Translate

domingo, 10 de febrero de 2013

El gigante de piedra parte 6

####

Un sueño

Una horrible pesadilla pensó en un primer, era tan vívida, parecía como si flotase, siendo llevado por el aire enrarecido de aquel sitio oscuro. Viendo a través de unos ojos ajenos, observó atentamente una figura que pudo reconocer perfectamente.

Pumyra torturaba a un mapache a quien castigaba con suma crueldad y repetía el interrogatorio monótonamente.

-Lo repetiré nuevamente estúpida sabandija, ¿Dónde está el disco? ¿Qué has hecho con él?

-No lo sé, ya te lo dije, creo… que lo vendí en la ciudad de los perros, sí, eso es, lo vendí en la ciudad de los perros a unos desalmados suricatos.

-¡Mientes! Un “pajarito” nos ha dicho que no robas para hacerte rico, lo haces porque te gusta poseer las cosas de otros, siempre conservas los que robas, si me lo dices seré piadosa contigo, podría hasta… dejarte libre. Ella volvió a pasar las puntas de sus garras llenas de sal por las heridas del mapache que gritaba estridentemente, tanto que los guardias lagartos se retiraron asustados por la brutalidad infame de esa thunderiana.

-Oh bueno, quien puede creer en las palabras de un pajarraco. ¡Ay! Ustedes bárbaros no tienen en menor sentido del humor.

Un tigre encapuchado apareció para detener el acto de la felina, le hizo una breve acotación que cambió su espasmódica furia, no pudo escuchar lo que decía, lo ojos del mapache saltaron de sus órbitas al ver una larga daga cuya hoja era negra y sin brillo, misma que parecía absorber la luz de su entorno.

Pumyra sonrió al descubrir como la daga reaccionaba al mapache. Específicamente la intensidad de su oscuridad se cebó en uno de sus bolsillos.

-¡Podemos discutirlo, desde luego! ¡Está en el bolso! El mapache por fin confesó lastimeramente, la felina arrancó el bolso y de entre sus cosas sacó una pequeña caja con un curiosa moneda.

-Pequeño y traicionero mapache… ¡¿Cuál es la palabra?! Gritó con la punta de la daga raspando su ropa.

-Discutamos un poco… ¡ahhh!

-Si la punta de esta daga te atraviesa desearás haber muerto primero.

-¿Me dejarás libre? Me das tu palabra.

-Seguro, soy alguien de honor.

-Bueno, no podrías liberarme primero… ¡ayyy!

-La palabra. Pumyra volvió a presionar la daga.

-¡RankinBass!

Súbitamente la moneda se fue agrandando cada vez más hasta que Pumyra no fue capaz de alzarla con sus manos, caía jalada por la gravedad hasta adquirir varias veces su tamaño inicial estrellándose contra el piso metálico.

-Prometiste que me dejarías ir.

-Y lo voy a hacer, aunque… nunca dije cuando, ni como.

-Habrase visto tamaño mentirosa, me vengaré, lo juro.

-Ese es el espíritu. Como agradecimiento, voy a probar un interesante tesoro de mi amo, ya que tengo el disco, sería bueno probarlo antes de usarlo, Pumyra levantó una daga de acero con dos serpientes grabadas en la hoja.

-¿Qu-qué vas a hacer?

-Verás mapache estúpido, este disco no es un tesoro, es un tributo para una diosa, una que solo acepta la sangre a cambio.

-¿Qué vas a hacer? Pumyra con la punta de la espada cortó la piel del mapache que se retorció de dolor, la sangre inundó la daga que la absorbió como si fuese una esponja. Un par de tigres recogieron la pesada moneda y ella puso la punta en el centro.

El metal dorado comenzó a tornarse rojo, la hoja negra de la espada se decoloró hasta adquirir un tono plateado. Pumyra pudo atestiguar la avaricia del mapache, incluso en ese instante era llamado por su deseo.

-Te gusta ¿verdad? No te preocupes, pronto será “tuya”. Dijo atemorizando al pobre diablo.

Las luces del recinto se iluminaron mostrándose una enorme estatua blanca recostada en una plancha, los tigres cargaron la moneda y la insertaron en la boca de la estatua sin entrar totalmente, sus ojos se abrieron, dejando ver unos rubís que emitieron una luz rojiza.

-Te presento al golem de piedra, fue usado alguna vez por la famosa reina Tártara para dominar a sus enemigos de Tercer Planeta, una excelente mejora a la versión original de mi Señor Mumm-Ra, lo tenía pensado para una persona muy especial para mí, pero ya que estas aquí, no veo porque desaprovechar esta valiosa oportunidad.

-¡No! Te lo suplico.

-Observa mapache, mira cómo cambia de color esta preciosa daga, conservó la energía del último sacrificio incompleto, esa reina estaba loca, al final todo lo que deseaba era ser correspondida por su amado y fue derrotada de la peor manera, yo no cometeré ese error.

Se puso en la cima de la estatua, a la altura del pecho y dejó ir la daga que se enterró en la piedra viva tal si se tratase de mantequilla, la moneda fue tragada por el gigante.

-Con la moneda se transforma la sangre, pero es preciso un sacrificio inicial, alguien vil, que use niños para que robe por él, no por necesidad o por dinero, sino por el placer de poseer lo de otros.

Uno de los tigres le acercó una caja, en ella había más dagas, todas plateadas.

-Ahora estas dagas será nuestro acceso un futuro nuevo, uno sin el yugo de los leones.

La hoja de la daga adquirió el mismo tono oscuro que la primera.

Tookit, el ladrón, reflejaba en su rostro el espanto y la angustia que se apoderó de sus sentidos hasta que alguien le retrajo de su estado.

“Sé que no es tu culpa, la obsesión se apoderó de ti” El mapache miró al frente y observó a una mujer cubierta por una toga blanca, era alta y esbelta, su voz era segura y grave.

¿Quién eres tú?” El mapache habló con su mente sin emitir una sola palabra.

Tu obsesión será el detonador, tu pecado se volverá contra todos los infieles, como hizo conmigo

¡Ayúdame!

No

¿Por qué entonces me dices esto?

Él puede salvarte, estará en sus manos decidirlo, pero tienes que darme algo a cambio

¿Y eso qué sería?

Tráe la espada ante mi, él te seguirá

-¿La espada de quien? El mapache gritó, Pumyra regresó a ver al punto donde este tenía clavado sus ojos.

-Parece que has perdido el interés pequeño. Pumyra agarró al mapache del hocico con enfado.

-¿Qué vas a hacer? Cuando miró de reojo la dama blanca, esta había desaparecido.

-Es simple, te prometí que te dejaría libre.

-¿En verdad?

-Desde luego.

-¡Ughhh! En un movimiento veloz, Pumyra enterró la daga con toda su fuerza en el cuerpo del pobre mapache, quien chillaba espantosamente abriendo el hocico, la felina se lo impidió y con su brutal fuerza apretó su mandíbula, hasta que dejó de moverse.

El mapache no sangraba, cuando sacó la daga casi inmediatamente, el desgraciado animal despertó de un alarido, temblaba frenéticamente y de su herida expulsó una sustancia negra que no se derramó, cicatrizando su piel.

