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lunes, 21 de enero de 2013

El gigante de piedra parte 4

Restos de la ciudad de Avista, inmediaciones del bosque negro
Tres días después

Mandora descansaba con sus pies extendidos, contemplaba el reflejo de sus intensos ojos verdes en el cromo metálico de un minúsculo pedazo del casco de Avista, el olor de la madera y las hojas quemándose al fuego de una fogata no era algo común entre las aves de Avista, quienes preferían usar lámparas eléctricas, una comodidad de la que debían prescindir. Para Mandora era parte de su rutina, había estado tantas veces en tierra que fue lo más natural del mundo, aunque pocas veces encendía una fogata, durmiendo en las ramas a la intemperie.

Wily Kit y Wily Kat jugaban entre las ramas tirándose cápsulas de aire comprimido, hasta que Panthro los bajó con sus brazos extensibles por el escándalo que armaron, atrayendo la atención de los improvisados guardias, ambos chicos se escabulleron tan pronto tocaron el piso.

-¡Ustedes dos, par de sabandijas están heridos necesitan… hey, no estoy jugando suelta esa… AHHH!

El cachorro había colocado una trampa cubierta por hoja, la enorme pantera salió disparada hacia arriba tirada por la rama de un árbol, aunque con sus brazos se liberó, levantándose completamente furioso. El par de bribones desaparecieron riéndose entre los arbustos.

-¡Cuando les ponga las manos encima… uy! La pantera descubrió pequeñas pisadas de grasa oscura sobre la superficie del tanque, limpiándolo frenéticamente mientras le decía palabras de amor.

-Ya bebé, esos pequeños diablillos no volverán a ponerte las manos encima. Cuando Mandora comenzó a reírse el silbó disimuladamente mientras se metía al interior, volteó a ver a ese hermoso ángel de ojos verdes que le dedicó un guiño con el ojo.

-Vaya con estos gatitos, son bastante tímidos.

Pese a sus gestos de seguridad, por dentro sentía mucha pena por su situación, aunque se había liberado de la carga de sus pesados deberes, miró al cielo estrellado y pensó en Vultaire, por primera vez desde ese incidente, parecía como si hubiese alcanzado una paz interior, “a lo mejor era lo mismo que sintió ese traidor al abandonar sus responsabilidades y darle la espalda a su gente” se dijo respirando tranquila, “¿Pero qué hay de mi? Recibir órdenes evitaba que las preocupaciones de una vida solitaria me alcanzaran, ahora que él se fue mi fe se quebró” Meditó, reflexionando que todos esos presentimientos y advertencias de la Madre Scandiacus se habían cumplido.

Ya no importaba, estaba agradecida que la maldición de sus ojos desapareciera, a pesar de que no había nadie con quien celebrarlo, no supo que fue lo que lo desencadenó, tal vez cuando salvó a la pequeña gatita o quizás… cuando se arrodilló junto a Lion-O para pedir a esa gente inconsciente que dejase de matarse entre sí.

“¿Por qué lo hizo, por qué se arrodilló?” Mandora repasaba una y otra vez los sucesos, ciertamente él estaba furioso, la espada emanaba una energía blanca e intensa, le vio decidido, a pesar de ello, llegado el momento, simplemente retrocedió.

“¿Miedo? No, eso no.” Quizás, al notar el temor en los rostros de los habitantes de Avista, supo que no era el camino adecuado, estaba obligado a buscar un camino diferente o su lucha contra ese monstruo de la pirámide no tendría sentido, la frustración de un adolescente impreparado para ser rey o para lidiar con sus propias emociones podía observarse en sus rostro.

Apretó sus manos contra el suelo tragándose su orgullo, Mandora no supo bien si maldecía o si genuinamente su gesto correspondía a su sentir, aunque para un rey tal acto fue una humillación.

Tygra y Cheetara hablaban en voz baja cargando cajas al tanque, la chica pareció tener mejores días, ese no era uno de ellos, se veía muy preocupada, su compañero intentaba animarla, no era un gran conversador por lo visto, se limitaba a tratar besarla o lanzarle piropos de cuando en cuando, o sustituir su falta de labia con su galantería natural que era abundante en comparación a su hermano pequeño.

A Mandora no le preocupó en absoluto, incluso su odio personal a alguien que había abandonado tan fácilmente su deber a su señor le pareció insignificante, ella misma abandonó su puesto cuando ya no había nadie a quien servir, cuando el trato de desprecio de sus propias maestras y subordinadas era tan patente, a fin de cuentas no era una ave y su papel siempre fue secundario, tal si fuese una sombra.

Regresó de sus pensamientos para comprobar nuevamente que su ala estaba inutilizada con un vendaje tardaría días en deshincharse, sus provisiones eran escasas, su espada fue destruida y ya no tenía un lugar al cual llamar hogar, eso era lo que tenía por delante, un futuro incierto en una remota región de las tierras baldías colindantes a un desierto maligno y asfixiante.

