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domingo, 6 de enero de 2013

El gigante de piedra parte 3

Lugar desconocido
Tiempo después

-¡Ehhh! ¡Funciona! Lo ves Soul, te dije que él lo haría.

Ponzi sonrió mostrando sus largos y gruesos dientes aceitándose sus bigotes, con su largo sobrero cubriendo una cara llena de grasa y aceite, Lion-O desarmó entusiasmado la carreta del vendedor de pociones metiéndola dentro del tanque, el ser cibernético cuyo enojo iba en aumento, tuvo que aceptar que cada afirmación que lanzara, sería rebatida por ese tonto león y su amigo.

-Hmm, no sé bien cómo lo logré… quiero decir, desde luego, la química de esta sustancia, pff, está de chupete.

Ponzi no sabía como lo había logrado, con los menjunjes que quedaron en la carreta, logró preparar una sustancia parecida al aceite, no tuvo que ingeniárselas como inyectarla en el tanque, todas las herramientas estaban en una caja perfectamente empaquetado con cientos de cosas curiosas como tornillos, desarmadores y herramientas parecidas a las sacadas de un cuento.

-¡Bah!, fue pura suerte.

-La… grasa para máquinas no es muy difícil “colega”, se hace con el combustible quemado de una lámpara, si debo ser franco, bueno… un poco de suerte hubo, nunca debe desestimarse la importancia de tener una buena estrella.

-Lo ves, él sabe su trabajo y tiene más suerte que nosotros. Soul Sever les dio la espalda murmurando, los mismos necromecas se pusieron un poco de grasa en sus junturas que rechinaban con cada giro, hasta que la sustancia lubricó perfectamente sus mecanismos.

-Sobre el caso particular de esta estas extrañas monturas autopropulsadas, imagino que esta herramienta es para inflarlas, me recuerdan a esos raros globos de tripa que usan para las fiestas en la villa de los osos.

-No es que sean muy útiles, aunque la experiencia de montarlas es única, imagino que te gustaría probarlas. Lion-O desarmó ambas motocicletas colocando las llantas que nunca fueron puestas en su sitio, estaban -por fortuna- dentro de otra de las cajas del tanque.

-Me temo que ya tengo suficiente con estas carretas peligrosas de madera, la velocidad no es lo mío joven amigo.

-Pienso que quien transportó este tanque no sabía que lo llevaba, todo está empaquetado, por dentro, como recién fabricado.

-¡Bah! Eso no es una ventaja, las llantas están desarmadas, la munición costará mucho trabajo volverla a reactivar y las computadoras de abordo no están calibradas, por otro lado, si no se hubiese dañado la antena de comunicaciones, te hubiera delatado ante su amo, usar un arma de tus enemigos tiene sus peligros. Soul Server murmuró secándose las piernas del agua de lluvia.

Lion-O recordó a Pumyra, había aprendido por el camino más difícil lo que un arma del enemigo podía hacer.

Los necromecas salieron como retados por las palabras de su creador, quizás al observar a Lion-O y Ponzi, dedujeron por sí mismos que parte de su tarea era llevarle la contraria, apartando a Lion-O y reparando el tanque por su cuenta.

-Insolentes, me agradaban más cuando no pensaban. Lion-O se rió  le pareció ver a su padre regañándole por cada cosa absurda que se le venía a la mente, fue un padre muy duro y le dio más penas que alegrías, pero nunca dudo de su amor, de pronto se sintió nostálgico y quiso volver a casa.

El mejor lugar que encontraron para descansar se situaba en un pequeño espacio dentro del camino, donde una gran piedra se cruzaba cubriéndoles de la lluvia, se formaron grandes cataratas en dirección a lo que quedó del hogar de Soul Sever, perdiéndose en el rió que llenó lo que era un pacífico camino de terracería al fondo del cañón.

El frió era atroz, pero con la fogata que hicieron de la madera de la destrozada carreta, pasaban la noche cubiertos con mantas traídas por Ponzi entre sus maletas, mientras los robots siguieron su trabajo, la comida en realidad era mala, pero platicando con el viejo mercader, Lion-O sentía mucha paz, aún así, su amigo igual se veía triste, al notar que le miraba, el vendedor de pociones cambio su expresión.

-¿Y bien mi buen amigo?, no me has dicho que pasó entre tú y tu amiga.

Lion-O le contó a Ponzi lo que ocurrió con lujo de detalles, mientras Soul Sever le escuchaba con inusitado interés, respondiendo con sorpresa a esas revelaciones, dándose cuenta que su amigo thunderiano tuvo una experiencia terriblemente traumática.

-Ya veo, es una verdadera pena, me parecía una buena chica, debes sentirte muy afligido.

-Intento superarlo, me digo "ella en el fondo es buena", pero cada días es más difícil creerlo, no puedo dejar de pensar en ella, en lo que sufrió y sobre todo, en lo que se ha transformado.

-Hmm, te comprendo muy bien, aunque no dejes que eso te desanime, a veces las cosas malas les pasan a la gente buena, un día lo dejarás atrás, confía en mí, solo no dejes que eso te agrié el carácter.