Esa oscuridad invadió sus ojos hasta que su cuerpo dejó de moverse, respiraba nuevamente y eso inquietó mucho al observador.

-Eso es pequeño, ahora eres libre. Sigues tú, amor mío... Dijo Pumyra sosteniendo la daga con una expresión impasible.

“Ella tiene razón” La espectral voz resonó a su costado.

Lion-O fue tomado por sorpresa despertando con agitación. Snarf saltó sacado de su pacífico sueño por el chico que lo lanzó de su cama con una patada involuntaria.


####

Ciudad de Avista
Tiempo después

-Se lo ha preguntado su majestad, una curiosa avistiana de plumaje azul interpeló al chico de cabellera pelirroja cuyos largos mechones se le escurrían entre sus dedos.

Lion-O interrumpió la comida de Snarf que se colgó se su ropa hasta que le dejó el plato en el suelo.

-Eso no me dice nada Fedora, no es nada conclusivo, Wily Kit mencionó que a un ave discutirlo y que por eso fue en mi búsqueda.

-No parece tomar esto muy en serio majestad, usted sabe que… Fedora miró a una pareja de aves caminar hacia ellos y jaló del brazo a Lion-O.

-…sabe que nosotros nunca mencionamos de su partida de Avista, se suponía que iría con escolta, no muchos sabían a donde se dirigía, Mandora claro, no era una de ellas, aunque hay muchas formas de rastrearle en Avista.

-Ella salvó a Wily Kit, ¿quieres que crea que en verdad fue la culpable de todo?

-La manera en que encontró a la pequeña fue por demás sospechosa, nunca le dijimos a donde fue y aún así le encontró. Fedora susurraba casi hasta ser inaudible.

-Incluso si fue sospechoso, arriesgó su vida por salvarla, no tiene sentido lo que dices.

-Usted la propuso, ¿no es verdad? La hizo una consejera, el movimiento valía la pena a pesar del riesgo.

-Estas llevando esto demasiado lejos.

-La ciudad se estrelló no porque no estuviese lista, alguien dejó de hacer su trabajo y la sección que se desprendió estaba bajo supervisión de la Orden.

-Pero también de la parte del Consejo que se opone a mí.

-Debería escucharme su Majestad, todavía está a tiempo de retractarse.

Lion-O no quería escuchar, le dolía el pecho de pensarlo.

-Si ella es una traidora, ¿entonces por qué no se fue con Vultaire?

-No lo sé, una espía quizás, aunque nadie ha dicho que ella lo sea, aún así, las pruebas en su contra son muchas, incluso si son circunstanciales, quien atacó a la Orden y mató a nuestras hermanas y hermanos era alguien relacionado a Vultaire, de eso no me queda duda, por eso debe tener precaución.

-Pero Scandiacus dijo, hm, mhm, hmm… Fedora le tapó la boca con sus finas manos cubiertas de plumas azul claro.

-Lo que nuestra Madre diga su Majestad no es una imagen completa de la situación, Mandora habló mal de usted ante el consejo, intentó seducirle para que la nominara Prefecto ¿no es verdad?

-Bueno…

-Es sospechosa, no debería “confiar en lo que ve”. Pudo poner un rastreador en su deslizador, sugerirle a la niña la idea. Se rumoreaba que alguien de la Orden era amante de Vultaire, algunos consejeros lo sabían, es frustrante, ya que nadie quiere hablar.

-Scandiacus me lo había contado.

-Sí, desde luego, gran parte de esa historia fue recabada por mí, así que debe entender que es un peligro, con todo y que yo la estime, dejarse llevar por sus sentimientos Majestad, únicamente le llevará al desastre, no se olvide de esa felina traidora.

-Créeme, no lo hago, gracias por la advertencia, aún así… ya decidiré yo que hacer respecto a este tema en el momento adecuado.

-Eso espero su Majestad que elija la opción correcta, por el bien de todos y el suyo propio.
Lion-O vio a Fedora salir discretamente de la carpa del comedor designada a los miembros del Consejo, Snarf mordisqueó la chuleta de carne que dejó a un lado para seguir a su amigo.

-Así que, no “confiar en lo que se ve”, Lion-O murmuró, observó con sumo cuidado ese rastreador puesto en el deslizador de Wily Kat, que alguien aparentemente colocó en los transportes de ambos cachorros con antelación.

Seguramente, si Wily Kat hubiese escuchado la conversación primero, le habría dicho a Wily Kit, ambos hubieran ido a buscarle y uno de ellos podría haber muerto, Wily Kit amaba a su hermano, de los dos era la más cauta, así que cuando escuchó que Lion-O se había ido con Soul Sever, no le dijo a su hermano que iría a buscarle, eso le salvó la vida.

No era el único objeto que despertó su interés, en su otra mano sostenían uno aún más curioso, Soul Sever lo definió como una especie de señuelo, mismo que encontró pegado a la ropa de Mandora, cuando le cambió los vendajes de la espalda.

Esa señal había convertido a esos insectos robóticos carroñeros de metales y circuitos, llamados Scavengers, en un monstruo que intentó matar a la guardiana, Mandora mencionó que los diseñaron en Avista para mantener los deshechos de la ciudad bajo control, por lo cual, sabían perfectamente la manera de controlarles.

No sabía que pensar, la evidencia podría incriminarle, pero no completamente, alguien más estaba jugando con sus sentimientos y la lista se reducía a pocos nombres.

Lo que más le llamó la atención, fue el motivo por el cual Mandora se quedó sin una carpa propia; habían quemado intencionalmente la suya, leyó con lujo de detalles lo que había ocurrido en el campamento en su ausencia, el motivo que encolerizó a la gente fue ese incendio, se culpó a Mandora, su turno para dormir era en la tarde, si no hubiese ido por Wily Kit, habría muerto asfixiada por el humo o por la muchedumbre.

Era incluso extraño que no hubiera grabaciones de esa área en particular, si la vigilancia ponía mucha atención a las tiendas de las élites de Avista.

El Consejo se embarró de paso con la culpa, al ser el jefe directo de la Orden, cedieron ante las presiones de aquellos que en el pasado gobernaron, eso les llevó a autorizar el despegue de la ciudad que estaba mal terminada, el resultado fue que esta se partió por la mitad y se vino abajo por segunda vez.

Más preocupante aún, fuera que inevitablemente al regresar Lion-O, este tuviera que admitir a los anteriores consejeros, una estrategia bien jugada por ellos, si Mandora no hubiera regresado con él, después de salvar a la gatita, seguramente las cosas se hubieran convertido en una guerra civil.

Un accidente, una coincidencia, un rumor, palabras que le confundían y le hacían tomar malas decisiones, que sacaban partido de su inmadurez, Feroda venía a pedir que expulsara a la única persona a la que parecía interesarle como persona, más rumores que le provocaban inseguridad sobre su lealtad, él no tenía en quien descansar sus hombros, los elefantes eran crípticos y ya les había involucrado bastante, Cheetara era un asunto del pasado atada a su hermano, este no tenía la paciencia necesaria para los temas del gobierno y Panthro era tan sabio como su posición de militar se lo permitía, sumado a sus largos años de ausencia, él necesitaba a Mandora, aun si no lo aceptaba.

