“La mujer de un tonto”
En un plano astral desconocido
No era como nada que hubiese probado antes, el poder en sus manos recorrían su cuerpo revitalizándole con la energía de la piedra, el poder que le perteneció en el pasado regresaba por fin a sus manos corruptas y frágiles, la maquinaria más avanzada de su nave se reactivó sedienta de energía, sería cuestión de tiempo para que volviera a funcionar, necesitaba de un sacrificio y tenía a la candidata perfecta para su engaño.
Descendió con el cuerpo metafísico de Pumyra desvanecida entre sus brazos, hacia el interior de un lugar de una infinita oscuridad, donde lo único que se apreciaba era un punto de luz verdosa y apagada.
Ahora que había descubierto a su topo ante los ojos del defenestrado rey de Thundera, podría utilizar a Pumyra para otros placeres más mundanos, pero nada de eso estaba en su cabeza, tenía necesidades más apremiantes.
Ese espíritu estaría abajo, atrapado por un conflicto ancestral aún mayor que la insignificante decepción de Pumyra en la familia real, era momento de traerle de vuelta y usarle para su beneficio.
Amaba la intensidad del odio de Pumyra, tan intenso por una cosa tan insignificante, no era suficiente, necesitaba más y sin un cuerpo propio, tenía que alimentarse de una manera radical.
Ella era la voluntaria ideal para la tarea, tenía la apariencia de una niña, pero era completamente una mujer, esperó por meses para destruir a su enemigo, para apuñalarle por la espalda, un acto digno de una compañera de su ralea.
-Mi señor, ella abrió sus ojos y él la besó sin resistencia, sentía la enorme presión de ese lugar, descansando su cabeza en su musculoso brazo, su lengua morada se introdujo por entero en su garganta, al punto de casi ahogarla, convulsionándose hasta que le inyectó con ella una sustancia fría, misma que recorrió su tráquea, inundó sus pulmones y salió por su nariz, cuando él sacó su bífida lengua, la felina pareció despertar de su letargo y la fuerza regresó a su cuerpo.
-Es tiempo de que te unas a mí amada y retorcida compañera, pagaremos juntos el precio del poder y me darás voluntariamente esa fuerza vital que tanto necesito.
Asintiendo con la cabeza, Pumyra contempló los edificios que fueron apareciendo frente a ellos, edificios que atravesaban sin el mayor inconveniente.
La estructura a donde se dirigían era enorme, unos gigantescos aposentos reales de alguna civilización perdida en el tiempo, daban el aspecto de un mausoleo, no había paredes o puertas, era un mundo brumoso al que solo accedían los que tenían su incorpórea llave.
Sería su prisión si fallaba o una prueba de su compromiso si tenían éxito.
Allí estaba erigida la estatua viviente de su enemigo milenario, una alma incompleta, pero eso le bastaba para satisfacer el aire de revancha, en ese día tomaría a su compañera en su delante y la ofrendaría a los antiguos ancestro como pago a sus favores, pero ella tenía que desearlo o no funcionaría.
Pumyra miró lo que era un enorme y delicado lecho matrimonial de cortinas rojas y acabados metálicos, donde se fue materializando el cuerpo de una mujer alta que parecía dormir en un sueño eterno.
Era el tesoro que conservaba en el rincón más oscuro de su podrido corazón, un pedazo de luz, el trofeo arrebatado a su enemigo, que le daba un confort malsano.
Tenía a esa felina clamando por venganza y los rencores de su pasado que le daría la llave a una malignidad aun mayor, poseer lo que su enemigo deseaba era lo mejor, un sentimiento único. Pumyra a la que recostó en el centro de esa cama, absorbiendo a esa mujer dormida, una pantera alta y de aspecto atlético, pero con la cara de una reina.
-¿Puedes verlo Leo? Sé que puedes. La estatua mostraba un par de ojos azulados, su rostro era serio, obligado a ver hacia abajo el lecho matrimonial de un acabado thunderiano.
-Voy consumir su espíritu y la espada de los Augurios me será leal a mí, el ojo de Thundera suplicará por venir a mi lado y tu amada será sacrificada en el proceso, oh, tienes que verlo, definitivamente, no apartes la mirada.
El estado intermedio de su cuerpo musculoso, regeneraba por fin esas heridas. Adornado por una victoria, su paciencia había tenido recompensa, se imaginaba la diferencia de vitalidad cuando tuviese las piedras y el poder ilimitado de un nuevo cuerpo fusionado a la armadura de ese antiguo espíritu, lo poderoso que sería.
Su padre palidecería ante él, sería su venganza final. Su cuerpo se fue haciendo más pequeño para acoplarse a su compañera.
Ella ronroneo dominada por los sentimientos de aquel espíritu durmiente, pujaban por salir, aceptaría la idea de entregarse para siempre a otro amo.
Pumyra recordó sus propias experiencias, lo difícil que fue entrar al ejército thunderiano, siempre oculta con una identidad falsa, la vida miserable que sufrió al lado de su padre, descontento de que fuera una felina, culpándole de que no naciera varón, el que siempre deseo, por el que había muerto su madre, ella deseaba ser su orgullo ¿y todo para qué?, para servir a un rey que le abandonó, que le dejó morir miserablemente, que le repudió cuando más le necesitaba, lo tenía que pagar, creyó tener una conexión especial, creyó que por primera vez, alguien la reconocía por lo que era, pero era una vil mentira, le deshecho cuando tuvo la oportunidad.
La furia se fue apoderando de su mente, ese monstruo enterró uno de sus largos dedos en la frente de la felina, haciendo que ese pensamiento fuera reprimido, él no deseaba el odio original de Pumyra, sino lo que escondía detrás, un fuerte deseo, una obsesión centrada en servir y ser reconocida por ello.
-Lo ves comandante, su ira es manejable, igual pasará con tu amada, será mía por su propia voluntad, como una vez lo fue y no podrás hacer nada para detenerlo.
Los cuatro antiguos espíritus del mal serían testigos, le miraban en sus elevados atriles con suma lujuria, un acto de entrega tal merecía ser visto a detalle, con paciencia.
Un día les miraría de la misma manera, una vez que se convirtiera en el quinto espíritu sería el poder real que modificaría el rostro de la existencia misma.
Conocía bien de las lides del amor y lo mucho que podían dañar a un alma atormentada, debía mostrar a sus amos que él podía ser cruel hasta con lo más puro y digno de aprecio, llenándolo de vileza.
Ella le cubrió con sus brazos el cuello y le beso.