-Ahora que lo pienso Ponzi, ¿qué pasó con Lucy?

-Bueno, no es algo así de grave, aunque también fue doloroso.

-¿Y por qué se separaron?

-A mi querida Lucy le llegó la hora de “seguir sus instintos” sabes a lo que me refiero, je, je, “la edad de las mariposas”, a pesar de que no se separaba de mí, pude notarlo en sus ojos, vio con tristeza la migración de sus compañeras sobre la costa Oeste.

-¿Y qué pasó?

-La dejé ir por supuesto, tenía que seguir su camino, yo regresé para vender de nuevo mis pociones, pero con esos molestos lagartos merodeando los pueblos del oeste, no hay mucho negocio en ese lugar. Lion-O le pasó un vaso metálico que se calentaba sobre la fogata, mientras tomaba el propio. Sus provisiones eran pocas, con gusto las compartió con tan buena compañía.

-Puedes venir con nosotros si lo deseas.

-Gracias joven amigo, aceptaré tu oferta ya que me he quedado sin animales para la carreta, debo ir a los fuertes de los Wollos al Norte, seguro allí habrá algo para mí.

-No te dejaré sin nada, nos has salvado en dos ocasiones y mereces nuestra gratitud.

-He escuchado que Thundera era una hermosa ciudad, aunque queda lejos de donde quiero ir.

-No, iremos a la ciudad de Avista.

-¿Avista? Nunca antes había escuchado de ella.

-Y no muchos la conocen, tampoco está en muy buenas condiciones, el alimento escasea y casi muero buscando esta chatarra. Lion-O golpeó la base metálica del tanque felino. –De cualquier manera es lo que hay.

-¡Jum! Bueno, no estoy para elegir, de un tiempo para acá los caminos se han vuelto peligrosos.

-Creía que los wollos siempre eran respetados en los conflictos.

-Antes los lagartos no atacaban a los Wollos, pues temían que les dejasen de vender comida, sin embargo, esas ya no son tropas de los lagartos, simplemente son maleantes y mercenarios que asalta a plena luz de día, queman pueblos y cosechas, luego están esos lobos malditos, es por eso que estaba inquieto, al no pertenecer a ninguna cofradía estoy indefenso.

-Tú no estás indefenso en cuando esté yo para defenderte mi amigo.

-Y yo solo puedo estar humildemente agradecido joven rey.

-Si ya acabaron de piropearse, sería buen momento que pusieran atención abajo en el camino, Soul Sever tiró tierra a la fogata y sus necromecas se pusieron alertas.

-¿Qué es? Lion-O le preguntó al ser cibernético.

-Una larga columna de lagartos, tienen varios vehículos de tierra artillados.

-Oh no.

-¿Los conoces Ponzi?

-Me temo que esos son los mercenarios que han quemado las aldeas, un ejército de ellos, parece que merodean los valles al sur también. No son únicamente lagartos, hay lobos y mandriles de las tierras del continente rojo, desembarcaron hace algunas semanas y se han estado juntando.

-No podemos iniciar un combate en este sitio, si nos disparan acabaremos cayendo al rió o enterrado en los escombros de este camino, así que ocúltense y guarden silencio.

El consejo de Soul Server era prudente, para que todos la obedecieran, incluso Lion-O. Pero unas cuantas palabras lo cambiarían todo…

-Mueran los lagartos opresores, viva el reino de Triana, viva la princesa Lynxana.

-¡¿Lynxana?! Lion-O se quedó con una cara boquiabierta mirando por sus binoculares.

Enormes piedras empezaron a caer sobre los atacantes, aplastando varios vehículos, las flechas iluminadas que les siguieron encendieron el camino lleno de algún líquido inflamable, porque prendió lanzando una enorme columna de un humo negro y denso, el cual, ardía incluso bajo la abundante agua de lluvia.

Se lanzaron al ataque sobre los mercenarios que confundidos por el humo fueron presa dela carga con espadas, lanzas y hachas.

-Parece que alguien es tan estúpido para atacar tanques con piedras y fuego. Soul Sever apuntó.

-Oh vaya, si no les molesta debo ir al aseo, Ponzi se metió al tanque lleno de miedo.

-¿Piensas que no serán capaces de defenderse?

-Desde luego que no, puedo ver cuántos son y la sorpresa inicial se va a convertir en nada.

Era cierto, con la confusión inicial los lagartos y sus aliados que no quedaron envueltos en el incendio retrocedieron, pero los disparos comenzaron a correr hacia arriba y al frente haciendo mella en las armaduras de cuero, metal y cerámica, al tiempo que los vehículos artillados abrieron el camino apagando las flamas, los combatientes con el símbolo de las dos flores de Akhadia, reino de Triana, se vieron en la necesidad de replegarse en desbandada ante la presión de las máquinas que los apartaron sin piedad.

-¡Tenemos que ayudarlos!

-Ya te lo dije, estamos sobre un terreno muy frágil, si disparan caeremos. Soul Sever lo agarró del brazo.

