez que contemplaba una batalla sangrienta, no, más bien una masacre.
Los lobos eran fácilmente casi trescientos apoyados por otros doscientos lagartos, estos horrorizado se replegaron completamente, el caballo de Lion-O se abalanzó sobre el núcleo de la formación dejando que su caballo se recargase sobre decenas de lobos dando estocadas, patadas y puñetazos.
Tygra y Cheetara escucharon el potente sonido del rugido de león, Lion-O con su enorme melena destacaba entre sus enemigos, dio una estocada y acabó con la vida de otro de los líderes de la manada, el segundo corrió una suerte peor, con su mano izquierda lo agarró del cuello y lanzó al aire, rugió y con su espada lo partió de tal manera, que sus vísceras estallaron. Wily Kit gritó llena de miedo, Wily Kat la aferraba.
-Esta es la guerra Kit, Kat, ¿acaso no es divertido? Mira Cheetara, este es el camino, ¿por qué apartas la mirada?, ¿donde quedó toda esa confianza en la victoria? Las hachas, mazos y lanzas no le contuvieron, mataba como obseso cortando cabezas, manos, piernas.
-¡Berzerker, berzerker! Dijo un lobo cediendo al fin y luego otro, “un guerrero desquiciado” era el significado, el guerrero que se divertía con la sangre, que avanzaba sobre líneas enemigas sin importarle la derrota o la victoria, ni siquiera su muerte, entonces con el retroceso de los lobos avanzó y pasó la línea.
Eligió muy bien a su objetivo, pudo ver que era protegido por unos enormes lobos con hachas-rifle, estos trataron de partirle a la mitad, pero con su caballo los hizo a un lado.
-¡Lion-O! Gritó Cheetara advirtiéndole del ataque, él no parecía escucharla, en realidad, lo único que escuchaba el felino, era un débil ulular, cuando el hacha pasó fue como si lo atravesaran completamente sin tocarlo, había desmontado de un salto poderoso.
Sabía que no podía dejarlo allí, debía llegar hasta el final, los lobos que protegía a ese otro lobo, un poco más viejo, no se movieron del miedo, se quedaron en el suelo, regresó sobre sus pasos y se desamarró del cinto, una bolsa empañada en sangre. El lobo que les dirigía era viejo y deslucido, aunque seguro y orgulloso.
Ambos bandos estaban desconcertados con lo que sucedía en aquel sitio y dejaron de pelear esperando en sus posiciones, sin moverse o retroceder, Tygra y los otros seguían atentos a ese chico de una larga cabellera, la plática se prolongó por unos segundos, lobo y león desaparecieron en los arbustos dejando a los dos ejércitos desconcertados.
Cheetara quiso ir a su encuentro para darle el bulto entre sus brazos, sin inmutarse, el león que giró ligeramente la cabeza dando una orden a su caballo, el cual salió a todo galope alejándose hasta desaparecer, la ignoró, mientras esos enormes y veloces lobos cerraban el paso en cuanto se levantaron.
Fue hasta ese momento, que Cheetara entendió lo que Lion-O quiso decir con esas palabras y en consecuencia, el felino estaba haciendo lo que dijo desde un principio que haría “negociando con lobos”.
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Guarida de los mercenarios del Oeste
"La advertencia de un lobo"
-¿Qué quieres, has venido a suplicar perdón? Debo reconocer que para ser un pequeño y débil león, tienes mucho valor al venir aquí solo. Un lobo aun más temible le dijo sentado en voz grave. El chico habló sin cortarse o dejarse impresionar.
-A cinco kilómetros, al oeste de aquí, a la salida del camino de las caravanas, he dejado cinco carretas con provisiones para tu gente, les duraran racionadas un mes, o un par de semanas, depende de ti, con ellas pueden pasar el invierno sin problemas.
-¿Nos las darás gratis? Que amable, aunque mejor no, prefiero saborear el sabor fresco de la carne de león, dijo con altanería olfateando la cara del felino llena de sangre.
-¡Detén tu ataque, ya has fracasado!
-¿Qué dices? ¡Ja, en estos momentos mis tropas están invadiendo tu ciudad!
Un lobo se acercó para darle las malas noticias.
-¡¿Qué llevas en esa bolsa?! ¡Imposible! Lion-O sacó la enorme cabeza de un lobo gris y se la tiró a sus pies.
-¡Retira tus tropas!
-¿Y qué harás si no lo hago?
-Me pregunto si tu gente te seguirá cuando ya he dicho que te he dejado las provisiones y que les he perdonado, pero sobre todas las cosas, que he despedazado yo solo a todo tu ejército de mercenarios.
-Mientes pequeño insolente, te comeré entero sin piedad. El lobo avanzó con seguridad, el león no hizo nada, cuando el hacha intentó aplastar su cuerpo, imitó a Mandora y con una sola mano desnuda, detuvo el arma del lobo que se quebró de la punta.
Empujando al lobo, este dio varios pasos hacia atrás para impresión de sus lugartenientes, la espada se posó en su cuello midiendo sus palabras.
-¿Quién rayos eres, un monstruo más, un demonio?
-Tal vez me equivoque de persona o de raza, creí que los lobos tenían honor.
-Mumm-Ra no estará feliz y te aplastará cuando lo sepa. Lion-O sabía que mentía.
-Ambos sabemos que no trabajas para Mumm-Ra, un lobo nunca olvida la libertad, eso lo decía mi padre, por eso son ingobernables. ¡Ahora, retira tus tropas" El lobo afiló su mirada, pero luego de unos momentos de zozobra se rió a carcajadas cambiando la expresión del chico.
