Ciudad de Avista, en un edificio médico
Horas después
Despertarse fue como esperaba, sintió una borrachera, su brazo y cabeza dolía, notó un largo tubo que se conectaba a su piel, quiso quitárselo, pero alguien le detuvo.
-¡No debes hacerlo, sufriste mucho daño! Su vista se fue aclarando poco a poco.
Era Scandiacus. Lion-O no había hablado con ella nuevamente, parecía estar en mejor estado que él.
-Se ha recuperado, creía que la había operado recientemente.
-Sano rápidamente querido muchachito, aunque tú en cambio te ves terrible.
-¿Cuánto tiempo ha pasado?
-No demasiado, aunque relájate, no hay novedades que requieran de tu "especial" atención.
-¿Sigue molesta por lo de Horus? No hemos hablado desde entonces.
-¿Te parezco molesta? La venerable anciana tenía un semblante pacífico.
-¿No era su sueño que asumiera el mando?
-¿Quien dice que no los has hecho? No eres el Prefecto en términos de un título, aunque en la práctica tienes ese control, cuando te marches sé que habrás tomado el mejor juicio para todos, Horus no me parece un buen candidato y Mandora no está lista mientras esa loca idea sobre la venganza siga llevándose lo mejor de ella, pero nos la arreglaremos.
-Si me hago con el poder de los pueblos del Tercer Planeta, no sería distinto a disfrazar una conquista, debemos ser aliados, no súbditos.
-Eso pensé, cada vez me decía “es una mala idea” si eras elegido Prefecto no podrías cumplir con tu misión, Mumm-Ra no nos dejaría de atacar y Avista perdería su capacidad para gobernarse a sí misma.
-No deseaba contrariarla, aunque al final supe que no era mi camino y no puedo obviar mis obligaciones por los deseos de otras personas.
-Maduras muy rápido joven príncipe, eso es bueno, aunque me temo que las cosas no se podrán mejor.
Extrañamente ese cuarto se observaba notablemente ordenado, más de lo que nunca había visto en su vida y la temperatura era la idónea, ni fría, ni caliente, parecía ser una estancia sacada de otra realidad. Lion-O no parecía tener problemas para pensar las cosas y aunque nunca se abrió completamente a la Madre Superiora de la Orden de Avista, en ese lugar, en ese instante la situación parecía distinta.
-Últimamente no me siento bien, hoy incluso he dicho cosas que no quería. El chico se rascó la nariz y se acurrucó sobre el respaldo de la cama que se ajustó a su movimiento.
-Eres un león, ustedes son demasiado temperamentales. Lion-O bajo el rostro embargado de la pena.
-Los estoy alejando y no siento que eso sea malo, no confió en ellos, incluso este sentimiento extraño… a este paso difícilmente me seguirán.
-Si ellos no pueden con la tarea, será mejor pasar el trago amargo de una vez ¿no crees? Aunque deberías de confiar más en tus compañeros, incluso con lo cruel que has sido, si verdaderamente son unidos, te comprenderán y si no… bueno, te habrás librado de una carga que a la larga solo te hubiera dado problemas, .
-Mandora no siguió mis órdenes, me lo prometió, traté de confiar en ella, empezaba a sentir cercanía, pero no, no de nuevo, no quiero repetir el mismo error una y otra vez.
-A pesar de que eso no fuera así, arriesgó su vida para salvar la tuya cuando se dio cuenta que estabas en la línea de fuego. Lion-O se acostó como si hiciera un puchero debajo de las sábanas.
-¿Qué voy a hacer? Scandiacus pasó sus manos por la espalda del chico conmiserándose de él.
-Confiar en alguien siempre será un arma de doble filo, tu deseas alejarte de ese dolor, pero tiene un costo; resolver las cosas a tu manera.
-Pues qué remedio.
-Ya que está resuelto ¿qué has pensado de lo que platicamos antes?
-Todo me lleva a suponer que perderemos la guerra, si no restablecemos el status quo anterior, Mumm-Ra acabará con nosotros. No muchos saben esto, ni siquiera mis propios compañeros; pero “son demasiados”, el número crece con cada día, atacaran cuando comencé el deshielo y para esta región…
-Ya veo, es cuestión de unas cuantas semanas.
-Me temo que sí.
-¿Así que has estado pensando en una solución?
-¡Fúuu! Sería lo idóneo, pero no, más bien resolviendo los problemas de la ciudad, he tenido muy poco tiempo para pensar. El Consejo no ayuda, piensa que podremos derrotarles, ¡cielos!, qué panda de ineptos, no sé cómo manejaban esta ciudad.
-No lo veas cómo un total desperdicio querido, cuando vayas a gobernar sobre Thundera, no llegarás sin experiencia y sabrás el tipo de personas que encontrarás.
-Eso sí regreso a Thundera. Por cierto, he querido preguntarle antes ¿conoce a Viragor? Ha dicho que viajó por el Tercer Planeta y pensé que sabría algo.
-No directamente, sé que es un ave legendaria, espíritu de los bosques mágicos siempre verdes al noroeste de Thundera, una lástima lo que ha sucedido.
-He tenido un sueño recurrente, creo que he visto como les convertían, vi de nuevo ese gigante de la ciudad muerta, ella le llamó Gollem y hay más cosas relacionadas al Libro de los Augurios.
-Sé que en el Tercer Planeta hay mucha reliquias tan antiguas como mortíferas, conocí varias de ellas muy de cerca, algunas sin valor a primera vista, otras, bueno… digamos que te darán a futuro algunos dolores de cabeza si Mumm-Ra las encuentra, .
La búho sacó una flor que puso en un improvisado florero, agregando el agua de una cantimplora metálica.
-Por otro lado cachorrito, sobre la ciudad muerta, los registros de Avista no son tan antiguos, usa el Libro de los Augurios, es un registro de muchos eventos importantes de nuestro mundo, aunque para acceder a él hay un peligro enorme.
-De todas maneras no puedo usarlo, he tratado, parece que lo que sea que interfiera con la brújula de la piedra, afecta la capacidad del libro, no puedo comunicarme con Jaga tampoco.
-Una magia poderosa interfiere con otra menos instruida, dado que no hay una escala para medir la mágia, el compromiso con ella es importante, si tuvieses más experiencia, la magia que ha hechizado a Viragor tampoco te resultaría un problema.
-Es que sabe cómo regresarle a la normalidad.
-Oh, eso es fácil.
-¿En verdad?
-Claro, ¿no es obvio? La espada de los augurios es capaz de cortar el mal.
-¿Cortar el mal?
-Dicen que la espada de los Augurios puede "reconocer al mal y negarse a atacar el bien".
-Así de simple, apuntar, rebanar y ya está.
-Desde luego que no bobito, primero tienes que entender que es el mal. No cualquier persona puede definirse como mala o como buena, deben haber ciertos requisitos, de otra manera un niño que se porta mal, ergo; es malo y eso no es real.
-¡Magia! ¿A eso se refiere?
-Precisamente príncipe, la espada corta la magia o la energía, como quieras llamarle a lo que definimos como magia, se dice que las personas malas o buenas no existen, pero la magia maligna o benigna es un reflejo de las intenciones.
-Pero no es tan simple como cortar, sería igual a cortar un cuerpo sin tocar la armadura que lo protege.
-Me temo que no, aunque un día lo descubrirás por tu cuenta, antes debes hacer una cosa.
-¿Y qué es eso, si se puede saber?
-Dominar la espada y no me refiero a la espada de los augurios, debes aprender las técnicas supremas de la espada que en estos años de rebeldía has dejado de lado aprendiendo por tu cuenta, copiando a tu hermano.
-¿Puedes saber eso con verme a la cara? Lion-O no parecía sorprendido, Scandiacus le sonrió.
-Que sepas los porqués no cambiaría nada, lo importante aquí es que domines las artes incompletas antes de pensar en “exorcizar” los demonios de tus antiguos aliados, de nada serviría combatir a un ser maligno y ancestral de magia pura, si antes no dominas tus propios miedos y carencias.
-Con mi suerte sería mejor darle la espada a mi hermano, sería más rápido, él hace todo en el primer intento.
-Pequeño rey mío, tu hermano tiene dones naturales de guerrero, aunque ha hecho su propio esfuerzo, de todas maneras, no deberías esperar a que la gente se adecue a tus debilidades, los leones también tienen sus propios atributos y destrezas, tú especialmente tienes algunas que te hacen único.
-¡Hm! Espero que no digas que soy... “diferente” Scandiacus resopló con impaciencia, a Lion-O le pareció que estaba tratando de imaginar cualquier cosa que resultase convincente.