Se detuvo en uno de los contenedores de agua y remojó un pañuelo quitándose la corona, que ya le provocaba una molesta comezón.

Luego de unos momentos a la intemperie, se sintió mareado, sus ojos parecía salírsele de las cuencas, no sabía que le pasaba últimamente, los médicos de Avista le dijeron que se encontraba bien, se lo atribuyó al frió invernal y al cansancio.

-Miau, Snarf rascó su pierna con su patita, Lion-O le sonrió.

-Estoy bien amigo, se me pasará en un momento.

Necesitaba un nuevo corte de cabello, que ya le llegaba hasta la base del cuello, las aves no usaban peines, ni se afeitaban o cambiaban de peinado, sus plumas las acicalaban con una especie de cepillos finos con los que despuntaban la suciedad y luego estaba el baño.

Este se había convertido en su momento favorito del día, quizás el único que le daba alegrías, la experiencia era singular, su cabellera y pelaje olían realmente bien, esos aceites espumosos de las aves, limpiaban y dejaban su melena como si hubiese empleado semanas en acicalarse, la fragancia era lo que más le agradaba, sabía que era artificial, pues nunca había olido cosa parecida, aun así, su nariz se lo agradecía.

-¡Achis! Estornudo cerrando los ojos.

Snarf rascó nuevamente con sus garras las piernas del joven rey, quien apreció a lo lejos el tanque felino arrancando, Panthro con unos googles en su cabeza, apachurraba el acelerador que dejó caer una tempestad de nieve sobre el asiento del piloto, las pequeñas aves se maravillaron con el espectáculo.

La clase completa escapó de sus improvisados salones para seguir a los dos pequeños fugitivos, que debían estar estudiando en esos momentos, los dos bribones asomaron sus cabezas risueñas por las escotillas laterales de aquel monstruo mecanizado.

La pantera enseñó orgullosa una gran sonrisa, al haber arreglado correctamente la fuga de combustible, pero no todo fue dicha, uno de los Berbils asomó la metálica cabeza por la cabina, su boca se iluminó, al parecer, una de las orugas de la cadena del tanque se había soltado de su fuelle.

Del enojo se bajó, dio una patada a la parte trasera del tanque, pero luego pareció arrepentido porque acarició la superficie metálica diciendo palabras cariñosas, despertando las risas de los más pequeños.

Cheetara se rió divertida con la escena, aunque eso no incomodó a la pantera, Tygra cabeceó sin reírse demasiado, aunque para Lion-O la idea ya era más que aceptada, verlos agarrados de la mano, besarse con tanta facilidad en público, mientras él no estaba le dejaba un mal sabor de boca, ellos trataban de no alterar su estabilidad emocional.

Como fuese, centrarse en algo que no tenía ningún remedio únicamente le daría dolores de cabeza, desde un principio ella había seguido una orden y le culpó por ello, aprendió de la manera más difícil los límites, los alcances de la fidelidad de aquellos que una vez consideró incuestionables seguidores de su causa.

Fue durante la carrera aérea entre Vultaire y Tygra que ella sin ninguna duda mostraba la confianza verdadera, esa que desde un principio existía para Tygra y era fingida en su caso particular, se limitó a bajar la mirada, se preguntaba si un día alguien confiaría con esa seguridad.

Se dio cuenta de lo horrible que debió ser para Cheetara dar aliento a un desconocido por una orden y dejar de lado a la persona que en verdad era especial para ella, la persona a la que deseaba dar aliento desde el fondo de su corazón.

Quiso creer, que si daba todo por una persona, esa persona le respondería en consecuencia y se convertiría en alguien especial también, las cosas probaron ser doblemente erróneas, simplemente era incapaz de entender a las personas.

Con Pumyra lo comprendió al fin, incluso si dolía no había nada que hacer, Mumm-Ra tenía razón, sus repulsivas palabras vagaban en su mente, “tus sentimientos te hacen débil” debió tomar la espada de Plun-Darr, gracias a eso, ahora veía las cosas desde otra perspectiva.

Necesitaba entender a Mandora, su intuición, a pesar de sus claroscuros, le decía que podía confiar en ella, no sabía el motivo y eso le inquietaba, su “yo” del pasado hubiese consultado a Cheetara, el nuevo Lion-O tenía que hacerlo solo.

Tenía que sopesar las consecuencias de sus acciones y acercarse a Cheetara era un gran NO marcado con fuego, de otra manera, Tygra volvería a perder la razón presa de sus celos, llegaría el día donde ya no le ofrecería la mano, le dejaría caer por aquel pozo de su infancia si se le presentaba la oportunidad.

Tal vez Cheetara era una clérigo, pero no era su clérigo, tenía sus lealtades dadas y debía respetarlo, se preocupaba por él, pero ella fue la primera que dijo que se pegaría a Tygra, eso había establecido las reglas, regresar a un momento anterior, era imposible.

Snarf nuevamente le maulló y rascó las piernas para encontrarse con sus amigos, Lion-O, que podía entender a su viejo compañero de viaje, dio su aprobación, no le siguió.

-¡Hey Snarf! ¿qué estás haciendo tan solito, está Lion-O contigo?, Cheetara dijo notando al felino llegar juguetonamente, se agachó para tomarlo entre sus manos.

El gato cabeceó afirmativamente, aunque al mirar, ella no pudo ser capaz de encontrarlo.

####

Pista improvisada hangares de Avista
Tiempo después.

Las grúas alzaron las naves como si se tratasen de cajas de cartón, en el frio ambiente de aquel lugar, el traje de Panthro a penas si le protegía efectivamente, estirando su traje para que cubriese sus anchas piernas y abdomen.

Cheetara tiritaba, aunque divertida con la actitud asustadiza de esa enorme pantera, quien al despegarse del suelo apenas unos centímetros, miraba nerviosamente a los lados.

Iba a ser escoltado por otras dos naves y varios transportes de suministros, Tygra y Cheetara se quedarían, Lion-O le había dado órdenes escuetas y precisas, estas no les incluía, los transportes llevarían fuera a sus aliados que se habían quedado en apoyo casi simbólico, salvo por los elefantes, qué por su peso no eran fáciles de transportar.

En Avista ya habían llegado al punto en el podían hacerse cargo de su propia seguridad y eso propició un ambiente distendido cargado de generosidad.

Alessa, quien era una de las guerreras más competentes de Avista, escoltaría Panthro, le dio un casco para que cubriera sus ojos si acaso sentía vértigo.

Su miedo a la altura vendría de los largos días colgado de una telaraña, esperando su turno para ser devorado por una gigantesca araña oscura y de colmillos afilados y venenoso, no le gustaba el domo que cubría el frente de su nave, permitiéndole ver al exterior, se puso el casco respirando profusamente.

-¿Estas seguros de que puedes hacerlo, yo podría ir en tu lugar?

-La orden es directa chico, si no fuera así, no nos dejarían despegar. Panthro entendía la razón por la cual Lion-O no dejó que su hermano fuese primero.

