Thundera 8 años en el futuro
Los mutantes a ojos de Lion-O eran bestias horribles, no eran lagartos, ni lobos, perros o simios, una mezcla de los cuatro, no había aves entre ellos pues las alas parecían extractos de piel curtida pegados sobre famélicos huesos, Wily Kit le sugirió un arco pues la espada Katana era larga y delgada para combates sin una dirección fija.
La lanza fue lo que arrojó primero y su caballo apartó a los que venían por enfrente saltando cuando uno de ellos amenazaba con cortar las patas del corcel que de una patada se quitó a una de las bestias que reptaban sin piernas en el suelo.
La flecha que atravesó de un tajo la cara de lagarto mutado chilló y su cuerpo se fue desvaneciendo en el aire.
“¿Hechicería?” Fue lo que le vino a la mente. Wily Kit se subió a la parte de atrás de su caballo y con sus propias flechas mataba uno a uno de los enemigos que como con el primer mutante se deshacían en un humo apestoso que chirriaba los ojos.
Manejar una Katana era difícil, el balance del cuerpo era completamente opuesto a una espada de combate de dos caras que pesaba casi tres kilos.
Las consideraciones eran simples, la mano firme, no se trataba de ganar una inercia con el movimiento, sino del camino más adecuado para que el corte fuera perfecto, por otro lado estaba la cuestión de que la katana era un espada frágil si quien la manejaba no era hábil en técnicas de corte.
La panza de una bestia parecida a un lobo con alas, sacó un líquido ácido que derritió la capa de Lion-O, Wily Kit la arrancó sin quitarle el velo, dejando expuestos sus brazos, se detuvieron por orden de ella que comenzó a jalar de una rama de la que agitó la humedad que cayó encima de la piel de Lion-O.
-¿Por qué no pelean? Lion-O apuntó al hecho de que fuera de que Cheetara mantenía a raya a los mutantes y Letha peleaba precavidamente, ambos no parecían muy entusiasmados.
-Ella no es tan buena como en el pasado y Letha no ha sido ordenado. Los justificó Wily Kit, pero el tono sonaba a una vil mentira, fuera de la insinuación que su maestra era vieja y el chico un irresponsable, había un hecho detrás que no alcanzaba a entender.
-¿Y qué hay de ti? Lion-O pareció entender que la situación de la gatita no era muy optimista, de cierta manera sus caras reflejaban poco interés y hasta un poco de hastío con lo que hacían, pero Wily Kit le miraba con mucha seriedad.
-Estaré contigo hasta el final. Algo que pareció más una declaración fúnebre que un acto de valor.
Colgándose del lado izquierdo del caballo, bajo al centro del claro, donde los mutantes se concentraron en su figura, que en la defensiva actitud de sus compañeros de viaje.
A diferencia de una espada común, la Katana debía usarse con ambas manos y de movimientos rápidos de la muñeca el corte era seguro, pero se tenía que restringir mucho el movimiento, esperar a que el enemigo entrara en su círculo arriba de un caballo la espada era como esperaba inadecuada.
Para su padre las Katanas era para niñas y sujetos pequeños como los habitantes del reino de Shogun. Una Katana era muy rápida, no era adecuado lanzarse al enemigo, viendo que la clérigo Cheetara tenía problemas, este se abrió paso hasta deshacerse del los mutantes atraídos por el rubio de su cabellera.
“¿Podía esperar otra respuesta?” Pensó cuando saltando sobre su hombro, Cheetara se impulsó fuera del alcance del enemigo dejándole a su suerte. Ella fue directamente a salvar a Letha amenazando con marcharse, cosa que no hizo porque por una extraña razón, Wily Kit insistía en quedarse a pelear al lado de ese extranjero, de quien no se tragara que fuese su novio secreto, debía entender que el pobre desafortunado era un caso perdido, los clérigos podían escapar, pero él, que no podía ocultar su presencia, les atraía como moscas al tarro de miel, así que regresó gastando su poder espiritual con su bastón.
Luego de algún tiempo peleando, Lion-O entendió la causa del hastío de los clérigos, los mutantes se deshacían reapareciendo entre las sombras del bosque. Cheetara se cayó al suelo, él intentó ayudarla nuevamente, hasta que comprendió el propósito de la felina, logró desviar su ataque y enfurecido por su vil acción, la golpeó de lleno el el rostro con el lado sin filo de la espada.
Wily Kit y Letha horrorizados corrieron al lado de su maestra a la que Lion-O pateó con fuerza, quitándole su arma, Cheetara que fue rebasada pareció tener una reflexión de ante quien se enfrentaba aumentando el enigma.
“Qué acto tan ruin” se dijo, no podía creer que ella atacase así a su rey, después pensó que su acción era lógica, primero porque auténticamente no sabía que era su rey y segundo, aún más importante, debía pensar que era un problema para Wily Kit, si estas cosas eran inmortales...