Quería disfrutar de su momento de victoria con su amante, arrancándole ese andrajoso vestido, reclamando su castidad más esencial; el escudo de su alma.
Con su pequeña lengua recorrió sus dedos, besando cada uno de ellos, ese león ingenuo pensó que la poseería, buscando una sustituta a su amor adolescente no correspondido, era después de todo un marimacho que ocultaba a una hermosa mujer, claro que debía ser poseída por alguien y si un rey la despreciaba, él sabría recompensar su lealtad y odio más puro.
-¿Por qué lloras amada mía? Preguntó Mumm-Ra con su oxidada voz.
-¿A qué se refiere mi amo y señor? Era cierto, al palpar sus mejillas estas se sentían húmedas.
-No importa, meros rastros, recuerdos que pasaran a la historia.
-Sí… mi amo, en adelante, yo le perteneceré en cuerpo y alma.
-Tu apreciación de lo obvio es asombrosa, únicamente me inquieta lo que sientes al ser poseída por aquel que destruyo tu reino.
Ella no respondió en un gesto que reprimía sus emociones, su cara mostraba una falsa sonrisa, él empezó su espectáculo horrendo. La sangre salió flotando de entre en medio de las piernas de Pumyra envuelta en un dolor que ya había experimentado en lo físico, pero en los espiritual jamás y se sintió vulnerable con cada carga que abría un agujero en su alma.
-Eso pensé, igual es el castigo que crees merecer, un remanente de tu pasada consciencia que se consumirá lentamente y entonces renacerás como mi eterna compañera.
Pumyra entregó su cuerpo, pero su alma y mente se oponían debido a que ese odio era un reflejo irrefrenable de la intensidad conque alguna vez sirvió a su patria y hasta dónde estuvo dispuesta a llegar por esa creencia, ese día especialmente estaba luchando por salir. Luego del castigo dando a alguien inocente, lo que le representó un gran placer, con el pasar de las horas se convirtió en una fuente de angustia, la ambigüedad de sus emociones era lo que alimentaba sus deseos de venganza, la pena y la decepción que le hacía llorar involuntariamente, resistirse.
-¡Nghh! Con dolor contrajo los músculos de su cadera y cerró las piernas, empujando con sus pies, intentaba zafarse, pero inmisericorde, el señor oscuro cargó otra vez más contra su abdomen una y otra vez, fundiendo su lengua con la suya, recorriendo su cara y cuello, deseaba gritar “¡Lio…!” Contuvo sus emociones evitando con todas sus fuerzas dejar salir un pensamiento con el nombre de aquel chico, evitando recordar esos momentos que pasaron juntos, momentos en las que llegó a pensar que tal vez estaba equivocada respecto a la realeza y que al menos él era diferente.
Se obligó a sí misma a agarrarse al cuello de su amo con ambos brazos y abrir aún más sus piernas, alzando su cadera para facilitar la penetración de sus sentidos más puros y que pasara más rápido el dolor, pero eso no sucedió.
Se obligó a sí misma a agarrarse al cuello de su amo con ambos brazos y abrir aún más sus piernas, alzando su cadera para facilitar la penetración de sus sentidos más puros y que pasara más rápido el dolor, pero eso no sucedió.
Para aumentar su desesperación, ese oscuro ser mordió su cuello, inyectando su propia sangre, sedando su resistencia, eliminando cada resquicio de lucha remanente en su interior, pero en nada cambió dentro de su mente y en su delirio le llamó.
“¿Dónde estás? ¿Por qué me has dejado atrás?, ¿por qué? Yo confiaba en ti, tú eras mi rey, el único al que deseaba servir.” Era como si ignorase que le había traicionado, que le había dado la espalda, abandonado a su suerte.
-Él no vendrá más en tu auxilio, yo le maté. ¡Ven! Aquí encontrarás el sosiego que buscas.
Y su alma navegó ese umbral que dividía sus espíritus, la promesa de sangre entre los dos, su cuerpo respondió movido por el deseo de encontrar paz.
Mordió el cuello de aquel ente, probando una asquerosa sustancia negra que ardía aterradoramente en sus encías.
En ese sitio no existía el paso del tiempo y el dolor se repetía una y otra vez, como si mil años pasaran en un instante hasta perder la razón y desaparecer el sentido de su propia individualidad, el dolor gradualmente se volvió una mezcla de emociones y recuerdos y los últimos trazos de bondad se convirtieron en polvo, el lugar más recóndito y calmado del corazón de su amante y amo, un lugar que debajo de su tranquilidad mortecina, guardaba celosamente un turbio pasado, calentando el ambiente, como si regresara a la vida.
Con una una expresión satisfecha, la maldad de ese ser ancestral la imbuía llevándole por extremos del placer que no creyó posibles, disfrutaba de esa sensación de poder, su personalidad se derretía, un nuevo molde dictaba su nueva faceta de un ser inmortal, un ser que el mundo temería, su entrega era completa.
Pumyra, ya libre de toda influencia y culpa del mundo exterior, pensó que lo había conseguido, pero no fue así, sin proponérselo, imaginó una cara que se hizo más nítida y con cada embate apretaba más las piernas y garras, hasta que la sangre de su amo salía abundantemente de su cuello y espalda, él comenzó a sentir un dolor que no esperaba y no fue de su agrado, en ese momento era él quien luchaba por zafarse, misteriosamente eso le dio un placer aún más intenso a Pumyra, un placer ajeno, escuchó el sonido de su propia risa.
Eso pareció atemorizar a Mumm-Ra.
“Lion-O” Pensó de una manera que le hizo sentir un calor que rechazó inmediatamente, el calor de su cuerpo sosteniéndole en sus brazos, recordó ese momento breve, contrajo su cara con disgusto, pues ese pensamiento le daba un regocijo diferente a los fríos brazos de su amo, recorriendo con sus dedos los contornos de su varonil cara "llámame Lion-O" le dijo.
Comenzó a sentir enojo, enojo de que alguien ocupase su lugar tan rápido como ocurrió con la clérigo y le arrebatase su lugar, no, esa vez sería diferente, no había motivo para alarmarse, o eso pensó, era un capricho inesperado enfocado en alguien por quien no pensaba que sintiese nada.
Sus recuerdos emergieron tal si fuesen leídos por un extraño.
Sus recuerdos emergieron tal si fuesen leídos por un extraño.
En ese momento, cuando emergió del caldero, su odio no se convirtió en una inmediata lealtad, Mumm-Ra le obligó a mirar lo que su rey hacía y de cómo en vez de preocuparse de los esclavos de Thundera, su mente se dedicó a un conflicto amoroso, por eso le odio, por eso decidió una venganza tan cruel, no era suficiente con su muerte. Fue llevada a los juegos donde él seguramente le vería.