-A pesar de que lo hagas, eso no cambiará nada, ya lo dijiste, los lobos no olvidamos la libertad, ese tal Mumm-Ra nos quería reclutar, nos robamos sus armas y desertamos, aunque no estoy seguro que eso le desagrade o fácilmente nos hubiera detenido.
-Deberías saber que él camino es libre, si alguien se las llevan no será mi problema, sino el tuyo y tu gente morirá de frió, ahora que tus transportes no sirven.
-Nadie roba a los lobos.
-Me pregunto si quien las encuentre dirá lo mismo, imagino que los wollos no huelen a lobo, así que yo no esperaría que respetasen tu comida. Lion-O miró a ese lobo que resultó ser un sujeto sin ninguna preparación militar, atacó como lo haría una manada de lobos, no se detuvo a pensar de si era una emboscada o si la comida estuviese envenenada, al entender que era una presa valiosa, su ambición se fue apoderando de él y de los presentes, así que no hubo siquiera hacer promesas reales.
-Eso solo me hará desear más el poner mis manos sobre esa ciudad tuya y te equivocas con el honor, los lobos no conocemos de honor, sino de fuerza.
-No es mi problema lo que decidas, te enfrentaré hoy sin piedad si no te marchas de mi territorio y no tendrás ni lo uno, no lo otro.
-Eso y no tus migajas cumplirán tu deseo, la fuerza. Te reconoceré por este día, aunque has matado a muchos, es claro que no eres un asesino nato, te tiemblan las mano y los lobos compartimos ese rasgo con los leones, devoramos a los débiles, trata de no convertirte en uno.
-Lo tomaré en cuenta cuando te corte la cabeza. Bajando la espalda se preparó para marcharse.
-Felino, te has portado como todo un lobo y nosotros nunca olvidamos el valor, ve en paz, hoy habrá tregua en tu nombre.
Lion-O comprendió que si hubiese dudado en atacar el núcleo de los lobos, todos se le habrían echado encima, lo único que respetaban era la fuerza, al abrir su puño, este se mostraba morada con una mancha negra en medio temblando involuntariamente, ese lobo, que no peleaba en persona, era realmente fuerte, el macho alfa de la manada, la supuesta invulnerabilidad de esa magia tenía límites, el aullido se dejó escuchar mientras caminaba para enfilarse a Avista, los lobos pasaron a su lado evitándole, los lagartos ni le miraban.
Se había acabado, de momento.
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"El ladrón del primer beso"
Pumyra le observaba desde lo alto de una rama, el león se tambaleó un par de veces, aún así, había logrado su objetivo, se retiraban.
-Deberíamos hacerlo ahora comandante Taiga, puedes verlo, es el momento.
-Eso sería deshonorable príncipe, más cuando es alguien enfermo que ha peleado tan valientemente y ya se lo he dicho, no creo que sea fácil hacerlo, esos lobos ya han probado que incluso sin la espada es demasiado poderoso.
-¿A qué te refieres con enfermo? Preguntó la felina.
-Puedo olerlo y ver su calor, su temperatura es demasiado baja, siento el sabor de su sangre en mi nariz. La felina siguió detenidamente con la mirada al felino cuando cayó de rodillas sostenido por su espada de plata, le costó pararse y continuar, hasta salir al claro donde los últimos lobos se retiraban apresurándose a regresar al bosque, movidos por los aullidos de su líder, llevándose los cuerpos y restos de los caídos.
-¿Qué rayos haces Pumyra? Dijo el lobo albino.
-Déjala, lo que haga no es nuestro asunto.
-Deberíamos aprovechar e ir a por él, la carga de la daga se está debilitando.
-Príncipe, este no es el momento ya se lo he dicho ese sujeto puede sentir nuestra presencia.
-Maldita sea, eres un inútil Taiga, Lord Mumm-Ra lo prometió, he tenido que soportar a esa mujerzuela.
-Esa mujer es peligrosa, no olvide quien es y en cuanto al otro, debemos esperar el momento indicado, este "claramente no es el momento". El tigre albino dio un golpe en el tronco del árbol con furia siguiendo con sus ojos a la felina con impotencia.
Los avistianos no sabía si celebrar o llorar, aunque la cara del rey era todo menos complaciente o victoriosa, se acercó a su caballo dispuesto a cruzar el riachuelo que con el medio día se fue haciendo cada vez más ancho y su corriente más veloz. Lion-O cambió de lado la capa para que la sangre se ocultara del lado interior que era negro.
-¡Majestad! Alguien le gritó a su espalda y las personas voltearon a ver a una felina. Él silbo para que su caballo viniera que lo hizo muy tímidamente. El camino era ya un rió difícil de cruzar con dos orillas bien definidas.
Pumyra avanzó hasta rodear con sus brazos su cuerpo con una daga que le puso en el cuello.
Cheetara trató de ir al frente, Tygra se dio cuenta que estaba en su límite, los cachorros además no la soltaron, mientras Snarf maullaba dolorosamente.
Fedora que no lo pasaba mejor con sus nuevas reclutas, que varias veces se vio en la necesidad de reordenar, curaba las heridas de una de sus novicias, la cual tenía una severa contusión en la cabeza, la mantenía caliente con su cuerpo evitando que se ahogase en su propia sangre, las aves que pelearon desesperadas por sus vidas tiritaban, debían regresar caminando casi dos kilómetros hacia arriba, hasta llegar a casa y con la nieve requerirían de varias horas para lograrlo, les aterraba el camino de regreso con el viento frió del oscuro atardecer que se acercaba, conforme nuevas nubes se apoderaban del despejado cielo de la mañana.
La extraña conversación duró unos minutos, la chica le amenazaba, él no le respondía hasta que mencionó al hechicero.
-Qué venga entonces, me aburro de estar esperando a ese cobarde. Se rió de ella lo que agrió su humor gruñendo agudamente.