-Por ejemplo; el amor que demuestras a especies que tu raza desprecia, ver cosas en las personas que otros dejarían de lado, tu tolerancia y capacidad para guiar, sin olvidar que eres el único capaz de usar el llamado de la espada y eso por si solo es algo impresionante.
-Un llamado inútil que únicamente yo soy capaz de ver. Lion-O recordó la declaración de Wily Kit diciéndole que no era capaz de ver la señal y Mandora de que no le dijese la forma, aunque la forma era de lo más obvia, la cabeza de una pantera.
-Lion-O, un llamado no tiene sentido si no sabes a quien convocarás con él ¿No piensas igual? Es una cuestión de tu voluntad.
-¿Y a quién debería convocar?
-Esas cosas las decidirás por ti mismo a su debido tiempo, ya te dije que nadie puede enseñarte a dominar la espada de los augurios o darle un propósito, es por eso que necesitas entender las maneras de una espada común y corriente, las cosas se darán una vez seas lo suficientemente sabio para deducirlo y que comprendas más la tarea que desempeñas como rey.
-Eso espero, porque mis habilidades actuales apestan.
-Una habilidad natural debe entrenarse, si no se echara a perder, lo mismo pasa cuando no tienes ninguna, las cosas no te han salido bien cuando esperabas que con poseer la espada eso sucedería, la sabiduría no se gana sin experiencia y sin haber probado el sabor de la derrota. Dominar la espada no significa ser el más fuerte para usarla o el más rápido, sino la sabiduría al dar el golpe, la sabiduría de saber cuándo debes guardar la espada y usar tus palabras.
-¡Puf! Si tuviese a alguien como usted a mi lado las cosas serían más sencillas.
-Incluso si no tienes a nadie, si te encuentras solo en la más profunda oscuridad, rodeado de enemigos, recuerda los motivos que te han traído hasta aquí, la gente que ha peleado a tu lado y mira al frente sin miedo, un día recordarás las cosas que dices en este momento como muy cómicas, ya tienes lo que necesitas contigo pequeño, lo que te hace falta es no darte por vencido.
-En pocas palabras, aprender todo por mí mismo.
-Eso es decisión tuya querido, hay muchos caminos para hacer la misma cosa y las personas que te siguen y conoces pueden ayudarte, si planeas salvar a Avista necesitas entender el contexto de tu situación y ver quiénes pueden ser tus aliados, pero sobre todas las cosas, la razón por la que deseas salvarnos.
-Sigo pensando que sería más fácil si le diese la espada a mi hermano.
-Podría ser, aunque las personas que viven del éxito, a menudo son incapaces de manejar el fracaso, el objetivo de tu vida no es sobrepasar a tu hermano, él esta de tu lado ¿recuerdas? No sé si el futuro te deparará ser un buen o mal rey, a diferencia de Jaga, siempre tuve muy poca confianza en tu destino como elegido, eres tú quien decide las palabras finales y esa es una gran responsabilidad, no una garantía.
Scandiacus le pasó la espada de los augurios engarzada en el guante con sus pantalones y ropa, él estaba cubierto por una bata que dejaba ver su espalda desnuda, vendada en la parte más alta, en donde la armadura fue dañada por una esquirla.
-Lo que decidas Lion-O, puede que funcione, puede que no, es una apuesta, voy a hacer algo que no he hecho con muchas personas y es confiar en lo que tengas planeado.
-A decir verdad, tengo un mero esbozo de un plan, quisiera ser más sabio, me está matando mi incapacidad, hay tanto por hacer y tan poco tiempo, además no sé en quien confiar, sin resolver esa parte, nada de lo que haga funcionará. Scandiacus le tomó de la mano y afectuosamente lo atrajo hacia ella.
-La suerte juega un papel importante en los planes, igual los hechos sin importancia que pueden emplearse para sacar alguna ventaja, creo que pronto te darás cuenta que esos inconvenientes son insignificantes ante una voluntad firme.
-¿En verdad lo cree? A la vista de los hechos, nunca he sido especialmente bueno eligiendo compañeros. Lion-O le aclaró.
-La desgracia para unos en una bendición para otros y tu parece que has sido bendecido con una.
-¿Y qué opina, cree que hago lo correcto?
-Tienes razón, el status quo debe restablecerse o se te irá de las manos, puedes manejarlo mientras se te subestime, si ese monstruo te toma en serio, acabará contigo en el acto.
-No queda mucho tiempo, "ellos" serán enviados a sus casas, entonces empezará. Pienso irme con los demás a buscar las piedras.
-¿Y qué pasará con la ciudad? Lion-O negó.
-Ya veo. Si es el precio a pagar a cambio de las vidas de los ciudadanos de Avista, que no te tiemble la mano, aunque esto te traerá su eterna enemistad.
-Eso ya lo sé, he querido salvar la ciudad, creí que podría hacerlo, pero no funcionará, para cuando estemos listos, el cielo estará completamente despejado y no llegaremos lejos si nos ven, funcionaría si tuviéramos un margen para escondernos en confusión, si está despejado cualquier nave nos vería desde el aire y todo el trabajo invertido no servirá de nada.
-Si eso es lo que te preocupa, ven a verme luego, pero recuerda, no de la manera habitual.
-¿La manera habitual?
-Tienes que entender que hablar contigo es un juego muy arriesgado, estas siendo muy vigilado.
-Eso ya lo sé.
-¿Y Mandora, vas a apoyarte en ella? Scandiacus se sentó en la cama.
-Llegado el momento sabrá lo que necesite saber, aunque usted sabe… esconder a tanta gente será una tarea complicada y si alguien revela nuestras intenciones, acabarán en el mejor de los casos como los nuevos esclavos de Plun-Darr.
-Yo me encargaré a partir de ese momento de su seguridad y la tuya.
-¿La mia? No tengo otra alternativa más que confiar en ti, así que lo haré.
-La necesidad es una mala consejera, para tu fortuna nuestro encuentro estaba predeterminado por los ancestros. Por cierto ¿Te sirvió el collar, quiero decir, a ella?
-Sí, fue como dijo, Cheetara pudo ver en la oscuridad con él, aunque luego... Lion-O se miró en el cuello y se alarmó el collar no estaba en su sitio, Scandiacus le detuvo con paciencia.
-Ya cumplió su función. Por último, debo advertirte que hay una chica que está impaciente por verte, deberías recibirle, se paciente con ella, aunque cauto, no se ha dado cuenta que no podrá sacarte nada, así que actúa natural.
-¿Se refiere a Mandora? Scandiacus se enfiló a la puerta.
-Esa chica…
-¿Sí?
-Hay personas que pueden ser redimidas, depende de ti mostrarles el camino. Si deseas salvar a Pumyra, debes ser muy cuidadoso, el laberinto por el que vas, cada vez será confuso y no valdrá volar esta vez para llegar al final.
Lion-O giró su cabeza y detenidamente observó a la líder de la Orden de Avista.
-Incluso si no es un callejón sin salida, a eso se parecerá, pero Lion-O, no importa cuan deformada una línea sea, si tu meta es clara y tus convicciones limpias, esta siempre se mantendrá recta.
-¿Y qué ocurre con “El llamado”? Scandiacus se detuvo a pensar.
-Esos elefantes.
-¿Qué hay con ellos?
-Visítales, pueden orientarte, después de todo, fueron ellos quienes descubrieron el poder oculto de la espada.
-¿En verdad?
-Sí, aunque claro, puede que se les haya olvidado, son todos unos desmemoriados, aunque también es culpa de la piedra espiritual, hay conocimientos que viene con un costo y ellos lo han pagado.
-Una cosa más Majestad.
-¿Sí?
-Esos ojos no estarán contigo mucho tiempo, su peso no es el tuyo, así que no te preocupes tanto, si los empleas bien, te ayudarán … en cierto modo, necesitas paciencia, sal a tomar un poco de aire, refresca tu mente, relaja tus sentidos y decide.
-Seguro, si el frió no me mata primero. Lion-O divertido pensó que ni muerto saldría a exponerse al gélido aire del exterior, Scandiacus no movió un ápice su rostro.
- Descansa un poco, dejaré esta flor para que te haga compañía, su olor es curioso y relajante. Este lugar es un buen sitio para meditar, pero se cauto, es igual muy traicionero. No quisiera decir esto...
-No se corte, puede decir lo que quiera. Scandiacus pareció dudar unos instantes.
-Necesitas... estar listo para encontrarte con el reflejo oscuro de tu propia alma.
“¡Genial! Todas las mujeres juegan al laberinto místico.” Pensó Lion-O ante esa enigmática frase.
-Al final todo radicará en que hay un solo ojo para dos espadas, esa será la decisión.
-Le prometo que no dejaré que Mumm-Ra posea el ojo de Thundera.