Se imaginó que él ya no volvería a fijarse en nadie más, y ella le torturaría por eso, un castigo ejemplar como recompensa al abandono que sufrió, por el que culpaba a todos los leones.
No habría una mujer más fuerte en su vida después de esto, Mumm-Ra le había arrebatado la confianza, con paciencia había descubierto el conflicto entre los hermanos, el rechazo de aquella en quien más confiaba, la primera persona que en toda su vida le hizo pensar que creía en él, una mentira, le vio caer lleno de ira, fue protegido inverosímilmente por la piedra espiritual que probó su temple y le dio una segunda oportunidad, una oportunidad que ella no tuvo.
Su maestro mantuvo cautivos a sus compañeros y en su genialidad le permitió rescatarlos, a jugar a ser el buen rey reprimiendo sus emociones, la recompensa era salvar a sus súbditos, un pensamiento muy noble pero que no le rendiría los frutos esperados.
Estaba listo para abrirse a otras experiencias amorosas y dejar atrás sus rencores pasados, el costo de su ingenuidad sería delicioso, aprendería de la manera más dura que no podía confiar en nadie, a esperar el dolor en cualquier esquina donde un extraño le hiciera un gesto de cortesía como a ella le había pasado, no sería capaz de reconocer el amor aunque lo tuviese a un palmo de su nariz.
Sería el golpe definitivo, la espina clavada eternamente en la pata del león, una aún más dolorosa que la primera, la lección de una animal aprendiendo a no acercarse al fuego.
Compartirían entonces el mismo dolor, la espina clavada sus corazones, un dolor que nunca se iría.
Sin entenderlo totalmente, su maestro fue perdiendo su forma, hasta tener ante ella al objeto más profundo de sus odios, ese maldito rey, pensó entonces que en ese sitio lo que veía estaba dictado en gran medida por sus deseos, la cuestión era saber si en realidad eran los suyos propios o los de ese espíritu al que Mumm-Ra deseaba dominar.
No podía dejar que esa imagen se materializara y la poseyera, quería que él supiera lo que había hecho, que él supiera a quien pertenecía en su materia primaria y lo que había hecho para vengarse de su traición, ya no luchaba al ser poseída por Mumm-Ra, sino por evitar que quien lo hiciera fuera precisamente ese a quien dedicaba todos sus odios, pero su cuerpo no le obedecía.
Una nueva forma apareció relajándose, la sorpresa quizá, pero dejó de luchar, por una extraña razón no podía odiarle y sin necesidad de un embrujo, sintió mucho placer al ser poseída por este.
Una nueva forma apareció relajándose, la sorpresa quizá, pero dejó de luchar, por una extraña razón no podía odiarle y sin necesidad de un embrujo, sintió mucho placer al ser poseída por este.
“No es él” Fue lo primero que vino a la mente de Pumyra, eso provocó que la comunión formada entre el alma de esa mujer, la de su amo y la suya propia, sufriera un fenómeno imprevisto, su rostro era ligeramente diferente, más adulto y al mirar hacia arriba, vio la estatua de ese león con esa cara tallada tan parecida a la del joven Lion-O, era tan hermoso y su gesto le hizo sentirse desagradablemente cautivada para besarle tiernamente.
Cuando su cuerpo se volvió tangible, ese placer ajeno creció, trayendo consigo una paz inusitada, el rostro de ese león fue rejuveneciendo, alcanzando su propia alma, hasta que Lion-O estaba sobre ella, en ese punto supo que sus propios deseos se materializaban, había perdido la batalla ante aquel espíritu que quiso poseer y no tenía la fuerza para comunicarlo a su amo, siendo desnudada de sus odios, se dio cuenta que los sentimientos por ese chico eran reales y no únicamente una actuación como se decía a sí misma.
Dedujo que esa mujer tenía una relación con ese espíritu muy parecida a la suya con Lion-O, evidentemente un antiguo señor de los Thundercats, quizás era su reina, amante o confidente, que murió bajo una terrible angustia, sumida entre la ambigüedad del amor y el odio, Mumm-Ra deseaba el poder del ojo de Thundera, para eso primero necesitaba de la comunión con la espada de los augurios.
Debía apoderarse de un alma compatible, una vez que Pumyra fuera poseída por ese espíritu, seguramente llamaría a su amado y este poseería a Mumm-Ra, que permanentemente lo sellaría en su interior, mientras la otra alma era consumida como ofrenda a la piedra que lo exigía por sus servicios.
¿Pero para qué necesitaba asumir la apariencia de Lion-O.
-Confié en ti, puse mis esperanzas en tus mentiras. Dijo el felino que ahora la apretujaba contra su pecho con enojo, el sonido hecho por su boca, era como si dos personas hablasen al mismo tiempo, la del adulto ancestro y la del joven león, las almas de Pumyra y ese otro espíritu que le poseyó resonaron al unísono en respuesta.
-Quería que lo comprendieras Leo. No tu ve opción. Ella respondió.
-¡Me usaste! La tortura de emociones se triplicó en el corazón de Pumyra.
-Tanta ira mi amor… yo quería estar contigo, pero tu elegiste el lado equivocado, elegiste la espada.
-Mentira, había sido una mentira desde el principio, una careta de tus bajas intenciones.
Ese sucio y retorcido placer para lastimar a Lion-O desapareció, embargada por una pena profunda, de su propia vergüenza ante sus actos ruines, había fallado en someter esas almas, padeció por ese error, pues compartió el amor que ese espíritu atormentado sentía por el felino.
-Traté de llevarte a mi lado, deseaba hacerlo, no lo entendiste. Se dio cuenta de que el error radicaba en que ese espíritu no sentía verdadero odio por ese al que llamó Leo, sino un loco y enfermizo amor, más profundo de lo que ella pudo sentir jamás.
-No hay nada que entender¡Basta de mentiras! Querías servirle a “él”, querías entregarme.
-Leo, en verdad deseaba que lo comprendieras, eres un necio, así habríamos estado los dos juntos para siempre, si tan solo te hubieras deshecho de esa espada como te dije, nada de esto habría pasado en primer lugar.
-Nunca voy a perdonarte.
-Lo siento, en verdad lo siento mucho Lion-O… ¿Lion-O?
Al mezclarse los recuerdos de ambas en su más puro nivel, era como si ese espíritu se diese cuenta de un detalle muy importante y dejase su intento por lastimar a Mumm-Ra y eso les preocupó a los dos cómplices del engaño, no parecía conversar con otra persona, más bien, era como si conversase consigo misma.