Fedora le había dicho que sus desplantes y desobediencia tenían un límite, su duelo por Vultaire fue largo, decía que había sido muy tolerante, era más que suficiente, si ya no creía en la Orden, si ya no creía en los principios de Avista, debería marcharse y encontrar los suyos propios sola. Eso fue una espina que se clavó en su corazón, una espina de la que se trataba de alejar o se arriesgaba a que esa maldición de odio regresase.

Si su recompensa por desobedecer y salvar a la gatita era su exilio “¡bienvenida sea!”, pensó con tesón, se estiró con sus pies blancos desnudos tocando la tierra con la punta de sus dedos, la noche era cálida, esa monstruosa pirámide arrastró el aire caliente del desierto hacia las tierras interiores del valle, dormir afuera no le supondría un sacrificio, ese traje negro que siempre portaba era un horno, tiró las hombreras y largos guantes para dejar que el viento tibio acariciase su espalda desnuda.
Suspiró del tal manera que su belleza resplandecía incluso tanto para sacar una mirada filosa de la clérigo que le observaba a momentos, como cuidándose de un asesino peligroso.

“Si deseas puedo pedirle que se vaya”, ella escuchó susurrar al hermano del rey, la felina negó con la cabeza, ganas no le faltaban, aunque su falsa humildad y pedante compasión salió a relucir.

Mandora sabía que Cheetara seguía molesta, cuando el rey se arrodilló ante los avistianos, por alguna razón ella se lanzó a toda prisa a su encuentro, pareció un acto amenazador contra Lion-O y la guardiana hizo lo que era natural en ella, mantuvo su posición protegiendo al felino que le había salvado la vida días antes.

Posiblemente fue una confusión, pero ante Lion-O, quien por un instante apreció a la felina acercarse, quedaría la marca de ser ella la que atacaba, mientras Mandora sería la que luego de protegerle, soltase su arma y se arrodillase compartiendo la humillación, imitando al rey.

Eso había agriado enormemente la relación entre el rey y la clérigo, que no la volteó a ver o siquiera se dirigió a ella por su propia iniciativa, aunque su trato fue cordial, no dejaba verse una respuesta rígida, la clérigo lo sabía y eso le preocupaba tanto como para amargarle una placentera noche que seguramente quería disfrutar con su amado.

Lion-O de todas maneras era un adolescente frustrado, con sentimientos a flor de piel con los que debía lidiar en completo silencio, debía tragarse su orgullo y ser conciliador, fingir era el arte de un político, para un adolescente con una fuerte atracción hacia la novia de su hermano, entender una y otra vez la relación de las cosas, lo orillaba a esconderse, posiblemente ella igual lo malentendía y en realidad era el temor a encontrar esos ojos rojos que le desnudaban, endureciendo sus expresiones.

-Po-por favor majestad, no… es necesario que haga eso. Mandora recordó divertida el tartamudeo en las palabras de Fedora, quien luchaba por detener a la ingente masa de aves aporreándose unos a otros, que con una expresión realmente descompuesta le dedicó una mirada afilada.

A su enojada maestra no le agradó encontrarla “viva y coleando”, peor aún, al lado del rey, menos cuando quería asumir una posición cercana, fue cuando se dio cuenta de que Fedora no jugaba limpio, el rey únicamente la esquivó para levantarse y dirigirse a un público totalmente sometido a su encanto y determinación.

-¡Si ya dejaron de avergonzarse a ustedes mismos, regresen al trabajo, tenemos una ciudad que reconstruir! Fue lo único que dejó escapar de sus labios. Puso a la gente a reconstruir el campamento que con la onda de choque en la caída de Avista se desperdigo por toda la zona.

Esas arañas robóticas les aterraron, pero cuando quedó claro que venían con él, la gente pareció sorprendida del tipo de extraños aliados con los que se hacía ese thunderiano.

Para el final del día, la zozobra de la pasada semana se esfumó mágicamente, posiblemente la personas hambrientas y cansadas de pelear lo vieron como una salida ideal para dar un paso atrás y de eso se trataba su argumento, a veces la salida a muchos problemas es dar un paso hacia atrás, aunque para ello hay que tragarse un orgullo enorme.

Lion-O estaba molesto con el consejo por haber hecho despegar la ciudad sin tomar las precauciones adecuadas, sin revisar siquiera lo peligroso de su estructura dañada. Tenían una ciudad partida por la cola, el enorme edificio central de la ciudad se recargó sobre uno de los costados hasta que acabó colapsado por la presión, abriendo una enorme incisión en la parte superior del casco.

Pero eso no detuvo al león, que dedicó los días siguientes a ordenar el campamento, repartir las provisiones y traer más, el wollo Ponzi se quedó apenas un momento cuando partió en su carreta con una escolta de aves, se internaron en el bosque negro, a su regreso un día después, una comitiva de la cofradía de los wollos conversó con el rey.

Salvo por los líderes de las diferentes facciones, nadie tuvo permitido asistir a las negociaciones del consejo, las personas charlaban conforme los líderes les informaban de los progresos, Dobo fue quien habló con Panthro de la situación, a quien Lion-O mismo le habló de lo sucedido en su viaje de siete días.

-Han hecho un pacto, Lion-O ha readmitido a muchos de los ex-aliados de Vultaire, eso parece ha relajado los ánimos, sobre la comida, los wollos aceptaron proveernos de suministros. Dijo la pantera con resignación, el tigre y la guepardo se miraron haciendo una mueca de desaprobación.