-Dime lo sepas de los mutantes lo más rápido que puedas Kitty.
-Pero… Wily Kit ahora tenía dos personas que cuidar y sin ellos no podría marcharse nunca, morirían en ese lugar.
-Son seres de hechicería y tecnología extraño, son indestructibles por esa razón, infestan árboles donde una vez hubo una muerte por guerra o un acto violento y crecen sin cesar hasta que el bosque muere y absorben esa rabia.
Letha que habló mostrando una sabiduría de manera un tanto presuntuosa, puso un pie sobre la tierra y con su bastón concentró su magia que iluminó sus ojos intensamente.
-¡Expelius! Hizo un ataque mágico usando su bastón repeliendo a todos los enemigos de un plumazo, asombrando a Wily Kit y Lion-O. Pero tan pronto lo hizo, ellos salieron de la sombras de los árboles a atacarles nuevamente.
-¿Lo ves?, únicamente estás haciendo que nos maten por tu culpa, se alimentan de nuestro miedo y rencor, la desesperación, cualquier sentimiento negativo, los clérigos podemos evadirlos, pero tú estás muerto. Ella trataba de ahorrarte el sufrimiento, ahora la has condenado a tu propio e ineludible destino.
Si era así, quien era el ruin era él mismo, se maldijo por no pensar, por dejar que sus emociones nuevamente se llevasen lo mejor de sí, sin estrategia, únicamente una cabeza llena de aire caliente dispuesto a aceptar cualquier verdad aparente ante sus ojos. Trabajó meses por un plan que se fue a la borda gracias a una errática clérigo desleal y una guardiana llena de rencores ocultos, nada sale como uno planea, ese momento lo probaba.
Necesitaba tomar un punto de vista diferente, necesitaba oler y sentir, ver y escuchar antes de decidir qué acción tomar.
“¿Quién es mi enemigo después de todo?” Murmuró y de pronto no atacaba, solo desviaba los ataques de innumerables y crecientes mutantes que estaban interesados cada vez más en su inusitada resistencia, hasta que era el único objetivo de todos ellos, en ese momento notó que la sangre que él derramó, eran heridas de su propia Katana.
Su defensa parecía correcta, conocía las técnicas, aun así, era una nueva arma, con sus propias reglas, ¿o era algo más?, ¿por qué los clérigos podían evitarlo?, entender a su enemigo era parte de descubrir cómo contrarrestarlo, miró a Wily Kit y en sus muñequeras habían cortes extraños, unos eran profundos, como producidos por azotes, luego reflexionó el porqué Letha y Cheetara no atacaban salvo con sus bastones para alejar a esas béstias.
Una unión de hechicería y tecnología, eso no le decía nada, parecía solo una patraña, además del hecho de que no era ningún sabio, a pesar de que tenía cierta lógica decir que había un sentido de unión en alguna parte, una dependencia, como la de un amo con su siervo.
El poder de la espada de los augurios, le dijo Keos, podría incluso purificar la maldad o más bien separar aquello que no debería estar unido por su naturaleza contraria, sin embargo, tenía que aprenderlo por su propia mano, no tenía la espada, así que debía buscar otro modo, algo que le llamó poderosamente la atención es que cada vez que un mutante era derrotado buscaba las raíces de los árboles y volvía a salir de entre los matorrales.
Estaba allí, oculto entre los árboles, lo que fuera que mantuviese a estos seres repugnantes, recordó a esos monstruos en los que se convertía la tribu de tigres de Javan. Era como la cueva de los tigres, un sitio donde almas en pena eran obligadas a regresar a la vida.
Si se alimentaban de rabia, era eso lo que debía destruir, el corazón del verdadero monstruo, su odio natural a lo que consideraban puro, ya que siendo ellos mezclas bastardas de todas las razas, Lion-O siendo un león era el símbolo de todo aquello que les había sido arrebatado, su identidad natural.
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Un flashback de hace cinco años en el pasado de Lion-O
Jardines del Palacio de Thundera
-¿Qué estás haciendo? El joven príncipe Lion-O le preguntó a Jaga, quien balanceaba un péndulo sobre un mapa siendo observado por sus clérigos.
-Localizo pozos de agua. Dijo jalándose sus barbas.
-¿Y funciona?
-No hasta ahora.
-¿Y cuanto tiempo lo has hecho? El chico se arremangó su capa dejando descubierta su rostro, sin preocuparse por el hecho de que su padre se lo había prohibido, aunque Jaga no parecía en absoluto preocupado.
-Toda la vida. Jaga sonrió con su ronca voz.
-¿Hm? ¿Si no sirve por qué lo haces?
-Tal vez es que no soy el indicado para esa tarea. ¿Quieres probar?
-No lo sé, me parece aburrido buscar pozos de agua.
-¿Y que sería divertido?
-¿Qué más que la venganza? Los clérigos abrieron los ojos extrañados.