Pumyra intuyó que esos dos leones eran demasiado similares para ser una coincidencia, que no le sorprendería si Lion-O en realidad fuese una reencarnación de Leo.
-¡¿Una... reencarnación de Leo?! Pumyra habló con un tono de voz único que no era el suyo.
“¡No es el espíritu de Leo, es un engaño!” Pensó Mumm-Ra; era la culpa lo que había poseído su cuerpo, la culpa de ese espíritu que se atormentaba a sí mismo con los remordimientos del pasado o algo mucho peor, en ese lugar las cosas se materializaban por el solo pensamiento, por lo cual, ella no estaba realmente dormida, pensaba en Leo todo el tiempo, a tal punto que esos sentimientos se materializaron, imitando perfectamente el espíritu de su viejo comandante de campo hasta el último detalle, Mumm-Ra había sido engañado completamente.
-L-i-o-n-O. Deletreó suavemente en un estado de paz y relajación Pumyra.
-¡NOOO! Le gritó Mumm-Ra, recuperando ambos su apariencia inicial, agitando su cuerpo con sus largas garras. Sus manos se hicieron decrépitas y sus músculos se contrajeron, su piel se deshacía.
Ese espacio comenzó un proceso irreversible, enormes grietas de luz aparecieron en todo el entorno circundante y el espíritu de esa mujer se despegó del cuerpo de Pumyra a gran velocidad con un potente rugido.
La habitación repentinamente desapareció ante los ojos de Pumyra, reapareciendo encerrada en una especie de suspensión rojiza, mientras una cosa negra con sus colmillos clavados a su cuello, chupaba de su sangre.
Ella en un gritó apagado se horrorizó, abriendo su mandíbula, esa cosa deforme pareció notar lo que intentaba, pues quiso asfixiarle, con todas sus fuerzas se liberó.
“Él me está llamando, está despertando de nuevo, debo ir... con mi amo” Se escuchó una siniestra voz femenina en su mente, mientras una cadena de conjuros era dicha.
-¡Nooooo! ¡Regresa! ¡Antiguos espíritus, no dejen, no permitan…! escuchó la débil voz metalizada de Mumm-Ra surgida de un lugar indeterminado, tal si fuera generada por un altavoz.
De una patada, la tapa de aquel contenedor voló por los aires, saliendo Pumyra al exterior seguida por una sombra larga y oscura que se desintegró con la luz de la sala, las alarmas sonaban por toda la pirámide, ella miró que traía puestas sus ropas y en medio de sus piernas el dolor era inexistente.
Mumm-Ra para su desgracia quedó atrapado en su gigantesca armadura, “se precipitó”, pensó ella, “un hechicero que sin un poder espiritual propio emplea una reliquia poderosa y no paga el precio, recibe un castigo” le dijo una vez el general Lynx-O recordando a uno de sus enemigos de juventud.
Al fallar en el intercambio del poder de la piedra por un alma y al ser un muerto viviente sostenido por esos seres salidos de las profundidades del universo, no pagó el precio con su vida, en cambio se que quedó encerrado en la armadura sin poder abrirla, consumiendo toda su energía mágica y manteniéndole en un estado perpetuo de pérdida de poder espiritual, cuando Pumyra intentó quitar la piedra del guante, alguien le dijo en voz alta una advertencia.
-Si yo fuera tú no haría eso.
-Seguramente si yo fuera un pajarraco hediondo tampoco haría muchas cosas…
¡Buzzzzm!
-¡Ayyy! Pumyra fue lanzada lejos por un rayo.
-Eso parece que te gusta ¿verdad? Vultaire, el prefecto de Avista, se mofó sin preocuparse de la presencia de Mumm-Ra.
La noticia de una masiva derrota era entregada por las aterrorizadas voces de los operarios de los puestos de comunicación, los lagartos desertaban por centenares abandonando sus naves y equipos, el video de un león asesinando a centenares de lagartos recorría todos los rincones del Tercer Planeta, un mensaje de advertencia que se podía escuchar por todos los canales y pantallas de la pirámide del señor oscuro, pero estando en la sala del caldero, eso se veía en sus aguas plateadas.
A Vultaire a penas le interesó y fue a conectar un enorme cable negro a la base de la plancha donde se encontraba la armadura de Mumm-Ra.
Y el espíritu que asumió la forma de una felina, escapó por el caldero, buscando el rostro de aquel que Pumyra llamó Lion-O, mientras ella en el suelo contemplaba la estatua de un felino de cabellera larga y facciones felinas que se despedazaba parte por parte ante el horror de Mumm-Ra, que vio un revés cuando ya tenía la victoria asegurada.
Aunque corrió a asistir a su maestro, muy en el fondo de su corazón sintió dicha, había sido contaminada por esa mujer y eso le atemorizó. Vultaire empero, esta vez la detuvo de un golpe con rudeza, ella le gruñó.
Ignorándola, ajustó el conector de aquel cable y arrastrando a la felina del pie, llegó a la palanca de encendido.
Ignorándola, ajustó el conector de aquel cable y arrastrando a la felina del pie, llegó a la palanca de encendido.
Mumm-Ra recibió la energía de lleno y su armadura se movió. Un cuervo salió de esta y se paró en uno de los brazos de los antiguos espíritus.
-¿En qué quedamos señoría? ¡Ah, sí! Me estaba ofreciendo acceso ilimitado a sus recursos ¿no es verdad?
El cuervo se le quedó viendo sin decir una palabra.
“Perfecto, ahora tengo su atención.” Pensó con malicia, de todas maneras su estancia en ese lugar sería breve.
####
Horas después de que la batalla terminara
“Tantras”
-No es bueno, nada bueno. El cuerpo macerado de Lion-O yacía en una improvisada camilla apartada del resto de las aves, el sello tantrico de Anet se deshizo en el acto, marcándose en la piel y pelaje de Lion-O que gritó envuelto en sufrimiento, el doctor, una garza de cuello abultado mecía su cabeza de un lado a otro reprobando esas prácticas barbáricas.
Cheetara intentó agarrarle de la cabeza, pero al sentir que se aproximaba, rugió e intentó morderla, fue Panthro que le sostuvo con sus brazos neumáticos sin sufrir daño.
-¡¿Qué sucede, cual es el problema?!
-Ciertamente amiga Cheetara, la espada tiene una influencia al repeler los sellos elementales, aún así, tal cantidad de acumulación es inusual para un cuerpo vivo, no sé si seré capaz siquiera de curarlo, para empeorar las cosas no encuentro sus puntos tantricos.
