En la mañana
Dejaron el pueblo a la mañana siguiente, no podían tomar el camino de las caravanas, el tanque pasó el bosque hasta internarse en un camino arcilloso de terracería, lo que le representaría dos días perdidos, estaban desesperados por llegar a casa, para empeorarlo, no podían usar la velocidad máxima al ser un terreno accidentado.
Soul Sever estaba hibernando junto a sus necromecas. Ponzi estaba dormido luego de una noche imparable de ventas, Jorma en cambio trataba de hacer que el libro de los augurios funcionase, pero no había respuesta, la aguja no dejaba de girar.
Wily Kit arriba del tanque hablaba con Mandora sentadas en la escotilla, quien se limitaba a mostrar esa expresión sin matices tan típico de ella.
– ¿Así que las guardianas son como los clérigos de Avista? Mandora se encogió de hombros.
– En el pasado la Nación de las Aves no era muy diferente del reino de Thundera y las guardianas se encargaban de la paz de nuestros territorios y el cuidado de las reliquias dejadas atrás en los conflictos de aquellos que se disputaban las piedras, con los años se volvió un mero mito, una sociedad secreta más interesada en resolver los problemas políticos al servicio de los poderosos de la ciudad voladora que su tarea original y cuando se dieron cuenta, no eran más que una vieja orden incapaz de hacer nada para ayudar a nadie.
– ¿Las odias?
– Hay cosas que me gustaban de ser una guardiana, pero descubrí que los guardianes como los clérigos manipulaban a sus gobernantes para su propio beneficio y eso nos llevó a elegir a un traidor.
– ¿Te refieres a ese buitre?
– Alguien demasiado listo, pensó que sería el gobernante que uniría el destino de todas las aves bajo su comando, tarde se dio cuenta que era un mero peón del Concejo de Avista al que la Nación de las Aves rechazó y la humillación de su fracaso pudo con él, creo que su guardia más que protegerle, fungían como sus carceleros, aunque todo eso es especulación, no era la clase persona que abriera su corazón a otros.
La guardiana dijo la última parte con un nudo en la garganta, sacudió su cabeza y terminó un par de cápsulas, lanzando una de ellas para que explotara fuera sacando un líquido rosáceo muy espeso y viscoso que hizo blanco en un árbol.
– Eso es increíble.
– Te enseñare a hacerlas, solo promete que aprenderás a usarlas con sabiduría.
– Pero desde luego, palabra de exploradora. Cruzó sus dedos por la espalda sacando la lengua, Mandora hizo un gesto de poca paciencia, pero sonrió al final, solo que su amena charla terminó abruptamente cuando Lion-O apretó los frenos hasta el fondo.
– ¡¿Acaso pretendes matarnos?! Gritó la guardiana que soltó la cápsula a punto ella misma de caerse.
– Por los ancestros, dijo la pequeña imitando las exclamaciones del general Panthro.
– ¡¿Qué?! Mandora volteó para ver en el horizonte estelas de humo negro tras las colinas que rodeaban la ciudad.
– Llegamos demasiado tarde. Dijo Lion-O, la guardiana no se intimidó en cambio salió de un salto al toldo del tanque para meterse en la cabina.
– No tenemos tiempo que perder majestad, debemos llegar lo más pronto posible ¿Puedes hacerlo Soul? Mandora habló con mucha decisión borrando toda aversión, el cibernético ser lo pensó detenidamente, no había otra forma.
– Por su puesto.
– Entonces hagamos esos invasores se arrepientan. Mandora se preparó pese al dolor de su brazo herido, extendió sus grandes alas blancas que brotaron de su espalda mágicamente.
– Tomemos las motos, llegaremos antes, Wily Kit quédate a cubierto y cuidad de Jorma y Ponzi, es una orden.
– Bien, pero promete que no harás nada loco. El león afirmó con la cabeza.
– ¿Estás segura de que puedes hacerlo? Ante la pregunta ella sacó su espada que hizo girar sin miedo.
– Soy una guardiana, esto no es nada.
– Entonces vamos, Avista nos necesita.
– No podría decirlo mejor majestad.
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Avista, ese mismo instante
La novena ola de atacantes arribó con grandes monstruos que llevaban a cientos de simios en sus lomos disparando sus flechas.
Cheetara no fue capaz de evadirse y se estrelló contra la pata del animal, sin su mancuerna derecha era incapaz de manifestar adecuadamente el poder del báculo. El salto de Panthro fue incapaz de acertar en su objetivo, pero con el hacha logró cortar los amarres de una de las bridas que dirigían al animal, debido a eso recibió decenas de fechas en uno de sus brazos.
Tygra agarró a Cheetara entre sus brazos y lanzó su látigo entre los pies del animal que se dobló para caer al suelo, los simios se dispersaron corriendo al bosque cuando los perros les lanzaban hondas.
– A este paso no lo conseguiremos, no siento la mano derecha. Dijo la clérigo.
– Mantener esta posición es todo menos ventajoso, deberíamos replegarnos, no podemos hacer nada sin armas.
– Pero de otra manera perderemos la ciudad, las aves están exhaustas y los perros tienen muchos heridos, por eso sostener esta entrada es la diferencia entre la sobrevivencia o la derrota. Panthro replicó.
– Pues espero que tengas con que soportar a otro par de Rinos, porque ya vienen. Las vibraciones se reflejaban en el agua estancada, Tygra preparó su rifle.
– Yo las piernas, tú la cabeza, Tygra en los ojos, como hemos hecho hasta ahora.
– Eso solo servirá con uno, el segundo va a pasar.
– Debemos esperar a que Dobo y Aburn puedan con él. ¡Vamos! La valerosa actitud de la clérigo era asombrosa y su tenacidad lejos de una terquedad superflua, reflejaba sus grandes convicciones.
– Te he dicho que te ves aún más hermosa cuando te pones filosa.
– Oh, por todos los ancestros... podríamos ponernos más serios. Panthro señaló a los grandes Rinos que se veían corriendo rozando la altura de muchos árboles.
– Yo soy toda seriedad, besó a la clérigo que deseaba ofrecerle palabras de aliento, aunque le faltaba el propio, el principe desapareció para solo apreciar sus pisadas que se marcaban en el lodo.
– ¡Listos o no, disparen a las piernas, luego déjenlo en nuestras manos, no deben pasar de este punto! Panthro dijo en voz baja a los defensores que le seguían.
– ¡POR AVISTA! Gritaron al unísono.