-¿Y cuando partimos? Tygra continuó cargando cajas dentro del tanque.

-Lion-O nos ha ordenado esperar. Panthro señaló a una guardia de aves que rodeaba discretamente las cercanías al tanque, no parecía que fuera una sugerencia, eso fue lo más dramático.

-¡¿Acaso somos prisioneros?! Tygra alzó la voz pero los guardias no se inmutaron.

-Dobo ha dicho que es por nuestra seguridad, Ponzi ha traído provisiones, aunque muy pocas, la mayoría para los aliados, nos venderán thundrillium, aunque tendremos que escoltarle.

-¡Es absurdo! Perdemos el tiempo en este sitio. ¿Acaso ya se le olvidó la razón de este viaje? Cheetara le tomó del brazo indicándole que no debería decir esas cosas cerca de tantas aves y menos cerca de esa mujer que aburrida retozaba en una colcha vieja pero limpia, cerca de su fogata.

-¡Hey chico, sea lo que sea, es una orden y tú como príncipe de Thundera debes obedecerla antes que nadie! Panthro buscó a los cachorros con la mirada pero no estaban “¿Por todos los Ancestros donde bigotes se metieron esta vez? Estoy rodeado de críos.” Pensó arremangándose sus inexistentes mangas con las manos.

El hermano del rey quiso ir, estar presente en las discusiones, la pantera le dijo que no estaba invitado al consejo, únicamente los líderes podían asistir, Anet, representante “espiritual” de los elefantes, Ro-bear-bill, cabeza de la familia de los Berbils, Dobo, señor de los perros gladiadores y finalmente ese monstruoso Soul Sever con sus necromecas, formaron un consejo de aliados, Horus, fue nombrado Prefecto de Avista, Lion-O como rey de Thundera representaba a los felinos, llegando al entendimiento de que la alianza era necesaria.

Por lo que expresó la pantera y la desagradable reacción del tigre, entre los aliados de sus enemigos, había un reparto variopinto de lobos, lagartos y simios.

-¿Y por qué nos lo está informando hasta ahora? ¿Es que acaso no tenemos derecho a saberlo? Tygra dijo en voz baja y pausada.

-Él tampoco sabe que pensar. Al parecer Lion-O rescató a un lagarto que le reveló antes de morir, que una pequeña parte de las tropas de Slithe se escindieron, según este lagarto, Mumm-Ra está creando un nuevo ejército de monstruos llamados “los mutantes” y usa a sus propios aliados para experimentar, escaparon tratando de aprovisionarse de thundrillium para sus armas y naves huyendo hacia el Sur para regresar a sus aldeas por sus familias, únicamente consiguieron ser destruidos en esa terrible tormenta.

-¡Eso era una pequeña parte de su ejército! Cheetara abrió la boca con asombro, por sus impresiones, el ejército que fue destruido en el territorio de Soul Sever era tan grande como el que atacó Avista.

-Mumm-Ra no ha estado ocioso estos años, ha creado cientos de aparatos de combate, si lo que dijo ese lagarto es cierto, Slithe ha logrado unificar a todas las tribus de lagartos, son guerreros valientes, pero no tienen entrenamiento, creo que es una de las causas de que se retrase tanto su ataque y de que lo invierta en experimentar, los esclavos que se llevaban los lagartos, eran al parecer para ese propósito, pero Mumm-Ra los rechazó.

-¿Y qué pasa con nuestra gente? Hace casi dos meses que los dejamos atrás podrían correr la misma suerte, por no hablar de no tener nadie que los proteja.

-Lion-O habló con Ponzi y la Cofradía de los Wollos del tema.

-¿Y?

-Dijo que ya tiene algo planeado.

-Qué es lo mismo a “no-nos-va-a-decir-nada” Tygra se impacientó ante ese desaire.

-Es el trabajo de un Rey, deberías acostumbrarte y quejarte menos.

-Lo hago, pero esto es diferente.

-¿Cómo diferente?

-Nos ha ignorado completamente ¿ponernos una guardia?, no sé tú, pero nosotros no merecemos ese trato.

-Tal vez… porque no es para nosotros la guardia.

-¿Qué quieres decir?

-Para ser militar eres despistado, Lion-O nos pone una guardia para proteger a los avisitianos de nosotros, no al revés.

-¡¿Quéee?! Tygra no lo comprendía, se sintió doblemente humillado.

-No tienes por qué exaltarte tanto, la idea es bastante simple, me parece Lion-O no desea conflictos y quiere demostrar a la población que nadie estará por encima de la ley, por tanto los primeros de la lista somos nosotros.

-Ese niño y sus ideas, si nos tienes tanto miedo, sería mejor marcharnos.

-Deberías comprender más a tu hermano, en vez de tratar tan activamente de oponerte a él, considera que no únicamente lo hace por ayudarles, no quiere que se conviertan en sus futuros enemigos, piénsalo, los elefantes son pocos, al igual que los Berbils, de la ciudad de los perros únicamente los gladiadores nos han ayudado, en Avista hay casi cuarenta mil almas, has tus cálculos.