Snarf fue sacado del recinto por Tygra, enojado por sus aterradores maullidos ante la presencia de Lion-O, que insistentemente se subía en su pecho para gruñirle.
Cheetara no era especialmente instruida en sellos complejos, seguía en un punto en el que usaba mancuernas de restricción, eso significaba que no podía influir en el tantra de los demás, aunque Anet parecía ser un usuario avanzado.
-¿Y eso en términos sencillos que significa? Dijo Tygra sobándose la mano con las marcas de la mordida de Snarf y Lion-O.
-No hay un punto donde los tantras elementales puedan balancearse, hay mucha energía en su cuerpo.
-¿Qué demonios son los tantras? Tygra habló ignorando las pasadas enseñanzas de Cheetara.
-Para empezar hacerte invisible es un tantra de los sentidos.
-¡¿Ah?! ¡¿Lo dices en serio?!
-¿Has olvidado ese libro con el que aprendiste el uso de la mancuerna de restricción? Nosotros los clérigos no usamos magia normal, sino una derivación llamada magia elemental.
-Creí que ese libro era para despertar una habilidad propia de mi clan.
-Eso… puede ser correcto sólo desde cierto punto de vista joven príncipe, por un motivo desconocido, las razas que venimos a este mundo esclavizadas por Mumm-Ra, tenemos una propensión natural a ciertos tantras secundarios una vez nos entrenamos debidamente.
-Como la velocidad y la invisibilidad. Completó Cheetara.
-¿Y por qué secundarios?
-Porque cada ser vivo posee cuatro tantras básicos, nosotros creemos que los sentidos, la fuerza, la espiritualidad y el pensamiento son los tantras elementales, de estos cuatro surgen los tantras secundarios por una cuestión de voluntad cuando dominamos algún aspecto de la magia elemental.
-¿Cómo una mezcla?
-Más bien como un matiz, potenciamos con la voluntad uno o varios tantras y obtenemos velocidad, invisibilidad, resistencia etcétera.
-¿Y eso no es una mezcla?
-A lo que se refieren Tygra es que los tantras no son una fuerza en sí, son una manifestación de la fuerza vital con la que nacemos, solo que los tantras elementales se manifiestan sin necesidad de ninguna habilidad, son naturales, aunque para hacer uso de ellos tienes que aprender a regularlos.
-Entonces los tantras secundarios a pesar de ser un “matiz” necesitan de la experiencia en el manejo de los cuatros elementales, pero como los tigres nacemos con esa habilidad… en pocas palabras no necesitamos dominar los tantras elementales ¿no es así? Anet y Aburn asintieron con la cabeza.
-Ciertamente, pero como dije antes, es una habilidad propia de los que llegamos con Mumm-Ra, e incluso si pudieras dominar una tantra secundario de forma natural, eso no significa que puedas usar los tantras elementales.
-¿Y Lion-O no tiene ninguno elemental?
-Es imposible que no tenga uno, pero creo que su poder vital está distorsionado, lo que ha ocurrido hoy le ha afectado severamente. Lo que más me preocupa es su anormal fuerza espiritual, está acumulando mucho poder en su interior, como si fuese un hechicero realizando una invocación mágica, sólo que no hay ninguna, nunca he visto nada parecido, a este paso su espíritu desaparecerá.
-¿Por qué su espíritu?
-Porque la magia y la hechicería son un tantra espiritual, los usuarios principiantes como esta encantadora guepardo, piensan que la magia elemental y la espiritual es de hecho un fenómeno distinto, pero es lo contrario, los tantras elementales es la base de la magia misma, dijo un ave cuyo rostro estaba vendado y se mantenía de pie con un perchero que hacía de un improvisado porta sueros.
-¡Su señoría! El Doctor hizo una profunda reverencia al reconocerla, la enfermera fue obligada pues no tenía idea de quién era esa mujer.
-¿Quién es usted? Dijo Tygra.
-Mi nombre no es muy relevante para usted príncipe, he venido aquí para ayudar a nuestros nuevos aliados.
-No veo que pueda hacer usted en su condición por nosotros que no puedan Anet y Aburn o ese médico inútil, Tygra dijo sin guardarse nada, pero Anet le puso una mano en el hombro para que se detuviera.
-Oh, no deberías subestimarme por mi apariencia, de todas formas nuestros aliados paquidermos son maestros de los tantras elementales, pero no tiene la mente adecuada para explicarlo.
-Oiga señora, no quiero ser descortés, pero Anet y Aburn son dos personas muy sabias y llamarlos desmemoriados o lentos, incluso estúpidos no es de buenos aliados. Panthro le reprendió.
Cheetara se pegó con la mano abierta en la frente, Anet suspiró y Aburn, que mostraba una inusual manera de desenvolverse, se rascó la trompa en señal de reproche.
-Desde luego, estoy seguro de que estos dos gallardos elefantes les ha quedado claro a quien acudirán cuando necesiten una emotiva defensa, dijo el ave carraspeando.
-Pero desde luego. Panthro le guiñó a Anet que pacienzudamente sonrió.
-Como iba diciendo, la diferencia entre la magia elemental y la magia espiritual es que la primera depende de Gaia; nuestra madre tierra, uno extrae poder de la Gaia para obtener una habilidad física o psíquica, el precio de la Gaia es el consumo de la fuerza vital que puede reponerse comiendo y descansando, aunque si uno se excede, uno puede perder la vida para devolver lo que ha tomado.
-¿Uno paga con su vida? Tygra se sorprendió, no imaginaba que usar su invisibilidad tenía ese precio.
-Me temo que no has entendido, al referirme a la fuerza vital, me refiero a todas sus manifestaciones, depende del usuario cual, los elefantes son usuarios poderosos de los tantras elementales en general, pero incluso ellos han descubierto el efecto nocivo de su uso sin restricciones, ellos han tenido que sacrificar su pensamiento y potenciar su espiritualidad.
-Y así evitan una voluntad férrea.
-La voluntad querida clérigo, es lo que se necesita para hacer magia, los tantras por el contrario se refieren al equilibrio.
-¿Y eso que tiene que ver con que Lion-O acumule tanto poder?
El ave caminó hasta poner sus manos sobre la frente de joven rey que sudaba envuelto en una fiebre atroz, una fiebre que no era producto de su biología.