-No me refería a eso, lo siento... es demasiado pronto, olvida lo que he dicho. Lion-O se quedó desubicado por esa frase, pero no se preocupó total, sería cosa de preguntarle.
Scandiacus cerró la puerta, Lion-O hundió su cara en la almohada, luego de la primera hora estaba impaciente, con el paso de las horas y la caída del anochecer era claro que nadie vendría, lo medito largamente y los pasos que se vería obligado a dar ya no podrían retrasarse y él estaba sumido en una depresión de la que no veía salida.
No estaba seguro, al ver a Viragor, el noble guardián del bosque convertido en una bestia oscura de Mumm-Ra, se dispararon sus temores y entonces lo decidió, se dio cuenta de lo estúpido de su comportamiento, corría para salvar egoístamente a alguien que estaba más allá de su alcance, tenía que aceptarlo, no podría salvarlos a todos, debía elegir.
La decisión de un líder es cuando un beneficio justificaba un sacrificio y estaba en esa raya, decidiendo la vida de otros, tal si fuese un dios.
Creyó que construyendo un ejército sería suficiente, fue un tonto, estaba arrastrando a mundo a una guerra, ya no era una persecución, se había convertido en un conflicto armado y no importa como lo pusiera, perderían al final.
Se quedó dormido hasta que una sensación le trajo de nuevo a la realidad, se sorprendió porque la noche se convirtió en día, por lo que supuso había dormido todo un día en ese lugar, nadie le había visitado.
Melancólico, miró a algún punto del exterior sin importarle lo que un monótono paisaje blanco le ofrecía, alguien le miraba.
Era ella.
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Esa misma Tarde
Cheetara a pesar de su enojo, era una persona de presencia estable y firme, su voz paciente y cálida, pocas veces salía de su habitual tono neutro, de una larga cabellera amarilla moteada, estaba parada con una expresión severa y solemne.
La segunda vez que Lion-O le veía esa expresión, la primera vez no quiso recordarla, está en cambio, era una consecuencia natural de sus actos.
A Lion-O le sorprendió, Mandora sonaba como su primera opción. Llevaba un bulto en las manos sobre la que estaba su báculo, él sabía que significaba, no era ningún ingenuo.
-Si era para eso, podías haberlo tirado a la basura, ¿Qué diablos haría yo con eso? Que seas una cobarde que deja las cosas a medias, no es mi problema.
Cheetara no se lo esperaba, irreflexiva a veces, no se dio cuenta que Lion-O abordó el tema desde otra perspectiva, del arrepentimiento, ella le jaló del hombro para que le mirase.
-¡Túuu…! ella mostraba su cara más agresiva.
-Sí, hice un berrinche, ¿qué esperabas de alguien como yo? Soy un idiota sin remedio, siempre lo he sido y no parece que las cosas vayan a cambiar en el corto plazo.
-¡¿Quéee?! Cheetara se quedó quieta en su lugar, enfriando su cabeza, hasta que respirando hondo se sentó en la silla de al lado a esperar.
-Así que si quieres abandonar, no te culpo.
-¡Lion-O! El chico se volteó a mirarle cambiando su actitud a una arrepentida.
-Pero no tienes que dejar de ser…
-¿Dejar de ser?
-Tú eres un clérigo por derecho propio, ¿no es verdad?, quiero decir, que sea un mal rey… yo… no significa…, el chico giró la cara dándole la espalda, no sabía que más agregar en su defensa.
-No me necesitas, no confías en mí.
-Ya encontrarás un rey digno al cual servir, incluso Tygra, aunque sea un pedante. Cheetara puso una cara obcecada.
-Por eso… Lion-O se incorporó de la cama y la miró de una manera abatida, agachó la cabeza.
-Por eso, no debes de renunciar a ser un clérigo, aun cuando renuncies a servir a este rey indigno.
-Tal vez no deseo servir a otro rey, si no me hicieras tan difícil la tarea, las cosas serían distintas.
-¡No digas mentiras o vas a hacer que me enfade! Lion-O alzó la voz e hizo el ademán de tirarle una almohada, Cheetara no cambió su postura, él chasqueó con sus labios y se recostó en la cama nuevamente en un ciclo de pucheros sin fin.
-No estoy diciendo una en este preciso instante. Si me dijeras la verdad no me sentiría como si fuese una basura ante tus ojos, no merezco este trato. “¿Merecer?” Lion-O pareció extrañado, si que le abandonara y luego arrojara su obsequió a la calle no merecía un gesto, esa mujer entonces era imposible de culpar de nada.
“¡Estúpido animal, vamos!”
-¿Qué has dicho? Lion-O vio a la felina extrañado, le parecía haber escuchado una voz, no era de la felina.
-He dicho que si me dijeras la verdad no me sentiría así.
-No sé qué pensar, me cuesta confiar. Cheetara se acercó inesperadamente cambiando de actitud y trató de besarle en la mejilla.
-¡No hagas eso!
-¿Por qué no? ¿Acaso no te gusto?
-¡¿Qué?! Después de todo eso que pasó, es lo que menos... escucha, esta no es la manera.
-¿De todo eso que pasó? Parecía que la clérigo ya había olvidado lo que había pasado entre los dos en el pasado.
-¿Y Mandora? ¿Ella sí puede besarte? ¿Y qué me dices tú?
-No fue un beso… le advertí que Pumyra nos estaba vigilando y la muy idiota mandó a bombardear la zona.
-¿Pumyra…? ¡ah!, ¿la traidora? ¿Cómo supiste que esa mujer estaba allí?
-No lo entiendo a decir verdad, solo lo supe, fue muy extraño.
“¡Responde imbécil!”
-¡¿Qué has dicho?! Nuevamente confundido supo que algo extraño pasaba.
-He dicho que casi mueres, me pregunto si esa explosión no afectó también tus oídos Cheetara parecía más complaciente, tanto así que le abrazó, Lion-O no se resistió, se portó demasiado afectuosa y se acostó en la cama empujándole un poco.
-Creí que ya no hacías estas cosas… Le habló con su cara demasiado cerca que pudo oler el dulce olor de su aliento, no el habitual, era un olor sintético, Cheetara era muy tradicionalista, por lo que no aceptó usar para el baño ningún producto químico, parecía que en el fondo ni eso respetó.
-Así nadie podrá escucharnos.
-¿Y por qué habría de preocuparnos eso?
-Sé que ocultas algo, solamente quiero saber lo que estas planeando. Pero Lion-O no se sentía muy dispuesto a revelarle nada.
-Eso es complicado y no estoy listo, suceda lo que suceda me gustaría que continúes a nuestro lado y sigas con la misión, me siento apenado por lo que he dicho, ha sido tan injusto.
-Sabes que nunca te abandonaría, si me dijeras podría ayudarte.
-¿Nunca? Quiero decir… no es lo que he dicho, me gustaría llegado el caso, cuidases bien de todos.
-Suenas como si esperases no seguir con nosotros, estamos aquí, podremos hacerle frente a lo que sea, dime qué sucede.
-No demasiado, si quieres saber que planeo es llevar a los Berbils y los elefantes a sus casas.
-¿Ya no seguirán con las reparaciones? Eso significa que la ciudad…
-Bueno, todavía no, la otra parte la hará Soul.
-¿Qué pasará con las defensas?
-Nos haremos cargo nosotros mismos de organizar a los defensores, luego iremos con Jorma, él nos ayudará con nuestra siguiente meta en el Libro de los Augurios.
“Eso es, espera…”
-¿Jorma… quien es…? Me refiero… ¿a dónde puedo localizarle? Lion-O dudó por un instante y pareció pensar que la actitud de Cheetara era extraña porque se apartó, él no se sentía cómodo, quizás incluso le causó rechazo.
-¿Qué sucede?
-Creo… que esto no es correcto Cheetara, Tygra se preocupará si pasas demasiado conmigo, Lion-O se volteó.
-¿Tygra? Pero... Ella intentó tomarlo del brazo pero él lo apartó.
-No me siento muy dispuesto, ya hablaremos luego.
-Está bien Lion-O… descansa.
“¡Maldita sea, estaba muy cerca!”
Pudo escucharla de nuevo y sintió una respiración agitada.
Cuando Cheetara abrió la puerta, salió con un aspecto frustrado, esa otra chica estaba allí.
”Esa ciclope inútil, pero claro”
-¡¿Eh?! Lion-O regreso a ver y allí estaba la guardiana.
-Ha sido muy intenso, por lo que veo, no te acostumbres gatita. Cheetara le hizo una mueca y sacó la legua, quería entrar nuevamente para vigilarla, pero Mandora le enseño su más grande deber, ese tigre de cara descompuesta que la esperaba sentado con Wily Kit, Wily Kat y Snarf.
-El deber te llama, cerrándose la puerta con fuerza.