-Únicamente deberemos huir en el tanque, si disparo en medio de esas rocas obstruiré a los atacantes, tu prepara el tanque, yo usaré la espada. Los necromecas a regañadientes de Soul Sever recolocaron las motocicletas en completo silencio.

-Ustedes los orgánicos no tienen concepto de miedo, por eso son destruido tan fácilmente.

Soul Sever se subió al tanque, Lion-O sonrió, esperó hasta que el tanque rugiera, se subió con Snarf a una de las escotillas y alzó su espada, el estruendoso sonido del tanque que parecía despertar de un largo letargo de mal humor, llamó la atención de ambos bandos, encendiéndose las potentes luces del frente.

Los lagartos y atacantes retrocedieron asustados de desconcierto. Una luz apareció, intensamente roja como las llamas de un demonio.

-¡Ohhhhhh! La fuerza de rayo que avanzó por en medio de los dos ejércitos destruyó lo que encontró a su paso y como aliento de dragón, el chorro se fue desplazando reventando un enorme trozo de montaña.

-¡No es momento de arriesgar sus vidas en un ataque suicida insensatos! ¡Sálvense hoy, para que puedan pelear mañana, el Señor de Thundera sigue vivo! Lion-O gritó, los controles que demoraron en encender, solo le dieron a Soul Sever el tiempo casi exacto para arrancar a toda velocidad mientras el camino se colapsaba presa de los disparos enemigos.

El poder de la espada de Lion-O tomó por sorpresa a los rebeldes trianenses y lagartos por igual, causando una avalancha de piedras.

Los atacantes se dieron cuenta que el disparo iba dirigido contra los lagartos, más bien para darles protección mientras escapaban.

-Quien es ese, uno de los alférez señaló.

-No lo sé, pero sigamos su consejo, aprovechemos para escapar. Respondió el comandante de escuadra.

-¡Retirada al punto C! El alférez gritó la orden.

-¡Maldición! Creí que con esta fuerza bastaría.

-Por lo menos ya sabemos que no es así, aunque no es un total desperdicio.

-¿Ahh?

-No somos los únicos que combatimos a los lagartos. El comandante sonrió mientras alcanzaba su montura al otro lado de la montaña llena de veredas, si querían seguirles, tendrían que hacerlo a pie.

-¿Crees que lo que dijo es cierto?

-Esperemos que así sea, he visto el poder de la espada del rey Claudus, si sigue con vida las cosas pueden cambiar.

-No me parecía la voz del viejo rey.

-A mi tampoco, como sea, la princesa Lyxiana seguramente querrá escucharlo, quiero decir, deberá escucharlo, si estuviera el Conde en sus cabales te aseguro que no nos enviaría a estas misiones suicidas, pero si hay un nuevo rey las cosas podrían mejorar para empezar.

-Espero que tengas razón amigo.

-La tengo. El comandante le guiñó el ojo.

-Viéndolo de esa manera, por la manera en que lo dijo parecía ser una orden, si aceptamos el hecho de que era un rey entonces…

-Creo que ya lo estas entendiendo. El comandante sonrió con la idea de que esas misiones suicidas terminarían.

-¿Entonces… qué haremos ahora?

-Esperar ¿qué más? Dijo lleno de seguridad.

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En algún lugar de las tierras altas del norte

Mandora luchó toda la noche para mantener caliente a la pequeña gatita que había sobrevivido a los brutales vientos de la tormenta, la encontró flotando en un pedazo de escombro, parecía que sería el fin de su calvario, pero el Tercer Planeta era un mundo lleno de sorpresas.

Cientos de miles, quizás millones de scavengers se movían sobre la superficie del agua, furiosos de la desaparición de su hogar, tal si fueran un gusano tragando incansablemente la hoja de un árbol, este ser formado de criaturas completamente sintéticas, usadas para eliminar los desperdicios metálicos enloquecieron intentaba recuperar los tozos de metal que el agua se llevaba.

Le quitaron su espada, la pulverizaron, esa espada que tan orgullosamente portaba como signo de su Orden, ese monstruo quebró su ala derecha en el forcejeo, al arrancarle el cinturón, viéndose en la necesidad de quedarse en la intemperie sobre el primer retablo que encontró, abrazó a la pequeña con fuerza, calentándola con su ala sana.

-Voy a llevarte a casa mi amor, mantente con nosotros.

-Lion-O, Lion-O…

-Lo sé pequeña, te aseguro que lo encontraremos una vez que amaine la tormenta.

Wily Kit ardía en fiebre, tenía una cortada en el brazo que se infectó rápidamente, Mandora le inyectó un poderoso antiséptico dosificado, pero siendo una pequeña gatita, la reacción de su cuerpo fue agresiva.

Pasaron horas antes de que la tormenta amainara, y esa cosa seguí allí, arrastrada por la corriente, degustando el metal, su cinturón desapareció con su radiocomunicador, no habría ayuda o rescate, saltó de escombro en escombro hasta que sus piernas se contrajeron de dolor, pero eso no iba a impedirle lograr su objetivo.