-Eso es terrible. Dijo preocupado el Clérigo.
-No tanto, tengo que ubicar a ese escurridizo de Snarf, llevo una semana tratando de darle un buen baño, peor aún, el baño me lo dio mi padre cuando caí en esa porqueriza al intentar agarrarlo, quiero la revancha.
-Hum, siendo así, ciertamente no parece tan malo. El chico le sonrió dándole palmadas en el hombro.
Los clérigos se empezaron a reír, pero Jaga tenía una expresión inmutable.
Jaga le dio el péndulo y el mapa del palacio, los clérigos se miraban entre ellos y al rebelde muchacho con su cara de seguridad y su larga y hermosa cabellera roja.
-¿Qué debo hacer?
-Balancea el péndulo de un lado al otro, luego deja de hacerlo y siente mientras el péndulo se mueve solo.
Los clérigos se reían entre ellos, había algunos que cuchicheaban, pero Jaga los calló con la mirada.
-No es así, debes…
-Ya, ya, ya… puedo hacerlo. Dijo en un tono engreído.
Fue un solo instante, eso sorprendió a Jaga que confirmó que el chico tenía un poder natural inconsciente para ver cosas que otros no podían, apareció como una mancha roja. Lion-O abrió ligeramente los ojos.
-¿Pasa algo?, Lion-O le devolvió el péndulo con la sonrisa de los clérigos que no creían que fuese capaz de ello.
-Nah, creo que seguiré buscando, sí voy a ver… y hacer… ¡¡SNAAAAARF!! Lion-O saltó tras la valla cubierta de enredaderas, haciendo un verdadero barullo y llenándose de lodo con la estupefacción de los presentes.
-¿Así que me has estado siguiendo todo el rato gato malo? Lion-O saltó y saltó pero de bruces dio contra el suelo raspándose los brazos.
-Miau, miau.
-Oh no señorito, no te servirá la carta del perdón. Para su desgracia chocó contra la misma valla de madera y piedra, mientras el pequeño felino corría hecho una furia.
-¡Miauau!
-¿Enojado? Claro que estoy enojado.
-¡Miau!
-Oh no seas cobarde. El gato se perdió entre los arreglos florales del jardín y los árboles de poda.
-Miauuu, miau.
-¡¿Cómo que te han agarrado de la cola?!
Lion-O corrió siendo observado por Jaga, los clérigos se desataron en risas divertidos con “La leyenda del rey Lion-O quien hablaba con su gato”, hasta que el rey Claudus arribó con Snarf agarrado de la cola, haciendo una descompuesta reverencia.
-¡¿Mira como te has puesto?! Fastidio de muchacho.
-¡¿Padre?! Lo-lo siento, ya regreso a mi cuarto, es que Snarf... El rey que vio a Jaga, agarró al muchacho que dócil fue llevado del brazo.
-Ustedes dos sabandijas tomarán un baño si tanto lo desean.
-¡Hmp! Jaga carraspeó.
-¿Ahora qué Jaga? Claudus rugió.
El viejo hizo una reverencia al rey seguido por los clérigos.
-Por cierto Lion-O…
-¿Sí?
-¿Qué fue lo que viste?
-A Snarf por supuesto, deberías seguir intentado encontrar un pozo, imagino que te falta un poco de práctica, pude sentir un pozo en esa dirección donde está el asta de cambio de guardia.
-¿Algo más?
-No majestad, perdone el atrevimiento.
El rey con su cara larga de siempre se llevó a Lion-O que trataba de razonar con él, pero este le regañaba, hasta el punto que el chico hacía pucheros con Snarf en sus brazos.
Keos y Cheetara siguieron a Jaga quien con su bastón excavó la tierra dejando un fino hoyo. Con su solo pensamiento el bastón que se alargó y se volvió a contraer, su color era diferente, estaba empapado en agua.
-¿Él habla con los animales?
-No seas boba, nadie puede hablar con un animal, pero es su mascota, dijo Keos.
Cheetara se puso de cuclillas y Keos asomó sus dos orejas.
-¡¿Esto en serio sirve?! Keos dudando de su maestro que balanceaba de un lado a otro el péndulo, parecía frustrado.
-¡Claro que no! Dijo secamente a la chica de voz chillona tirando al bote de basura el péndulo, los demás clérigos que se aproximaron, ya no reían.
-¡Hmmp! No se queden aquí tenemos trabajo que hacer.
Keos veía al clérigo que sospechosamente se excusó, marchándose a la sede del clero.
-¿Estará celoso?
-¿Celoso? No seas ridícula, es Jaga.
-Hasta en las mejores familias Chee, hasta en las mejores familias.
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En algún lugar del Tercer Mundo tiempo presente
Lion-O no tenía un péndulo, ni una espada mágica como la espada de los augurios, solo la Katana que balanceaba dejando que ella decidiera su curso, quizás es que los clérigos entendían a la madera y su naturaleza, podían mimetizarse, estos mutantes gemían y gruñían pero no tenían voz o razón, los que eran alados se convirtieron en seres más robustos y musculosos, cambiando de cara una y otra vez, lo único verdadero pensó, era su rabia.