-Eso más que una ventaja es lo contrario, mira cuantos heridos, la gran mayoría no pueden volar, hay mujeres y niños, no hay soldados profesionales, apenas hay unos doscientos guardias, requerimos una infinidad de suministros y las cosas pueden salirse de control si esa chatarra no despega.

-No estás pensando a futuro, ellos pueden ayudarnos a reconstruir Thundera y también a producir armamento capaz de rivalizar con el de Mumm-Ra.

-Nadie puede garantizar eso después de la humillación que Lion-O...

-¡Tygra! Cheetara dijo en voz alta corrigiendo a su pareja.

-¡¿Qué?! Es la verdad, quien va a querer negociar con un rey que se arrodilla tan fácilmente ante otro pueblo, ha sido indigno. Panthro, cansado, respiró profundamente.

-Nada podemos hacer al respecto, fue su decisión, la mejor que tuvo a la mano.

-Cuando en Thundera lo sepan no lo tomaran muy bien.

-Puede ser, aún así, mientras nos mantengamos alejados de Thundera, Mumm-Ra no intentará atacarlos, ese monstruo quiere sus piedras, pero igual comienza a pensar más a futuro formando su propia alianza, si nosotros no hacemos lo mismo seremos derrotados.

-Quisiera que él nos lo explicara, no me sentiría tan frustrado de su falta de liderazgo.

-Salvó a Wily Kit, trajo un tanque felino casi nuevo, consiguió la ayuda de Soul Sever, detuvo el conflicto de las aves y formó una alianza, a mi me parece que hasta ahora lo ha hecho mejor por su cuenta.

-Yo solo espero que no se vuelva una costumbre Panthro. Dijo Cheetara apesadumbrada.

-¿Qué cosa? Tygra la miró con preocupación.

-Hacer sus cosas por su cuenta sin consultar a su familia.

-Hmm, eso… si todavía nos considera una. Respondió fríamente cruzado de brazos.

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Zona de las carpas
Días después

Para cuando Lion-O terminó de hablar estaba agotado, visiblemente molesto, dejó de negociar ya entrada la noche, la fila era inmensa, debían esperar un día más, puesto que nadie fue a hablar con Horus, a pesar de ser el Prefecto elegido por el consejo.

Sabía que la gente protestaría por sus nuevos trabajos, así que decidió ser enfático explicando la razón sin ser autoritario, la totalidad de los avisitianos serían sacados de la reconstrucción de Avista y reasignados a tareas de recolección y defensa nuevamente, al principio le pareció que la nave había caído por un descuido, pero Soul Sever le indicó que las cosas eran bien distintas.

“Sabotaje” La palabra le recorrió la espalda como un escalofrío.

Si este era el caso, la precaución se volvió una imperiosa necesidad, si antes fue muy flexible en su relación con Avista y sus habitantes, hoy no podía darse el lujo de fallar por confiar en el buen juicio de esas personas o sus líderes, debía hacerse con el control, el consejo estaba desesperado, así que no se opusieron, si algo demostraron esos días de locura, era que sin él no tenían el control, para Lion-O esto también significaba que los que fraguaron el sabotaje tenía la misma impresión, sin él no habría una Avista presente o futura.

Por otro lado, intuyó que pronto Mumm-Ra atacaría a los pueblos del interior del continente para forzarle a seguir buscando la última piedra, estaba harto de ser guiado por los deseos de ese brujo y cabía la posibilidad que ya tuviera espías entre las aves.

El vuelo de la pirámide demostraba que no tenía ya ningún límite, necesitaban de un ejército competente y eso tomaría mucho tiempo, regresar a Thundera no era una opción, llevaría meses en el tanque rodeando veredas, caminos escarpados, montañas y valles, los lagartos destruyeron los caminos al Oeste y al Este los pasos de las montañas, los refugiados pasaron a tiempo, aún así, tardarían demasiado en arribar a Thundera a pie.

La mejor alternativa para Lion-O era dar a la cofradía de los Wollos suficientes fondos para que se pagase por la alimentación de los thunderianos que alcanzaran los caminos interiores que conducían al valle de los reyes, donde se erigía Thundera, la cofradía de los Wollos usaban pequeños pájaros para llevar mensajes entre las comarcas, así que escribió varias cartas junto con las órdenes de aprovisionamiento, esperaba que los que quedasen del ejército, la corte y el clero se hicieran cargo del cuidado del resto de los refugiados, era todo lo que podía hacer por sus súbditos.

De los mensajes enviados a los reinos periféricos, perteneciente a los señores feudales no obtuvo respuesta alguna, peor fue comprobar que entre las cartas de respuesta, ningún cargo de importancia, dos o tres personas de la corte real de las que no tenía clara memoria, algunos capitanes, la mayoría soldados de baja graduación.

A esas pocas gentes les informó el motivo de su retraso, dio órdenes, otorgó cargos, las acciones que debían emprender y lo que debían esperar si acaso no volvía pronto.