-Bueno, es un tema diferente, era claro para los sabios de la magia elemental, que lo tantras daban un poder limitado, así que se centraron en una de sus categorías; el espíritu, desarrollaron las invocaciones de pentagrama y el concepto de acumulación, se dieron cuenta que un poder casi ilimitado podía usarse, uno que no pedía la vida, en cambio pedía algo mucho más sutil, menos visible y en apariencia menos valioso.
-El alma. Cheetara puso su mano sobre la mejilla de Lion-O que había perdido la consciencia.
-El alma es un concepto religioso, al referirme a espiritualidad me refiero a una de las partes más esenciales de la fuerza vital, lo espiritual se conecta con las emociones, todos tenemos cierto nivel de emociones, positivas y negativas, usar magia espiritual consume la voluntad desde luego, pero antes que nada, la emociones positivas como el amor y la bondad.
-¿Eso le sucede a Lion-O, se ha quedado sin emociones positivas? Eso es... permítame ser descortés; ¡Ridículo! Dijo Tygra describiendo las comillas con los dedos de ambas manos.
-No eres tan lento como pensé.
-¡Oiga, no estoy de humor para sus tonterías! Cheetara y Panthro alejaron al príncipe de esa ave.
-Como vez príncipe, las emociones positivas son escazas, a veces incluso si no se tiene ninguna emoción positiva, la moral y la razón que nutren la voluntad en su conjunto, impiden que la magia espiritual destruya a su usuario, pero no dura mucho.
-La voluntad es consumida igual que las emociones positivas. Anet dijo fríamente.
-Precisamente.
-¿La espada de los augurios tiene algo que ver en esto? Cheetara que llevaba la espada y el guante en una bolsa se preocupó aún más por Lion-O.
-Este día tu rey ha cruzado una línea muy peligrosa, la espada es un objeto mágico y tu sabes los peligros de la magia, te brinda mucho poder pero a un costo muy alto, si solo hubieran emociones positivas y las negativas fuera débiles, el mago se haría estúpidamente bueno, como los elefantes cuando poseían la piedra espiritual, pero en este mundo el odio, la pena y el dolor son las emociones más abundantes, el mago se vuelve más oscuro y maligno, incluso un elefante que se ha entrenado como especie para lo contrario.
-¿Qué pasará con Lion-O? Dijo Cheetara.
-Él es alguien especial, requiere de una luz que le guíe por esa oscuridad, pasando sus dedos por la frente del felino, describió una línea y con la punta de sus dedos índice hizo cuatro marcas circulares que se iluminaron sobre su frente, Anet y Aburn se miraron deteniendo a Cheetara, Tygra y Panthro cuando Lion-O hizo una mueca que estalló en un alarido de dolor, la enfermera y el doctor le agarraron los brazos.
-¿Sabes recomponer el tantra elemental? Debes ser alguien realmente fenomenal. Dijo Aburn.
-No tanto querido, no es necesario encontrar los tantras, ellos vendrán por sí mismos a donde la paz reina sobre la confusión, es después de todo su estado natural. Llamando con un gesto a la enfermera, le indicó que le administrase el tranquilizante.
-Pero si no está totalmente relajado puede ponerse mucho peor, respondió a la orden. El doctor negó con la cabeza a la enfermera que se preguntó quién era esa mujer para que le tuviese tanto temor ese huraño doctor.
La cuatro marcas dejadas en su frente comenzaron a desaparecer, abriendo la boca, su respiración se normalizó casi inmediatamente, dudando, la enfermera con las súplicas de Cheetara y Tygra en contra, aplicó el tranquilizante.
Pasado unos minutos se fue tranquilizando y su temperatura descendió como sus elevados signos vitales.
-¿Funcionó? ¿Pero cómo…? La enfermera se maravilló. Esa misteriosa ave salió de la carpa médica donde la esperaban un grupo de aves envueltas en capas de lluvia que la arroparon, cuando Cheetara intentó alcanzarla fue detenida severamente por una encapuchada.
-La terapia se ha acabado, da gracias que ella se haya dignado a venir.
Reconoció esa voz, recordaba fugazmente un atípico evento de su pasado, pero con poca claridad.
-¿Quién eres tú?
-Eso no te importa thunderiana, solamente no nos sigas.
-¿Sucede algo? Preguntó Tygra, ella se quedó pensativa.
-Cuanto más rápido salgamos de este lugar será mejor. Tygra no pudo estar más de acuerdo, mirando a esa mujer alada y su séquito hasta desaparecer entre una marea de gente que levantaba un campamento para pasar la fría noche a orillas del desierto del continente Thuriano.
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En la profunda noche estrellada sobre Avista
“Manipulación”
El joven rey tuvo un sueño, una representación elaborada de un recuerdo de su yo pasado, una cosa le pareció curiosa, pues se veía en tercera persona sentado en un pupitre con su viejo y fallecido maestro Passer, un gorrión de la tribu de las aves.
Daba la sensación de estar viendo el recuerdo de alguien más, el ceñido y pequeño gorrión, abocado por entero a la política, instruyó a Lion-O a petición de Jaga cuando los problemas con sus amigos de la corte real se volvieron amargos encuentros, que obligaron al consejero del rey a darle clases privadas, lo que se fue transformando en largos años de soledad y aislamiento.
-Manipulación, el arte de la paciencia frente a la fuerza bruta, que es un acto de poder directo. La manipulación está asociada históricamente a las prácticas de las cortesanas, especialmente aquellas que quieren ascender el círculo real. No consiste en derrotar a un enemigo, sino que tome las decisiones equivocadas que lo lleven en una imagen más global, a la derrota, como rey muchas veces se enfrentará a la manipulación de sus enemigos otras deberá usarlo como un recurso de largo plazo en su estrategia de gobierno.
-¿Manipulación? ¿Suena como algo que yo o mi padre haríamos? Eso es más propio de una mala mujer, dijo a desgana el príncipe, que era visto como alguien débil e incapaz.
-Si bien un líder que manipula no es bien visto por la historia, la realidad es que la práctica política lo obliga para compensar las… “deficiencias” en otros campos; el físico por ejemplo.
-Insinúa que soy débil. El gorrión se rascó el pico.
-Mi príncipe, la razón por la que Jaga me pidiera que te diera estas clases, es para que comprendieras un poco sobre las relaciones del poder, desde el que motiva a una cortesana y candidata a ser tu esposa, las traiciones de los ambiciosos y las estrategias políticas encaminadas a conservar el poder.
-Mi hermano el “perfecto” está en el ejército, yo no puedo entrar porque mi padre piensa que soy un débil y un caprichoso sin remedio. ¿Encima tengo que aprender a gobernar como lo haría una mujer?