Razonó que ellos no mataban con golpes normales, hacía que la gente se atacara a sí misma, por eso tenía tantas heridas, Cheetara solo podía permanecer en el suelo sin moverse como Keos o Wily Kit que se limitaban a ver ese espectáculo anormal.
Avanzó con paso seguro cuando la imagen apareció por segunda vez y corrió seguido por una ingente marea de sombras, la muñeca de la mano derecha en su posición, la palma de la mano empujando el mango, era un árbol casi podrido que atravesó cómodamente, el corazón era rojo, rodeado de savia negra y todo llegó a su fin de un certero golpe.
-Lo-lo ha logrado. Dijo Letha cayendo de rodillas al suelo.
-¿Pero quién es este chico? Cheetara habló en voz baja. Wily Kit saltó y le abrazó orgullosa de su triunfo.
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Horas más tarde en un campamento improvisado
Lion-O se dedicó a curar sus heridas y las de Cheetara y Wily Kit, con un ungüento ya conocido por la líder de los clérigos, era raro que las aves se lo dieran por las buenas, abrió la boca y con una gasa obtuvo con un fino palo de madera su saliva, eso pareció despertar un triste recuerdo en ella.
Se quedó en silencio mientras Wily Kat estaba mordiendo una ración de alimento de la manera más estúpida posible al lado de Letha que tenía la misma expresión.
“Al menos ese ungüento curaba las heridas que eran producidas de “ese lado”, ya era una ganancia”, pensó.
-Les has… nos has causado una enorme impresión, fueron sus palabras.
-¿Hm? Lion-O tenía la impresión de que sería una cosa que un clérigo podría manejar.
-¿Cómo… lo has hecho? Es la primera vez que alguien hace algo similar.
-Suerte de principiante supongo. Ella puso su mano sobre la suya.
-Pues un principiante de lo más afortunado. Hizo una expresión muy amable, una hilera de sangre recorrió su frente, obligándole a repetir el tratamiento.
-Lo lamento.
-No, no lo hagas, tal vez es que en este mundo hemos perdido la fe en muchas cosas y somos impacientes en dar soluciones. ¿Puedo ver tu rostro? Lion-O cabeceó.
-¿En verdad eres un habitante del desierto?
-¿Eso importa? Cheetara sonrió.
-No de momento, aunque si quieres ver al rey sería recomendable.
-Si te soy franco no es una cosa que me interese, pienso partir una vez deje a Wily Kit en su campamento. Lion-O puso atención al pendiente de Cheetara, era parecido al de Pumyra y eso le incomodó, aunque no el hecho de tener su brazo descansado sobre los pechos de la clérigo que entendió que no estaba muriéndose por sus encantos femeninos, sino genuinamente interesado en su trofeo.
-¿Dónde…?
-¿Este pendiente? Un botín de guerra, como tu katana, gajes del oficio.
“¿Botín de guerra?” Tal vez Pumyra había sufrido un destino cruel y como pasa con un guerrero que pierde ante su rival, sus cosas pasan a pertenecerle a su ejecutor, no era como si Lion-O sintiera compasión por esa traidora, pensó que no tenía ningún compromiso hacia la misma, ella decidió seguir el camino de la venganza a pesar de todo lo que él hizo, buscó herirle y no se lo perdonó, a pesar de no sentirse alegre en absoluto, pensó que a fin de cuentas fue la elección de Pumyra, esa intensa borrachera romántica terminó adornado de dos fracasos, fracasos que no repetiría.
Nuevamente intentó descubrirle el rostro, pero él se lo impidió, lo que fue bastante ridículo porque mantuvo su mano cerca de su pecho tal si fuese un enamorado declarándose.
-Yo… he comprado raciones de comida de los Wollos, deberías alimentarte un poco, esa medicina es asombrosa, por otro lado, tiene un costo en nutrientes muy elevado.
-¿Eh? ¡Oh! Eres muy amable. Dijo en un tono deliciosamente cautivante. Él mentalmente de dio una bofetada, Wily Kit le tiró una pequeña piedra que le dolió, la volteó a ver, ella tenía un dedo apuntando a su ojo “cuida la lengua idiota, te veo” eso pareció decir.
-Q-qué va, es lo menos que puedo hacer después del golpe que te he dado.
-Ya te he dicho que no es nada, sin embargo me gustaría saber a dónde…
-Hay que prepararse para dormir si queremos llegar al campamento. Wily Kit atajó el intento de Cheetara de hacer más preguntas incómodas. Ella asintió.
-Está bien, aunque recuerda que mereces un castigo, por tu retraso hemos sido dejados atrás y para evitar las avanzadillas deberemos dar una gran vuelta.