Les advirtió que evitasen el valle de los reyes y en cambio se instalasen en los bosques de la vieja Estigia, que en la guerra con los lagartos fue arrasada, su padre le contó como resistieron por varios meses en las grutas secas cercanas a inmensos pozos de agua formados en lo que una vez fueron ductos volcánicos.

Supuso que si regresaban al valle de los reyes, los lagartos podrían estar esperando o dado la poca protección y falta de alimentos, el número de enfermos se podría disparar.

El invierno del valle de los reyes no se acompañaba de nieve, pero el viento era gélido por encontrarse cerca de las cordilleras, mientras los bosques del Este eran templados y con fruta durante la mayoría del año.

Pero había un costo extra, pues los wollos desconfiaban de Thundera, Ponzi le sugirió proteger las caravanas de los comerciantes al Oeste, atestadas en épocas recientes por salteadores de caminos para congraciarse con la cofradía.

Eso le costaría la mayoría de sus guardias que se verían en la necesidad de partir por largos períodos de tiempo, cuidar una región extensa con los pocos pertrechos recolectados a los lagartos, tendría que reclutar forzadamente a personas que en su vida había levantado la voz para convertirlos en soldados competentes, esos eran los que más protestaron, porque no se les preguntó, se les eligió en base a su condición física.

Al principio pensó en Panthro para entrenarlos, pero estas personas deberían ser entrenadas por otros avistianos o se quejarían sin descanso aludiendo que los felinos era extranjeros y ya tenía a las personas adecuadas para ese encargo.

Soul Sever reactivaría la artillería de Avista que constaba de ocho baterías anti-aéreas sobrevivientes a la invasión de los lagartos, aunque fuera de esas defensas, no había nada más salvo un par de trasportes y el tanque felino sin ningún arma importante, la espada era su única defensa y no tenía el suficiente tiempo como para entrenar más su manejo, si se concentraba la garra felina se convertía en una armadura incompleta que cubría su brazo y parte del peto de su armadura, Leo en su primer uso fue capaz de crear la armadura entera y eso le frustraba, estaba demasiado atrás respecto a su ancestro.

No podía olvidarse de que Dobo y Anet tenían que cuidar de su propia gente y pronto partirían a sus respectivas casas para estar con sus familias, más cuando el duro invierno pegara con fuerza, la villa de los elefantes y los perros se quedarían sin agua en la época de estiaje, cuando los ríos del Este que repartían sus aguas a la gran zona de la cordilleras cercanas al desierto se congelasen y al Oeste la sequía forzara a las caravanas de mercaderes a marcharse al Sur.

Las tribus de lagartos se estarían preparando, ya que vivían en una región muy al norte de la que poco o nada se sabía, fuera de relatos vagos, aunque el invierno era muy crudo.

El consuelo de Lion-O, era que sí había soldados thunderianos resistiendo en el sur, entonces los reinos periféricos no habrían desaparecido del todo, de ser así, había una oportunidad de tener aliados más adecuados para el combate.

Lion-O conoció a la princesa Lynxana, una princesa que nunca fue cercana a Thundera y que se reveló contra su hermano Ocelon de las tierras de la Triana, al condenar la sucesión que la relegó por ser mujer de un puesto que decía merecer.

El rey Claudus fue piadoso con la princesa y la perdonó luego de la batalla de los Lémures en la que perdió a casi todo su ejército y fue capturada por su hermano.

Claudus decía a sus hijos que Lynxana era el resultado de dejar que una mujer se hiciera cargo, pues solo pensaba en sus propios intereses antes que en los de su propio pueblo, como sea, el pueblo amaba a Lynxana porque a pesar de sus faltas, era conocida por su enorme disciplina y valor, la ambición no era un delito entre la realeza, se sabía que de todas las candidatas podía ser una inmejorable reina, pero su rebeldía ante la elección de su hermano, dejaba duda de su fidelidad a su futuro esposo, necesitaba de alguien fuerte y decidido.

El rey acordó casarla con Tygra para mantener las relaciones con su familia intacta, aunque ambos nunca congeniaron y ella era un año mayor, Lynxana quería desposar a Lion-O, a quien conocía poco en los breves encuentros de la familia real con el rey, su fama de ser un soñador empedernido y tener la cabeza en las nubes, le ganó el apodo del Príncipe de las nubes.

La respuesta era un rotundo no, ella era ciertamente amable y política cuando el caso lo ameritaba, pero a la vez demasiado dominante, un rey débil como Lion-O, le hubiera dado la puerta abierta a ambiciones que podrían acabar con la familia real.

Cuando Lion-O, junto con su padre visitó los reinos periféricos, fueron atacados por asesinos y ella fue inmediatamente la sospechosa más obvia.

Recordaba al Conde de Octania, un sujeto agradable que finalmente se desposó con ella, ofreciéndole protección, era de los pocos miembros de la corte del Rey que le agradaban a Lion-O, porque era dado a ser sincero y con fama de bienhechor.

Claudus la repudió, cuando sucedió la invasión de los lagartos a las tierras del este de Triana, del Conde y Lynxana se perdió el rastro, un golpe devastador porque el Conde era de los último leones de linaje puro y Lynxana una de las pocas linces reales que aún quedaban en Thundera.