-¡¿Y qué rayos te detiene hazlo?! Amenazó en voz alta a la felina, Cheetara tembló y abrazó a los pequeños, para los presentes era evidente que le apremiaba a suplicar por su vida, porque apretó la daga a su cuello, la mirada afilada del león se hizo más encolerizada, como no ocurrió nada, se libró de la daga con desdén y se encaminó a su caballo, que inquieto se movía de un lado a otro, nuevamente ella se le abalanzó y le dijo algo, pegando su frente a su espalda sonreía malévolamente, pero la sensación afectó al rey, él se giró enojado.
-¡Mientes, él nunca me haría eso! La sostuvo entre sus brazos zarandeando a la chica que apenas protestó, pero que no ocultó su cara de satisfacción. El león dirigió su rostro hacia ellos, sus ojos rojos enseñando los dientes, cuando Cheetara volteó a mirar a sus compañeros, comprendió que el rey estaba completamente enfocado en Tygra cuya expresión parecía entender las palabras inaudibles de la felina retrocediendo.
Su expresión cambió en respuesta a la reacción de su propio hermano que no le sostuvo la mirada.
Visiblemente afectado se subió a su caballo y sin apenas mojarse, cruzo el rió lodoso, Cheetara fijó su vista en él y luego en Pumyra, pero esta ya había desaparecido.
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El recorrido de regreso fue en absoluto silencio, nadie le dijo nada, ni sus súbditos, ni el consejo, ni la Orden, le siguieron en una larga fila. Algunos murmuraban al ver el fuego y el humo en la ciudad, aunque la ciudad seguía en su sitio y las personas se organizaron para apagar el fuego.
No había una victoria, casi al borde de ser derrotados por sus armas defectuosas o por una extraña falla de energía, se encontraron con un bando de lobos incansables, muy a lo lejos se escuchaba el cantar de la manada de lobos, “tienen su botín” pensó Lion-O sin mirar atrás, Cheetara entendió que Lion-O había pagado, Fedora lo entendió, Horus lo entendió, el Consejo y su hermano, pero no el resto del pueblo.
Pensó que sería suficiente con darse cuenta que lo habían perdido todo, la mayor parte de sus naves, transportes, incluso el tanque se quedó enterrado en el lodo.
El ambiente a su llegada era eufórico y de fiesta pese al frió uno de esos gigantescos monstruos que usaban los lagartos para abrirse paso entre los árboles, fue destruido por una granada, restos abandonados que no presentaron batalla.
Era lo que había temido, era lo que había sucedido, finalmente los guardias avanzaron sobre el bosque, eliminando cualquier infeliz que se había quedado atrás mientras él marchaba sobre sus líneas para romperlas y volvían como si hubiesen derrotado al ejército más temible del mundo.
Se dio cuenta que no funcionaría si ellos conservaban esa moral, aunque el problema era menor comparado a su enojo con su hermano, “me besó” declaró Pumyra “tu hermano me ha besado, fue mi primer beso” apretando la fusta se golpeó sobre la pierna. Si hubiese regresado a intercambiar miradas con su hermano, seguramente le habría lanzado el caballo encima. Pumyra era suya, de nadie más, un amor enfermizo que no terminaba de desarrollarse seguía allí, esperando la oportunidad para resurgir con fuerza.
Controlando su furia vio el sinsentido de sus pensamientos, él ya no deseaba nada de eso, debía recordar su propia misión.
Wily Kit y Wily Kat le perdonaron muy rápido, subidos sobre el caballo, ella pareció temer por un instante, pero tenía una fe a toda prueba y le tomó la mano segura, lo que contagió a Wily Kat, los elefantes que se acercaron para auxiliar a los heridos les bajaron con suavidad del caballo y les metieron en sus grandes caperuzas donde siguieron dormidos.
Esos ojos podían sentir a la distancia a aquel grupo de tigres moviéndose, no podía permitir más sorpresas, sacando su espada hizo una intempestiva carga, alejándose del campamento ante las atónitas miradas de sus compañeros, recorrió casi un kilómetros a todo galope, luego dos.
Amenazaba con internarse en el bosque negro, pero se detuvo esperando una reacción, los intrusos empezaron a moverse, retirándose del sitio.
Fue hasta ese momento que percibió el sabor de la sangre de su boca, el dolor en el pecho y su estómago, se preguntaba si él también se había intoxicado, si había comido de lo mismo que Wily Kat y eso le preocupó, habían pasado tres días, era improbable.
Pero si fuese así, esa flor ya no existía para salvarle, no estaba seguro, sospechaba que otra cosa pasaba en su cuerpo, se tocó la frente y estaba ardiendo, aunque seguía como sin nada, su respiración era anormal, no parecía notarlo.
Aprestándose a regresar descubrió a Cheetara, le había seguido con el bastón preparado, se notaba su cansancio.
-¿Qué sucede? Preguntó en voz alta con el ulular del viento que se comía su entrecortada voz. Lion-O regresó a mirar al bosque, no ganaría nada en ese lugar, no era el momento, sin decirle una palabra guardó la espada y con su brazo la alzó para que se sentara en el respaldo de la silla de montar cubriéndola con la capa..
-¡Regresemos, este lugar no es seguro! Tygra ya venía acompañado de Fedora y Snarf. Él estaba complacido de su apoyo. Particularmente el gesto de Cheetara le hizo sentir algo de felicidad, a pesar de lo rudo que era con ella, estaba allí, “una verdadera lástima” pensó "demasiado tarde".
Los guardias y habitantes de la ciudad les recibieron entre aplausos y porras a los derrotados ejércitos de Avista, confundidos sin entender lo que había ocurrido.