Cheetara era tan hermosa incluso cuando regañaba, que sin darse cuenta negó con la cabeza, intentando salir de ese trance, tenía que admitir que no podía seguir llevando esos sentimientos a sus espaldas, si bien nunca volvieron a ser cercanos y esos intentos posteriores fracasaron, ya era suficiente con una cabeza llena de aire caliente en la familia para querer completar el par.
Letha hizo una mueca y se acercó para corregir a la chica descortés.
-Eres guapo, Wily Kit es afortunada. Interrumpió Cheetara mirando a su subordinada que se rió incontroladamente.
-¡Grrrr! Letha gruñó, cuya demostración de poder y sabiduría quedó olvidada, sentándose completamente frustrado, a Lion-O le sorprendió más el hecho de que Wily Kit le seguía cuando bajaba la guardia, utilizándole vilmente para darle celos a Letha, quien precisamente en ese momento se daba el lujo de rechazarla.
-¿Esos dos son tan cercanos?
-¿Letha y Kitty? Bueno, más de lo necesario, el chico lo arruinó, le rompió el corazón y no lo ha superado, llenarse de prejuicios nunca es bueno, olvidarse del valor de la persona y preocuparse de la apariencia física solo te aleja del verdadero amor, por desgracia en Thundera es de lo más común, si mi señor rey Lion-O todavía viviera eso quizás… La expresión amarga de Cheetara no le sentaba nada bien a ese hermoso rostro.
-¿Y qué pasa contigo, nunca te casaste? Ella pareció incómoda con la pregunta.
-Pi-pienso que alguien tan hermosa como tú… debió tener muchos pretendientes.
-No lo voy a negar, unos que no creerías, incluso llegue a estar embarazada de uno de ellos, pero perdí a mi niño debido a una desafortunada pelea, así que seguí en el clero, después de todo, solo estuve enamorada de una persona y si no podía tener más hijos, no tenía sentido para mí.
-Por lo que veo tratas a Wily Kit como una hija.
-Desde luego, me preocupo mucho por ella como mi propia familia, pero no me perdona y quizás nunca lo haga.
-¿Y qué tiene que perdonarte? Cheetara pareció sorprendida del atrevimiento del fuereño, más aún lo fácil que ella respondía, algo que no le pareció tan extraño, pues usualmente somos más abiertos con aquellos que no conocemos.
-Kitty una vez me confesó que ella y su hermano abandonaron a su madre y hermanos más pequeños luego de que su padre muriera, ellos como muchos de los que tienen colas y orejas son por lo general campesinos muy pobres…
Eso tuvo un impacto dramático en el fuereño que se aferró de las manos dándose cuenta de una cosa que había pasado completamente por alto, en su interior Lion-O se arrepintió de abandonar a eso pequeños que asumió huérfanos en Thundera, dejarles a su suerte, abandonarles por días en la ciudad de los perros, “ellos saben cuidarse solos le decía Cheetara y Panthro”.
-Así que ellos huyeron para no ser una boca más que alimentar… por eso buscaban El-Darah, la ciudad de la abundancia, eso último lo murmuró, pero Cheetara le escuchó.
-¿C-cómo sabes eso? Ella se levantó tirando la venda de su cabeza, agitando la cabeza al ser mirada por Wily Kit y Letha se sentó apenada guardando silencio hasta que los chicos continuaron hablando, una piedra le volvió a pegar a Lion-O en la nunca.
-Y yo que pensaba que era yo el que reaccionaba mal. Cheetara le dio un ligero pellizco.
-¿Luego qué pasó? Inamovible con sus preguntas ella pudo darle una lección de buenos modales pero continuó.
-Un sujeto llamado Hunter, arrasó con las aldeas de los campesinos en las Tierras del viento, su madre regresó luego de meses de búsqueda y fue capturada, murió de inanición en las prisiones de ese monstruo, nunca supimos del destino del resto de sus hijos, pero su madre fue vejada, estaba embarazada de ese monstruo, cosa extraña, porque él no era un felino.
-¿No era un felino?
-Tuvimos una compañera de nombre Mandora, era un ángel que se embarazó de uno de mis antiguos colegas de viaje.
-¿Tuvo al pequeño?
-Sí, vive con su padre, pero ella no sobrevivió al alumbramiento.
-Eso es terrible.
-Lo fue, ella era especial, sin su férrea voluntad y consejo no superamos la pérdida del joven rey en Avista y me tienes aquí ocho años después.
Lion-O ayudó a la clérigo a recostarse en un cobertor puesto sobre una pila de maderos, Wily Kit quería subirle el ánimo a Letha, así que con su flauta comenzó a tocar, deteniéndose a cantar una alegre melodía sobre la caída de los melocotones a una mapache ladrón que se quedó sin su botín, que hizo que ellos estallaran en carcajadas.
Eso era lo más hermoso que ella tenía que ofrecer, su personalidad dulce y sincera, pero lo escondía o posiblemente otra careta de su verdadero aspecto.