-¿Has hablado con Lion-O? Nosotros recibimos recados, me preocupa que le estén saliendo plumas. Tygra hizo un puchero imitando a un pájaro, Cheetara le dio un codazo. Panthro alzó el cristal del casco.

-Estoy como ustedes, me recibió unos minutos, me dio una carta con instrucciones y heme aquí.

-Hm, si no es por las buenas, tal vez te podríamos acompañarte por las… Panthro señaló a las tarimas, Tygra observó a diversos guardias con sus ojos atentos a sus movimientos.

-¿Qué significa todo eso? Cheetara notó que ellos estaban ex profeso para vigilarles exclusivamente.

-La orden de Lion-O, ya se los dije. Alessa golpeó el cristal indicando que debían partir.

-Muy bien niños, es hora de irme, asegúrense de vigilar a los cachorros por mí, se siguen escapando de sus clases.

-¿Sabes por qué no quiere hablarnos, se niega a recibirnos?

-Supongo que está demasiado ocupado, gobernar es una tarea demandante Cheetara, deberías saberlo siendo un clérigo.

-Pero esta no es nuestra... gente, Panthro con disgusto dedicó una mueca de desaprobación para príncipe, al notar que Alessa le miró por el retrovisor cerró la escotilla.

Los técnicos y un grupo de necromecas, les obligaron a abandonar el hangar que se inundó con las ráfagas del viento gélido, vieron abrirse unas pesadas puertas tras una ventana de cristal presurizada, Panthro alzó el pulgar, despegando seguidamente para reunirse con los refugiados de Thundera.

####

-¡Maldita sea!, en vez de regresar a casa estamos atorados en este tempano de hielo, Tygra impaciente observó a las naves retirarse pateando el marco del crista.

-Debemos tener paciencia, Lion-O no ha olvidado su misión.

-Llevamos más de dos meses varados en este sitio, a este paso estaremos aquí todo el invierno.

-No creo que la última piedra vaya a irse a algún lado. Al felino le pasó una idea por la mente y se dirigió a chica.

-Hmm… Espero que Mumm-Ra piense igual, por cierto…

-¿Qué?

-No me molestaría pasar juntos esta temporada, ya sabes… mi tienda es un espacio tan helado y solitario. Cheetara hizo una expresión cansada levantando los ojos al tiempo que su amante salía de su típico comportamiento rígido haciendo una súplica.

-Por lo visto Lion-O no es el único al que le están saliendo plumas.

-¿Eso es un pecado?

-Vuelas muy alto polluelo, no te vayas a caer del nido. Tygra sonrió.

-Ya es momento de que nosotros hablemos lindura. La felina retrocedió dos pasos alzando las manos, él alzó la suya mordazmente, luego de unos momentos el tigre avanzó para besarla, pero alguien interrumpió su marcha con un sonido familiar.

-¡¿Wily Kit?!

-Oh no, esta vez no me darás esa excusa… ¿he? Tygra sintió una poderosa vibración, parecida al de pasos enormes.

Wily Kit sobre el hombro de Aburn, saltó dando de palmadas a Wily Kat para despertarlo, quien yacía sólidamente acurrucado en la caperuza del elefante que al igual que los demás elefantes llevaba un grueso traje de invierno diseñado para su talla.

-Saludos mis amigos, la paz sea con ustedes.

-¡¿Aburn?!, ¿a donde van?

-Vamos con Lion-O guepardito. Respondió la gatita con su flauta en la mano.

-¿Dónde han estado todo este tiempo pequeñas sabandijas? Los hemos estado buscando como locos. Wily Kit le sacó la lengua a Tygra.

-Con Aburn bobo, hace tanto ¡brr! frio que las maestras suspendieron las clases. ¿Verdad amigos? Wily Kit pareció buscar apoyo en los otros elefantes.

-Seguro coleguita, un pichón asomó la cabeza, oculto dentro de la caperuza de otro de los elefantes.

-Decidimos traer a la clase con nosotros.

-¿Espera un momento, has dicho Lion-O? Cheetara preguntó.

-Sipi, dijo que estaría bien, además, mira por el barandal “Cheeta” y verás a lo que me refiero. Aburn quería decir algo, lo meditó una y otra vez, pero se le olvidó tan rápido, que no le dio importancia nuevamente.

Tygra y Cheetara se asomaron para descubrir que cientos de personas ingresaban dentro de los enormes hangares.

-Lion-O dijo que los niños, las mujeres y enfermos debían instalarse en esta zona para pasar la noche. Aburn habló afablemente.

-¿Dónde está él?

-Hmm, resolverías tus dudas si nos acompañas, respondió Aburn, señalando a una avistiana de plumaje azul que Tygra y Cheetara reconocieron, aunque nunca cruzaron palabra, una de las guardianes de la Orden, Fedora.

####

Los necromecas y los Berbils fueron retirando los escombros, el sitio era terriblemente gélido, pertenecía al segundo complejo de hangares el cual estaba completamente destruido y sin luz. Había una mole de metal envuelta en una manta negra, recargada a la izquierda de una de las puertas.

-¿Qué es este lugar? Mejor dicho ¿qué es esa cosa? Tygra preguntó en voz alta.

-Una nave ¿no es obvio?, una muy grande por cierto. Mandora que apareció a su espalda caminó con una holopantalla en sus manos.

-Tenemos un retraso de dos horas Mandora-chan, la guardia comenzará en media hora, vas a tener que hacerte cargo por tu cuenta de la seguridad de su majestad, espero que no lo arruines.

-No se preocupe, nosotros estamos aquí también para cuidad de Lion-O, Cheetara se dirigió a la ave que la ignoró completamente.

Mandora por su parte no respondió, Fedora se retiró luego de asegurarse de cruzar unas palabras con un felino de una larga melena roja, quien charlaba acaloradamente con el Prefecto Horus y otros consejeros.

-¿Qué está haciendo? Cheetara que se puso a la diestra de Mandora, preguntó sin mucha emoción a la guardiana, aunque dada su propia inseguridad hacia Lion-O, prefirió esa aproximación, para su fortuna Mandora estaba muy receptiva y no le dedicó ninguna expresión desagradable.

-Lion-O está pidiendo permiso para usar esa nave.

-¿Esta cosa puede volar? ¡Fiu! Está totalmente destruida, preferiría uno de esos transportes modificados. Tygra pisó lo que parecía ser una rueda del tren de aterrizaje descansando en el piso.

-Buena suerte con eso, los transportes, son muy importantes, no te los cederán, además "El Concordia" está casi intacto, solamente una de las alas tiene daños severos, lo demás puede repararse en relativamente poco tiempo.

-¿Eso quiere decir que pronto nos iremos de este sitio? La pregunta de Cheetara tan abiertamente relajada hizo que ella le devolviera una expresión mordaz.

-Así parece gatita.

-¡Genial, podemos visitar a Anet, oh, oh, quiero mostrarle mi última tonada! Wily Kit dijo emocionada, aunque su hermano, quien ahora dormía junto a uno de los pichones, no se movió de su sitio.