Anet ya había regresado de su encargo con sus elefantes y Mandora que por algún lado volaba, tropezó por “accidente” con un maltrecho Horus, quien dejó caer su preciada holopantalla al suelo, misma que tomó entre sus manos con mucho celo, llenado a la guardiana de insultos.
Cheetara esperaba un poco de más alegría en la mirada de Lion-O, que le ayudó a bajar del caballo, los cachorros refunfuñaron con la verbena seguidos por Snarf esperaban un feliz reencuentro pero la cara de chico evitaba mirar a su hermano, cuyo rostro mostraba un velado conflicto entre los dos a punto de estallar.
-Deberíamos hablar. Dijo Tygra, Lion-O le respondió de la única manera en que podía zanjarse la situación entre hermanos.
Le dio un puñetazo en plena cara que lo tiró al suelo.
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Campamento de los thundercats
"Perdón"
"Perdón"
El fuego calentó los corazones de los felinos, Lion-O y Tygra discutían en voz baja, cada cierto tiempo el chico alzaba la voz, Tygra respondía muy de vez en cuando pero de inmediato se callaba.
-¡¿En qué demonios estabas pensando?! ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?!
Se escuchaba una y otra vez. Pero dado que los golpes no llegaron, Cheetara y los niños decidieron sentarse a comer lo poco que llevaban en sus bolsas.
-Si tuviera mi bolsa mágica tendría más frutas que comer, esas conservas saben horribles, pero Cheetara, que había comido cosas mucho peores no le hizo ascos. Wily Kat tragó uno de los insectos en conserva y apretó el buche.
-¡Asco! Expresó con desagrado la gatita que igual tragó la suya.
-Un poco viscosos, pero uy… hay cosas peores, creo. Cheetara dijo con lágrimas en sus ojos de lo salado. Aburn en cambio fumaba con su larga pipa, haciendo figuras con su trompa.
-Ustedes mis amigos, no saben el manjar que están degustando.
-Deberíamos regresar a casa, los nabos crudos saben mejor, respondió el gatito.
-La época invernal es una lata, no hay mucho que comer, los animales de estas regiones generalmente hibernan y los de las partes bajas viajan a la costa por alimentos. Farfulló la clérigo, que sentía los calambres en su piernas.
-Es el cenit del segundo planeta, en la villa deben estar celebrando con jugo de néctar, aunque nada mejor que estos insectos en conserva, deberíamos ir allí. Aburn cerró sus ojos con un gesto amable.
-Sería fabuloso, si tuviésemos una nave, Wily Kit le devolvió su conserva y esperó a que Lion-O le diera raciones.
-¡Nggh!
-¿Estás bien pajarita? Preguntó Wily Kit con el quejido de Mandora, que en silencio daba en el abrevadero una sustancia verdosa al caballo de Lion-O, comenzó a contraer sus alas lentamente hasta que ambas desaparecieron dentro de una especie de caja en su espalda.
-Bien, usualmente no uso esto, con este frió prefiero el dolor al entumecimiento.
El caballo dudó en probarlo, el sabor salado pareció gustarle, Mandora golpeaba al animal con palmadas fuertes, eso parecía ayudarle a tragar sin que se ahogase.
-Eso es campeón, tu puedes hacerlo, el caballo relinchó y su alta temperatura sufrió una disminución abrupta.
-¿Qué es eso? Wily Kit.
-Aquí los llamamos electrolitos Kit, sirven para balancear la química del organismo de un ser vivo.
Aburn se paró y con una indicación de la chica, con su fuerza ayudó a recostar al equino sobre el heno.
-Necesitará de par horas para compensar sus pérdidas, hay que darle un poco al “pelirrojo furioso”. Mandora abrió una olla que calentaba al fuego, a pesar de su aspecto verdoso olía a un queso suave revuelto con especias, Mandora probó hundiendo con una cuchara, misma que le dio al pequeño.
-¿Por qué necesitaría de esa porquería? Cheetara obligó a Wily Kat a dejar la cuchara con aquella sustancia.
-Huele muy bien. Se quejó el pequeño. Mandora tomó un vaso y se sirvió bebiendo hasta no dejar nada.
-Los cuerpos de una clérigo y una guardiana son similares, aprendemos a liberar una energía e inmediatamente la compensamos, alguien sin esa formación podría morir. Deberías tomar un poco. Mandora no se intimidó con la expresión de Cheetara bloqueándole el paso, la rodeó y sirvió otro vaso.
-Como quieras, pero el pelirrojo no creo que se quede quieto esta noche, si no se quieren quedar atrás deberían beber un poco.
Tygra salió de la carpa empujado por Mandora y se encerró a hablar con Lion-O. Su hermano suspiró rascándose la barbilla, la cara de Cheetara no era de un buen semblante, él parecía incómodo con la expresión de interrogación e hizo como si no pasara nada.
“-¡Idiota ¿Y por qué lo dices hasta ahora?!”
¡Plaff!
El sonido de una fuerte cachetada se escuchó al interior, luego de unos momentos y los gritos de Mandora que toda despeinada salió de la tienda, seguida por el felino un poco abatido, ella se retiró hecha una furia, Cheetara se sorprendió pues los ojos rojos de Lion-O eran completamente normales y azulados.
Se sobó la mejilla que tenía la marca de la guardiana, hizo una mueca al ver a su hermano, por alguna razón comenzó a beber de su vaso como si fuese un deber, no satisfecho con todos sentados en la hoguera, lo hizo hasta beberse la última gota, hizo una expresión de asombro mirando su vaso y se sirvió más.
-¡Espera pelirrojito, no eres el único con sed aquí!, le dijo Wily Kat que tomó su vaso, el cual Cheetara le arrebató de la mano.
-¡Ey!
-Inspector de alimentos, acto seguido empezó a bebérselo.