Los muros de piedra y madera cedieron ante la mole de ambos rinocerontes que eran tan grandes que nada podía resistir su paso, incluso las flechas y lanzas no atravesaban sus gruesas armaduras salvo en unos pocos puntos, los tres anteriores ataques fueron realizados con un rinoceronte a la vez, el último de ellos destruyó uno de los cuatro fuertes que protegían Avista, los otros dos eran presas de las llamas en ataques con flechas incendiarias.
Wily Kat quedó colgado de una lanza que Aburn se vio en la necesidad de sacar de su sitio, pero un segundo pensamiento le hizo volver a enterrarla para evitar al desobediente chiquillo moverse y escapar.
Las catapultas hicieron blanco en la cabeza del primer Rino, las flechas dieron en las piernas, Cheetara se limitó a usar su báculo para hacer que las piernas del enorme atacante se separasen y cayera hacia adelante, para que Tygra le rematase de un disparo en el ojo y otro en el oído, el segundo guiado por el fuego que parecía tener un efecto en su naturaleza, acelero pasando el último obstáculo, alzó su hacha y de un golpe destruyó la catapulta y dio un duro empuje contra la estructura del fuerte. Fue cuando apareció un tercero y las cosas se volvieron caóticas.
– Lo ha logrado. Panthro dijo con desánimo. El fuerte se colapsó y sin piedad, el segundo Rino danzaba sobre sus restos intentando matar a los pobres diablos que estuvieran en su trayecto, quienes corrían impedidos por la lluvia.
– ¡Continuemos! Tenemos que detener al tercero. Pero eso fue imposible cuando se desvió lo suficiente para que las flechas no le alcanzaran, sin que Cheetara, que estaba agotada, pudiera atravesar el lodo que parecía haberse licuado por el paso de esa mole, Tygra solo atinaba a dar en su caparazón de hierro hasta que el Rino que no podía detener su marcha, le lanzó su hacha casi al punto para matarle.
Había sido completamente inútil, Cheetara pensó. Sin embargo, un milagro sucedió pues el Rino que casi alcanzaba Avista se derrumbó por un bólido que rugía recorriendo el lodo, cortando de tajo la arteria femoral de su pierna, pues la sangre salía a borbotones, otro bólido que Tygra, Panthro y Cheetara reconocieron perfectamente, se dirigió al tercer Rino, un hilo de luz salió de uno de sus costados, hizo un movimiento de giro que atravesó a todo lo largo el inmenso animal cuyas mitades se separaron.
Un tercer bólido más grande que los otros dos, se acercó desde el noroeste y disparó en dirección hacia donde dos monstruosos animales con simios en sus lomos intentaban alcanzar la trinchera para inciar el combate en tierra, el segundo bólido, que no era más que la moto del tanque que llevaban a Lion-O, disparó un chorro de luz roja que tiró al suelo al primero, Mandora pasó a una gran velocidad volando con su espada desenfundada, los simios les disparaban flechas, ella en un vuelo rasante descabezó al segundo monstruo para alejarse volando.
El tanque reventó la pared con sus garras cohete y tres pequeñas arañas surgieron para empezar un metódico ataque contra los que les siguieron.
– ¡¿Mandora?! Fedora apareció en el cielo con las demás guardianas que parecían alegres de verle, no respondió, se limitó a descender y atacar a una torre de arqueros, tenía muchas cosas que decirles a esas mujeres, pero en ese momento solo había un objetivo y trabajaron juntas en ese pacto sin palabras, descabezó a varios simios junto a las guardianas que atacaron al grueso del convoy, se miraban muy lastimadas, por lo que supuso que debía ser un ataque que duró varios días para hacerlas tomar la ofensiva.
– Parece que por fin se decidieron a mover el culo. Dijo conteniendo el aliento.
– ¡Boba, estaba muy preocupada por ti y es lo primero que dices! Ella enterró su espada en el grueso cráneo de otro de esos monstruos mientras el rey Lion-O saltaba de su moto para luchar sin contenerse contra los invasores, estaba mucho más enojado que ella, tanto como para no inquietarse por los disparos del tanque que pasaban de cerca.
– Más cabezas, menos charla señoritas. El felino les habló con mucha seguridad, disparó sus garras y se balanceó para atacar furiosamente, no tenía protección alguna fuera de la camisola que Mandora le devolvió, aún así, los girones del su ropa sobresalían.
– Te dije que te quedaras con los pantalones niño ¿no tienes más ropa a demás de esa piltrafa?
– El dinero no saldrá de los árboles y esa ropa te queda mejor a ti que a mí. Las guardianas se miraban entre ellas, Fedora tenía una expresión ligeramente alterada.
– Han tenido mucho tiempo libre ¿no?
– No digas idioteces.
– ¡Atentas! Mandora, encárgate de inutilizar con las guardianas a los que van a liderando el convoy, ganaremos si logramos obstruir su avance por este lado del rio.
Los ataques debían ser muy precisos, ascender con el riesgo de las flechas y descender para centrarse en la cabeza de los animales, al venirse abajo sus monturas, ella apreció sus escudos de armas.
– ¿Has visto esos escudos? Mandora señaló al felino que se detuvo en una de las ramas, antes de saltar a la siguiente con las andanadas de flechas que desviaba con su garra y espada.
– Un rinoceronte no andaría con simios, debe ser una alianza de tribus.
– Parece que hemos hecho demasiado ruido.
Era verdad, los ejércitos combinados de los señores feudales, terratenientes y señoríos, decidieron reclamar esa tierra que por años mantuvieron abandonada, aprovecharon la salida del rey para iniciar su ataque, era muy cobarde y merecían un castigo, evidentemente no llegaron por su propia iniciativa, alguien les había indicado el momento preciso para hacerlo, aunque la resistencia de los habitantes de Avista los mantuvo a raya para decidirse a usar las joyas de la corona; pesados rinocerontes.
Los necromecas avanzaron, eran muy veloces, tanto para asustar a un par de Rinos que regresaron sobre sus pasos, hasta que fueron derribados por las largas lanzas de sus propios compañeros que no permitían la cobardía.
Cuando la línea de ataque se rompió luego de dos poderosos ataques con la espada de los augurios y los chorros de plasma de la boca del tanque, su derrota parecía ser inevitable, Lion-O no dejó de atacar para sorpresa de la guardiana que voló hasta él.
– Si quieres volver a ser poseído por la espada te sugiero que continúes, si no, creo que ya es suficiente castigo. Lion-O continuo con su ataque inmisericorde.
– Te aseguro que eso no pasará, pero no podemos parar.
– ¿Ahora te has vuelto un vengador convencido?
– Esto no es venganza Mandora, es lo que se supone debemos hacer con aquellos que nos retan estando en el suelo, deben saber que no será fácil nunca más, tal vez los lagartos tengan derecho después de tanto sometimiento a sublevarse, pero nosotros también tenemos derecho a vivir y si nos pisan una y otra vez, que sepan que se van a espinar.