####
Mandora, a diferencia de Cheetara, no escuchó absolutamente nada del rey, solo le besó en la boca. La cercanía entra ambos era evidente, pues no hubo ningún rechazo.
-¡¿Por qué has hecho eso?! Su reacción más que agradecida fue de sorpresa.
-Una disculpa no basta... es lo que quiero decir.
-¿Un beso? No parece ser tu estilo, incluso cuando trataste de seducirme parecía que ibas a matarme.
-Tu primer beso bien vale la pena un cambio de paradigma. Además mis palabras siempre han sido pobres en comparación
Lion-O hizo un gesto de alegría y comenzó a reírse.
-¿No te lo estás tomando demasiado en serio? Me debes una larga disculpa desgraciado.
-Eso por otro lado suena más a ti. Mandora lo agarró de cuello posándose encima, él únicamente alzo las manos para pedirle calma.
-¡Corta el royo idiota, sé bien que estabas actuado!
-¿Eh? ¿Actuando, debes estar bromeando? Realmente estaba enojado, te di una orden y no la seguiste, me lo habías prometido.
Mandora le miró sin paciencia.
-¿Seguiremos enojados por ello?
-No… quiero decir, es que no lo entiendo, pensé que... Mandora le besó en la frente y él se retrajo en sus brazos, era muy cómodo en comparación a la clérigo, sentía seguridad, pensando las cosas se sentó en uno de los lados de la cama y suspiró.
-Deja eso por un rato ¿quieres?, por cierto, me he encargado de los micrófonos y cámaras, incluso he cuidado tu espada, así que puedes hablar sin preocuparte de nada.
-¿Eso de que serviría?, por lo que sé, la única que nos vigilabas desde hace tiempo eras tú, no soy ningún ingenuo, es cierto que no puedo culparte por algo que no entiendo, pero si quieres que confíe en ti no lo haces de la mejor manera.
-Aún así lo deseas, si no fuese de esa manera me sacarías a patadas como a la otra.
-¿Das por hecho muchas cosas pesada? El puchero del joven rey le indicó que así era.
“Eso es, continua”
-No sé si eres culpable o inocente, pero sé que no pondrías en peligro a una niña por una tontería como ser reconocida por mí, había muchas personas que pudieron hacer el viaje y quien te puso la señal, lo pudo poner a cualquier otro, eso por eso que nadie quiso salir en su búsqueda, todos sabían que el primero que lo intentase sería presa de los Scavengers.
-Eres un gran detective, te mereces otro beso.
-¡¿Qué?! ¡No! ¿Espera? Los labios de esa chica eran dulces y candentes, aún así, no se sentía atraído de una manera romántica hacia Mandora, su fuerza era atroz, le separó los brazos sin ningún esfuerzo hasta tenerlo aprisionado en la cama.
-Ya que te has rendido a la evidencia, ahora me dirás el plan que tan astutamente llevas planeando, sé que no confías en esa chica, mi caso es diferente, ¿no es así cariño? Él se separó con enojo al ver que únicamente jugaba pegando sus labios de una forma brusca y sin tacto.
-No lo pongas como si tuvieses derecho a sentirte orgullosa, es que eres la menos mala de las dos, ayer le dije a Scandiacus… Mandora puso una cara extrañada.
-¿Scandiacus? ¿De qué estás hablando? Nuestra Madre Scandiacus sigue recuperándose de la operación de cara. Lion-O miró la flor y esta no estaba, además la expresión Nuestra Madre, era bastante atípica de Mandora.
“¡Ayyy! Maldito felino”
Alguien se quejó y una larga onda, tal si fuese una onda de agua, recorrió a Mandora y la superficie de las paredes deformándolo todo con un ulular, Mandora se quedó con una expresión congelada.
-¿Pasa algo Mandora…?
“*¡Despierta!*” Una voz le apresuró.
“¡No!, es muy pronto pequeño insulso.”
El odio de Pumyra, la ciudad en llamas, su padre muriendo, el conflicto con Cheetara, veía esas escenas cruzar por su mente a una velocidad impresionante, hechos de su pasado, el peor momento de su vida parado a espaldas de su padre, escuchando una terrible declaración, pareciera que le estaban chupando la mente con un popote y toda su vida pasó frente a él, en especial los momentos desagradables.
La última imagen, la de una chica rubia sosteniéndole entre sus brazos, Jaga al fondo conversando con ese otro clérigo que fue acusado de traición y luego de eso, tuvo un recuerdo relacionado a la flor que Scandiacus dejó en su habitación...
“*¡Despierta atolondrado!*”
“Ya casi lo tenía… sal de aquí.”
Incluso sin ver al chico, fue su olor lo que le hizo pensar que estaba enfermo y mucho.
“*¡Vamos!*”
La flor, ese suave olor, pero el sabor era… indescriptible.
“*¡Con un bigote, despierta holgazán!*”
Sintió un gran tirón de calor en su pecho que le atravesó el brazo izquierdo quemándole la piel, despertando súbitamente de su sueño.
-¡¿Pero qué es todo este escándalo?!
Una enfermera abrió la puerta alarmada, esa chica yacía en el suelo agarrándose de las manos, Snarf estaba boca arriba mordiéndole, pelando con ella.
-¡¿Señorita Fedora?! ¿Usted no debería estar…? La enfermera guardó silencio ante la filosa mirada del ave.
-¿Qué es lo que pasa, por qué las luces son tan intensas? Lion-O abrió los ojos y la luz era tanta que cubrió sus ojos con su brazo libre instintivamente, al enfocar la luz disminuyó la molestia y las cosas se veían demasiado bien definidas, de hecho, extraordinariamente definidas.
-Las luces están en su mínimo, las persianas están echadas, deben ser que sus pupilas están dilatadas, aunque yo esperaría justo lo contrario.
-¿Lo contrario…? ¡Snarf! ¡Suelta a Fedora en este mismo instante! ¿Por qué estas sacando humo de la boca?
Snarf, quien mordía el vestido de la guardiana con inusitada fuerza, se alejó para descansar con el pelo de su cara completamente chamuscado.
-¡Ja, ja! Creo que toqué un cable eléctrico por descuido y su mascota se enojó porque le llevaba en brazos. Snarf le gruño.
-¡¿Qué hace este gato aquí?!, Lion-O miró con enojo a la enfermera.
-Oh, quise decir… ese gato… vamos pequeño, vamos…
¡Thump!
La enfermera dejó caer una bandeja al tratar de agarrar a Snarf que huyó por el pasillo.
-¡Condenado gato! Lion-O la miró conspicuamente.
-¡¿Dónde están todos?!
-Si se refiere a su hermano, acaba de irse. La enfermera replicó.
-¡¿Cómo?!
-Bueno, uno de sus cachorros está enfermo e imagino… La enfermera ayudó a levantarse a la guardiana.
-¿Nadie más vino?
-Me temo que no. Lion-O bajo la cabeza.
-Ya veo ¿Y Mandora? La enfermera no sabía a quién se refería.
-No la he visto en todo el día. Fedora respondió en cambio, la enfermera que ayudó a levantar a la guardiana, interrumpió emocionada.
-De-después del ataque le trajimos aquí su señoría, ha sigo genial, quiero decir, una imprudencia, aun así… valeroso, la gente lo aclama como un héroe, muchos creyeron que era un cobarde por cómo se inclinó ante los alborotadores, pero con esto...
Fedora con una mueca de reprobación cabeceó negando.
-¡Gulp! Sus heridas majestad no son de gravedad, aunque le dejarán algunas marcas, aún así no se preocupe, haremos todo lo posible para disminuirlas, estamos muy honrados de servirle.
-Gracias… creo.
Lion-O sintió un ligero chispazo en el brazo izquierdo al moverlo, quitándoselo para dejar entrar el aire fresco.
-¿Me trajeron con el guante puesto?
-Era imposible de sacar, ni siquiera sus hermano pudo hacer nada, así que lo dejamos puesto. Fedora le veía con detenimiento, aunque cambio de actitud cuando el felino le miró directamente.
-¡¿Una flor?! Esto no debería estar aquí, qué curioso, juraría que en invierno no vería algo como esto. Lion-O se sorprendió por lo dicho por ella, pensó que lo había soñado, pero era real.
-¿Sabes quién la puso allí? Ella lo negó, Fedora igual.
-Cuando llegamos aquí ya estaba, dijo Fedora.
-Bueno su excelencia, al menos parece segura. La enfermera pasó su escáner en busca de cosas extrañas.
-¿Podrías dármela?
-¡Por supuesto! Sus manos temblaban, pareció por un momento soltar el vaso, Lion-O la atrapó entre sus dedos.
"Ji, ji…" Se rió como idiota y casi se vuelve a tropezar con la silla.