Quizás una guardiana normal de la orden no estaba acostumbrada a caminar o correr, al contrario del resto de la población, era requisito poder volar, ella sabía lo difícil de ser aceptado con cadete, para pertenecer a la Orden los requisitos eran supremamente altos.

Cuando llegó al Tercer Planeta, fue adoptada por la Prefecta Scandiacus, quien pronto debería elegir a un sucesor, ella fue la afortunada, se preparó mental y físicamente, fue cuando le conoció a él, su mejor amigo y mentor, la única persona que se acercó a ella, una “sin pico”, el ángel al como despectivamente llamaban a los que tenían alas, pero no eran aves.

Él siempre estuvo allí para ella, Mandora no se enamoró de una especie, sino de un alma y pensamiento cristalino, o eso pensó.

Le habló de sus ideales, de los grandes cambios que haría… mentía, en el fondo siempre lo supo, lo soportó como pudo aferrada a una enfermiza fé en él.

Vultaire “el amigo y confidente”, la había usado, la ciudad era la misma, la cara de Scandiacus no, su decepción era patente, de ser su alumna estrella pasó a cuidar la solitaria prisión de los enemigos de las aves, a guardar los secretos indignos de ese sitio.

Mandora sentía rabia y frustración, pero se lo tragó teniendo fe en esa persona especial, hasta que ese fatídico día se presentó y el mentiroso huyó, les traicionó, ese día que su Orden fue aplastada y su fe destruida.

La expresión de Scandiacus le recordó a esa amable señora que un día la trató como a una hija, pero algo más, era la esperanza que tenía sobre el futuro, la esperanza que Mandora rompió cuando cedió su puesto de Prefecto a Vultaire, gritaba en la lluvia de la tormenta, no se daba cuenta que las lágrimas salían de sus cuencas inconsolables.

La madre Scandiacus querían probar a Lion-O, Fedora también, ella sintió celos, recordó a ese pretencioso mocoso al que con su bumerán cortó su larga cabellera.

Regresó a la realidad cuando el agua embravecida se agitó más con el estruendoso ser que quiso alcanzarle intentando comer su dorada cabellera, creyéndola de un metal precioso.

Wily Kit pesaba, sabía que debía dejar a la niña y centrarse en sí misma, lo pensó mientras corría, pero no se atrevía, se maldijo al verse tan miserable e inmisericorde, descubriendo su propia naturaleza mezquina.

La gran catarata que se formó delante estaba cada vez más cercana, el camino se cerraba, tal vez si soltase a la niña tuviese una oportunidad lanzándose al vacio con todas sus fuerzas, podría planear a una de esas laderas con sus alas abiertas, al ser incapaz de aletear.

Recordó a su madre, esa malvada mujer que les traicionó, a su gente, a su familia, ella no sería así, miró a Wily Kit, una vida tan frágil que estaba en sus manos y apretó los dientes.

Odió a Lion-O por ser tan débil, lo odio desde que lo conoció, mandada a los trabajos más ruines y sucios para el resto de las aves, dejada de lado, Fedora la llamó inestable, Alessa impaciente, se preguntaba si realmente Fedora fue alguna vez su amiga, la puso en ridículo frente a Lion-O, le dijo que si le seducía caería y tal vez podría hacer que la apoyara en la moción de ser prefecto, pero era una prueba, tragándose su enojo, riendo cuando en su interior deseaba ahorcar a su mentora.

Era ruin descubrir que hacía lo mismo que Vultaire, pero fue su entera decisión. Fedora quería saber que tan lejos podría llegar en busca de una ambición dormida disfrazada por la esperanza en un amigo ingrato, había tocado fondo.

Recordó las veces que casi se vio forzada a intervenir para salvar al imprudente Rey, aunque ese idiota se las arreglaba para salir adelante, vigilarle era tan rutinario, a veces les dejaba días o semanas hasta hacer su siguiente ronda, le vio caer en el agua y se sintió aliviada de que todo acabara, se arrepintió y le trató de buscar, pero desapareció.

Su sorpresa fue mayúscula al volverle a encontrar, sobreviviendo, reponiéndose como si no pasara nada, salvando a sus amigos, ella pudo hacer algo, en cambio les vigilaba sin apenas inmutarse.

Se llamaba Pumyra, “qué rápido olvidas gatito” se dijo burlonamente, los mejores amigos de una extraña que aparece en el lugar más conveniente, en el momento más indicado, podía pasar largas horas mirando desde el cielo esa cara extraña, llena de odio y resentimiento.

Mandora tiró las capsulas explosivas que le quedaban, pero ese monstruo no restrocedió en su empeño, cada vez más grande y rápido, la orilla se volvió su obsesión, completamente aterrada se encaminaba con sus últimos alientos.

La aburría ver a Pumyra y Lion-O todo el tiempo juntos, la felina pareció reconocer su esfuerzo y él pareció brillar, aunque era extraño, la poderosa gladiadora de pronto se protegía tras el león, “¿Quién demonios era esa chica?” fue entonces cuando ocurrió, una plática totalmente aleatoria mientras Lion-O estaba en otros menesteres buscando comida con los cachorros.