– Creí que no estabas de acuerdo con las maneras de Thundera.
– Estoy en contra de muchas cosas que reniego de Thundera, pero si sigo temiendo lastimar a alguien o me preocupo por sus sentimientos, no podré obtener su respeto y será mucho peor.
– ¿Y qué planeas hacer?
– No podemos desperdiciar la ocasión con tanta comida corriendo hasta nosotros.
– ¿Debes estar bromeando?
– “…” Él continúo mirando hacia el frente.
– ¡Eww! Eso es desagradable. Lion-O sonrió, el invierno se acercaba y esos animales tenían una carne muy tersa.
– Tengo que aprovechar cualquier oportunidad.
– Pues algo me dice que no eres el único. Mandora y las guardianas miraron al horizonte, ella le alcanzó la mano y le elevó, lo hizo con su brazo lastimado, como fuese, era una persona demasiado fuerte para tomarlo en cuenta.
– ¡Rayos! Mandora volvió a bajar, las guardianas se posaron en los árboles dejando que el enemigo retrocediera.
– Es su carga final, atacarán con todo, nos han atacado por ambos flancos durante días, pero el ataque por el Este falló y con la lluvia ha preferido atacar directamente desde el bosque oscuro.
– ¿Cuantos días?
– Desde que te fuiste a buscar a la niña.
– Doce días… ¿y la comida, han recolectado las provisiones que acordamos con los wolos? Fedora negó.
– Me temo que ni siquiera el quince por ciento, estamos escasos de todo.
– ¿Tienes idea de lo que significa? El invierno será muy crudo, es de lo que se habla en los valles interiores.
– Creímos que podíamos hacerlo sin usted, pero hay tantas peleas internas, que solo nos hemos concentrado en sobrevivir, no debió irse.
– ¿Qué defensas tenemos? Preguntó Mandora.
– Construimos barricadas a los largo de una trinchera que cruza toda la ciudad con fuertes de piedra y madera protegidos por catapultas, no tenemos mucha energía para nada más, dejamos un cañón de energía activo por si se acercaban, pero hace varios días dejó de funcionar, atacaron los caminos de transporte y han penetrado todas las líneas, si alcanzan el valle pueden ir directamente sobre la ciudad y yo, yo... estoy exhausta, lo siento… pero la madre superior fue herida y no supe que hacer… no sé.
– Está bien… has hecho lo suficiente, como sea, esto lo cambia todo.
– ¿Por qué lo dices?
– Es un ataque desesperado, seguramente los generales del ataque están muy presionados para obtener una victoria.
– Debemos detener con urgencia a los rinos o esto no servirá de nada. Mandora veía los estandartes de cada grupo de atacantes aproximarse.
La apreciación de Lion-O estaba en lo cierto, los generales, llenos de frustración enviaron a todo lo que tenían en un intento por hacer una cuña hasta entrar en la ciudad, era gente en extremo temeraria y eso los hacía peligrosos, pues la batalla era de vida o muerte.
Las flechas no afectaban a las bestias que cargaban enormes monturas con torres arqueras y almenas de lanceros, los necromecas desarrollaron una rápida estrategia atrayendo su atención, intentaban pisarles, pero estos subían por sus patas, elevándose para caer pesadamente, eso desestabilizaba a sus monturas, los simios escalaban en las ramas de los árboles para regresar por donde habían venido, abandonando su transporte a su suerte, no huían, en cambio se sumaban a las tropas de retaguardia donde seis rinos les abrían camino entre los árboles, mismos que se rezagaron cuando dos gigantescas moles aparecieron de entre el bosque.
Sus generales adelantaron sus posiciones, montados sobre los dos rinocerontes más grandes que nunca había visto, poseían una armadura colosal y pesada, chorros de vapor salían de sus narices por el enorme esfuerzo, aún así su velocidad era temible, atravesando los caudales de agua de un paso, en su cabeza sobresalía un cuerno de guerra, tocado para dirigir las andanadas de flechas incendiarias se desplazaban por las copas de los árboles y el valle, alejando a los que se les opusieran entre ellos y su meta.
Lion-O sabía que no tenía manera de detener ese ataque, incluso con la espada, pero sí en cambio usaba su guante... Mandora, como sea, se lo impidió.
– Escúchame, no puedes usar la armadura sin una invocación, no es solo temerario, es un disparate.
– Quieres decir como con la espada.
– Las piedras permiten que el guante escudo se transforme, pero no tienes la piedra adecuada para el trabajo, la única forma es con una invocación.
– Pero ya lo he hecho una vez.
– Y recuerda lo que pasó, no soportarás una segunda vez, tu alma se partirá en dos. Mandora hizo una seña para que evitara hablar de más, al tiempo que le hizo notar que traía esos lentes rotos en el rostro que aparentaban proteger su vista de la luz del Sol para que las demás Guardianas no sospecharan.
– ¿Se te ocurre una mejor manera?
– La acumulación es un peligro, Mandora tiene razón, sin una invocación usar cualquier poder oculto dentro de una reliquia mágica es peligroso.
– No podemos quedarnos de brazos cruzados, si hay una persona que tenga una sugerencia, es el momento de decirla.
– Ataquemos a los ojos. Fedora le dio sus binoculares, los masivos rinocerontes tenían cubiertos sus ojos con gruesas armaduras, lo que significaba que eran controlados por los que estuvieran dentro de una montura soldada al resto de la armadura.
– ¿Tengo que decir las mismas palabras que con la espada? Preguntó el felino.
– No “so tonto”, la espada es diferente, por no decir que la garra es una especie de candado, representa un elemento neutro para regular el poder de la espada, así que debe tener una invocación diferente.
– No entiendo la mitad de lo que dices, pero si no la uso nadie va a poder detenerlos ¿es lo que quieres?
– Si perdemos Avista todavía podríamos ir a algún otro sitio, si tu caes, nuestro futuro será aún más oscuro.
– Es invierno, no tenemos provisiones y un lugar a donde ir, no hay otra opción. Mandora intentó alcanzarle cuando este dio un paso hacia la siguiente rama y eso le hacía difícil planear, sin olvidar que sus alas no se habían recuperado del todo.
– ¡Lion-O! No seas estúpido.
– ¿Qué más nos queda?
– Encontraremos otro modo.
– “No vas a confiar en ella ¿o sí?” Lion-O pasó una rama donde se encontraba erguida Panthera, pero al tratar de regresar a verle, esta desapareció.
– ¿Pero qué rayos?
– ¿Qué ocurre? Preguntó Mandora.