-¿Y si fuera así mi príncipe, cambiaría en algo su estado actual?
-Maestro Passer, usted me insulta como si fuera cualquier cosa. Lion-O se levantó furioso, pero Passer no era conocido por ser recatado ante el poder. Jaló una espada y se la tiró al suelo.
-Si piensa en verdad señorito que puede derrotar a su hermano en una pelea justa ¡rételo y vénzalo!, entonces regrese y hablaremos.
-¡Lo haré, te demostraré a ti y al mundo que puedo vencerle a él con una mano atada a la espada, verán que tengo el poder suficiente para que mi padre me miren sólo a mí! Limpiándose las lágrimas apretó la superficie del pupitre.
-Si es así, no importa realmente lo que piense alguien como yo o las lecciones de la historia, ande, vaya y derrote a los lagartos usted solo. El gorrión lo retó nuevamente, Lion-O únicamente soltaba bravuconadas, en el fondo daba la apariencia de tener miedo, buscaba afecto y aprobación, nadie parecía dispuesto a darle nada gratis.
-Así… que me quedo a ver como mi hermano y sus generales ganan la guerra mientras yo me quedo en casa, “sin duda” me ganaré el respeto del pueblo a ese paso.
-La función de un rey no es inspirar a su gente, ni pelear las guerras por sí mismo, debe liderar a su gente anteponiendo tu propio bienestar al de ellos, entendiendo los sacrificios que debe hacer para mantener la frágil paz que ha sostenido de pie al imperio, un paso en falso y algo peor que una chica como Pamhela puede surgir y no será más una humillación pública, puede costarte la vida. Su sola mención fue ofensiva, una de las razones por las que ese maestro en especial, le resultaba desagradaba.
-No tengo amigos, mi padre apenas me habla y mi hermano se burla de mí, no puedo salir a la calle porque la gente murmura ¿Qué clase de rey puede ser alguien como yo?
-Ser un rey mi príncipe, es una aventura solitaria, los amigos verdaderos no existen, el amor no se encuentra más que como un arreglo de bienes, un de deber, si no está listo o no piensa que es el indicado, debería renunciar al trono, abdicar.
-No puedo hacer eso.
-¿Por qué no?, la vida sería más fácil para ti. Lion-O se sentó en su banco y agacho la cabeza.
-No puedo, en verdad, no después de lo que dijo mi padre.
-¿Y qué puede ser eso? El chico agarrándose de las manos guardó silencio.
-No le voy a mentir príncipe, como veo las cosas usted tendrá muchas dificultades para gobernar, parte de una posición débil e idealizas el papel de un rey, pero allí donde hay una debilidad existe una ventaja, el poder no se trata de debilidades físicas, sino de aliados, ver a tu enemigo antes de que haga un movimiento, destruirle, ver le humillado o advertirle, entonces compensa tus debilidades con astucia, no con pesar o quejas.
-No es la clase de persona que quiero ser.
-¡Sandeces! No puedes seguir como hasta ahora, es la estrategia lo que marcará tu reinado, no la fuerza, manipular es un arte, parte de una estrategia mayor.
-Aún así viejo amigo, Lion-O tiene un buen argumento, la manipulación es el arma del débil, antes de manipular tal vez sea necesario entender a tu adversario, el mejor líder no es el que ve un enemigo en cada rival, sino el que sabe convertirlo en un aliado. El consejero del rey, el clérigo Jaga, entró por la puerta sin hacer apenas ruido.
-Podríamos decirle eso a los lagartos Jaga, seguro funcionará. Dijo Passer que con enojo tomo sus cosas y se encaminó fuera del cuarto de estudio al entender que Lion-O sería escoltado fuera del recinto.
-Todos tienen que luchar alguna vez amigo Passer, pero nadie puede ganar una guerra solo. La puerta se cerró sin que el gorrión le respondiera.
-¿Crees que tiene la razón Jaga?
-Mmm, aprender es lo importante Lion-O, no lo que tu maestro opine, a pesar de que Passer es un buen docente, la larga sombra del odio sigue sus pasos, si le escuchas no importa que aprendas, siempre es tu decisión si lo conviertes en una verdad impostergable.
-Me ve como a un enemigo y me enseña cosas dolorosas. Jaga puso la mano en el hombro del chico.
-Por esa razón le he elegido, que observes como un conocimiento razonable y perfectamente lógico se presta para la manipulación de una mente poco juiciosa.
-¿Qué es lo que desea realmente el maestro Passer?
-Lo que ya intuyes, desea la destrucción de la familia real, más que eso, de Thundera y si puede influir para que tomes malas decisiones y cedas el trono a alguien que por diálogo tiene como símbolo una espada, piensa que podría contribuir a una guerra que haga sucumbir el reino, al que culpa de matar a su familia. Lo mismo ocurre con lo que se rumorea de ti Lion-O.
-¿Quieres que supere lo que dijo Pamhela y lo vea como una mera enseñanza? Jaga le regresó a ver, estaba orgulloso de que el príncipe Lion-O fuese tan maravillosamente despierto, mostrando una actitud inusitada.
-Ver y escuchar, experimentar y aprender, las cosas que aprendes son una base, como rey tú deberás decidir si perdonar o seguir el camino que esta pequeña ave recorre.
-Serviría si me dieras una ayudadita.
-Ja, ja. Lion-O no puedo vivir esa vida por ti, estos años son duros y puede que no cambie en el mediano plazo mientras tu decisión de ser un rey no sea absoluta y deseada, hasta entonces equivocarte y aprender será una cosa que experimentarás con mucha frecuencia, pues hay muchos caminos para llegar al mismo destino, eres tú quien debe elegir cuál es el correcto.
-¿Pero qué si el camino correcto es el malo?
-No importa mientras sea tu decisión, como hoy, manipulaste a tu maestro y le presionaste hasta que tomase la decisión de mostrarse, él te hablaba de manipulación y tan desesperadamente intentó convencerte de que ese era tu camino, que él mismo fue incapaz de ver el engaño, no deberías olvidar esta lección.
-¿Podría pasarme lo mismo?
-En tanto te distraigas y no uses tu buen juicio, es lo más probable. Jaga y su antiguo él, salieron del cuarto escoltados por los clérigos dejando atrás un cuarto plagado de malas experiencias.
Al alejarse de ese vívido de su pasado, regresó a él esa pregunta que le inquietó luego de la traición de Pumyra, pero que se cuestionaba desde que recorrieron las minas de Plun-Darr.
¿Por tuvo esa visión de Panthera cuando cargaba la espada de Plun-Darr? ¿De quién era ese recuerdo?