Lion-O no parecía contento, su expresión era sumamente deprimida y cansada, cuando Cheetara quiso acercarse, Mandora se lo impidió con su brazo.

-No interrumpas, él está discutiendo con el consejo, si intervienes ahora, puedes complicar las cosas.

-¿No se suponía que él dirigía Avista? Tygra dijo en tono irónico.

-Horus es el Prefecto, Lion-O es un aliado, eligió eso, deberías aprender, es por eso que fuera de Thundera la gente le respeta a él y no a ti, él trata de negociarlo como un político, quizás esto sea una chatarra sin uso o valor para el consejo, aún así, no lo soltaran sin rascar todo lo que se pueda, no siempre puedes usar una espada para negociar.

-Pues vaya casi-líder. Tygra dijo con mucho disgusto, Cheetara no supo si apoyar o decir algo en contra, por el contrario Mandora tenía formada su propia opinión.

-Cuida tu lengua thunderiano “arrimado”, a diferencia de esa idiota que tienes por novia yo no voy a hacerte la corte.

-Oye cuida tu lenguaje. Cheetara bufó.

El sentido de la palabra arrimado era muy amplio, a Tygra le pareció sumamente ofensivo.

-Para hablar de arrimados solo hay que verte la cara en un espejo. Mandora estuvo a punto de sacar la espada por el desaire, Tygra igual con su arma de plasma, unas manos enormes hicieron que ambos reconsiderasen su situación, Cheetara estaba congelada.

-Pequeños, no es el momento de hacer locuras. Aburn les tomo de las manos demostrando su paciencia, aunque luego de unos momentos parecía no recordar lo que estaba haciendo, por lo que la escena se volvió incómoda.

Los miembros del consejo que tiritaban, se retiraron más por el frio que por su deseo por discutir. Horus bajó la cabeza en señal de disculpa, Lion-O cabeceó reprobando a la paloma.

Quizás el consejo se había equivocado al elegir a Horus de Prefecto, él se había equivocado al proponerlo, si bien era cierto se había hecho una costumbre de las aves hacerle reverencia -incluso entre las de un alto rango- por su estatus de rey, en el caso del Prefecto era grave, pues parecía que se sometía al juicio de Lion-O y eso debilitaba su posición de líder.

Mandora corrió a ponerle una capa para el frio, a diferencia del resto, este llevaba su armadura sin protección alguna, Tygra y Cheetara se acercaron.

-¿Cómo te ha ido? Preguntó la guardiana.

-¡Ugh! Me piden demasiado.

-¿No entiendo cual es el problema, los Berbils pueden repararla? Además, es una nave prácticamente destruida.

Mandora suspiró al notar que el hermano de Lion-O no entendía las palabras de su Rey, le presionaban para quedarse.

Lion-O miró a Mandora de una extraña manera, una manera que incomodó a Cheetara.

Él mismo no sabía que pensar, era demasiado extraño lo que pasaba, incluso con los pequeños cachorros el fenómeno era el mismo, sentía que no podía confiar en ellos, que le ocultaban algo, la sensación con Cheetara y Tygra era la misma, únicamente los elefantes no le daban esa impresión y para su sorpresa, esa sensación de confianza que sentía hacia Mandora no le parecía natural.

Fedora, por el contrario, se sentía desagradable, ella pareció de alguna manera percibir que alguien la analizaba, pues inmediatamente su impresión cambió a una ilegible, los Berbils y Soul Server no eran seres orgánicos, por lo que su sensación era neutral, supo que de alguna manera estaba leyendo las emociones reprimidas de las personas, una habilidad que nunca poseyó o eso pensaba.

¿Qué podrían ocultarme los cachorros para que me sienta así?” Horus le dio la misma sensación que con Mandora, pero variaba de cuando en cuando, algo esperable en un político.

Analizando bien la situación, más parecía que fuese algo relacionado a la intuición, pensaba que era su corazón dañado por la decepción y eso le hacía dudar amplificando sus sentidos de alerta, nunca había pensado en ello con mucho detenimiento, si hubiese usado su intuición, tal vez no habría sido engañado por el encanto de Cheetara y la soledad de Pumyra, ni habría dejado pasar por alto la visión de la espada que le advirtió de la invasión del hechicero.

Grune tampoco le dio buena espina, incluso de niño siempre mirándole de manera extraña, entre el odio y el desagrado, más que eso, cuando regresó de su búsqueda, esa intuición le dijo que no era digno de confianza, no hizo caso hasta que fue demasiado tarde.

Recorrió con su mano su cabellera y respiró sacando vaho de la boca, abrió los ojos para darse cuenta que Cheetara le miraba con atención, sentía esa desagradable sensación con ella, casi igual que con Tygra, como si fuese el preludio de una catástrofe entre los tres, no adivinaba cual podría ser y es por eso que tratar de evitar los conflictos, su prioridad sobre cualquier otra acción, era mantenerse en buenos términos con su hermano y no iba a comenzar una guerra por una mujer que le había abandonado y mentido.

-Te encuentras bien, Cheetara le preguntó preocupada. Fue entonces que se dio cuenta que todos le estaban mirando.

-Ah, pues… Lion-O agitó la cabeza con fuerza, tratando de enfocarse la ignoró.

-Ma-Mandora, quiero esta nave instalada en los talleres lo más pronto posible, hazte cargo.

-¿Te dieron permiso?

-Algo por el estilo.

-Intentaré ver que se puede hacer…

-¿He? Lion-O miró nuevamente y todos le observaban aún con más preocupación.

-¿Y esa cara de idiota? La guardiana dijo directamente, él se sonrojó.

-¡¿Cara de idiota?!

Lion-O hizo una expresión, quizás demasiado intensa al dirigirse a Mandora lo que visiblemente la incomodó, Tygra y Cheetara se quedaron impresionados con ese rostro tan radiante que sustituyó su expresión sombría.

Se dio cuenta que lo hacía involuntariamente, ella caminó rascándose la barbilla alejándose un poco, señalando a los necromecas que debían comenzar a desensamblar la nave.

-¡¿Qué?! Wily Kit saltó y le miró detenidamente, Lion-O se pegó con ambas palmas en la cara, trató de cambiar de actitud pero eso le puso nervioso.

-¿No me digas que…?

-¿Decirte qué?

-¡Que un rayo me parta Lion-O!, estoy seguro de que es bonita, pero… no es una felina y tiene un carácter de los mil diablos, quizás estas yendo demasiado lejos con esto, Pumy... quiero decir, esa otra chica, pensé que habías aprendido.

-¡¿He?! Lion-O genuinamente no parecía darse cuenta, era como un foco que se encendía vibrante cuando la guardiana se acercaba.

-¿No es un poco mayor para ti? Cheetara habló con una actitud incisiva y completamente en contra.

-¡Te he oído gata amarilla! Gritó la chica alzando las manos mientras dirigía a un necromeca que dejó caer parte de un ala.

-Pensé que yo sería la siguiente de la lista. Wily Kit le lanzó un beso.

-¿De qué rayos hablas niña precoz? Wily Kit saltó al ver que Lion-O no tomó nada bien la broma.

-Es claro bobito, esa chica te gusta.