-¿Qué es un inspector de alimentos? ¡Ladrona, ladrona! Saltaba para tratar de tomar el vaso, pero la clérigo le mantenía a raya con una mano, Tygra le quitó el vaso cuando esta pareció querer recordar donde había probado una cosa similar.
-¡Algas! Son algas marinas, Mmm. Tygra que se pasaba la lengua entre los dientes también parecía recordar lo mismo.
-Sí, me recuerda a la comida de Jaga.
-¡Es cierto!, Jaga cocinaba esto a diario, a mi me lo dio a probar únicamente al principio.
-Por lo menos no sabe horrible, más bien es... delicioso, aunque no son algas, de eso estoy seguro. Dijo Lion-O entendiendo perfectamente de lo que se trataba esa textura.
¿Entonces qué son? Wily Kit muerta de sueño metió un dedo en cacerola que se llevó a la boca.
-Musgo de rió. Las caras de los pequeños cachorros eran de asco, pero Tygra y Cheetara se sirvieron un poco más.
-He comido cosas peores, esto... tiene sazón debo reconocerlo. Cheetara no tenía inconveniente en algo así de delicioso y todo el grupo pareció aceptar ese hecho porque sin excepción comieron hasta estar satisfechos.
Lion-O suspiró tomando de otro vaso, Mandora estaba enojada por no decirle la verdad, aunque después de ver como destrozó aquellas líneas de ataque de los lobos, comprendió por los síntomas a donde se había ido su "maldición", ella tuvo mucho tiempo para aprender a lidiar con una fuerza misteriosa e impredecible, Lion-O por el contrario no se centró en descubrirlo, cuando tuvo los primeros indicios de su poder lo usó a fondo.
Se tocó la frente y descubrió que ya no ardía y las venas de las muñecas de sus manos ya no eran marcadas, un poco de aturdimiento, sentía el dolor de los golpes y la excitación por usar la espada de plata se convirtió en el escozor de sus dedos hinchados.
-Me siento como si hubiese cabalgado por mil años.
-Bienvenido al mundo de la resaca, dijo Mandora que interrumpió una escena que se hacía cada vez más apagada e incómoda, llevaba ropa en sus manos y una navaja metida en su funda, la ropa era parecida a la usada por Lion-O.
-¿Y esa ropa?
-Tú pelirrojo “abdicado”, necesitas de un corte de cabello urgente, ustedes no harían mal en bañarse, “Rey Tygra" ya que es nuestro gran líder, debería asearse e intentar recuperar ese tanque, el señor Soul está de acuerdo en ayudarles, así que no pierda el tiempo con “su mujer”.
-¿Ahh? ¿Rey?… Lion-O no dijo nada cuando ella le llamó pelirrojo, tampoco al escuchar Rey Tygra.
El tigre alzó la cabeza, observó a Cheetara que llevaba un bulto en la espalda, por la expresión de Lion-O ajustándose el cuello y alzando los hombros, le daba exactamente igual.
Así de fácil acabó la discusión entre hermanos, aunque para Mandora, que jalaba del brazo al joven león, no era el mismo caso.
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Sección de aseo de Avista
Tiempo después
“Un beso sin significado”
En la sauna Cheetara, Tygra y los niños jugaban con Snarf en uno de los baños, el ruido era tan alto que una de las encargadas hizo que sacasen al tigre, culpándolo de la situación, quien prefirió hacerlo para evitar a la clérigo que le seguía para preguntarle el motivo de su discusión con Lion-O.
En cuando a Lion-O, los mechones de cabellos caían en una bolsa cortadas con gran habilidad por Mandora, que con sus guantes evitaba tocarle las puntas que dejaban una estela brillosa que se fue apagando poco a poco, el agua caliente recorrió el cuerpo del felino totalmente relajado y desnudo, no sentía ya esa inquietud hacia ella, sus sentimientos no cambiaron y ambos lo entendieron perfectamente.
Las piscinas de las aves eran un poco raras, semicírculos que en algún aspecto daban la impresión de ser un grupo de nidos interconectados, Aburn acostumbraba ir con sus elefantes a la sauna donde discutían con los viejos, Tygra autoexiliado de la compañía de los demás, se aburría con las pláticas de locos de ancianos que olvidaban lo que decían un momento antes y los elefantes, que vivían del misterio de sus frases, para luego olvidar lo que estaban haciendo, ofreciéndole varias veces el mismo mejunje de insectos en conserva.
Decidió entonces terminar con su baño seguido por la misma señora que lo sacó de la piscina, no traía su látigo, ni su pulsera, así que no tenía manera de hacerse invisible, hasta que escuchó un ruido de máquinas acercándose no era otro que Soul Sever sobre un aerodeslizador que descargaba los restos de las aeronaves estrelladas por la pérdida de potencia.
Lion-O tenía más suerte, la Orden le prestaba su propio baño, aunque era más un apartado sencillo, tenían instrumentos médicos básicos, pues una de las pichones estaba siendo tratada en uno de los cuartos contiguos, Mandora le dio una pomada que era fría al contacto con la piel, deshinchando sus adoloridas articulaciones.
Había también baños de tierra que se usaban de día, las aves más jóvenes lo preferían al agua, no eran tierras normales, sino especiales para la limpieza, lo felinos no eran ajenos al baño con tierra, por desgracia, la costumbre era considerada barbárica.
Al menos la comida era buena en ese lugar y no únicamente raciones.
-Este poder a la larga será malo para ti, tus emociones podrían volverse peligrosamente inestables.
-¿Cómo la obtuviste? Quiero decir, es bastante increíble, la vista, la fuerza, todos tus sentidos aumentados, parece salido de un cuento. Lion-O había agotado la fuerza que Mandora en años aprendió a manejar sabiamente, a pesar de los inconvenientes, tenía muchas ventajas
-Eres un tonto pelirrojo, para mí esto ha sido un castigo, una maldición.