Ella comenzó a halagar a Tygra, de lo grande que hubiera sido como un rey, el hermano no tardó mucho en complacerse con ese reconocimiento “en cualquier cosa excepto en la corona” repetía sin descanso, fue demasiado rápido, demasiado simple la forma en que acabaron besándose, ni siquiera lo reflexionó, sólo lo hizo.

Ambos regresaron a sus respectivos asuntos como si nada hubiese pasado “¿Quién era esa chica?” se revolcaba en el aire buscando una respuesta.

Fue llamada de vuelta a Avista, no supo que pasó después, para cuando ese fatídico día empezó, salió de la prisión, quería hablar con Madre Scandiacus, pero un golpe la dejó sin sentido.

Le dijeron que fue Vultaire quien lo había planeado todo, en un inicio no lo creyó, incluso viendo los videos, había cosas extrañas en esas historias, ciertas partes no encajaban, aunque su reacción final fue devastadora para sus creencias, las creencias por las que había luchado y sufrido, por las que aceptó tantas humillaciones y desaires.

Las pichones, esas huérfanas que perdieron a sus padres en la invasión de los lagartos, abiertamente la evitaban, se dio cuenta que muchos la culpaban de lo que pasó con la Orden, nadie decía nada, en el fondo así parecía, lo extraño es que Madre Scandiacus le creyó, no supo cuanto lloró, pero lo hizo en sus brazos, los brazos de esa madre sustituta decepcionada que nuevamente la atraía a su regazo, una vez que su fe en Vultaire hubo desaparecido.

“¿Por qué continuaba haciendo eso?” Se preguntaba al ver al Señor de los ThunderCats levantar una espada que despreciaba. “¿Quién era realmente ese chico?” Pensó que Madre Scandiacus la quería nuevamente de Prefecto y trató de encaminarse para esa tarea, para su sorpresa no tenía esas intenciones, pues no se decepcionó de que fuera tan abiertamente rechazada por el consejo, ella no intervino en recomendarla nuevamente, sintió mucho enojo y frustración.

Tal vez su momento había pasado, el papel que Madre Scandiacus le quería ofrecer era opuesto, servirle al nuevo Prefecto. Sentía celos de Lion-O, pero también humillada que la tarea encomendada era la misma que tantas decepciones le había dado.

Por otro lado, la idea de que la alumna estrella del viejo Jaga entregara tan fácilmente al rey que juró proteger por el amor de su novio, le hizo sentir un enojo solamente comparado con su propia falta a su madre adoptiva.

Si Lion-O fuese su Vultaire, ella nunca le hubiera decepcionado, pasara lo que pasara se habría sentido orgullosa de ella, habría antepuesto lo más valioso para ella con tal de verle feliz, le hubiese seguido al mismo infierno, sentía que había arribado al lugar equivocado, si hubiese aterrizado en Thundera, hubiera servido a la persona correcta.

En cambio, lo que obtuvo por servir tan fehacientemente a alguien que no lo merecía, era a un cobarde que odiaba su puesto, vio la primera oportunidad para servir a un amo más poderoso, uno que le daría el poder sin límites que deseaba y se alejó tan rápido que la vergüenza no pudo alcanzarle, un día regresaría seguramente para reclamar todo el control para sí de Avista y ella estaría esperando.

Se sintió tan bien decirle a Cheetara que sería su reemplazo, ver su cara de frustración, al quedar tan confundida, que fue liberador, la broma una segunda vez, con el patente desagrado de la felina fue tan delicioso como la primera.

Miró hacia atrás y supo que sus deseos por acabar con el traidor Vultaire nunca se llevarían a cabo, moriría en ese lugar desolado, deseo que fuera rápido e indoloro, tomando a la pequeña entre sus brazos saltó los últimos obstáculos y se lanzó al vació abriendo sus alas.

Cerró los ojos, su ala lastimada se dobló con la fuerza de aire, no sin antes despegarse unos metros de la cascada, pero no lo suficiente, había un trecho entre ella y esa ladera demasiado grande, no había nada que hacer, fue entonces cuando él apareció.

-¡Te tengo! La mano musculosa y peluda de un chico, unos años más joven que ella la alcanzaron, dejando que el gusano se desbarrancara, le miraba con sus ojos blancos completamente abiertos de la sorpresa.

Se había sujetado con la cuerda de su guante y se balanceó de regreso hasta posarse en una porción de la ladera donde unas luces potentes la enfocaron, eran del vehículo que llevaban siempre, aunque este era completamente blanco, creyó que lo habían perdido en algún momento de camino a Avista.

-¿Cómo? Mandora gritó en su sorpresa, mojada por la lluvia que inmisericorde la bañaba.

-No lo sé, de pronto la espada brillo y al ver por el ojo supe que estabas cerca y que tenías problemas, aunque no eres la única.