-Si fuese una felina se resolverían tus problemas de popularidad en Thundera majestad. Fedora miró coquetamente a la apenada avistiana que no tenía inconveniente en que el joven rey no tuviese un pico, igual le gustaba.
-Dímelo a mí. Por cierto ¿has visto a Scandiacus?.
-¿Madre Scandiacus? No, nuestra Madre Superiora se encuentra en sus habitaciones convaleciente por su reciente operación, la enfermera lo puede confirmar.
“¿Nuestra Madre?” Lion-O pensó para sí.
Sin detenerse mucho a reflexionarlo, Lion-O observó la flor que estaba en ese sitio, ¿si Scandiacus no había sido?, ¿entonces quien?
-Como sea majestad, si me permite señorita Fedora, nos preocupan sus ojos, han perdido consistencia, puede que el fuego les haya afectado. Ella le acercó un espejo.
Sus pupilas se veían blanquecinas, tal si se cerrasen por una catarata, incluso el color azul de sus ojos perdió intensidad volviéndose claro, a pesar de ello, su visión se sentía bien, aunque no dejaba de molestarle la luz por leve que esta fuera.
-¿La guardia ya recibió sus visores térmicos? La enfermera miró a Fedora que respondió con duda.
-N-no me corresponde saberlo majestad… Usted, asignó a Mandora la tarea.
-¡Te lo estoy pidiendo a ti! Te agradecería si me trajeses un par. Fedora pareció dudar por un instante realizar la orden del rey, finalmente aceptó.
-Me pondré en ello inmediatamente.
-¡Gracias por tu comprensión! Además, no quiero que mi hermano se entere.
-Como desee…Majestad. “De todas maneras ni le conozco” murmuró en voz baja.
Cuando la puerta se hubo cerrado, Lion-O volvió con la enfermera, que no pareció muy entusiasta al despedirse de la guardiana llena de nerviosismo.
-Has dicho que uno de los cachorros está enfermo, pero está bien ¿verdad?, es solo un resfriado.
-No lo sé su majestad, aunque si puedo adivinar, parecía bastante grave.
-¡¿Y por qué no has iniciado por esa parte?!
-Es-es-es que creí que usted necesitaba de reposo.
-¡Por los ancestros y yo perdiendo el tiempo aquí! Necesito mi ropa. La enfermera no le dejó levantarse, anteponiendo su cuerpo.
-Si usted es un doctor mundialmente reconocido, le dejaré ir, si no, le sugiero que vuelva a su cama, porque de aquí no dará ni un paso hasta que esté sano.
-Debo ir, es una cuestión de vida o muerte. Alzó la garra felina engarzada en su brazo izquierdo, la enfermera se asustó, aún así demostró su temple, ni eso la obligó a moverse un centímetro de su posición.
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Tiempo despues
Lion-O no tenía paciencia, cuando se despertó no era de noche, apenas habían pasado tres horas desde que Viragor se posara con una avanzadilla de tigres liderada por Pumyra en las inmediaciones del bosque negro, ese tiempo falso que vivió en su mente, fue parte de un truco, esa flor era prueba de ello, el guante no se había separado de su lado, así que supuso que había ido nuevamente a ese Plano Astral donde las pruebas se llevaron a cabo, se preguntaba si Scandiacus fue la verdadera, ella dijo que se tenían que ver, pero de esa otra manera.
Comprobó con desagrado que no tenía el collar que Scandiacus le dio y él regalo a Cheetara, únicamente Scandiacus conocía del collar, así que solo ella pudo haberla tomado, pero como dijo Fedora, estaba convaleciente con las operaciones de sus ojos y rostro.
Regresó de nuevo a la flor, sabía que la había visto en algún sitio, esos recuerdos borrosos volvieron a él, su sabor era horrendo, amargo como la hiel y desagradable como el ajo, aunque gracias a esa sustancia salvó la vida, fue hasta que recordó el olor de la comida que le sirvieron en la mañana, comida que esos pequeños bribones robaron, que entendió que no podía demorarse.
Snarf salió de su escondite y le siguió por el pasillo, se puso sus pantalones y miró su armadura con un enorme hoyo en la espalda, dado que no tenía un repuesto, se la colocó lo más rápido que pudo y salió con la flor protegida entre sus brazos, como si de un tesoro de suma importancia se tratase.
Esa flor probaba que algo muy raro había sucedido, era imposible cultivarla en esa época, menos en esa región, la habían traído con un propósito específico, había una fragancia muy específica impregnando el vaso donde se colocó por su misterioso benefactor, era el olor de alguien conocido, no recordaba quien aunque con el paso de los minutos le recordó brevemente.
Una cosa era segura, la flor estaba antes de que él llegase al hospital, como fuese, no podía pensar en ese misterio, lo primero era el niño.
Cheetara tenía una mirada afligida, Wily Kit estaba sobre sus piernas apretando sus puños. Tygra caminaba de un lado a otro, les habían dejado entrar pensando que todos formaban parte de la misma familia, quizás para muchas aves se veían exactamente igual, aunque en la vieja Thundera dos felinos de casta y una coli-orejas llamaría la atención por lo extraño de la mezcla.
Lion-O se apresuró discutiendo con la enfermera que el jalaba del brazo, otras se le unieron, aunque no por algo era un felino de la raza de los leones, llamó la atención de los guardias, pero estos acabaron por retirarse cuando Horus, quien estaba próximo a la sala de espera, prefirió seguir el criterio del joven rey, más por su beneficio personal que por confianza, pues ya venía con más problemas.
-¡Si no empiezas a tomar decisiones importantes por tu cuenta, nunca te tomarán en serio!
Lion-O le espetó enojado, la paloma que cabeceó apesadumbrado, le mostró las quejas y peticiones ridículas del consejo, esperaban que en su ausencia Horus se los aprobase, el invierno sería crudo y si no se lo tomaban con seriedad, nadie más lo haría, para él era más simple rechazar una petición pues partía de una posición de autoridad plena, mientras Horus debía demostrarse más conciliador.
-¡Cu-curru!
-Está bien, está bien, no tienes que gritar, una vez termine aquí te acompaño.
-¿Cu?
-Oh, no te soporto.
-¿Lion-O? Wily Kit alzó la mirada casi al borde de las lágrimas, Cheetara le miró sin atinar a decir nada, pensó que se quedaría a reposar, tenía heridas en la cara y manos, parte del brazo estaba vendado, la armadura recibió el mayor daño, reparar la cerámica del faldón fue muy difícil, la espalda del peto… si su padre viviera, seguramente le hubiese dado una paliza.
-¿Qué haces aquí estúpido, deberías estar en cama? Tygra le dijo con desagrado.
-¿Dónde está? Nadie le respondió, como supo que ellos estaban enojados no perdió el tiempo.
-¡¿Wily Kit?! La gatita señaló con su brazo.
-¿Qué pretendes hacer? ¿Moverás la espada y lo curarás? Deberías ir a descansar, Cheetara habló de forma muy seca, pero extrañamente preocupada, evitaba mirarle, incluso parecía en cierto aspecto muy afligida y avergonzada.
Sin mediar más palabras se metió al área de cuidados intensivos, los guardias se apartaron al ver de quien se trataba, Wily Kit, Tygra y Cheetara le siguieron, solo para descubrir que a ellos los doctores no les dejaron pasar… la ventaja de ser una autoridad incuestionable, le gritaron, especialmente su hermano, no se detuvo a esperar a nadie.
Le escocía la herida, ponerse la armadura de nuevo no había sido la más brillante de sus ideas, ese hospital funcionaba porque sus máquinas eran para tratamientos especiales, como quemaduras, heridas profundas y enfermedades que en ninguna otra parte tendrían solución, aunque seguramente no conocían las enfermedades de los felinos o los “venenos” que aquejaban a estos.
El olor de la flor llegó a sus fosos nasales y recorrió el trayecto a los nervios olfativos, impregnándose en la lengua. “¿Por qué esta flor?” Se preguntó entonces.
Esa delicia culinaria era la respuesta, había reconocido el olor, no sería algo malo si no fuese porque se consideraba tóxica para los felinos en cierta concentración, pues es bien sabido que no procesaban bien la leche o el dulce de azúcar esa señora de la cocina real le salvó la vida de esa manera cuando se intoxicó. Ella usó la flor, recordaría el olor y el sabor para siempre, se requería de una flor fresca, aplastar el corazón, dosificarlo con un poco de agua, si no era una flor fresca no serviría, el hígado acabaría destruido, entre los vómitos y el sangrado, un niño no llegaba a ver lo peor de su delito.
El costo si se tomaba directamente, era experimentar uno de los sabores más desagradables del mundo, la tortura duraba semanas, se empleaba antiguamente con los prisioneros que habían cometido una herejía grave o traición.