– “Es obvio que oculta algo.” Ella seguía apareciendo intempestivamente.
– No nada… es solo que.
– “Estas harto…”
– No sabes nada.
– ¿Cómo dices?
– “Si no puedes creer en nada, mira por ti mismo, tanta palabrería y al final tienes miedo de la verdad.”
– ¡Si vas a ayudarme hazlo o desaparece de mi vista de una buena vez maldita arpía! Gritó en dirección contraria a Mandora que se encendió como una mecha.
– ¿Cómo te atreves…? Fedora señaló el punto a donde ella consideraba estaba su invisible interlocutor.
– “Perfecto, esperaba a que me dijeras eso. Lion-O tengo fé en ti.” Dijo mordazmente con una sonrisa de su hermoso rostro de amazona.
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Momentos antes
El tanque con un color blanco y azulado atravesó el cielo para caer nuevamente en el terreno lodoso e internarse en el bosques negro, donde las motos y las guardianas de Avista volaron, desde ese sitio no era posible ver demasiado al fondo de los altos y frondosos árboles, aún con tantos de estos derribados, pero los chorros rojos de luz y los gritos de los atacantes podía dar una idea de la magnitud del combate.
Un rinoceronte estaba partido por la mitad y un segundo corría sin su cabeza hasta caer en el suelo, las bestias que aparecieron después iban sin sus jinetes, cayendo en una zanja.
– ¿Qué en cielo está pasando? Cheetara y Tygra ayudaron al general cuyo brazo derecho se había prácticamente desintegrado. La clérigo cojeaba del pie izquierdo y el príncipe Tygra tenía abierto el labio, sangrando levemente.
– Parece que llegaron los refuerzos General.
– Es, es…
– Eso parecía, pero se metieron al bosque.
– Oh, espero que no lo dañen o se las verán conmigo.
– ¿Estás hablando del maldito tanque? El general se puso un dedo sobre su labio como un niño esperando por un regalo. Cheetara con su cabellera desaliñada intentaba no golpearlo, pero no le faltaban ganas.
Los simios y armadillos corrieron cuando lograron liberarse de los restos de su montura, uno de ellos disparó su flecha sobre ellos, una herrera de larga cabellera le dio con la suya propia, lo que les asombró, la segunda flecha lanzada por un simio, se enterró en el lodo desviada por un mazo salido de las manos uno de los constructores de las catapultas para darle de lleno en el pecho, tirándole al suelo, eso hizo que el resto huyera sin presentar batalla.
– Tenemos que reagruparnos y seguir al bosque.
– El lodo no nos dejará llegar lejos Cheetara, sin un vehículo nos pasará lo mismo y todos estamos muy cansados. Tygra apuntó.
– Él tiene razón, cargar piedras tienen sus efectos adversos, y si vamos, las pocas fuerzas que nos quedan no podrían recuperarse de un contraataque.
– ¡Mira! Tygra señaló a esa misma chica que apuntaba hacia el bosque saltando con una expresión preocupada.
– No creo que podamos hacer nada, ni con un tanque, ni con cien. Panthro dijo desanimado al ver las moles de rinocerontes aparecer entre los bosques, había entre ocho o diez de ellos, se confundían entre las ramas más altas de los árboles, dos de ellos por el contrario, eran muy visibles, enormes, partieron grandes abetos en dos que se venían abajo tal si fuesen palillos de madera, los cuernos de guerra resonaron y los que estaban en las trincheras comenzaron a correr hacia la ciudad.
Los herreros que en todo ese tiempo no cruzaron palabras con ellos, sacaron sus mazos manteniendo su posición con los perros.
– ¡Si vamos a caer este día, que sea con honor! Alzó la voz el General llamando la atención de los voluntarios.
Los fuertes abandonados construidos a lo largo del rio habían caído dos días antes, crujieron con el paso de eso dos colosales monstruos para deshacerse literalmente en un amasijo de piedra y madera. Cheetara alertó a la enfermera Zira que se llevara a su gente al centro de la ciudad, pero ella no iba a dejar a los heridos.
Las flechas cruzaron el cielo y se apagaron en el lodo fresco.
– Es totalmente insano, es un ataque desesperado. Dijo el General.
– No tenemos nada con que pararlos espero su “majestad” tenga una mejor idea.
– No lo dudes. Tygra se hubiera molestado por la seguridad de la clérigo que no se cubrió y parada con su bastón de combate esperaba bajo la tenue llovizna, él se cruzó de hombros y esperó, no tenía nada fuera de su látigo, ni su rifle o sus armas tenían ya carga.
– ¡Muy bien, si desean guerra será guerra! Ustedes ¡Carguen la ballesta doble! Herreros ¡Corrijan la posición de la catapulta! ¡Vamos señoritas! No tenemos todo el día.
– ¡Sí General! Gritaron al unísono.
– Chico, si tienes un plan, es mejor que lo muestres en este instante. Dijo esperando que sus palabras llegasen a al rey.
La lluvia cesó de repente y un leve temblor se sintió conforme la luz del Sol atravesaba las nubes que fueron separándose donde dos columnas de rayos aparecieron para desaparecer rasgando el cielo. Las nubes se volvieron a cerrar tornándose más oscuras que el carbón y el bosque se fue llenando de un color rojizo.
– Al menos se está haciendo bueno en hacer entradas. Dijo el príncipe. Nadie le tomó en cuenta sus palabras, era como hablar al vacío, una sensación de sordera que invadió el valle.
Los defensores de la ciudad y la gente que se refugiaba bajo su panza, supo que afuera sucedía un evento extraordinario conforme los que estaba en la cima de la ciudad descendieron para señalar el bosque, podían ver una figura que no los espantó, en cambio les atrajo.
Los rinocerontes seguían su marcha, sus conductores se debieron sorprender que los defensores estaban afuera de sus posiciones, les ignoraban… los soldados que se parapetaron en uno de los animales derribados también lo vieron.
Un enorme brazo dorando impacto en los rinocerontes que seguían a los dos más grandes. Uno de ellos apareció volando para adelantar a estos, cuyos conductores regresaron a ver lo que sus bestias no podían, al tener su visión impedida para que solamente vieran hacia el frente.
– ¡GRGRGRR! Un estruendoso rugido resonó y cuando esas moles quisieron girarse un pesado golpe les cernió con violencia, los rinocerontes vieron unas garras negras cubiertas en oro aplastar a los tripulantes en su lomo, ellos fueron agarrados del cráneo y derribados hacia atrás, para que al caer un par de puños les aplastara sus trompas con todo y sus gruesas armaduras. Su cola era larguísima con una punta negra y bifurcada, que sonó como un látigo cuando agarró impulso para correr al bosque, donde los otros atacantes todavía seguían las horadaciones dejadas por estos.