-No parces molesto, se diría que no te importase en absoluto. Le dijo susurrando a su oído Cheetara.
-Hasta donde sé, Wily Kit no me pertenece y puede estar con quien desee, de cualquier manera no soy muy popular con las chicas.
-¿En serio?
-No quiero hablar de ello. Dijo en un tono aburrido.
Wily Kit tenía razón, ocho años eran suficientes para olvidar muchos detalles, para construir una vida diferente y establecer otros vínculos, ya no era una niña inocente en busca de una ciudad de cuento de hadas, sino una hábil guerrera, aunque a diferencia de ella, para él era un recuerdo fresco de no hace más que un par de semanas.
No podía confiarse solo por sus historias pasadas, esos sucesos podía cambiar a cualquiera.
Cheetara les contó una historia de un príncipe que salvo a una doncella con los poderes de una flor mágica, jurándole gratitud eterna. Una historia por demás típica, salvo por la forma en que la contó.
-¿Y qué pasó? Dijo Letha, que pareció pensar que Cheetara le daba una idea para asegurarse la fidelidad absoluta de Wily Kit.
-No se conformó con la flor... Wily Kit puso una cara burlona.
-Ella pensó que era una prueba de la bondad oculta en él.
-Sin embargo se convirtió en sapo, dijo Lion-O mirando a Letha, intentando pasar la sopa de su vaso por debajo de su velo. Cheetara le dio un codazo que casi hace que escupa envuelto en carcajadas.
-Algo por el estilo, una acción buena no borra una colección variada de malas, lo mismo pasa en el sentido inverso, una vida de equilibrio puede ensombrecerse por un mal paso en el momento menos oportuno.
-La historia cubre ambos casos, la dedicación de la doncella por no saber poner un límite a su ingenuidad y el príncipe que por una acción buena justificó una vida de servidumbre sin… pago alguno. Letha mostró que no era un sujeto común y corriente al desmenuzar la historia para explicarla racionalmente.
-Sabiendo eso y no eres capaz de sacar algo práctico. Cheetara dijo negando con la cabeza.
La lluvia interrumpió el intento de enseñanza de la clérigo y Lion-O fue a cubrir su caballo, un trueno rompió la relativa calma de la noche y Wily Kit fue a parar a los brazos de Letha.
-¡Thundercats OH!, dijo Lion-O en tono burlón, pero por la expresión de Cheetara, que por un instante sus ojos parecieron iluminados por un resplandor, pareció tener un súbito Déjà Vu dando varios pasos atrás.
-¡¿Qué es lo que has dicho?! Alzó la voz.
-Qué para ser una clérigo, Kitty tiene mucho miedo a los truenos. Cheetara retrajo su rostro y negó nuevamente con la cabeza como si su mente le jugara una mala pasada.
-N-no, no es miedo… un recurso, ella solo quiere... Lion-O le dio a entender que lo sabía, así que no era necesario explicarlo, era la típica chica muerta por la carita mala de turno.
¡Brooom! Otro trueno resonó describiendo enormes culebras de relámpagos en el cielo.
Wily Kit alzó la mirada y vio a la clérigo Cheetara oculta entre la capa de Lion-O aferrándose a él como si la vida le fuera en ello. Era una persona después de todo, escuchaba su corazón latir con su fina oreja de guepardo.
-No siempre lloverá. Fue la única frase que salió de su boca, absteniéndose volver a repetir la invocación de la espada.
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Recorrieron los senderos por cuatro días y tres noches, consiguieron dos monturas felinas en un pueblo cercano, era un pueblo curioso, lleno de nuevos habitantes cuyas casas eran hechas con partes metálicas, tenían cuerpos talludos y caras de becerros, vendían muchas baratijas, no faltaron wollos y númidas cubiertos de largos velos de colores de rostros ocultos que comerciaban en el mercado de aquel lugar, lo más sorprendente era ver lagartos entre ellos sin que Wily Kit se alterase en absoluto, una escena completamente común y corriente para ella.
Pasaron la noche en un hostal, tres clérigos no pasaban sin ser notados, prefiriendo no verles a la cara, pero el sujeto del caballo que asumieron era un comerciante númida, era objeto de toda clase de tratos corteses, eso molestó aún más a Letha, de cualquier manera los gastos de Lion-O que pagaba con monedas de oro compró lo necesario para un viaje ligero.
Lion-O concluyó que esos sujetos eran más prisioneros para el Tercer Planeta, posiblemente otros seres desafortunados que llegaron de igual forma que el resto y como los berbils, hicieron el mejor uso posible de sus recursos, aunque el idioma lo hablaban terriblemente mal.
Pasó el tiempo que pudo informándose en la taberna y mercadillos periféricos, Wily Kit no era una chica que gustase de la joyas y Cheetara parecía negarse a cada felino que la invitaba. Letha por el contrario daba largos paseos y desaparecía por momentos.