Cheetara en su preocupación no lo notó, tampoco Tygra, fue muy extraño a pesar de los granos en la boca y orejas, signos de la intoxicación, Lion-O hizo la infusión imponiéndose a la queja de los doctores.
-¡¡ASCO!! Dijo el pequeño Wily Kat en voz alta, para su fortuna, aunque el color del orín del pequeño ya comenzaba a ser marrón, sus riñones e hígado no habían fallado gracias a las medicinas de Avista, pero sin la flor solo sería cuestión de tiempo.
La reacción en su cuerpo fue de apenas unos minutos, el tiempo en que tardó en absorber el líquido por el estómago, la temperatura de su organismo descendió y mágicamente lo peor había pasado.
Dos horas pasaron entre pruebas e idas al baño, la medicación que fue adecuada a su propia sangre, los doctores tomaron muestras de la flor, querían entender lo que había pasado, Lion-O únicamente agradeció que no se hubiese equivocado.
El pequeño fue llevado en una silla de ruedas alzando los pulgares seguido por el resto.
Cheetara le tomó de brazo, pero no fue con enojo, en cambio temblaba, Lion-O que no atinaba a enojarse o arrepentirse, dijo en un tono conciliador.
-¿Pasa algo? Ella dudaba y dolorosamente le soltó.
-No, sigamos.
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Un cuarto del hospital de Avista
Tiempo después
-Posiblemente la comió por descuido, esa flor de nenúfares neutraliza los efectos.
-¿Por eso me salieron esos granos…? ¡Ugh! Me sangraban las encías, apestaban horrible, incluso vomité.
-Pobre hermanito mío. Wily Kit le dio un beso en la frente, el chico la apartó molesto.
-La siguiente vez, huele antes de meterte algo a la boca, no todo lo que llega a Avista es seguro para nosotros.
-Bueno, es que de dónde venimos no hay nada parecido a un dulce de leche. Lion-O movió las orejas y Snarf, que luchaba por ocultarse de las enfermeras maullaba enojado.
Lion-O pudo decir que posiblemente la comida que le sirvieron y de la que el chico comió llevaba ese componente peligroso, pudo decirles a todos que era la prueba de que un traidor trabajaba para el bando de Mumm-Ra, pero todavía no tenía la imagen completa.
Deseaban dejarle fuera de combate, Pumyra llevaba esa daga en el cinto, pudo reconocer la empuñadura con la que transformaban a sus víctimas en monstruos llenos de maldad. Pero si quería envenenarle no necesitaría de la daga, “Amor mío, sigues tú.” Fue lo que dijo Pumyra, las implicaciones de esa frase se le iban de las manos, tomando un camino que nunca se esperó.
-¿Vas a cambiar de armadura?, esa se ve para la basura. Wily Kat notó el hoyo en la espalda metiendo sus pequeñas manos, Lion-O lo bajó de su espalda y jugó con él abrazándole afectuosamente, parecía más un padre preocupado, que ninguna otra cosa.
-Me temo que así será amigito, esta me la regaló mi padre, es muy especial para mí, veré que se puede hacer antes de decidirlo, los doctores dicen que podemos llevarte con nosotros en un par de horas, así que te cuidaremos esta vez.
-¿Vendrás con nosotros? Casi no te vemos Lion-O. Wily Kit dijo, Lion-O no respondió con emoción, se limitó a suspirar, él la llamó para abrazarle también Cheetara y Tygra estaban sentados sin decir nada, esperando.
-Me temo que no será posible, con mi imprudencia he dejado mucho trabajo de lado, además, Panthro no ha vuelto aún de su viaje y debo esperar a su regreso.
-¿Ya no nos quieres?
-No digas eso, es al contrario Kit, esto lo hago porque los quiero a todos, esto es para asegurar nuestro futuro y del Tercer Planeta, ustedes dos son mis más grandes tesoros. Lion-O abrazó a ambos niños y les besó como si fuese el último día, aunque su padre nunca se portó así con él, sabía instintivamente que era la manera en que él lo haría, lo dijo a pesar de lo que verdaderamente sentía al verles de cerca y abrazarles.
-¿Podríamos ir nosotros a dormir contigo?
-Me temo que eso no sería nada sabio en vista de lo sucedido. Cheetara y Tygra se miraron por la insinuación de Lion-O que a los pequeños les pasó completamente de largo.
-Cheetara les cuidará, prometo que si termino antes de que caiga la noche, les visitaré, incluso voy a contarles un cuento.
-¿De verdad? Lion-O asintió dejando a ambos chicos ansiosos porque alguien les volviese a contar uno.
-Una cosa Kit, Kat…
-¿Qué pasa coleguita majestad?
-¿Me están ocultando algo? Los dos chicos se miraron.
-¿A qué te refieres? No hemos hecho ninguna travesura importante, al menos no que recuerde. Wily Kit inquirió.
-¡No es a lo que me refiero! Lion-O habló con severidad apretando los brazos de ambos.
-¡Lion-O, me lastimas!, dijo Wily Kit, él suavizó su postura.
-¡Wily Kat está convaleciente! Cheetara le alertó.
-Quiero decir... ¿Hay algo importante que no me hayan dicho? Lion-O con sus ojos azul blanquecino les observó a ambos, se miraron entre ellos y luego al chico que esperaba una respuesta clara, no la obtuvo.
-No Lion-O… no te estamos ocultando nada. Dijo Wily Kit apenada. Él hizo una mueca apretando los dientes, respiró y luego exhaló tragándose su orgullo.
-Está bien… les creo. Se levantó, pero la expresión severa no se borró del todo.
-¿Y qué hay de ti? No nos dirás que le pasa a tus ojos.
-Los errores se pagan caro a veces, hoy he cometido uno y esta es mi recompensa.
Pensando que se estaba quedando ciego se sintieron muy abatidos.
-No se preocupen por mi, de momento será mejor que descansen, quiero que el tiempo que estemos en aquí aprendan todo lo que puedan, tómenlo con seriedad, en nuestro mundo jugar no siempre es una buena idea ¿Lo entienden? Ambos gatitos afirmaron con la cabeza.
Para cuando Lion-O salió cerró la puerta del cuarto, se sentó en el pasillo próximo a la sala de espera, le dolía la cabeza y su estómago se sentía convulso. Dos felinos le siguieron de cerca.
-¿Qué vas a hacer ahora Lion-O, incluso han tratado de envenenar a Wily Kat y por lo que veo, tú eras su objetivo? Tygra salió del cuarto exclusivamente para cruzar unas palabras nada agradables, modero su tono al ver su estado, le preocupó más al ver el color de sus ojos con detenimiento.
-No te inquietes, de todas maneras logré salvarle la vida.
-¿Y si no hubiese pasado?
-Si le ha salvado, discutir ese escenario no tiene sentido. Dijo Cheetara con moderación.
-Deberíamos, porque, se ha lanzado a salvar a esa maldita mujer sin medir las consecuencias.
-A veces él también es una persona. No lo olvides, todo cometemos errores.
-Y eso puede costarnos todo, ¿no es así hermano?
-Ser líder no es tan sencillo como crees Tygra, tú más que nadie debería saberlo, este día tuvo un balance positivo. Cheetara aconsejó a su novio intentando conciliar las posiciones de los dos hermanos, Lion-O la regresó a verlo, pensaba que estaría más enojada por lo que le dijo en las afueras de Avista, no comprendía en absoluto a esa mujer.
-¿Positivo?, casi le matan, llamas a eso balance positivo.
-Bueno, nadie murió, probamos las defensas y la moral de la ciudad subió, dentro de todo lo malo que ocurrió esto es lo mejor del balance. Ella replicó con fervor.
-¿Y nosotros? No sé tú Cheetara, pero últimamente nos trata como si no nos conocieras. Tygra sabía presionarle. Lion-O, esperaba que Cheetara volviese a ser la clérigo que amaba y conocía, la clérigo que le abandonó a su suerte, que en su peor momento lo dejó solo y se llevó con ella toda su sabiduría de bolsillo a otra parte, era menos molesta que intentando patéticamente regresar a su papel anterior.
-Estamos cansados, es todo, no le culpes por eso.
-Dime Lion-O, ¿todavía seguimos buscando las piedras o esperamos a que Mumm-Ra venga a por nosotros sentados? Lion-O cruzado de piernas y brazos estaba sentado lateralmente intentando no recostarse sobre su espalda que escocía.