Cheetara vio ese espectáculo que crujía su corazón, no había contemplado nada así en su vida, las guardianas fueron cayendo sobre los soldados que quedaron en el campo abierto y comenzaron el combate, es cuando la lluvia y el sonido regresaron.
– ¡Fuego! Gritó el general, flechas lanzas y piedras de todas clases fueron disparadas y así, entre los sonidos de explosiones, gritos y rugidos de batalla el fuego y el silencio se apoderó del bosque.
– Esto no puede ser bueno. Habló al fin la clérigo. El tanque surgió para caer en el lodo y seguir hasta derrapar a no muchos metros de ellos para frenar completamente su marcha con las motos enganchadas a sus lanzaderas sin ningún piloto dentro, pero una cabeza surgió de la escotilla, pequeña y con su cabellera bicolor recogida por una cinta, ellos sonrieron intensamente al verla que hacía una V de victoria con sus dedos.
– Wily…
¡Thump! La herrera tropezó con la clérigo que corría en dirección a donde la pequeña señalaba, acabó cubierta de lodo maldiciendo.
– ¿Pero se puede saber que le pasa a esa loca? Dijo Tygra que trataba de levantar a la enlodada clérigo.
La trompeta de retirada se escuchó a lo lejos, la misma que sonaba cada noche que los ataques cesaban.
– Se ha terminado. Ella dijo y miró el tanque, pero la pequeña corría a donde la herrera.
El rey estaba desnudo con el guante en su brazo antes de caerse, Cougara lo alcanzó para envolverle en su manto. Su cara tenía una mancha negra que fue evaporándose mientras el Sol por fin aparecía. Mandora emergió de los árboles majestuosamente y descendió para tomarle entre sus brazos sin importarle a quien tendría que quitárselo, Wily Kit conversó con la herrera para darle la mala nueva.
– Los siento, pero creo que el leoncito está apartado. Cougara abrió los ojos en forma por demás graciosa por la sorpresa, ante la celosa guardiana que lo elevó en brazos.
Hizo gestos con sus manos, la gatita ladeo la cabeza de un lado a otro.
– Es que los chicos de ahora tienen gustos muy extraños, yo conozco un elefante muy guapo y toda la cosa. Ella infló sus pómulos, decepcionada. Mandora aterrizó donde Zira se encontraba dirigiendo frenética a los cobardes doctores que tenían que ser amenazados para hacer su trabajo.
– ¡Enfermera! ¿Dónde está la madre superiora?
– ¡Lion-O! ¿Estás bien? Gritó la clérigo que veía al chico desvanecido con una parte de su cabellera de un color negro intenso, la guardiana cubrió su cara con el manto.
– ¿Superiora? ¿Oh? Esa ave cobarde y prepotente.
– ¡¿Cobarde y prepotente?! ¿Cómo te atreves pedazo de imbécil? Gritó Fedora de manera tragicómica, pero Mandora le dio una fuerte patada en trasero para que no le quitase su valioso tiempo cayendo encima de la clérigo.
– ¡Que rayos te…! Con su mano libre, Mandora le puso la punta de la espada en el cuello del príncipe que sin que pudiera hacer nada.
– Enfermera, ¡pronto! Gritó con su voz autoritaria.
– Todos los heridos “especiales” están en el ala central, no es como si lo merecieran, pero ya sabe, las “influencias” ¿puedo asistirte? Él si es una prioridad. Mandora negó con la cabeza, empujó a la clérigo y a su propia compañera de una manera ruda, retomando el vuelo.
– Ay… tienen que disculparla, esto es el promedio de la manera en que se comporta a diario, dijo Fedora que desanimada fue levantada por Zira y otra guardiana.
– No quise ofenderle, usted es un aguerrido combatiente.
– No, no, está bien, yo me saco esto por buscar pleito ajeno, de cualquier manera no pareces preocupada por su majestad siendo su enfermera de cabecera.
– Cosa de nada, nuestro rey es muy fuerte, si ha podido llegar hasta aquí, estoy segura sin temor a equivocarme que estará bien.
– Lion-O es nuestro rey, no el suyo. Dijo el tigre realmente ofendido por el desaire de Mandora.
– Tecnicismo, un día es así, otro asá. Fedora no entendía la razón de que se pelearan por una persona que no era en realidad nada de Avista, hasta que entendió que no era la única persona que lo hacía, a nadie le gustaba estar en el equipo perdedor y sus lealtades se tambaleaban.
Cheetara miró a la Herrera no de muy buena manera, esta última le vio de reojo, aunque seguía siendo acosada por la pequeña que le sugería mejores alternativas al rey de Thundera, aunque desvió la cara indignada. No podía más con su cuerpo, la falta de una de sus mancuernas le había vuelto alguien incapaz de dar un paso y caer sin la menor oposición, pero eso pareció en ese momento una ventaja.
– ¡Cheetara! Tygra gritó afligido, llamando la atención de los demás.
– ¡¿Se encuentra usted bien señorita?! Zira inmediatamente midió el pulso de la felina que era irregular.
– Ha peleado toda la semana, claro que no está bien. Zira, tu sabes que el rey no te lo perdonará si le pasase algo.
– Muy bien príncipe, no es necesario alzar la voz, le atenderemos lo mejor que podamos, para nosotros los amigos del rey son nuestros amigos.
– ¿Pero qué tontería estás…? Tygra se calló cuando sintió un leve pellizco en su brazo derecho.
El jefe médico aceptó la petición de la enfermera, nadie se opondría en ese momento, la gente solo vitoreaba a los líderes de la resistencia, pero estaban más enfocados en el rey, que en prestar atención en un trato preferencial, Cheetara le hizo un guiño divertida.
– ¿Huh? Murmuró el felino con desconcierto.
– ¿Decías algo?
– No, nada, nada. Se agarró de la barbilla estirando su mandíbula, la cansada enfermera siguió a los demás médicos que llevaban a la felina aparentemente inconsciente.
No tenía ganas de discutir, habían ganado y eso no sería olvidado, así que se sentó observando la anodina tranquilidad que apareció de súbito para hacerse omnipresente, incluso él se sentía diferente, Panthro agarró a Wily Kit con mucha felicidad sonreía, quitándose todas su preocupaciones del cuerpo, tenían la misma seguridad que Zira en el rey.
Aburn que miraba la escena, felizmente agarró la lanza en la que llevaba al pequeño felino que no dejaba de hacer pucheros desagradables, pues le había olvidado y eso no parecía ser una novedad.