El hermano de Lynxana moriría en una de las batallas contra los lagartos y su Senescal sería quien se haría cargo de un pequeño reino que perdió en pocos años su importancia económica. Desde entonces, Thundera se fue haciendo más pequeña, muchos reinos abandonaron la alianza y se vieron en una relación de tensa calma de la que nadie parecía querer moverse.

-¿Su majestad, podemos pasar? Una voz femenina le retrajo de sus pensamientos.

-¡Adelante, las estaba esperando! Dijo en un tono solemne.

Fedora entró a la carpa con una espada envuelta en una tela, Alessa apareció a su lado, una enorme avistiana con un cuerpo de gladiador, ellas eran hábiles, sin duda hubieran podido acabar con Lion-O a pesar de las decenas de guardias custodiándole.

-Como pidió majestad, esta es una espada de la sagrada Orden, nuestra Madre Scandiacus ha aceptado su petición, ¿Puedo saber para qué la desea?, Lion-O sonrió con amabilidad, aunque no respondió.

Alessa alertó a Fedora de la presencia de unos inesperados espías.

-Parece que tenemos un par de polizones, dijo Lion-O percatándose del problema, puso su mano sobre el guante de la espada de Alessa, quien con una mirada afilada estaba decidida a usarla.

-No creo que este par de espías vayan a requerir de ese trato, si acaso de un buen baño caliente, porque a decir verdad apestan. ¿No es así Kit y Kat? Un par de cola se alzaron con los pelos de punta tratando de alejarse, algo que no sirvió, pues ya la enorme ave les atrapó con sus garras.

-Te dije que era una mala idea hermana.

-¡Oh cállate sabandija chismosa!

####

Esa noche

El aire caliente se fue enfriando conforme los vientos del Este llegaron a las faldas de la cordillera que rodeaba el valle, Mandora comenzó a tiritar y se conformó con cubrirse con su raída colcha de lana, era tarde para buscar madera seca, la suya se había humedecido por el helado roció de agua, estornudaba con fuerza, a decir verdad, ella siempre pasaba las noches en las regiones cercanas al Ecuador, las regiones al norte, casi desiertas, nunca estuvieron en su ruta y el frió que sentía era la razón.

Panthro que estaba sentado esperando a los niños, trató de darle un cobertor para cubrirse, pero Tygra se lo impidió, él quería que ella se marchara, aunque no tenía ningún lugar en el campamento, ya que la Orden le expulsó de su tienda y si no era bajo el amparo del bosque, solo el campo abierto le quedaba, una recompensa injusta para la salvadora de Wily Kit, aunque nada de eso era sabido por Tygra.

Wily Kit era la que le compartía de sus alimentos, Lion-O le ordenó no decir nada de lo que ocurrió en ese tiempo, cuando estuvo a punto de morir en una ingente masa de agua seguida por un enorme monstruo formado de cucarachas metálicas, como ella lo describía.

Tygra le ordenó que dejara de acercarse a ella, pero no obedeció completamente, Cheetara la descubría de cuando en cuando, aunque nunca se opuso a una buena obra pese a que fuera para alguien a quien detestaba.

Se pegó al tronco que se improvisó noches antes como un asiento por los thunderianos y que abandonaron cuando establecieron su campamento alrededor de ese monstruoso vehículo metros adelante.

Una capa blanca y caliente se posó sobre ella, lo que la despertó lentamente mientras confundida escuchó una discusión entre dos personas, ambas por ella conocida.

-¿Está seguro de esto su majestad, no creo que sea adecuado luego de lo que hizo?

-Ella salvó la vida de una pequeña, claro que está bien.

-Pero ella desobedeció una orden directa.

-¿Quieres decir que la vida de una niña es menos importante que una orden?

-“…” La voz femenina se quedó en silencio.

-Bien, ya que estamos de acuerdo en ese punto no hay necesidad de discutir, puedes retirarte, seguramente tienes muchas obligaciones pendientes, me haré cargo desde este punto.

-Sí… majestad. Fedora dio media vuelta y se marchó haciendo una señal a Alessa, indicándole que la siguiera, parecía disgustada por la manera en que se retiró a toda prisa.

-Ya puedes bajarnos coleguita, te aseguro que no escaparemos esta vez. Era Wily Kit sostenida por una atlética ave junto a su hermano, su pelaje esponjado mostraba que ambos pilluelos habían sido bañados, Alessa hizo una larga reverencia respondida por Lion-O con una sonrisa y se retiró.

-Parece que se han divertido, dijo ella abriendo sus ojos, Lion-O le dio un envase caliente y un poco de comida, llevaba una espada envuelta en una tela blanca.

-Hoy estas muy elegante mi príncipe. Mandora se sentó en el tronco mientras Lion-O le ajustaba la manta a su alrededor.

-Puedo hacerlo sola, pero ya que eres tú…

-Por lo visto has pasado una semana muy mala.

-Hmm, he tenido días mejores. Recargó su cabeza en el hombro del rey que con su demora abrió el envase con una dulce fragancia que le dio aprobar.

-Es malteada de coco, me dijiste que no te agradaba la leche, así que le pedí a Ponzi un poco, en Thundera se lo daban a los niños pequeños, siempre me ha gustado sobre el vino. La mano blanca como una porcelana de Mandora tomó el vaso y se lo llevó a la boca.