Para alentar su viaje, Cheetara entró en su período, así que descansaron cuando su rostro y su humor les permitía, mientras Lion-O le conseguía agua caliente y le cambiaba la ropa o le ponía una compresa en la frente, Wily Kit compró hojas especiales, pero para la clérigo el bochorno y la baja de presión era constante.
Letha y Wily Kit empezaron a discutir por una chica que era prometida del clérigo, tal vez él sugirió una alternativa para resolver su dilema, como ser su amante, Wily Kit indignada se alejó del chico.
-¿Pero qué bigotes te pasa? Letha empujó a Lion-O haciendo que tirara la cubeta de agua. Solo se alejó refunfuñando, no fue la única vez.
La segunda noche fue peor, pues su cobertor estaba completamente mojado, o la comida que recibía era salda. Wily Kit parecía disfrutar con la frustración de Letha, que intentando tomar la posición de líder acabó frustrado porque cada quien hacía su voluntad o siguiendo a Lion-O, sorprendente por la misma Cheetara que nunca cedía esa posición.
Fue el tercer día en que él le pidió ayuda para recoger madera para la fogata, Lion-O pensó que había recapacitado.
-Será mejor que te quedes aquí fuereño, de un golpe que apenas pudo esquivar, el león recibió un empujón que le hizo casi perder el conocimiento.
-¿Ahora qué demonios? Cayó sobre sus asentaderas y Letha le lanzó una patada en el cuello dejándolo mudo tirado entre las sombras demoníacas de esos parajes, grabando con un palo un extraño conjuro.
-Voy a ayudarte a mejorar tu cutis desgraciado presuntuoso, ya va siendo hora de que sepas quien es el dueño de esa cola-orejas, dijo mientras le embarraba una hoja de una planta venenosa en el rostro, creándole horribles laceraciones por su toxicidad.
Cuando se levantó habían pasado varias horas, era de noche y estaba a oscuras, sintió una furia enorme y se levantó dándose cuenta que no tenía su espada o caballo, estaba rodeado de esas bestias mutantes.
No tenía la espada, así que se concentró en el péndulo de forma mental, como a medio kilómetro corrió seguido por esa marea de almas que no le inquietaban. Encontró la espada momentos después… o lo que quedaba de ella.
Su caballo tenía una cortada intencional, amarró una tela de su capa y como pudo obligó a su caballo a seguir. Esos mutantes no le dejarían solo hasta que acabase con la fuente de sus males, la mitad de la espada, la parte sin el mango era lo que quedaba.
Internándose en el bosque nuevamente dejó a su caballo enfrentando un destino incierto.
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Una pelea muy corta
Letha era un hijo de un señor feudal, la casta del Tercer círculo, los que estaban más cerca de aspirar a la corona, por lo general posiciones militares o políticas como ministros y miembros de la corte de segunda línea sucesoria.
Él no sufrió de la caída de Thundera y cuando la nación fue reconstruida y muchos reinos conquistados por el Rey Tygra con mano de hierro, tenía que demostrar su valía ante su nuevo señor. Era el segundo hijo, una terrible posición, pero corría con la suerte de ser de los únicos tres niños que nacieron bajo el sello de su casa feudal, así que había tierras para repartir y su fortuna estaba asegurada, como fuese, ordenarse era invariablemente necesario.
Llegaría a una posición cercana al rey y con Marion como su esposa, una clérigo del Segundo círculo, su primer hijo les daría acceso a la corte.
Pero el corazón es un terreno misterioso, y Letha, que se prometía no caer ante el amor, lo había hecho y por una felina de la más baja ralea, que sin embargo despertaba sus sentimientos más bajos, no podría casarse con ella, sus hijos serían bastardos, amante era una posición convenida con ciertas familias del Cuarto círculo, a lo más que podrían llegar era a una querida, aún así deseaba poseerla, ella simplemente no se dejaba, para empeorar las cosas ese “novio suyo” sacó lo peor de él.
La pelea entre un clérigo y un soldado común y corriente, podía describirse como un acto suicida para el segundo, el clérigo usaba su velocidad para desbordar a su enemigo o su control en su bastón para mostrarle lo mortal de sus actos.
Pero si solo fuera necesario ser un clérigo para resolver todos los problemas, Mumm-Ra o cualquier enemigo no sería un problema en absoluto y pronto Letha puso a prueba su propia resistencia recibiendo un puñetazo en plena cara que le hizo ver las estrellas que Lion-O debía soportar con peores resultados.
-¿Qué? Acaso no puedes con alguien común y corriente si no lo atacas por la espalda.
-Cállate sangre sucia, si me preocupara por lo que una basura como tú siente estaría todo el día atemorizado, nadie me quita lo que es mío entiendes, nadie. Le respondió con un poderoso bastonazo
“¿Acaso todo fue por unos tontos celos?” Lion-O supo que por cabeza, ese clérigo tenía un montón de aire caliente.