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Levantar el campamento fue la prioridad de Fedora que estaba detrás de la administración, conforme regresaba el Concejo que parecía haber dañado su imagen. En los días iníciales, las guardianas fueron las que se hicieron cargo, aunque la madre superiora cayó herida en el primer ataque y se la pasó atendida en la cómoda enfermería central.
Fedora fue puesta al mando sola, aunque los felinos se hicieron cargo de la defensa y conforme los caninos arribanam, apoyaron a estos y finalmente los elefantes que trajeron malas nuevas al revelar la terrible situación de la inundación que había cortado los caminos hacia los valles interiores. Anet se dirigía con un segundo grupo de elefantes, así que las bocas se multiplicarían exponencialmente para sus pocos alimentos.
Sabía que el rey estaría a disgusto, había sugerido priorizar la comida y las provisiones, pero no tenían nada, temerariamente, envalentonados por la aparente victoria, los trabajadores aceptaron hacer un camino para las carretas y los wolos que quedaron en la revuelta, pudieron marcharse con las noticias.
Mandora se tomó a pecho lo dicho por el rey y ordenó destazar a los animales y grandes rinocerontes, usar todo lo que pudieran aprovechar, aceite, grasa, huesos, piel y la carne, aunque no todas las aves gustaban de esta última, necesitaban insectos, así que se obligó a las más grandes a alimentarse de la carne y balancear la dieta de cada tribu para economizar sus reservas.
Todo servía y los que recolectaron en el bosque negro lo hacían después de verificar que no hubiera rastro de enemigos, aunque muchos se internaron en grupos para cazar a los que quedaban rezagados escondidos, con los que no fueron nada amables.
Las avanzadas aves, pináculo de lo civilizado, parecían haber cambiado mucho en esos días, pues hacían malabares para obtener cosas que ya no podían producir, como la ropa, las flechas eran recogidas para recuperar los hilos y los pedernales que servían para cortar el cuero. Vestir la peluda melena de un simio no fue problema y aunque a Panthro no le parecía correcto, lo cierto era que el invierno se aproximaba y ellos necesitaban nuevas ropas.
Cheetara se levantó de su camastro en ese lujoso hospital del que Mandora había obligado a despertar con la líder de las Guardiana, con quien discutía.
– Te dije que nada bueno saldría de esto, tu apego a este chico será tu perdición. Ella le agarró del cuello de su bata, pero no se atrevió mientras tuviera sus manos sobre la frente del felino.
– ¿Me dirás que no has sido culpable de esto? No es coincidencia que nos atacaran una vez me fui, por eso me diste la espada de vuelta. La superiora no parecía enferma en absoluto y su porte era completamente diferente al de la persona que aparentaba en público.
– Si esperas una explicación vas a esperarla sentada, si quieres respuestas debes preguntar a la Segunda.
– ¿Qué hay con ella?
– Esos años de aislamiento por fin rindieron frutos, enloqueció, todo lo que ha pasado aquí es su culpa.
– Culparle es de cobardes.
– Hasta donde sé, la experta en espiar es ella y la única con acceso a las salas de monitoreo.
– ¿Y por qué te escondías entonces?
– No soy militar, esa bruja tenía por intención capturarme sabiendo que no estabas para usar tu prodigiosa vista.
– Pues si él no se cura voy a meterte cada rastreador disponible en el culo y me encargaré de que esa maldita lo sepa.
– ¿Todo contigo es violencia y amenazas? Esta vez ha sido muy difícil balancear su fuerza espiritual, me asombra que haya podido invocar un cuerpo entero sin ser devorado, la primera vez que escucho de un caso tan exitoso.
– Él va a estar deprimido, no quiero que le digas nada.
– ¿Y de qué serviría hacerlo? No es como si yo pudiera entender cómo es que sabe invocar.
– Él ha estado en contacto con esa maldita momia, claro que lo ha visto.
– El oscuro no usó la invocación para usar la armadura de Plun-Darr, hizo un intercambio, no creo que pueda de todas maneras invocar un cuerpo entero de otra forma.
– ¿Qué va a pasar con él?
– El tratamiento es el mismo que para un principiante en hechicería, aunque es lo único que no lo comprendo, alguien no iniciado no debería tener capacidad para invocar, es como si su alma hubiera resultado lastimada, su corriente vital es normal, pero la espiritual apenas es perceptible ¿qué ha pasado?
– Yo ya no soy una guardiana ¿recuerdas?
– Por tu propio bien espero que puedas manejarlo.
– No es como si te preocupara de todas maneras.
– Solo quiero que abandonen mi ciudad, no tengo pensado que ni yo o Avista compartamos el mismo destino de este planeta.
– Siempre escapando, siempre huyendo.
– Me pregunto lo que opinarás de ti cuando descubras la verdad de tu propio pasado, vivir de la promesa a una persona no te resultará tan entretenido como ahora ¿o es que acaso esperas que te vea como a una madre?
– ¿Y supongo que tú no me lo dices para protegerme?
– Desde luego que sé cosas, pero si es tan importante para ser protegido por un sello de restricción de alto nivel, entenderás que no tengo control sobre esa información, aunque hay alguien que seguramente lo sabe, pero está fuera de mi alcance.
– ¿Orla? Creí que una sexy y valerosa guardiana la había asado viva.
– Oh querida, no creas esos feos rumores, dicen que la hierba mala nunca muere. Dijo en un tono suave como irónico.
El color de la cabellera del felino se tornó café, luego roja y su rostro fue adquiriendo su usual color pardo claro.
– Por ahora me conformo con lo que pido, luego probaremos si esos hornos funcionan como deben. Antes de que ella realizara una marca elemental la frente del felino, Mandora le tomo con fuerza del antebrazo.
– La invocación fue muy poderosa, aún así no recibió mayor daño, puedo imaginarme el poder de aquellos a quienes invocó.
– ¿Por qué le prestarían su poder?
– Ellos no tienen compromiso con nadie, por eso no puedes confiar en nada de lo que digan, mira por ejemplo lo que hicieron con todos esos tontos a los dejaron que se llevaran sus reliquias mágicas más poderosas… ¿Qué? Mandora se quedó pensativa como si hubiese descubierto un detalle que había pasado por alto la primera vez.
– No lo sé, no me parecía que les invocase… la sensación de su poder elemental era similar, pero no igual.
– ¿Desde cuándo puedes sentir tú algo tan complejo como la naturaleza de un elemental supremo? Dices cosas sin sentido, tu vista te da un asombroso poder de enfoque, eso te haría imposible armonizar con nada espiritual, es por eso que no se te enseñó a hacer tantras ¿Cómo puedes olvidar una cosa tan básica?
– Tenía la impresión de que ese era el caso. Habló monótonamente con un dedo apachurrando su labio inferior.