Él no podía dejar de ver sus ojos color esmeralda, tan parecidos a los suyos.

-¡Vamos, escúpelo! Mandora vio el rostro inquieto del rey, mientras pasaba a los dos pequeños cachorros sentados en el otro tronco el envase que tomaron atraídos por el delicioso olor desprendido por la malteada.

-¿Cómo ha sido? Deseaba saber al igual que Wily Kit la razón, quien recordaba que sus ojos una vez fueron blanquecinos y sin vida.

-No lo sé, supongo que la maldición se fue por algo bueno que hice.

-¿Y cómo sabes que no regresará?

-No lo sé "idiota", por eso me estoy portando bien... quiero decir, mi príncipe, amo la luz de día, ver todo a colores y no en un monótono gris.

-¿Y eso qué significa?

-La maldición solo te deja ver colores grises.

-Vaya, eso… es horrible.

-Realmente deprimente ¿no?, pero tenía sus ventajas.

-¿En verdad, no puedo imaginarme cuáles? Mandora se desentumió y rodeó con sus brazos sus piernas, metiendo estas por debajo de la capa.

-Podía ver en la oscuridad, volar con los ojos cerrados, incluso si me concentraba… ella miró fijamente a Lion-O como tratando de leer sus pensamientos.

-¿Qué?

-Olvídalo, ha perdido su efecto. Lion-O hizo la cabeza hacia atrás incrédulo.

-Bueno, como sea, he meditado respecto a lo que me dijiste y he tomado una decisión.

-Me aceptarás como parte de tu equipo.

-Mejor que eso.

-¿Ahh? ¿Cómo es eso?

-Quiero decir, he logrado que te devuelvan tu puesto en la Orden.

-¡¿Quéee?! ¡Pero por qué rayos has hecho eso! Mandora se levantó mostrando su disgusto.

-Creí que te agradaría saberlo.

-¿Y qué hay de bueno regresar a ser la única celadora de una prisión solitaria, de ser enviada a misiones suicidas sin apenas apoyo o alimentos? Ese grupo de idiotas me desprecian.

-Pero huir no resolverá nada Mandora.

-¿Qué hay de malo con huir? No es como si alguien me esperase en este sitio.

-Tú no eres como Vultaire, deja de fingir que puedes serlo, necesitas de esto.

-¿Y qué rayos sabes tú de mi?

-¡Mandora!

Lion-O la miró fijamente con seriedad.

-¡¡Qué!!

-No he dicho que cuidarás una prisión o nada parecido.

-¡Ahh! ¿Entonces?

-He decidido que la Orden se convierta en un cuerpo de guardias para proteger Avista, lo he consultado con Scandiacus y ha estado de acuerdo... a decir verdad ella lo sugirió la primera vez que nos reunimos, ya que no tienen una piedra que custodiar esto sería lo mejor.

-¿En serio, quieres decir… a todas?

Lion-O asintió con la cabeza.

-Hmm, eso… no estaría nada mal. Mandora murmuró. Se arrodillo cambiando de humor tal si fuese un niño, tocando con sus manos las piernas de un Lion-O, quien trataba de controlar su timidez y mantener su compostura ante las formas tan directas e intimidantes del ángel, mirándolo fijamente a la cara con mucho interés.

-Bien… ah, de ahora en adelante tu tarea será formar al futuro ejército de Avista.

-Pero Lion-O, la Orden me odia, Fedora no dejará de pedirme cosas absurdas.

-Es por eso que no estarás bajo el mando de Fedora, quiero que tengas el mismo grado que Alessa y Fedora, además, me gustaría que fueras parte del Consejo, dada tu experiencia en estos temas, me ha impresionado tu larga carrera atrapando criminales, no entiendo cómo no fuiste nombrada antes si eres realmente competente.

-“…” Mandora se quedó en un largo silencio recargada sobre las piernas de Lion-O, hasta que éste, quitándose la espada envuelta en una manta, la tomó entre sus manos.

Se levantó y sonrió, hasta que ella, mirando detenidamente el manto con el que Lion-O la envolvió, supo que no era ningún juego.

-Hmp. No quiero que pienses que esto es una carta abierta de confianza y que sepas que no haces esto por el futuro de Thundera o el de Avista, ni siquiera por mí, sino por todos los habitantes del Tercer Planeta así que...

Wily Kit y Wily-Kat miraron la escena sin entender bien lo que sucedía, Lion-O alzó la espada envuelta en una tela que se mecía con su ropaje blanco y una diadema de oro puro que atravesaba su frente y se ocultaba en su cabellera roja, al parecer era la corona del rey Claudus, que Lion-O llevaba en su bolsa desde que salieron de Thundera, el manto de rey con el símbolo de una pantera estampado, adornaba la superficie de la tela brillante.

“…con una enorme gratitud…”

Panthro reconoció la indumentaria conforme se acercaba, no era la túnica del rey, Lion-O nunca habría podido usarla al ser tan pequeño, en cambio, notó el escudo plateado, era el gemelo del bordado con hilo de oro del rey, el manto de la reina.