-¿Castigo?
-Revelarse contra una fuerza poderosa tiene un costo, tú deberías saberlo mejor que nadie, me costó mi hogar y familia, como a ti tu reino.
-¿No ha sido Mumm-Ra?, alguien más poderoso me parece increíble, ni siquiera creo que exista un pueblo de ángeles en el Tercer Planeta.
-En el Tercer Planeta no existen muchas especies nativas, los Berbils y Soul son buenos ejemplos de lo que encuentras en estos lares, todos ellos vinieron de estrellas lejanas, capturados por este planeta. Yo soy una prisionera más, es mi exilio por la culpa de alguien que se olvidó de su deber y yo recibí su castigo.
-¿Puedo saber la historia?
-Este no es el mejor momento para mi, además, no es como si importara. ¿Y qué pasa contigo pelirrojo? ¿No le has pedido de vuelta la espada? Lion-O salió de su relajación.
-¿Y tú que sabes de eso?
-Hmm, tienes todo el aspecto de evitar el momento.
-Por mi puede quedársela, estoy harto.
-Ya no te importa el futuro del Tercer Planeta.
-En efecto. Lion-O parecía estar mintiendo deliberadamente.
-¿Pero sí te importó el beso que le dio Pumyra a tu hermano? Tienes un poco desordenadas tus prioridades.
-¡¿Eiaaaaa?! Ella le tapó la boca cuando iba a gritar enojado.
-Como dije pelirrojo, parece que tienes desordenadas tus prioridades.
-Mhm hm…
-Te lo digo porque me pidieron que te mantuviese en este sitio, el consejo está deliberando, quieren saber qué hacer contigo.
-Hmm…
-Deberíamos hacer algo, esa Orla les ha dicho sobre lo que hiciste en la bodega de los consejeros.
-“…” Lion-O aferró su mano suavemente y se la quitó de su boca.
-Piénsalo, un grupo de nosotros podríamos hacernos fácilmente con el control, sólo necesitamos que nos guíes… él negó con la cabeza mirándole a los ojos, pensó sus palabras cuidadosamente y luego de unos instantes sin apenas preocuparse le dijo en voz baja;
-Cumple con tus órdenes, deja que digan y hagan lo que deseen, la Orden es para proteger a Avista, no para imponer su voluntad sobre la gente.
-¿Dejarás que…? Lion-O se giró suplicante, mostrando su amplio y bien formado torso desnudo. El corazón de Mandora latió con fuerza por la sorpresa, cruzó por su mente la idea un instante, él posó sus manos sobre sus hombros mientras ella de rodillas sobre el límite del baño, le miró sin vacilar, sus labios estaban tan cerca, que de un simple gesto él estaría sobre ella sin oposición.
-¿Cuando Vultaire se fue te arrepentiste? Le susurró con mucha seriedad
-¿Hmm? Lion-O soltó una pregunta demasiado ambivalente para la guardiana, más porque lo dijo de manera tan dramática, que le hacía pensar que la pregunta hablaba de él.
-Quiero decir... me odiarías si hiciese lo mismo, si renunciara o cambiase de idea.
-Mmm, tal vez un poco, no voy a mentirte, aunque quien podría culparte, me espetarías el que nunca te jurase lealtad verdadera, es el mismo dilema al que una vez yo estuve expuesta, dejar al mejor líder guiarnos, hacerme un lado por el bien de los demás, sin darme una oportunidad siquiera. Él cerró sus las pestañas, cubriendo sus grandes ojos azulados y suspiró con pesar.
-No quiero decir que les abandonaría, aunque visto desde su ángulo, eso sería lo que verían.
-¿Como un sacrificio? Bueno, eso sería diferente, como sea, los aliados pueden perderse muy fácilmente sin "objetivos comunes". Si piensas en esa posibilidad es porque lo haz razonado detenidamente, el tiempo dirá si es lo correcto, pero si lo haces por miedo, déjame ser lo más clara posible; te vas a arrepentir, yo no lo olvidaré.
-Ya veo.
Los ojos del chico empezaron a cerrarse, Mandora contemplo que era una persona con una inocencia nata, pues ponía demasiado empeño e intensidad en su reacción, como si el beso representase una entrega total, el príncipe realmente no tenía experiencia en muchas cosas básicas de la vida.
Mandora supo qué podría confiar en un chico como este y no eran por los motivos correctos, ser ingenuo e inexperto le hacían vulnerable y un líder débil.
Él esperaba con los ojos cerrados, ella se hubiese muerto de la risa, si no es porque le pareció la imagen más idílica y preciosa que jamás pudo contemplar, tembló cuando desplazó sus labios sobre su cuello, fue una experiencia inenarrable, con una de sus manos le sostuvo la quijada, se preparó con paciencia, cuando sintió su vaho lleno de excitación abrió la boca, deseaba experimentar lo que se sentía besar a la realeza.
-¡Crash! Ambos miraron a la puerta había alguien allí parado que dejó caer una bandeja de cristal con comida que se estrelló en el suelo.
Cheetara estaba parada en el marco de la puerta con una expresión sorprendida, Mandora instintivamente se separó de Lion-O, que fue sumergiéndose rápidamente en el baño para cubrir su desnudez.
-Siento… interrumpir. Dijo cerrando apresuradamente la puerta.
-Esto me va a traer problemas chiquillo.
-No veo cuales, ella y yo no tenemos esa clase de relación. Mandora le golpeó el hombro.
-¿Y quien diablos habla de esa mujer? Aunque me parece que esa clérigo pelea por ambos frentes.