– ¿Tenías la impresión? ¿Así que esa clérigo que nos espía haciéndose la enferma no es cosa tuya?
Mandora puso atención a la cortina del cuarto contiguo, con su antigua visión hubiera sabido perfectamente lo que ocurría, pero la madre Scandiacus supo que había algo malo en su habilidad cuando no pudo hacerlo.
Cheetara no huyó cuando se abrió la cortina, en cambio avanzó.
– Yo también tengo preguntas que hacerle, así que lo sepan bien, no pienso irme hasta que sean resueltas.
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Avista días después
Tuvo nuevamente un sueño con Pumyra que le dio mal sabor de boca y se despertó para ver a Zira dormida con sus asistentes en uno de los apartados donde improvisaron sus camastros rodeaba a un grupo numeroso de heridos, él como sea estaba apartado, nadie se quejó del amplio espacio o de los numerosos aparatos que le verificaban segundo a segundo, lo contrario que los mismos miembros de Concejo que fueron obligados a permitir sus espacios privados para alojar heridos.
Estaba drogado con alguna sustancia que adormecía sus reflejos, pero fuera de una leve sensibilidad que le duró todo el día a la luz, se encontraba en perfecto estado. Tenía una bata abierta por la parte de atrás, mostrando su cuerpo desnudo, no había más ropa, así que se quitó dolorosamente el catéter clavado a su brazo y otros cables pegados a su piel para tomar la manta usada para cubrir un instrumental dañado de alguna clase que se encontraba descompuesto.
El campamento estaba en calma, con carretas de vendedores y compradores sobre un largo foso que servía para conectar los caminos con el interior de los restos de Avista. El clima en la ciudad y debajo de estas era insoportable al estar en contacto directo con el aire gélido del Este o alejado de la luz del Sol, así que el pueblo fue armado con los restos de la ciudad y madera de los bosques sobre la periferia.
Cuando se aproximó a la bahía exterior al norte de la ciudad, lo perros hacía sus propias casas con ayuda de los elefantes, que cargaban gruesos troncos que eran rebanados con sierras eléctricas de las aves, quienes habían hecho las guías para dividir casas y caminos, por primera vez se apreciaban más emigrantes que aves, estas eran reluctantes a ello, aunque si había otro ataque seguramente la ayuda no estaría de más.
Pequeñas fundiciones improvisadas eran dirigidas por su sano juicio y conocimiento, así que las aves compensaban su falta de quehacer como guerreros con su ciencia y tecnología, una palabra que le estremecía más de lo habitual, los focos de luz eléctrica estaba hechos para no ser vistos, cubiertos por las trincheras que en promedio medían entre tres a cinco metros.
Él quería anunciar al mundo que estaba allí resistiendo, no esconderse, sería una de las cosas que tendría que cambiar o nadie les respetaría.
El griterío más intenso que el mismo mercado delimitado cerca de la entrada oeste, provenía de los niños que orbitaban ese tanque de combate, la doble serpiente que Wily Kit había cubierto con tiza roja y negra, había sido removida.
Los necromecas ni Soul Server estaban a la vista, él había expresamente pedido a Mandora que se encargase de que no fuesen vistos, especialmente por los que llegaban, entre los que podrían haber espías.
Los sobrevivientes a la guardia del edificio central de gobierno, generalmente aves de plumaje oscuro que se recuperaban luego de semanas bajo cuidados médicos, estaban muy familiarizados con las tareas de vigilancia y usaban máscaras con catalejos especiales que detectaban el calor, trataban de descubrir a visitantes indeseables, se decía de una unidad de lagartos capaces de hacerse completamente invisibles, mataban a los mercaderes llegados del Este y eso puso en alerta al Concejo que le dio prioridad al tema.
Panthro que con Ro-Bear-Bill parecían niños con un juguete nuevo, montaban de nuevo el motor derecho del tanque y junto a Jorma, parecían buscar las piezas faltantes de una de las motos cuyo frente estaba doblando, no habían reparado en las cajas de herramientas o era que preferían el reto de hacer las cosas por su cuenta.
Tygra estaba montado en la cabina moviendo la palanca de arranque lo que hacía resonar el motor, Wily Wily Kat estaba a su lado, tenía una escafandra cubriéndole el cuyo estornudando sin parar frotándose su nariz constipada, Cheetara tenía un mal semblante, de todos los presentes parecía la que más había sufrido, su brazo estaba vendado y sujeto a un cabestrillo, su cabeza tenía el mismo tratamiento, usando una ropa que parecía indigna de su estilizada figura.
De Mandora no había rastro alguno, pese a que pudo ver a las guardianas montar guardia en el mercado, aunque vagamente recordaba haberla visto sentada en la tienda médica.
Cougara se encontraba recargada en un poste que sostenía una carpa circular que cubría todo el lugar alrededor de chimeneas que sacaban el humo que se acumulaba por el trabajo de forja, le descubrió un mechón rojo que sobresalía de su capa y sin hacer ningún sonido se acercó con una cálida sonrisa, aunque no era como si eso fuese un gran logro.
Los herreros martillaban el grueso toldo del tanque y con sus manos hacían que se pusiera al rojo vivo la superficie. En otro lado estaban haciendo moldes de partes de la cadena de las orugas, severamente doblada por el cuerno de una de las bestias, esto era supervisado por las aves que estaban haciendo dibujos y conversando sobre las armas de ese armatoste y las maneras más adecuadas de repararlo.
– Descuida, ya me siento mejor. Cougara le tocó la frente con sus frías manos.
Cabeceó haciendo señas, se veía asombrosamente lúcida, aunque parecía que al costo de no soltar una sola palabra.
– No, no estoy enojado, dejemos eso en el pasado. Ella seguía agitando las manos. – No, no pienso castigar a nadie… ¿Gigante? Ah…no sé de lo que estás hablando. Hizo una mueca sin aparentemente creerse nada.
– No lo recuerdo, te lo juro.
Al hablar, alguien alzó sus orejas y llegó corriendo para rascar sus piernas desnudas, era el pequeño Snarf que llevaba un pedazo de carne, del mismo olor que estaba sutilmente impregnado todo el campamento, lo que no había pensado antes, cuando pasó por el mercado, era que había demasiados compradores, una fila larga que daba la vuelta al camino y no era como si tuviesen nada grande que ofrecer a cambio.
– ¡Niff, niff!
– ¿Snarf? ¿De dónde han sacado esta carne? Cougara hizo la seña de una varilla afilando un cuchillo… era carne de rinoceronte.
– ¡Eww! Con más señas la chica paso sus manos sobre su estómago semicircularmente, mencionando que era deliciosa.