-¿Eso qué quiere decir? Lion-O le sonrió y con la mirada le indicó en dirección al fondo del barranco, esa enorme masa de scavengers se lanzó sobre un ejército de lagartos que seguían los pasos de cerca del tanque felino, luego de su intempestiva intervención, Mandora lo entendió, abrió su ala para mostrar a Wily Kit.

-¿Wily Kit?

-Esta pequeña ha hecho algo muy temerario y estúpido, pero que requirió de mucho valor, la he mantenido caliente y seca, pero necesita dormir y un lugar seco donde descansar.

-Dalo por hecho. Con ese amable semblante del felino, Mandora se contagió de la emoción sonriéndole involuntariamente hasta lentamente dejar que su cuerpo se apoderara de ella, cayendo desvanecida, completamente agotada, Lion-O la cargó entre sus brazos y supo entonces que estaba a salvo.

####

Para cuando Mandora despertó era el sexto día de ese infernal viaje, Lion-O hablaba con la gatita en sus brazos, mientras merendaban un pan y diversos antojitos que solamente se adquirían frescos en los pueblos, no sabía cuánto tiempo había pasado, pero su ala estaba vendada.

Ella no estaba sobre el frio compartimiento de un tanque, sino sobre una acolchada piel de alguna clase de animal.

-Nos hemos detenido en un pueblo Wollo y comprado muchas cosas con el poco dinero que llevaba, por fortuna eran monedas de oro del tesoro de Wily Kit.

-¿Dónde estamos? Mandora observó a través del monitor y las nubes parecían interminables.

-Vamos de regreso a Avista, por cierto, hay alguien que tiene algo que decirte. Lion-O miró con reprobación a Wily Kit, quien avergonzada miró al ángel.

-Gracias coleguita, por salvarme, ya sabes.

-Debemos mejorar esos modales Kit. Lion-O le jaló la oreja con paciencia, ella continúo tímidamente mirando a la chica que cerró sus ojos divertida, la pequeña gatita al ver la respuesta, sonrió con su cara degustando la comida sin preocupación, en un punto quiso tocar su flauta, pero Lion-O se la quitó para que descansara Mandora, pero esta quería escuchar.

-La próxima vez, promete hacerle caso a los mayores. Mandora dijo, restirándose adolorida y se recostó nuevamente en el asiento, Lion-O le alcanzó un plato que ella saboreó hambrienta, hasta que se levantó de súbito, al ver a ese cadavérico ser, quien la regresó a ver.

Ponzi le sonrió amablemente quitándose el sombrero y Snarf solo bufó volviéndose a dormir.

-¿Quiénes son ustedes? Lion-O le presentó al wollo Ponzi, un vendedor de pociones de la region desértica y ese ser cibernético llamado Soul Sever (Rompe almas), pero que Lion-O recortó a Soul para no asustarla.

Soul Sever conducía atravesando un largo bosque de pinos y abedules rojos para internarse en dirección a Avista, Ponzi con Snarf en su piernas, estaba sentado en el asiento del copiloto.

-Le envidio, a esa edad se consigue un reemplazo con demasiada facilidad, así son los jóvenes. Lion-O negó con la cabeza, pero Ponzi no le creyó riendo amablemente.

El cibernético ser miró de reojo, pero no les puso demasiada atención, sus necromecas estaban todos hibernando conservando su fuerza, en Avista habría un generador para recargar sus baterías, mientras tanto debían mantenerse vivos, si así se podía calificar su situación.

Se había quedado sin hogar y al recorrer nuevamente esos lugares, pensó en su familia y el viejo pueblo de olvidada memoria, donde pasó sus días más felices hasta que la peste lo arrasó, tendría que arriesgarse a lo desconocido nuevamente y no sabía si confiar en ese león y sus amigos.

La inundación era tan extensa que pasaron varias horas antes de que encontrara un terreno seco, la tormenta paulatinamente se alejaba, ya era de día cuando los primeros rayos del Sol asomaban entre las nubes.

-Parece que lo ha conseguido. Soul Sever dijo con su metálica y aguda voz.

-¿Qué cosa? Mandora habló despertando a Wily Kit y Lion-O.

-Ese ser llamado Mumm-Ra. Lion-O se reincorporó y la pequeña que bostezó sin soltarse del felino, frotándose la cara.

-¿Ya hemos regresado?

El tanque se detuvo y el grupo salió para observar el campo, Soul Server sacó a Flicker de una caja donde estuvo guardado, este despegó inmediatamente revoloteando sobre la cabeza de su dueño, mientras Ponzi y Snarf se estiraban, siendo espantados por el caminar de los necromecas que salieron como ánima que lleva el diablo, extendiendo unos paneles para capturar la luz del Sol y convertirlo en energía.

-Se está moviendo más al noroeste. Mandora lo comprendió perfectamente, lo que sorprendió al felino.

Lion-O quien tomaba de la mano a Wily Kit, descubrió que la tormenta no se hacía más chica, sino que se alejaba conservando su forma y tamaño.

-Su nave sigue dañada, pero el que vuele ya es un gran inconveniente.

-Debemos reparar Avista lo más pronto posible. Sentenció Lion-O.