Siguieron golpeándose hasta estar tan adoloridos que Letha usó su último recurso… hizo trampa, valiéndose del velo y capa que cubría el cuerpo de Lion-O que no pudo más que soltarse de su disfraz.
El resultado de quedar frente a su enemigo fue que este se rindiera completamente al descubrir lo que la capa protegía.
Cuando regresaron al campamento, Cheetara estaba en su cama.
-¿Letha, qué pasó?
-Una rata lo mordió en la cara también. Lion-O lo soltó de su tocado blanco de clérigo y lo lanzó al suelo.
Letha lleno de miedo, observó a Lion-O sin decir una palabra, le había dado una paliza y él no opuso resistencia, las reglas no escritas de la nobleza deben respetarse siempre, era un noble del Primer círculo, no de primer círculo, el círculo mismo.
Si él rey Tygra no tenía hijos, tendría que ceder su puesto a la línea real superior.
“¿Qué más podía hacer yo? Un león” Pensó Letha.
“Un león, un león, un león, he intentado matar a un noble” repetía mentalmente comprendiendo porqué se cubría el rostro y la repentina amistad de Wily Kit o que conociera su nombre verdadero, de alguna forma estaba escoltando al próximo rey o eso malentendió, la competencia había terminado antes de siquiera haber empezado.
Mientras tanto Lion-O seguía pensando en lo que era un globo lleno de aire caliente. Tan mareado estaba, que ni por un momento se le ocurrió lo inmoral de bañar a la clérigo Cheetara desnuda, que no sabía si reírse o gritar, claramente entendió que la mente del chico estaba en alguna otra parte para notarlo, así que no hizo ni lo uno ni lo otro.
Él se sentó en una silla del baño de esa casa que encontraron en un pueblo abandonado, que una vez tuvo a ricos comerciantes viviendo en su interior, la luz de la segunda luna, combinada con el segundo mundo atravesaron la ventana y sobre el velo, ella pudo apreciar la silueta del rostro de aquel chico, un rostro muy fino, sin una nariz gruesa, Cheetara sumergida en agua caliente que le preparó Lion-O, jalaba el agua con las manos y se la llevaba al rostro.
Lo más difícil de aceptar es que se sentía segura a lado de aquel extranjero que le ayudó a vestirse, durmiendo en la misma cama esa noche, debido a una genuina preocupación, tal vez es que ella se había enamorado sin darse cuenta, negó mentalmente, eso no era posible.
Sin embargo, al escucharle respirar dormido, pudo levantarle el velo y saber cómo era su rostro, pero no lo hizo, solo metió su cabeza cerrando los ojos y le besó en los labios, él se rascó, lo que le sacó una risa a la clérigo, quien regresó a su lado de la cama durmiéndose tranquilamente, mientras Wily Kit que vigilaba, solo imaginaba el tamaño de la siguiente piedra que le arrojaría.
Tal vez Cheetara parecía amable, pero a ojos de Wily Kit, era la careta de su personalidad oculta, que cambiaría a un ser malvado que solo servía a un amo… Mumm-Ra.
Fin parte 3
definitivamente un gran cap, aunque mucho mas corto que los demas, no estoy seguro si ficicamente es mas corto o siplemtne lo lei muy rapido gran cap tengo que admitirlo jajajjaja
ResponderEliminarhas que leon-o se quede con kitty me gustaria un desarollo romantico entre esos 2
Por desgracia es la mitad de lo que se debía publicar, en parte por que sigo revisando la coherencia pues hay muchos errores que debo corregir.
Eliminarlastima, en todo caso un gran aporte, y respondeme algo sinceramente, leon-o y kitty tendran algun hacercamiento romantico o ella simplemente se quedara con un reformado lema (lo digo para no hacerme iluciones)
EliminarAlgo de eso pasará.
EliminarNo seas hasi, que Leon-O se quede con Wyli-Kit
ResponderEliminarY no me respondiste como obtengo los PDF. Me tengo que inscribir o que?
No hay PDF de momento, sería necesario que te registraras blogger porque no se harán publicos.
EliminarEso es Oé!!!xD que Willy Kit se quede con Leono, que ya somos 3 con la misma opinión! eh? pero eso sí si va a ser Willa no me importaría mucho...gran cap.
ResponderEliminarpor cierto cuando me mandarás los pdf? pero mandamelo no te cortes, jajajaja.
Ami esta buena espero que metas el cap 4 estoy intrigado sver que paso despues de ese beso a otra cosa pienso que LeonO deberia quedarse con Cheetara
ResponderEliminaresta buenoooo espero con ansias el cap 4 quiero saber que pasa despues de ese beso
ResponderEliminarMuy buen cap me llama la atencion la expresion de lion-o te ha quedado increible pero un poco de imagenes haria un poco mas facil la imaginacion de algunas partes
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