-No es así, Cheetara trata de cumplir la orden de su maestro, se preocupó mucho desde lo que pasó con Pumyra, no es que no me guste su ayuda, pero pelearme con Tygra por ella es ridículo, debería entenderme, nuestro tiempo como rey y clérigo se acabó. Presumía de su resolución como si no le importase en absoluto.
-Detecto cierto aire de hostilidad en tus palabras.
-Es lo contrario, difícilmente le encuentro sentido a su compañía o sus consejo, es solo una persona más, hubiera sido distinto si desde un principio...
-El hubiera no existe Lion-O, bien, dado que no vas a hacer nada me haré la idiota igualmente. Lion-O dibujó una tímida sonrisa en su rostro, curiosamente, su cara tenía sutiles cambios, podría “jurarle y perjurarle” lo mucho que le molestaba, ni él podía negar que esa felina le atraía en sentidos que no podía definir.
-Avista pronto estará lista, nos hace falta nuevo combustible, ya teníamos lo suficiente, pero, tu sabes a donde voy con esto.
-No te preocupes por eso, algo me dice que tengo toda la energía que necesitamos en la palma de mi mano. Agarró la bolsa llena de sus mechones perfectamente sellados.
-¿Eh?
-Nada, nada. ¿Qué te parece el corte? Lion-O miró su rostro en un espejo.
-Igual que el viejo y aburrido Lion-O de siempre.
-¿No quieres hacer esto realmente?
-Lo siento Mandora, sería mejor que no.
Se inclinó para darle un beso en la frente y levantándose, se preparó para irse.
-¡Mandora! Si te hubiese conocido antes seguramente yo…
-Lo sé Lion-O, quizás nunca lo sabremos.
El felino se quedó solo, completamente relajado, reflexionando sus próximos pasos de todo ese montaje que estaba armando, el traidor o los tigres harían su movimiento muy pronto, era cuestión de esperar y estaba dispuesto a hacerlo para ver a Mumm-Ra completamente confundido, eso no tendría precio y quién sabe, tal vez podría ver nuevamente esa mirada furiosa de la persona que más le odiaba en el mundo, quien embargaba su ser con una profunda pena, pero ya no estaba seguro ni siquiera de sus propias emociones, al punto que sintió que tarde o temprano le resultaría útil de alguna manera, lo importante era saber cómo.
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Calderas de Avista
Esa misma noche
"Un verdad peligrosa"
Con la tarde el ambiente se caldeó bastante, al llegar la noche la gente sintió temor, verdadero temor de la debilidad de su gobierno, las noticias de lo que había ocurrido, les impactó;
“¿Por qué no le siguieron, no nos ha salvado varias veces?” “Dicen que el rey va arrestarlos por tener una bodega oculta” “mira estas etiquetas, son de hace dos semanas ¿por qué no las recibimos?” “maldito chico, nos la ha jugado a todos, se quiere quedar con la ciudad y gobernarla él solo” “¿Quién se cree que es ese bastardo?” “¿Han oído? Dicen que han visto más lobos cerca del bosque negro” “Él ya no atiende a nadie, han roto, ha renunciado a ser rey” “No puede ser, ¿ha renunciado?” “Esos lobos bastardos no podrán con los cañones, mientras los tengamos no se atreverán a acercarse” “¿Qué pasará entonces con los técnicos, se marcharán? No podemos permitirlo” “Ya tienen una nave” “Que se vayan, pero primero que reparen la ciudad” “dicen algunos que se internarán en el bosque negro, dicen que hay un refugio” “no lo digan a los consejeros, que no se enteren” “ya estoy decidido, me largo, si no son los lagartos por tierra, serán sus aviones”
Los pensamientos y emociones de miles de Aves cruzaban entre los campamentos, Cheetara se movía entre ellos como un fantasma, no perdió de vista a la guardiana que sin sus alas expuestas podía llevar un cómodo abrigo, le costó meterse dentro de Avista, los guardias por mandato del consejo, no permitió a nadie ingresar sin su autorización, aunque una lata de insectos en conserva que seguramente robó a Aburn le abrió las puertas mágicamente.
Cheetara en cambio usó el viejo truco de la piedra, esa sustancia verde fue muy efectiva y el cansancio de haber batallado horas entre la nieve desapareció, tal vez no debería estar allí, quizás debería renunciar y evitarse todos esos problemas, pero no habría luchado tanto de ser así, su saltos y uso magistral del báculo no se comparaba con su habilidad natural para moverse con sigilo, era una ventaja que las aves no tuviesen buen olfato.
Tygra le preguntaba lo mismo una y otra vez, “¿A dónde va nuestra relación Cheetara?”, rara vez se veían, ella enfocaba su mente en no perder su práctica y control sobre sus habilidades, “no importa el talento, sin la práctica se extingue”, decía con seguridad Jaga cuando le enseñaba lo duro que era su camino “Sobrepasa tu talento, descubre tus debilidades”, “Ser un clérigo es ir más allá del deber en el servicio”, había perdido el favor de su rey y lo estaba pagando de mala manera.
El ocio destruía el espíritu, el miedo le hacía dudar, así que únicamente le quedaba seguir adelante buscando el modo de recomponerse.
Los ductos de aire eran estrechos y estancos, si se descuidaba podría quedarse atorada, morir en el intento, abrió sus piernas en la juntura en forma de “T” y con una larga cuerda que rodeó su esbelto torso, descendió hasta interceptar en el pasillo a Mandora, que llevaba en sus manos una bolsa.
Sigilosa pudo seguirla hasta una sala amplia y sumamente caliente, la fuerza mágica contenida en las puntas de sus dedos expandió su bastón y sin tocar las superficies calientes se sostuvo a la mitad, el sonido de una pesada puerta metálica resonó duramente.
-Veo que le ha vuelto a crecer, ¿debo pensar que es un problema?