-Yo renunció, respondió Mandora.

-¿Qué renuncias? Lion-O abrió la boca sorprendido.

-Sí, he encontrado un trabajo mejor.

-¿Trabajo? Mandora le sonrió mirándole misteriosamente.

####

Lion-O desenvainó, sus acompañantes vieron la famosa espada de los Augurios en acción, aunque Soul Sever no comprendía la razón de hacerlo.

Thunder, thunder, thunder, thundercats, Ohhhhhh!

-¿Qué estás haciendo? Preguntó Soul Sever.

 -Estoy enviando la señal a mis compañeros, seguramente lo verán y sabrán que estamos bien, ya que está el cielo despejado.

-¿Niña, tienes idea de lo que está hablando? Soul Sever se refirió a la niña que le agarraba de la mano.

-No tengo idea coleguita, ni idea.

Ponzi también le miraba contrariado, seguramente a esa distancia la espada no podría verla nadie, aunque de ser pequeña se hizo muy larga, como fuese, no más que una espada normal.

Mandora se echo a reír.

-¿Qué es tan gracioso? Lion-O no sabía por qué le miraban tan extrañamente, Mandora se tiró al suelo muerta de risa, pero al recargarse sobre el ala lastimada grito, sobándose estúpidamente.

Él veía la fulgurante señal felina en el cielo, ¿entonces, por qué parecía que ellos le estaban viendo hacer el tonto?

-¡Ouch! No seas idiota, eso no funcionará, ja, ja.

-¿Idiota? No soy ningún idiota.

-¿Claro que lo eres, es que en todo este tiempo no te has dado cuenta?

Lion-O bajó la espada.

-¿Cuenta de qué?

-El llamado no puede ser visto por cualquiera.

-¿Qué quieres decir, acaso no ver esa roja y…? ¡Mhm hm hmm! Mandora con rapidez le tapó con la mano la boca.

-No digas la forma que se muestra ante ti, el llamado es sagrado, ya te lo he dicho, no cualquiera puede verlo, solo los elegidos, si dices su forma, ya no servirá a los que sepan que aspecto tiene.

-¿Qué bigotes estas relamiendo? Lion-O usó una de sus expresiones arcaicas que tanto le gustaban, de esos días en que al borde de la muerte se la pasaba en cama leyendo viejos libros de aventuras.

-Eres poseedor de una espada de la cual no conoces nada, si lo hicieras sabrías que "el llamado" no lo puede ver cualquiera, de otra manera sería como llamar a tus enemigos a sentarse a la mesa.

-Pero creí que… ¿Wily Kat? Con sus esperanzas puestas en la pequeña, ella alzó los hombros.

-Nunca la he visto leoncito. ¿Entonces todas esas veces la señal solamente la pude observar yo? Deben estarme tomando el pelo.

Soul Sever le mostró las grabaciones de su memoria y en el cielo la espada no lanzó nada en ningún momento, fuera del aura que resplandeció en la hoja hasta alcanzar su tamaño máximo.

-Te lo dije.

####

Con el Sol de día, los necromecas repararon asombrosamente rápido el tanque y activando las municiones y armas, repararon el exterior aboyado y removiendo la oruga de la cadena que se soltó a pocos kilómetros de su objetivo.

Lion-O se veía confuso y se quedó meditando en silencio durante mucho tiempo lo que acababa de descubrir.

Soul Sever por su parte, se interesó en ese espacio de tiempo en la carreta de madera del wollo, usó el pedazo de guadaña que conservó y cortó con ella la madera, precisamente del tamaño adecuado y la fue armando con suma presión, improvisó unos tubos que con agua genero un vapor muy caliente, valiéndose de las turbinas del tanque, mediante este método doblo los trozos de madera para crear esquinas curvas y construir las ruedas, todo lo tenía en la mente y sabía exactamente lo que quería construir.

Mandora no dejó de ver a ninguno de esos seres sin maravillarse, Flicker retozaba en sus manos dejando que la luz del Sol le recargase, era completamente fuera de ese mundo, aún en Avista no había nada igual.

Luego estaba ese ser formado por millones de scavengers creados en Avista, originalmente utilizados para deshacerse de la basura, se había vuelto una amenaza latente que el consejo nunca quiso solucionar, ella se preocupó de que esos seres pudieran seguir ese mismo camino.

Ponzi y Wily Kit acabaron su parte del trabajo limpiando los escapes del motor, justo para ayudar en los últimos retoques que le daban a su carreta los necromecas, despues de terminar con el tanque, preparó una especie de barniz con sabia de roble y almizcle, creando brea, con una brocha lo untó entre las comisuras de la madera para dejar el interior estanco, en la que perfectamente entró su maquinas para hacer pociones.

-Solo faltan un par de animales de carga para moverla. Dijo Ponzi satisfecho.

-Eso no será necesario, si esa ciudad voladora es tal y como el rey orgánico la describe, podremos ponerle un motor con suspensión.

-¿Ciudad voladora? Oh querido amigo, este chico no para de darme sorpresas. Dijo anonadado el wollo.