-Las piedras pueden esperar, además Mumm-Ra no se está moviendo en absoluto, él en cambio… Lion-O podía decirle que ese hechicero estaba creando un ejército movido por el miedo a una alianza entre especies, había algo más, Mumm-Ra ni su nuevo cuerpo se estaba moviendo en absoluto, sabía que se relacionaba con el uso de la piedra, pero no tenía idea de la razón, con ese poder, un ataque incluso aleatorio les haría mucho daño, el monstruo ni siquiera les presionaba para buscar la piedra.
Sus tropas eran las únicas que se movían cerca de los límites del desierto y sus generales se habían esfumado.
De cualquier manera, ese no era el lugar adecuado para discutir, esa Scandiacus falsa se lo había advertido, “las paredes oyen”.
-¿Por qué te quedas callado de repente…?
-No necesitan saber esto. Cheetara y Tygra se sorprendieron por la respuesta tan seca y fría.
-¡¿Por qué no, acaso no merecemos saberlo?! La pareja, como movida por la misma sensación replicó.
-No es necesario que lo sepan, cuando sea conveniente para mis intereses les diré todo. Fue la única respuesta de chico que se levantó para reunirse con Fedora que venía con un par de lentes en sus manos, mientras Horus esperaba.
-Debes estar bromeando… ¿tus intereses?
-Panthro llegará en un par de horas Tygra, asegúrate de recibirlo.
-¿Qué rayos te pasa? Lion-O no le respondió.
-Limítate a obedecer.
-¡Lion-O! Tygra pareció ofendido.
-Cheetara, has favor de cuidar de los niños … si no estás de acuerdo o no puedes realizarla, comunícalo a la orden, ellos se encargaran de su seguridad.
-Voy a cuidarles. Respondió como si poner en duda su intención fuera una osadía del pequeño león.
-Bien.
Tygra lo agarró del hombro.
-¡Tú! ¿Crees que puedes decirme que hacer y luego de burlarte de mí, de no decirnos la verdad?
-¡Suéltame! No me burlo, únicamente quiero que cumplas una orden.
-¿Y si no quiero que harás?
-Escucha hermano, tú tienes un clérigo fiel a ti, que sacrificaría a su rey por protegerte, las personas de Thundera confían en ti y te seguirían, pero ser un líder no es un concurso de popularidad.
-Espera Lion-O, estas malentendiendo lo que pasó. Cheetara replicó, pero él negó con vehemencia.
-Tú eres una caja de malentendidos Cheetara, eso ya lo dejaste claro, pero eso no importa ahora, esto no se trata de tocar una campana e impresionar a todos, solo porque tu propio hermano comete el delito de querer destacar, es sobre responsabilidad, no todo gira en torno a ustedes o Thundera, si no pueden cargar con ese peso, no serán gobernados nunca por un buen rey y si no pueden obedecer una simple orden, nunca podrán ser buenos súbditos.
Lion-O le apuntó con el dedo, presionándolo contra su pecho, la conversación para Cheetara era una muestra de la condición que guardaban con el rey, ella no dijo nada solo apretó los dientes.
-¡Yo no soy tu súbdito! Le espetó Tygra, que se hacía de compañero de viaje al mismo nivel. Lion-O miraba al suelo en una sucesión de pensamientos rápidos, que se convirtieron en las quejas que deseaba externar.
-No me tratan como rey, abusan de su posición, si no les gusta abandonan, no sé a qué atenerme con ustedes, hacen cosas buenas que opacan las malas, luego vuelven sobre sus pasos y únicamente me confunden, si es así como son las cosas, si no son mis súbditos, entonces no tengo nada más que agregar.
-¡Espera, merecemos una explicación!
-Si tengo que consultar cada cosa que hago con cada uno de ustedes, tal vez sea porque soy un mal líder, pero también significa que ustedes no tienen un compromiso con mi causa.
-Lion-O te hemos seguido hasta aquí ¿no? Cheetara lo detuvo con la mano, el hecho que le tocase de esa manera fue ofensivo a sus ojos, en Thundera ante Claudus, eso le hubiese valido una vida en calabozo, pero allí estaba él, aguantándose, regresó y habló desagradablemente.
-Es como si esto fuera mi responsabilidad exclusiva. Eres un gran guerrero, a decir verdad, el mejor de los que he conocido, valiente, listo y virtuoso, pero sin lealtad a la causa que sigues, es como si eso no valiera nada. ¿Ves a esas aves?
-No sé que demonios tenga que ver.
-Lo tiene, y mucho, pues cada una de ellas respeta mi cargo, incluso si no les agrado, siguen mis órdenes porque confían en mi criterio, saben que lo hago por su bien, no cuestionan cada cosa que digo sin motivo, ni piden una razón porque las cosas van mal, hacen su trabajo.
Lion-O se sentó y se tomó de la cabeza, no sabía las palabras, era una sensación, un sentimiento que le aquejaba y que salió por sí solo, había crecido a pesar de sus mejores deseos.
-Últimamente siento... Apretó los dientes y guardó silencio.
-¡No te cortes, dilo!
-Tygra, mi padre odiaba a los embajadores, no se preocupaba por negociar nada porque Thundera se imponía con la espada al resto del mundo, pero ese mundo se acabó. Ya no somos un jugador importante y parece que ustedes no se dan cuenta de ello.
-¿Eso qué significa? No estamos aquí para construir un imperio, sino para derrotar a ese monstruo.
-Y para eso necesitamos aliados, tengo que pensar a futuro, trato de pensar porqué hago esto y aquello, cada movimiento es un paso adelante y dos hacia atrás, por cada éxito hay muchos fracasos, no es tan sencillo como hacer una estrategia de combate, implica muchas cosas, cosas que están más allá de nuestro alcance visual y luego está esa sensación.
-¿Cuál sensación? Lion-O, no importa el problema o lo que pienses, estamos aquí para ti, podemos ayudarte. Cheetara habló pero para Lion-O sus palabras eran parte de una retórica vacía, visiblemente afligido, respiró profundamente, alzó la cara viendo la luz que menguaba a través del ventanal de la solitaria sala de espera y se cubrió los ojos.
-Siento odio.
-¿Odio, eso qué significa? Cheetara tomó del brazo a Tygra, llevando la iniciativa de la conversación.
-Ni yo mismo lo sé, pero cuando estoy con ustedes… creo que les odio, les odio a ustedes, no, no solo a ustedes, a todos, incluso a los niños, no sé qué hacer, e intentado corregirme, pero crece y crece, siento que me devora por dentro y esto no me ayuda.
-¡Lion-O! Cheetara dio dos pasos adelante, Lion-O retrocedió, Tygra en cambio retuvo a su pareja.
-¿Odiarnos? Él no respondió.
-¿Por qué? Es porque no te elegí, porque Pumyra te traicionó o esa mujer de la Orden. Cheetara replicó quitándose con fuerza el brazo de su amante y agarró con fuerza a Lion-O haciendo que le mirase de frente, él estaba realmente afligido, pero su reacción de desagrado era genuina.
-No lo sé, tal vez, tal vez no, no lo puedo explicar, solo lo siento, es una sensación que tengo desde que regresé de ver a Soul, no lo entiendo, creí que era parte de mis ideas sobre mantener el grupo estable, el estrés... sin embargo.
-¿Te refieres a hechicería? Cheetara puntualizó como esperando que eso fuese. Lion-O pasaba sus manos por su cabellera y luego se separó.
-Si supiera la respuesta no estaría tan confuso.
-¿Si no te gustamos, entonces porqué no renuncias? Lion-O levantó pacientemente la cabeza
-Serías rey si conocieras la respuesta. Dijo pegando su frente al vidrio frió del ventanal.
-¿Entonces debemos aceptar que no odias y punto, todos felices?
-Cumple la orden que te he dado… aunque, pensándolo bien, te daré la opción de elegir si es lo que deseas, solo no me quites el tiempo por cosas que no estás dispuesto a hacer, ya encontraré a otra persona que haga ese trabajo y si no, puedo hacerlo por mi cuenta.
Lion-O se dio la vuelta y se enfiló a la comitiva de Horus con Fedora al lado sin esperar a dar más explicaciones, su expresión vacía lo decía todo.
Cheetara, muy pensativa le dijo a Tygra con suavidad.
-Al menos ya sabemos por qué no nos dice nada.
-¿Nos odia? Pero qué tontería.
-No lo es tanto, más bien lo contrario, es un síntoma.
-¿Sintoma? ¿Te refieres a… una enfermedad?
-“Siente” la desconfianza, es lo que ha insinuado, es distinto a un verdadero sentimiento de odio.
-¿No pareces muy afectada?
-Lo estoy, por ahora deberíamos hacer lo que nos ha pedido, si tuviera los libros de Jaga sabría por donde comenzar, esa mujer tiene que ser la responsable, desea alejarnos de él.
-Divide y vencerás. Tygra pareció comprender que podría haber una guerra en frente de sus narices y como dijo Lion-O, no eran capaces de verla.