“…en el nombre del pueblo de Avista y Thundera…”

Tygra contrajo sus cejas, Lion-O estaba vestido con un traje negro, sin su armadura, cubierto por una capa ceremonial que le rodeaba casi completamente, que se abrió cuando alzó la espada, esa avistiana estaba arrodillada sobre una de sus piernas.

“…Deposito mis esperanzas en ti “Mandora de Avista”…”

Cheetara, quien caminó tomada de la mano de Tygra, parecía llevada por un espectral y mortecino deseo, tal si fuese una polilla atraída por la luz de una lámpara intensamente caliente, observó la desagradable escena.

“…Yo te nombro, en mi calidad de Rey y aliado de Avista, Guardiana de la alianza y fiel sirviente de Thundera. Justicia, honor, lealtad y valor son los preceptos por los cuales luchas, haz que valga la pena” Lion-O terminó su discurso y espero la respuesta.

El rostro de Lion-O era tranquilo, esta vez no lo echaría a perder por sus sentimientos personales, esos sentimientos que resultaron un estorbo, nunca fue recompensado de alguna forma por ellos y era momento de hacerlos a un lado, o esa sucesión constante de decepciones no terminaría nunca.

Debía cambiar, dejar de ser tan patético y predecible. Se prometió castigar a Pumyra por sus crímenes, derrotar a Mumm-Ra desbaratando su reino de terror y convertirse en un rey dedicado en cuerpo y alma a su pueblo, este era el costo a pagar, el inicio de su verdadera aventura, incluso si no estaba seguro de cada acción que tomase, juzgar el resultado la historia lo decidiría, él estaba allí, era su momento.

-Humildemente acepto la tarea mi señor Lion-O. Mandora replicó, por un momento pensó en negarse, pero él estaba allí, listo para confiar nuevamente, no le fallaría.

Mandora recibió la espada de manos de Lion-O, quien le ofreció su mano como hacían los reyes del pasado, esos reyes a los que su padre Claudus desdeñaba por ser tan flexibles y amables con los lagartos, esos que permitieron a los perros y wollos vivir en Thundera.

Lion-O no seguiría por el mismo rumbo que su padre, ese rumbo de represión y odio que los llevó a su actual situación, que permitió a un traidor crecer al amparo de una lealtad que no merecía, su ceguera al negarse a la posibilidad de la existencia de la peligrosa tecnología.

Una persona honrada por el rey, tomaba su mano derecha entre el índice y el pulgar, pegando su frente en señal de sumisión, Mandora debía conocer ese añejo protocolo.

Por un instante, solo por un instante, esos ojos malditos de Mandora parecieron regresar, pudo ver a través de la clérigo, descifrar su expresión, “¿Quién es esta mujer realmente?” Se preguntó mientras mantenía su mirada distraída.

-¿Mandora? Lion-O preguntó, quien no cambio su actitud tolerante, ella alzó la cabeza mirándole y reflexionó un instante, mientras la gente se arremolinaba en las cercanías, detenidas por los guardias, era un espectáculo irrepetible, allí estaba Scandiacus, quien parada se apoyaba con un bastón, haciéndole una reverencia afectuosa en señal de aprobación.

Mandora quería comprenderlo y acercando sus labios, cerró los ojos ligeramente y besó apasionadamente la mano del rey, cuya sorpresa fue mayúscula, Mandora vio de reojo la reacción de la clérigo, no era solamente un desprecio creciente que por ella sentía, eran celos.

“No eran los celos únicamente, era el rostro de una mujer despechada, de una mujer desengañada” Esa mueca que Cheetara no pudo ocultar en un rictus de odio, soltándose de la mano de su amado, el hermano del rey, retrocediendo, alejándose hasta perderse en la oscuridad.

Era el rostro, la expresión furiosa de una mujer completa y totalmente… enamorada.

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Fin parte 4 / 7

13 comentarios:

  1. Que Wilykit sea la futura esposa de Leon-O, no hay mucha diferencia de edad al ser Leon-O un ADOLECENTE y que se olvide de una vez de Chitara, que la deje de lado como algo que ya paso y deja de ponerlo como una obsecion

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    1. Eso, eso que sea Willy Kit su pareja ya que las demas son un poco...

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  2. Súper bien!!!! Nuevamente felicidades, tiene muy buen ritmo tu estilo de escribir, si me dejas sugerir creo que es mejor crearle una pareja más de acuerdo a León-O

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  3. Jajajaja creo que eso me gusta más se pone mejor, cuando sale el siguiente?? :)

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  4. dimoslo por favor es phamela???
    no nos dejes con intriga....

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    1. La pareja de Lion-O será la que en la serie animada estaba planeada eso no se cambiará.

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  5. la verdad me gustaria poner, mi cuenta aqui para felicitarte a ti o a los creadores de tan genial fanfic, me has tenido de los nervios leyendo toda la historia, esta muy imprecionate, porfavor continuala pronto

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    1. Lo haré, aunque estoy algo ocupado, pronto tendré más.

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Algunas cuestiones de lógica de la serie original pueden sugerirse en este espacio indicando la página.

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