Más aún, si la espada de Plun-Darr recordaba ese suceso por algún efecto inesperado ¿era posible que Mumm-Ra estuviese al tanto de la rebelión?
Un hecho sembró muchas dudas en su corazón y era que Mumm-Ra había callado a Panthera de la misma manera que hizo con Pumyra, no era posible que ellos dos estuvieran en contubernio, Panthera realmente creía que Mumm-Ra era su enemigo.
Sin entender si era su imaginación o un hecho revelador de la historia de los Señores de Thundera, de alguna manera la espada de Plun-Darr lo sabía y si no era Mumm-Ra, la otra persona con Leo en ese momento de la historia, era de hecho; Panthera.
Dedujo que de alguna manera, las memorias del libro de los augurios era obtenida de sus usuarios directos, Leo era usuario del libro, Mumm-Ra había presenciado la revuelta, aún así, no tenía los recuerdos de la fabricación de la espada de los augurios o de la organización de la rebelión, sino la espada de Plun-Darr.
¿Y si ella traicionó a Leo en algún punto y si esos recuerdos eran de hecho de Panthera? El problema era como habían llegado a la espada de su enemigo y eso lo llevó a la pregunta más inquietante de todas.
¿Era Panthera una usuaria de la espada de Plun-Darr? y si lo era, ¿desde cuándo?
Eso explicaría por qué guardaba esos registros, explicaría los hoyos en los que Leo estaba solo, como cuando le pidió a las ratas los fragmentos de la espada, igualmente era posible que Mumm-Ra estuviese al tanto de la rebelión y por tanto vigilase a Leo, por desgracia, eso implicaba una cosa mucho más grave; y era que de alguna forma, Mumm-Ra y Panthera estuviesen trabajando juntos desde el principio, que manipulasen a Leo con un propósito desconocido.
También era extraño que esa espada maligna le dejase tener esa visión, acceder a sus recuerdos, se sentía… como una advertencia, era que sus emociones en ese momento estaban cegadas enfocadas en proteger a Pumyra.
El corazón de Lion-O latió con fuerza ante esa última duda. Debía averiguar la verdad del pasado de Panthera y Leo, de la razón de que la nave de Mumm-Ra se acercara al Tercer Planeta, después de todo, tenía el libro adecuado para la tarea.
Lion-O se despertó de súbito con un aire agitado, alguien le agarró de las manos, era una avistiana vestida como una enfermera, sentada en una silla en completa oscuridad, él no dejaba de temblar amarrado a una camilla.
No había sangre, ni cuerpos, los árboles habían desaparecido, en cambio parecía ser la habitación de alguna clase.
-Tranquilo, estoy aquí. Has tenido una noche agitada, te dimos suero y un tranquilizante, pero aún así no te has estabilizado.
-¡Nghg! Lion-O balbuceó, las palabras no se formaron solo sonidos guturales.
Se intentó levantar pero el abdomen y el pecho le dolían fenomenalmente fuerte, sintió los vendajes que atravesaban su pecho, con una fuerza inusitada, reventó los amarres cortándose una de las manos, dislocándose la otra, apartando a la enfermera que dio un grito al pensar que le atacaba, lo que debió escucharse en todo el lugar.
Lion-O salió al exterior, donde se encontró con las caras de todos ellos esperando casi dormidos que se despertaron con el alboroto.
No pudo dar más muchos pasos fuera, a su espalda sintió varios aguijonazos que se cebaron en su piel, derrumbándose en el suelo arenoso, había sido drogado, estaba casi desnudo envuelto por una prenda blanca, no podía ver bien, las luces se encendieron lentamente por el ajetreo.
Alguien interrumpió el frenético ataque de dardos tranquilizantes, se interpuso entre los médicos y él, posiblemente Cheetara, aunque eso no le importó, sino la construcción que se alzaba frente a él y su corazón encontró el descanso que tanto estaba buscando.
-Sigue aquí, sigue aquí dijo débilmente llorando en silencio hasta perder la consciencia nuevamente.
Avista se había salvado.
Fin parte 2 de 3
Te felicito! Esta muy bueno.
ResponderEliminarPareciera que seguiste con una historia distinta
ResponderEliminarEspero continues con la anterior
La parte de las relaciones de mun-ra y pumyra me dio ñañaras
Es la misma historia solo que el capítulo 1 tiene ligeros matices y cambios.
Eliminar¡Wow! este capitulo resultó bastante más interesante que el anterior, sobre todo hubieron varias cosas que llamaron mi atención aparte de ya sabes....... la sangrienta experiencia y macabra experiencia sexual de Pumyra con el viejo depravado del Mumm-ra XD, tambien:
ResponderEliminar1- Encontré similitud entre situación de Pumyra con su familia y Lion-O con la suya, ambos siendo la total decepción de sus respectivos padres, ella por haber nacido mujer y el por "debil".
2-Y encuanto a lo de la manipulación por lo que mencionaste de Mandora como que en eso tanto ella como Lion-O tienen sus problemas, los 2 son parecidos en eso ¿no?
3-Y lo de la magia ¿de donde lo sacaste?, ¡chaaaaamo que imaginación!!.... no no ¡demasiado bueno, te botaste!.
4-Los recuerdos de Pumyra y Leo, Lion-O apareciendose ante ella, el conflicto psicologico total
En fin, ni porque uno se fumara 3 lumpias escribiría algo tan creativo como esto ¡jaja!, es echando broma mi estimado, no te estas felicitado estás felicitadisimo de verdad.
Me da un poco de ñañaras el viejito ese con Pumyra.
EliminarSobre lo demás no tienes idea lo que me costó, pero me gustó bastante el resultado.
Ya que estamos y pensandolo mejor ¿la mujer de un tonto o la mujer de un sufrido? porque esa es la impresión que me dió, no se, ¡Leo, Lion-O uy!.
EliminarYa veo por qué te tardaste tanto en sacar el fanfic ¡Dios!
Mumm-ra disfruta mientras la Pumys sufre XD, en Sin Tetas no hay Paraiso los traquetos disfrutando mientras la Catalina sufre hasta por de los reales=dinero que le daban.
La mujer de un tonto, porque Mumm-Ra quiere hacer de Panthera su mujer para ofreces su espíritu a cambio de poder para manejar su armadura, pero esta le engaña pensando que sufre por el destino de Leo, en realidad el espíritu de Panthera le ha engañado para matarle, pero cuando Pumyra le dice que Lion-O puede ser una reencarnación, ella se escapa para ir con su verdadero amo.
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