Cheetara regresó a su sitio sentándose sobre un asiento del cuarto de Wily Kat, colocando sus manos entre sus sienes y luego reclinando su espalda sobre el respaldo.
-¿Estás bien guepardito? Wily Kit, somnolienta le dedicó una sonrisa al lado de su hermano.
-Necesito vacaciones.
-Este lugar no es muy distinto de tener unas, al menos a diferencia de Thundera, no tenemos que mendigar nada.
-¿Wily Kit?
-Dime guepardito.
-Me vas a contar lo que le has ocultado a Lion-O, ¿quieres? Wily Kit vio a su hermano que asintió con la cabeza, al tiempo que Snarf salía de su escondite trepando la cama, alzando su cabeza para evadir los radares de las enfermeras.
-Es una larga historia, pero por favor, no le digas a Lion-O ¿lo prometes?
-Mucho me temo que el tiempo no será un problema. Cheetara miro la ventana, mientras las nubes reclamaron nuevamente el cielo, ese día Panthro no regresaría.
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Periferia del camino de los viajeros Wollos.
Días después.
La tormenta se fue extendiendo hacia el este del valle y el cielo despejado dio un descanso a las inmediaciones de los pueblos que cortaban a las faldas de las cordilleras desérticas con las verdes y cálidas regiones del sur, el tanque felino se escuchaba a mucha distancia, por lo que los viajeros decidieron ir a pie.
Wily Kit y Wily Kat saltaban ágilmente entre los árboles cercanos a la nieve, no parecía que el pequeño Wily Kat hubiese estado a punto de morir intoxicado un par de días atrás, porque saltaba con una agilidad impresionante.
El resto de la expedición siguió en hileras separadas por varios metros.
Mandora señaló a Fedora el lugar preciso donde indicaba su mapa. Los guardias de avista eran un grupo de veinte voluntarios, Lion-O, Tygra y Cheetara acompañaban a cada hilera, las cuatro aspirantes que antes eran unas pichones de la Orden de Avista, se comunicaban con señas usando las manos, sacaron sus espadones y se los colocaron en las espalda, cada una cargó un pesado rifle de plasma.
-¿Por qué no les permiten hablar, no es un poco duro? Preguntó Cheetara al ave azulada.
-Siempre lo es querida, las cuatro son huérfanas, pero que eso no te engañe, las "pichones" son hijas de familias acomodadas que lo han perdido todo, tienen una educación liberal contraria al compromiso de un estandarte de Avista, es por eso que deben guardar un voto, por lo general de dolor, el silencio no duele en apariencia, todas eligen el silencio, aunque al final no muchas lo soportan.
- Los otros reclutas platican sin mucha disciplina.
-Ja, es porque el resto no llegará a ser miembro de la Orden, están por los beneficios de pertenecer, la comida, los cuidados médicos y sitios preferenciales en el campamentos para sus familias, su Majestad dijo que incluso si no eran buenos candidatos, con enseñarles lo básico de la defensa personal haríamos mucho por Avista.
-Así que las otras lo hacen porque no tienen opción.
-Al principio así es, pero esas cuatro chicas se han vuelto duras, por lo demás su vida es normal, la Orden se ha convertido en su familia.
-¿Tú fuiste como ellas?
-Fue diferente, yo llegué con un entrenamiento ejemplar de mi maestro Hachi, mi padre era agregado militar y mi madre científica, por desgracia ambos murieron en un accidente y decidí seguir con la Orden a pesar de que pude tener otros puestos en el gobierno. Fedora parecía ser a ojos de Cheetara una persona ecuánime y afable, tenía esa clase de personalidad abierta que era atractiva a las personas.
-En el clero cualquiera podía ingresar a las pruebas, pero nadie que no estuviese seguro de su decisión. Aún así, nunca hubieran perdido el nombre.
-Una vez que lleguen a ser novicias con plenos derechos, recibirán un nombre en base a sus habilidades y podrán dar opiniones basadas en el aspecto de la sabiduría que hayan aprendido, eso te aseguro es un orgullo en sí.
-¿Por qué te llamas Fedora?
-Mmm, mi maestro era un curioso espadachín del camino de los Hachi, usaba un sombrero de ala llamado fedora.
-¿Eso que tiene que ver con tu técnica?
-No es tan complicado, verás, el sombrero fue un trofeo ganado a un gran espadachín de técnica de piedra al que derrotó mi maestro con una técnica de aire ascendente usando su katana.
-¿Una técnica de corte de rehilete?
-¡¿Ah?!, ¿Cómo lo sabes? No creía que un clérigo supiera esa clase de ataques, pensaba que estaban en contra del uso de las espadas cuando Jaga devolvió la espada de los augurios.
-No realmente, aunque conocemos las leyendas de los espadachines de Shogun y los guerreros escarabajo.
-Ciertamente es una buena fuente, aunque un poco fantasiosa, como sea, la única forma de derrotar a una espada de técnica de piedra es con una de rehilete y es mi especialidad, pero Rihala no es un nombre de mi agrado, Fedora en cambio es encantador y me permitieron conservarlo.
-¿Y ella por qué se llama Mandora?
Mandora que estaba a la cabeza no le dio importancia a su conversación, aunque le molestó la indiscreción de su antigua maestra.
-Su espada tiene la técnica de los atlas de ataque de penetración, por lo que debió llamarse Atlantea. En cambio se ganó el legendario título de la “mandona”, nuestra Madre Scandiacus entonces creyó que su habilidad más importante no era la espada sino su apego a los mandatos y órdenes.
-¿Y no se lo ha tomado a mal?
-No lo creo, es el tipo de personalidad que ella tiene. Yo deseaba que se llamase Goldie, pero Nuestra Madre nos dijo que era superfluo, un sombrero que recordaba una técnica era aceptable, un nombre dado por el cabello dorado de alguien, no.
Mandora regresó a ver hacia atrás dedicando una breve mirada a ambas chicas con su cara impasible. Podía haberse enojado con su maestra, pero estaba enfrascada en una guerra de miradas con Lion-O.
Este último intentaba aproximarse a ella, pero la guardiana se lo hizo muy difícil.
-Ese niño es un ingenuo, mira que fijarse en una “viejuca carroñera” cuando él está todo sangrado. Dijo Fedora con la intención de divertirse.
-Pronto cumplirá la mayoría de edad, tal vez sea hora de darnos una oportunidad. La guardiana le respondió secamente sin sentir nada de lo que decía.
-¿Ustedes dos están peleados realmente?
-No pienso perdonarle así de fácil, dudó de mí el muy...
-¿Y qué harás si consigue tu perdón?
-Nada pasará entre nosotros, todavía es un niño. Carraspeó sin dejar a las dos chicas convencidas.
-¡Pero qué niño! Solo mira esos brazos y piernas, ese trasero firme… ¡ja!, esa cabellera y fino rostro, ¡Pff! Fedora con una cara absolutamente hilarante presionó más a la guardiana.
-¿Podríamos dejar de hablar de esto? Cheetara interrumpió molesta.
Cheetara desde luego quería saber la razón de la guardiana para acercarse a Lion-O.
-¿Puedo hacerte una pregunta personal? Fedora la miró apaciblemente y respondió en voz baja.
-Dispara cuando quieras.
-¿Cual es el motivo? Luego de unos instantes de meditarlo respondió con precisión.
-Venganza.
-¿Contra quien?
-Ni yo lo sé, se remonta a antes del día en que llegó a Avista, algo de lo que yo no sé absolutamente nada, tuvo problemas para adaptarse debido a un trauma muy fuerte.
-¿Y no es peligrosa? Fedora se rió alzando los hombros.
-Eso únicamente lo dirá el tiempo, quisiera que su majestad se percatara de ese peligro, pero es un terco.
-¿Quieres decir que él lo sabe?
-Eso me temo, a pesar de ello...
-¡Es lindo! Dijo finalmente Mandora, rechazando otra de las miradas arrepentidas del chico que bajó la cabeza, sus dos acompañantes suspiraron al ver que a la guardiana no le molestaba en absoluto la preocupación del príncipe en obtener su afecto, es más parecía al contrario, halagarle.
Fedora dio a entender que al chico eso no le importaba en absoluto, tal si fuese un hechizado atraído a las puertas de la casa de una bruja malvada, saltándose temerariamente el peligro, para su desgracia, descubrir la razón por la cual el rey se había distanciado tanto de ella, le había llenado de inseguridad su corazón y ver a Mandora junto a Lion-O, era algo que no iba a tolerar.
Pumyra ya había hecho mucho al respecto para dañar al rey, para ahora dejar que alguien aún más peligrosa y con intereses por fuera de la orden, superasen nuevamente su sentido común.
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Fin de parte 7