-¡¿Cuánto tiempo seguiremos aquí?! Lion-O quien caminaba de un lado a otro inquieto ya no podía esperar.

-Paciencia, esos motores han estado bajo mucho estrés, la grasa ayudó, pero ahora necesita que se asiente el químico que preparé, a diferencia de este wollo, ya he podido averiguar los componentes de la fórmula exactos. Soul Sever lo dijo sin levantar la voz, martillando los manubrios de la carreta, injertando las piezas metálicas que rescató de los restos de la anterior.

-Avista no queda muy lejos de aquí Lion-O, ves esa cordillera.

-¿Estamos cerca del bosque negro?

-A unos veinte kilómetros.

-Podría ir en una de las motos.

-Difícilmente, ninguna tiene carga, además, ese thundrillium es de mala calidad, esas naves han caído a causa de ello, si gastamos de más, no podremos llegar a nuestro objetivo.

-En todo el tiempo que desperdiciamos ya hubiéramos llegado, hemos estado una semana fuera.

-Soul tiene razón Lion-O, la paciencia es la virtud de un líder, un poco de paciencia no te hará mal siendo el nuestro.

-¿Ahora qué bigotes te pasa? Era el primer consejo que Mandora le daba y le molestó demasiado que fuera uno bueno para variar y su actitud pasiva no le despertaba confianza.

-Me he dado cuenta que la vida como Prefecto, nunca tuvo futuro en mi caso, a ti se te da natural.

-¿Y eso qué tiene que ver?

 -Qué he desperdiciado mi vida dedicándola a una persona equivocada y hoy he decidido corregir ese error. Mandora le sonrió dulcemente y eso le alarmó.

-¿Debo preocuparme?

-Al contrario, te aseguro que puedo serte de mucha utilidad, después de todo... te he estado vigilando desde que eras esa cría que repartía comida a los cachorros de perro en Thundera.

-¡¿Qué?!

Mandora se metió en el tanque y se sentó cruzando los brazos.

-Puedo esperar el tiempo que sea necesario, incluso si no confías en mí, al final, si logro mi objetivo y te vuelves un buen líder, habré ganado, así que hazme caso y ten paciencia.

-¡Uhhh, una admiradora! Wily Kit dio de codazos a Ponzi que igual le miró inquisitivamente con una sonrisa campestre.

-¡No es cierto! Negó Lion-O con la cabeza vehementemente.

El tanque arrancó sus motores, con un sonido parecido a un susurro, no era ruidoso como el anterior tanque, incluso al maniobrar, Lion-O notó la diferencia. Estaba impaciente por salir al encuentro de su gente, estarían muertos de preocupación por Wily Kit.

-Para arrancarlo consume el treinta por ciento de la energía, seguramente podremos hacer unos diez u once kilómetros hacia arriba, dijo Soul Sever con el pedal a media potencia, decía que así se consumiría menos.

-Solo apresúrate lo más rápido que puedas. Le urgió Lion-O.

Para cuando llegaron, los monitores del tanque los había dejado desagradablemente sorprendidos, al lado de la estructura de Avista con una gran porción partida por la mitad, una multitudinaria pelea podía apreciarse, algunos disparaban desde las naves de transporte electro-gravitacionales usadas para llevar materiales dentro de Avista, lo que hacía que la gente corriera despavorida para retornar con piedras y palos que arrojaban.

Lion-O miró a Mandora, quien se encogió de brazos.

-¿Ahora qué? Soul Sever regresó a verle.

-¡Derríbalos! Su cara llena de decepción se tornó fría y luego furiosa.

-Espera Lion-O... Mandora le tomó del brazo.

-¿Vas a detenerme?

-No, pero si vas a derribarlos, por lo menos piensa qué si hay muertos, las cosas se complicarán para ti y tus propósitos, no seas como Vultaire, no te dejes llevar por tus deseos y emociones, piensa.

Soul Sever lo miró detenidamente analizando sus reacciones y el comportamiento de sus patrones eléctricos y al ver el cambio, supo que se echaría para atrás.

-¿Puedes hacer algo al respecto Soul? El ser cibernético meditó unos segundos. Tal vez no era un mal líder aquel capaz de mirar tan rápidamente el error en sus actos, en vez de como él, dejarse consumir por el odio, era el valor de tener alguien en quien apoyarse, Flickers recargado en su mano le dio esa misma impresión.

-Por su puesto. Acto seguido conectó uno de sus conectores a la entrada de la computadora de abordo haciéndose cargo del sistema de misiles.

Decenas de ojivas salieron disparadas contra las aeronaves que cayeron al suelo envueltas en fuego, asegurándose de destruir el motor sin dañar a los pasajeros, atrayendo la atención de los desbocados combatientes, mientras el tanque se aproximaba a ellos a toda potencia sembrando el terror en sus corazones.

El rey Lion-O había regresado.



2 comentarios:

  1. Me facino!! Felicidades!!! Gracias por hacerlo, cuando tendremos el nuevo capítulo?

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