-¡¿Madre Scandiacus?! Pensé que estaba en recuperación.
-Sano muy rápido hija, en todo este tiempo te has perdido de mi vista, ya no me visitas como antes. La búho quiso abrazar a la guardiana, esta retrocedió unos pasos.
-Por favor Madre, no aquí.
-Bien, bien, no tienes que alterarte, me conformo con que me visites de vez en cuando, por algo eres mi… favorita. La expresión de Mandora era afligida. Scandiacus tocó su rostro e hizo que la mirase a los ojos. Aunque luego de unos momentos la soltó y llevó su atención al paquete de la caldera.
-Esta vez no parece tan fuerte, me pregunto quién habrá sido el responsable, liberar el poder del quinto es un asunto muy serio Mandora, me alegro que hayas cortado el exceso, aún así, el circuito sigue abierto y eso es un cabo del que tienes que ocuparte.
-Usted no tiene que hacer nada Madre, haré mi papel como acordamos.
-El consejo ha hablado, le llaman Dictador ¿puedes creerlo?, por supuesto no en público, son unos cobardes, están buscando un trato y no veo resultados. La forma en que tocaba a Mandora y las vueltas que daban a su entorno, le dieron la impresión de ser la danza macabra de un ave de rapiña frente a su víctima.
-Como dije antes, me haré cargo ¡ugh! Scandiacus le tiró de la cabellera rubia y con la garra sobre su garganta le apretó hasta dejarla casi sin aliento.
-Que seas mi favorita no significa que seas intocable, no me gusta la manera distendida en que te manejas, esos poderes nuevos del chico… no me gustan, espero que no estés involucrada, te he dado libertad porque parece que le importas, aunque si te excedes, ya lo sabes, tendremos que tomar medidas más radicales.
-Lo entiendo y cumpliré mi parte.
-He tenido que intervenir yo misma, ¿sabes el problema que me causa?, uno de los acólitos de ese maldito viejo me descubrió, desde luego, esplendida como soy, le ayudé. El resultado de tu descuido es que ese hechicero oscuro ha recuperado una de las dagas y sabes lo que significa.
-En verdad lo siento, les buscamos durante días, pero los duplicados…
¡Plaff! La bofetada fue tan dura que la guardiana no podía contener el llanto sin sollozar.
-¡Estúpida!, claro que perdieron el contacto, el nulificador de la ciudad muerta sigue activo. Si en vez de querer pelear con el Consejo me hubieses escuchado y usado tus ojos, ya lo tendríamos en nuestras manos. ¡Mírate!, es patético lo que haces, muestras tu rostro como una cualquiera. ¿Esas lentillas rojas son para agradar al joven rey? ¿Realmente piensas que puede existir algún tipo relación entre ustedes dos?
-No estoy haciendo nada.
-Le llevas casi cuatro años, incluso si fuese así su gente no te aceptará, ¿piensas que va a amarte? ¿Crees que serás su reina, qué su gente te aceptará?
-Yo no siento eso por él Madre.
-Pues espero que así sea, deshazte de esas cosas y no lo olvides, la Orden siempre irá primero.
-¿Y la daga? La mirada de Scandiacus se tornó aterradora con la sola mención.
-De ser necesario entrega al hermano, si lo quieren, que lo tengan.
-Fedora y su facción no estarán conformes, me siguen vigilando, hoy difícilmente escapé de su control.
-Nos encargaremos de esa bruja después, solo haz tu trabajo, primero debemos controlar al chico, ya habrá tiempo para hacerle pagar por sus crímenes a esa urraca, la señora del lago está intranquila, quiere ver resultados.
Mandora se quedó quieta mientras la búho abandonaba la sala.
Los minutos pasaban y la guardiana fue lanzando los mechones con sumo cuidado pateando la entrada de la caldera cuando se atoraba. Y sin aviso previo golpeaba con violencia la puerta hasta que de un poderoso golpe la doblo entera.
-Baja de allí si no quieres que vaya a por ti.
Mandora jaló de una palanca y todo el complejo comenzó a funcionar encendiendo los reactores.
La espada de Mandora rebanó una de las rejillas por la mitad, Cheetara, dejándose caer para aterrizar con suavidad con su bastón completamente extendido, se puso en guardia. Mandora con su mirada amenazante recupero su espada de plata que voló a sus manos con solo pensarlo.
-Perfecto, he querido hacer esto desde hace mucho tiempo, dijo la clérigo.
-Muy bien, que la mejor clérigo o guardiana gane.
Fin de parte 8
deacuerdo ahora si me perdi, quien carajo esta de parte de leon, se nota todos jalan para su lado jajajaj genial conti conti
ResponderEliminarAburn, je, je.
Eliminarmejor que leon-o se folle a chetare y se entre a hostias con su hermano, dudo ese aliado le sirva de algo
ResponderEliminarEso podría pasar.
Eliminar¿Cuando vas a ilustrar los capítulos? porque me estoy desesperando ya que no entiendo muy bien los capitulos a lo mejor con imágenes sería más fácil, de todas formas excelente trabajo.Saludos desde España!
ResponderEliminarUna vez termine este capitulo inicio el ilustrado. Saludos.
EliminarMuy buen trabajo(COMO SIEMPRE)pero que sepas que tu blog es más conocido de lo que te puedes imaginar ya que tengo amigas francesas que les encanta tu fanfic no es increíble que en el otro lado del mundo lean tu fanfic? Sigue así, enhorabuena!
ResponderEliminarSe agradecen los comentarios, eso es lo que me motiva a seguir haciéndolo.
Eliminaramigo para cuando la parte 9 estoy repicadisimo con el comic ya lo ven mas de 10 amigos mios tambien
ResponderEliminarYa está terminado, lo estoy revisando, en un par de horas estará publicado.
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