-¿Ah? Pe-pe-pe-pero, es decir… ¡Nooo! Bueno… quiero decir… es complicado.

-¿Así qué… te gusto? ¿no? Mandora se recargó con un brazo en el hombro de felino que piso una cara descompuesta, ella le miró afiladamente.

-No he dicho eso.

-¿Me odias?

-Claro que no, es que…

-¿Decías? Mandora preguntó acercando su rostro al suyo, aunque Lion-O que se quedó en silencio, cambió completamente su expresión. Instintivamente giró la cara y miró por el cristal exterior a espaldas de la guardiana, pudo sentirle incluso a esa distancia, se quedó unos momentos hasta que Mandora le retrajo.

-¿Pasa algo? Lion-O dudo como si se hubiese ido a otro lugar, para todos la escena fue extraña.

-¿Lion-O? Cheetara preguntó, pues por un instante, Lion-O pareció observar alarmado y fue entonces cuando sucedió, lo que hizo a continuación dejó a todos alucinando, incluso Mandora con su pedantería seductiva alzó una ceja sorprendida.

Fue realmente increíble, Wily Kit hizo un sonoro -gulp- al tragar saliva, Cheetara y Tygra observaron igual como Aburn y un adormilado Wily Kat, que analizando las cosas decidió regresar a su sitio, entendiendo que era mejor hincar el diente en la cómoda caperuza del elefante, que probar el duro frio invernal incluso siendo medio día.

-¡Eso es un beso! Wily Kit dijo emocionada, todos la miraron en señal de reprobación, riendo como idiota se ocultó en la caperuza de Aburn, en realidad fue un beso en la mejilla, Lion-O puso su mano rodeando su cabeza atrayéndola y lentamente acercó sus labios hasta posarlos apasionadamente la altura del oído, incluso por la reacción de Mandora, quien se puso airadamente nerviosa, ese apasionado beso luego de unos momentos cambió su expresión con unas palabras que él le dijo al oído, apartándola de la vista del ventanal.

Mandora dio varios pasos hacia atrás y después de reflexionarlo un poco, se retiró sin decir nada, adquiriendo una expresión similar a la de Lion-O cuando acabó.

Él se rascó la cabellera.

-¿Pero qué rayos? Cheetara y Tygra hablaron al mismo tiempo.

-Vaya… felicidades hermanito, aunque por su reacción… bueno, tú ya sabes qué hacer con tu vida, algunos lo verán como una oportunidad de unir dos... reinos. Umm, aunque también pueden quemarte por hereje.

Cheetara que no estaba nada contenta, no fingió estar alegre, al contrario, apartó a Tygra en una actitud maternal y se acercó a Lion-O.

-¿Qué significa todo esto?

Lion-O se mordió una uña y chasqueó preocupado su boca, suspiró y cambió el tema ignorando todo la anterior.

-Por cierto Wily Kit, no recuerdo haberte dicho que vinieras aquí.

-¡Ah!, Pero Lion-O tu dijiste que…

-¿Decir? No hemos cruzado una palabra en todo el día.

-Pero tú…

-Pero nada, las travesuras que haces tienen sus límites, una muy clara es “no decir mentiras”.

Wily Kit hizo una mirada sorprendida a Aburn que recordó por un instante que alguien le dijo que siguiera a Fedora, que ella les llevaría con Lion-O, alguien extrañamente familiar que no podía recordar, quiso decir algo al respecto, se le olvidó tan pronto como una sílaba se escapó de su boca.

-Nunca has estado en regiones frías, no sabemos a qué enfermedades podríamos estar expuestos, si me hubieras hecho caso, te habrías dado cuenta que Kat está enfermo.

Wily Kit saltó a la cabeza del elefante donde Wily Kat estaba dormido, tenía mucha temperatura.

-¡¿Cómo sabes eso?! Cheetara preguntó sorprendida, aunque Lion-O no se detuvo a discutir, porque en el fondo le parecía que la explicación sonaría absurda “es que puedo ver con mis ojos la temperatura de Kat y sé que no es la correcta” eso era inverosímil, aunque parecía ser la causa, lo mismo pasaba con la impresión de las personas que le rodeaban.

-Aburn, ya que estas aquí, debo decirte que no podemos llevarte a tu casa por lo pronto, las tormentas son muy intensas, lo haremos en cuanto esta nave funcione, quería hablar de los detalles, de momento me gustaría que lleves a los niños con los médicos, van a tener que ser vacunados.

-Guardaré mis dudas para cuando sea conveniente amigo Lion-O, aunque… la mayoría de ellas se me han olvidado.

-Je, típico de ti mi amigo, de todas maneras te lo agradezco, tengo muchas cosas que hacer, intentaré ser más eficiente con mi tiempo.

-¡¿Vamos a ser vacunados?! Interrumpió la gatita, muchas cabezas de pichones y la misma Wily Kit levantaron estremecidas.

-Eso ganas por no obedecer a los mayores, asegúrate de que todos sean vacunados Kit, ¿me has entendido?

-Es-está bien. Wily Kit habló con su boca pegada a la caperuza del elefante que la cargaba, era lo peor, pues se le había dado la responsabilidad a ella, lo que la obligaba a cumplirla.

Los elefantes avanzaron guiados por la niña y los pichones de aves que les indicaban el camino a seguir cuando parecían olvidarlo, la puerta secundaria hacia el hangar se cerró.

-Y bien, nos vas a decir lo que le has dicho a Mandora.

-Es personal.

-¿Entonces te gusta? Cheetara preguntó visiblemente molesta, lejos de su habitual tono neutral.

-Olvidemos eso, tengo una misión para ti que puede ser complicada. Cheetara cometió el error de ver a Tygra, pareció a ojos de Lion-O como si dudase o le pidiese permiso a su hermano.

-¿Misión, cuál misión? Tygra preguntó contrariado tomando con firmeza el hombro de Cheetara. Lion-O cabeceó regresando sobre sus pasos, estaba haciendo lo contrario a lo que debería.

-N-no importa, asignaré a otra persona a esa tarea... si me disculpan.

-¡¿Qué?! ¡No, espera, lo has malinterpretado! Cheetara corrió con su velocidad levantando una briza de aire.

-¡No he malinterpretado nada, quítate del camino Cheetara, tengo prisa!

-¿Qué es lo que ha malinterpretado Cheetara? Tygra le acompañó en el disgusto.

-¿Vas a pedírselo a ella? Cheetara visiblemente enojada pareció aumentar la distancia entre el rey y ella de una forma dramática e innecesaria.

En casi un mes no cruzaron una sola palabra, ya no era solo la incomodidad por tener una relación con su hermano que debía obligarse a aceptar, la incomodidad de que esperase le pidiera consejo.

Ya no diría “Mi servicio a la corona es mi mayor orgullo” o presumiría abiertamente de la enorme confianza depositada en él.

Esa clase de acercamiento se había desvanecido entre ambos, creyó que sentía lo mismo, había actuado de esa forma largo tiempo hasta lo pasado con Pumyra, incluso era mucho peor, su exhibiciones de confianza hacia su hermano crecieron, eran las reales, luego se detuvieron, como si estuviese ayudándole de alguna manera con su duelo.

Esperaba que lo entendiese, los dos no podrían construir una relación de ningún tipo, ni de confianza, ni de amor o amistad, no podía confiar en alguien que le abandonó en plena batalla, no podían tener ninguna clase de amor con alguien que fingió su afecto y cualquier amistad estaría empañada por la falta de peso en sus palabras.

Ella sentía su desconfianza, él guardó el collar que despreció, no se lo devolvería, se equivocó al dárselo, dio un paso en falso y cuando las cosas parecían bastante claras y finiquitadas, todo se ponía en marcha de nuevo.

-No… es de tu incumbencia Cheetara. Ella presionó y no le dejó pasar, Lion-O cambió su expresión neutra a una contrariada.

-¡Lo haré yo! Dijo en un tono que a Lion-O le pareció demasiado autoritario.

Lo más doloroso para ella era no ser vista como una opción confiable en absoluto, Lion-O no parecía hostil hacia ella, más bien distante y en función de las necesidades de su hermano, le asignó la misma tienda que a Tygra, ella en cambio dormía con los cachorros, dejó hacerle lo que quisiera cuando antes constantemente le pedía cosas, se ofreció a ayudar al entrenamiento de la guardia, él lo aceptó sin chistar, un poco de alivio, aunque tras esa falta de oposición a lo que hiciera temió que no se revestía de una renovada confianza, sino en la prueba de que al menos para él, no era relevante en absoluto.

-He dicho que no es… El sonido estridente resonó en todo el complejo, Lion-O miró hacia arriba y Soul Sever no se encontraba, se imaginó lo peor.

-¿Pero qué rayos haces Mandora? Murmuro, Cheetara le tomó de ambos brazos sin oposición, aunque la cara de Tygra era severa, reparó en la completa ida de olla de su hermano que miraba de un lado hacia otro.

-¿Qué sucede? ¿Qué es esa alarma? Los sonidos de cañones disparando, la confusión y el temor se apoderó de la gente.

Lion-O apretó los dientes y ronroneo agresivamente apartando a Cheetara.

-¡Vayan al complejo médico, protejan a los civiles!

Los sonidos apagados de los cañones llenaron esa área a la que miró por el ventanal momentos antes, la manera en que enormes virutas rojas rodeadas de un humo negro muy intenso chocaban en el suelo.

Lion-O corrió a la entrada del hangar poniéndose su garra y su espada, Cheetara y Tygra le siguieron sacando sus armas, tragándose sus dudas, lo primero era defender a la población, pensaban que se dirigían al mismo sitio, esa no era la idea del chico, cambió súbitamente de rumbo.

Dribló con una velocidad tan grande que por un momento pareció tan rápido como la misma Cheetara, lanzó su gancho y se impulsó hacia arriba, columpiándose antes siquiera de que la clérigo o su hermano reaccionasen.

-¡¡Lion-O!! Gritaron ambos, Lion-O se lanzó contra el ventana ya agrietado, pero muy grueso del hangar y lo reventó en mil pedazos atravesándolo, cayendo al vacio.

Mientras caía, Lion-O a pesar de que sabía de que la distancia era inmensa e inalcanzable, lanzó el gancho, que a una velocidad tremenda llegó a su objetivo, la velocidad de arrastre necesaria para que no se matase era terrible y si la obtenía, está todavía sería capaz de matarle, un aura dorada le protegió mientras el gancho lo arrastraba, la fuerza de un clérigo, la fuerza de una guardiana, no se cuestionó la razón, observó el viento alrededor de él y pensó en su siguiente movimiento.

Soltó el gancho y rodó por la nieve dando tumbos decenas de metros hasta aminorar y detener su viaje en un montículo de nieve, fue doloroso, sus dientes, sus oídos se sentían de cristal.

Las ojivas de mortero inundaron una gran parte del bosque cercano, eran casi dos kilómetros de distancia, la precisión de esos ataques le sorprendió, le aterrarón más al saber su destino, se incorporó como pudo y se dirigió al sitio a donde ella seguramente estaba, era una hondonada.

¿Quieres morir mi amor? Aún es demasiado pronto.” Una voz que parecía recordar como un canto hueco, le hizo perder el balance al tropezar con una roca, la ojiva le rozó la espalda por unos centímetros, sintió su calor.

“¿Recuerdas este sitio?, fue el lugar donde me dejaste morir” No se dirigía a él, un Déjà vu de un campo de batalla perdido en el tiempo, podía oír los gritos, su espalda ardía, sostenía algo, no, a alguien en sus manos.

¿Cuántas veces tengo que morir para que te sientas satisfecho?” La sangre recorrió sus manos, empapó su pecho y brazos, recorrió sus piernas, temblaba de dolor.

Aun así... incluso al final, siempre te quise.” Esa chica, ¿quién era? Los disparos y luego una explosión parecieron ser evitadas con que se arrodillase, no sabía qué era real o qué era un sueño, parecía una pesadilla.

No me odies por lo que tuve que hacer.” ¿Quién era esa chica? Una pantera alta y fuerte, la conocía y le dolía, pero no era su recuerdo, su corazón lloraba por ella, él mismo estaba rígido y en silencio.

Mira las estrellas, se ha vuelto todo tan oscuro.” La voz ceso y las cosas regresaron a la normalidad para descubrir con espanto una mirada tan vacía como la más profunda noche, esa persona en sus brazos se desvaneció y el peso en sus manos desapareció dejándole libre.

-¡Lion-O!, alguien gritó a lo lejos. Él aferró su espada y respondió con mucha prontitud.

Las garras aparecieron brillantes, era una criatura alada gigantesca. La espada se estremeció y brilló, la criatura presa de un dolor inmenso, revoloteó para encontrarse con el escudo de energía, que sin intervención del joven rey se desplegó, no fue como aquella vez en que la espada se negaba a combatir, lo que tenía adelante era maldad pura, rugía y golpeaba el piso con sus aleteos.

Pudo ver su expresión de enojo, Pumyra irradiaba ese mismo odio, montada con sus compañeros en la gigantesca ave, el ancestral dios protector de los bosques mágicos ecuatoriales, Viragor.

Iba a aplastarle con su peso, pero esa misma voz que le llamó la atención, de un grito que rivalizó con el alarido de esa bestia a la que una vez llamó su amigo, lo apartó entre sus brazos tomando vuelo, con su espada plateada le hizo una incisión profunda que le obligó a retroceder y alejarse, la fuerza aérea de Avista se desplegó y se vio en la necesidad de huir.

Mandora se impulsó con todo su poder hasta que sus piernas se doblaron y ambos se desplazaron por la nieve.

Lion-O no podía dejar de verle al rostro. Pumyra dijo unas palabras a la bestia que llevaba en la espalda a un grupo de tigres, algunos de ellos heridos.

-No ha terminado. Susurró.

Se retiraba con la rabia de haber fallado, cualquiera que haya sido su misión, Lion-O, impotente y sin entender lo que pasaba, miró al enorme Viragor remontar al cielo, perseguido por las naves que mantuvieron su distancia y regresaron satisfechos a la protección de la ciudad, cuyas defensas demostraron ser efectivas.

####

Sus ojos era completamente negros y vacíos como en su sueño pasó con aquel infortunado mapache, le habían convertido en un ser lleno de ira y maldad. Al menos no estaba Tygra para ver a un clan de tigres acecharles y luego huir.

Lion-O se quedó en silencio por unos momentos, recapacitando, se dio cuenta que su espalda ardía, podía sentir la humedad a través de ella, un hoyo dejaba ver su espalda desnuda, si no se hubiese agachado, seguramente estaría muerto.

Pensó en Panthera, la compañera de Leo, envuelta en sangre y herida de muerte, Mandora le decía cosas, le zarandeaba con ambas manos para hacerle reaccionar, él solo escuchaba un chillido, aunque cuando recordó el porqué se encontraba allí se cebó con la guardiana.

-¿Por qué no obedeciste mi orden, por qué atacaste? Te dije que esperases mi orden.

-¡¿De qué estás hablando?!

-Te pedí que esperases mi orden.

-¿Estas demente, pero si tú.... no puede ser? Ella pareció abstraerse de aquel sitio, estaba negativamente impresionada como si descubriese un hecho desagradable.

-Me equivoqué, eres igual que Cheetara y Pumyra, dijo dolorosamente.

-Querías salvarle ¿no es así? Pero si te dije que era un caso perdido, dijiste que lo habías comprendido, has estado a punto de morir estúpido idiota. Mandora no le hizo concesiones.

-Confié en ti.

-¿Deseas salvar a una asesina, salvar a una loca asesina? Ella no te traerá nada bueno.

-¡Confié en ti!

-Esto se ve mal... puedo explicarlo.

-No necesito de tus mentiras

-Te he salvado la vida… Lion-O sacó un rastreador pegado al faldón de su armadura y se lo arrojó a los pies.

-Lo sabías, sabías a donde iría Wily Kit, tu le dijiste a donde ir, insinuaste que me vigilabas estrechamente, ¿cómo no lo vi venir?, incluso el incendio en tu tienda debiste provocarlo tu.

Mandora se levantó y dio varios pasos hacia atrás.

-No lo entiendes, yo… Lion-O se levantó con dificultad, sangrando por uno de sus oídos, se sentía pesado y sin equilibrio, estaba resuelto a llegar al final.

-Tú no eres diferente, eres una hipócrita, al menos Pumyra no puede evitarlo, pero tú, a pesar de lo que he intentado, a pesar de que he tratado nuevamente de confiar en otra persona... pero es todo, nunca más. Su voz se cortó y llorando avanzó haciéndole a un lado.

-Estas sacando esto fuera de contexto. Mientras las naves aterrizaban, Lion-O en su furia marcada en el rostro, parecía decepcionado de no haber logrado su objetivo.

-No te necesitó, me he equivocado contigo, soy un idiota. Ríete, ríete de este estúpido imbécil…

-Plaff- Mandora le detuvo con brusquedad y descargó una potente bofetada que hizo que cayera en la nieve.

-Te he salvado la vida, ¿no es suficiente prueba de mi valía?

-¡Aléjate de mí! Su voz entrecortada hizo que el corazón de Mandora se petrificara.

Visiblemente alterado se levantó y se dispuso a regresar a Avista a pie.

Lion-O cruzo su mirada con la de su clérigo, estaba en su camino, había llegado a toda prisa, con una expresión preocupada.

-¿Qué no lo entiendes Cheetara? ¿Eres tan estúpida en verlo? No confió en ti, no importa lo que hagas, nunca voy a volver confiar en ti, ve con Tygra, sírvele a él. ¿No es lo que querías desde un principio? ¡Hazlo entonces! Le gritó sumamente molesto.

Cheetara retrocedió apretando los dientes con una mueca dolorosa, él no entendía razones.

-No seas descortés con ella, se ha preocupado por ti. Tygra quien llegó después, lo aferró con violencia del brazo, sin importarle su estado.

-Te estoy haciendo un favor, lo sigues ganado todo, así que no te chulés ante mí idiota.

-No digas estupideces. Lion-O estaba fuera de foco, parecía un caballo desbocado buscaba una cosa, la sangre se le acumulaba en la cabeza.

-¡¿Quieres la espada, eso te haría feliz?! Pero eso no te hará un verdadero rey, eres un pedante con aires de grandeza, tal vez eso engañe al resto del mundo, pero yo sé lo que…

Tygra enojado le lanzó un puñetazo en el estómago a su hermano que se desvaneció en sus brazos.

-¿Lion-O, Lion-O? Lo siento… en verdad lo siento. Tygra traba de reanimarle, los médicos llegaron, mientras los guardias inundaban el lugar, él no reaccionaba.

####

Fin de parte 6

5 comentarios:

  1. indudabelemtne un gran cap pero la verdad esos cambios de humor que experimenta lion-o son muy extraños, casi como si no fuese el mismo todo el tiempo....la verdad creo es un poco injusto el papel que le das a Mandora, creo que ella bien podria convertirse en algo muy importante para lion-o, cheetara, y tygra, estan por su parte, aunque esta claro la felina, no quiere hacercarse tanto a tygra, aun no le permite algunas cosas, pero tygra ya esta comenzando a precionar, talvez esa impaciencia le cree un gran muro entre el y cheetara, la cual comenzara a ver a leon-o con otros ojos, aun asi, me gustaria que matases a pumara, pienso que su papel ya paso.....en todo caso graccias por el cap, a estado genial

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me temo que la última parte, la platica que tiene con Scandiacus no era la final, no me di cuenta que la había publicado, en fin, un adelanto que tendrán que releer.

      Lion-O es temperamental, pero tambien se rompe como todos.
      No creo que se la razón de Cheetara para acercarse a Lion-O, ella está celosa... profesionalmente, pero además los sentimientos de Cheetara no van a cambiar serán los mismo.
      Mandora tiene su propia agenda.

      Eliminar
  2. Como diria el señor Burns "Exelente"

    ResponderEliminar
  3. Estoy de acuerdo, la utilidad de Pumira a Mun-ra termino incluso comiensa a desvariar
    Con Mandora no deverias hacer que se rompa la confiansa entre ellos ya que su instinto le decia que era de confianza y el estaba empezando a confiar en ello y esa intuición o capacidad de ver mas alla es siempre acertada, en cuanto a los cachorros Wilykit deveria es la que deveria decirle lo que ocultan, lo de su madre supongo, por que deveria confiar y apoyarse de alguna manera en ellos para no desconectarse de su raza.
    Tygra es un echo ya en la serie que es un traidor nato, ya intento matarlo de niño y fallo, no fue que se arrepintio sino que entro en panico al haver fallado y las consecuencias si pensaba que Leon-O lo descubrio entonces, por eso acudio a su padre para hacerlo ver como travesura y no se le fuera de las manos, es alguien que se puede ver que a la larga ira por la espada y el trono quizas con la ayuda de Mun-ra

    ResponderEliminar

Algunas cuestiones de lógica de la serie original pueden sugerirse en este espacio indicando la página.

Los comentarios serán revisados primero antes de publicarlos.