– ¡Eww! Repitió, imaginando lo malo que para su fama eso sería, el lugar donde se comen a los ejércitos enemigos, los compradores hacia trueques con carne, sin olvidar las fechas, arcos, lanzas y armaduras dejadas atrás por el enemigo, los huesos de marfil de rinoceronte que hacían dagas hermosas y las cantidades ingentes de metal de las corazas de los rinocerontes adornados con piedras de fuego.
El resultado de estos esfuerzos era amasar una inmensa cantidad de productos y materias primas para mantener la ciudad al flote. Antes de que Panthro se diera cuenta u otro miembro de sus compañeros, un ave que le tenía el ojo bien puesto, indicó a los guardias su ubicación, no sacaron sus navajas de puro milagro, pero antes de que el chico se diese cuenta lo jalaron hacia una de las calles mientras Cougara estaba distraída.
La capa salió junto a su bata volando, quedándose solo de sus sandalias.
– ¡Ahora veremos quién eres intruso! Dijo mientras llegaba corriendo Cougara y abría los ojos con sorpresa.
– ¡Oiii! Lion-O actuó instintivamente cubriendo sus partes, pero era demasiado tarde para evitar un ahogado grito con esa mirada milimétrica de Cougara.
– ¿Majestad? Lion-O les miró de una manera terrible, ambos entonces se echaron a correr, esperaban que con la confusión no reconociera sus rostros, así que no iban a devolverle la capa con que se cubría, como si la vida les fuera en ello.
– ¿A dónde demonios van? ¡Devuélvanme mi capa!
– ¡Cougara! La chica estaba difícilmente decidida a darle la suya, que tuvo que quitarle con las manos en la más absoluta vergüenza, ella podía morir en paz.
– Ha-gá-mos co-co-mo que es-se-te, dí-dí-a, nu-nu-nun-ca pa-pa-só, a ca-cam-bio no te a-se-se-sina-re en res-pues-ta-ta. Ella hizo una mueca estúpida negando, como si no se arrepintiese en absoluto.
– Al menos tienes unas nalgas más redondas que las mías, acepto mi derrota, ja, ja. Dijo Tygra que apareció de algún lugar, mientras su hermano buscaba su espada que no tenía por ningún lado, el príncipe la alzó para que él saltase a alcanzarla, desistiendo cuando la capa amenazaba con caérsele de nuevo.
– Demonio de tigre, dame la espada de una buena vez.
– No veo porqué hacerlo, habías dicho que decidiera que hacer con ella.
– Oh, no uses eso ahora contra mí. Cada manotazo Tygra aprovechaba para lograr que se le cayera la capa, a Cougara no parecía molestarle la escena, pues se quedó contemplándola.
– Ah… Al ver que jugaba con él, se alejó indignado, pero se tropezó con Snarf que pasó entre sus piernas para caerse haciendo un ruido espantoso que atrajo la atención de los presentes que se rieron al verle, hasta que descubrieron su característica cabellera pelirroja.
Sumido en la pena caminó para ocultarse, pero la gente se quedó de pie atrayendo a más y más gente.
Panthro, Dobo aparecieron atraídos por la muchedumbre pensando que había problemas, Wily Kit y Wily Kat ayudaban a Cheetara, él no sabía por qué le miraban así, pero no se sentía bien.
Involuntariamente comenzó a gruñir lastimeramente con los ojos muy abiertos y en una actitud aterrorizada sin levantarse del suelo, miraba como si la muchedumbre se le fuese ir encima alzando su quijada y pegando la parte trasera de la cabeza a la base del cuello temblando.
– ¿Lion-O? Cheetara y los cachorros avanzaron para tratar de alcanzarle, pero su mirada se hizo agresiva cuando lo intentaron, mostrándole los dientes, Zira les agarró del brazo entendiendo que él se sentía acorralado. La gente empezó a aplaudir sin percatarse de lo que sucedía cuando descubrieron que su salvador estaba en su delante. Al otro lado de la calle, Tygra sintió que la espada cambiaba, vibrando violentamente, tal era el calor que la soltó al suelo, energía que fue sentida por Cheetara.
– ¡¡Es que acaso han perdido el juicio?! Su potente voz se alzó sobre la multitud allí reunida. – Les recuerdo panda de bobos que el chico está medicado, a este paso van a matarlo de miedo. Y haciendo a un lado a los curiosos, caminó segura hacia el felino que estaba semidesnudo, cubriéndole sin que este opusiera resistencia.
– Vamos, no te quedes aquí, te había dicho que no salieras. Le cubrió los ojos con un paliacate y le levantó, inyectándole una sustancia relajante con una jeringa en el brazo.
– ¿Qué ocurre? Siento como si el mundo se hiciera demasiado pequeño.
– El medicamente para tratarte tiene un desagradable efecto secundario, es únicamente ansiedad, se te pasará en la enfermería.
– ¿Dónde está esa mujer? Dijo que estaría vigilándole. Cheetara preguntó visiblemente molesta.
– Lo único que dijo es que debía atender unos asuntos muy importantes para el rey, regresó hace unas horas, pero volvió a salir, volvió a decir que era muy urgente.
– ¿Qué es más importante que cuidarle a él?
– No lo sé, solo espero que sea bueno o se las verá conmigo, cambié mi turno varias veces porque dijo que estaría aquí.
Zira no se sentía bien por la falta de sueño, aunque acostumbrada no disminuyó su andar siendo un ave muy dedicada y energética.
– Voy contigo, debo estar allí.
– Si tienes tiempo libre te sugiero que lo uses para descansar, por tu estado deberías hacerlo, salen de una pelea para inmediatamente entrar en otra, así que deja que las enfermeras cuidemos a nuestros pacientes.
– Pero… Zira no parecía demasiado tolerante con los que desobedecían sus indicaciones, en parte por el gran número de personas que atendía, en parte porque los que estaban lastimados no la obedecían y se iban sin terminar el tratamiento.
– Cielos, hay tanta gente que no puedo ni caminar dos pasos. Tygra empujaba hasta llegar a donde la clérigo estaba para agarrarle de la mano.
– Esto se está poniendo bastante rudo. Panthro y Dobo que eran altos, agarraron a los cachorros para elevarlos sobre sus cabezas, veían a los grandes elefantes llevar pacas de forraje y frutas que eran a los únicos a los que parecían respetar.
– ¿Por qué no estás preocupada hermana? Wily Kit escuchó a su hermano y se recogió de brazos.
– No tengo que intervenir cada vez que el chico se encuentre en problemas, debo dejar que madure un poco, por otro lado, esta repentina fragilidad es un buen preámbulo.
– ¿Huh? Parece que alguien aquí ha madurado de más señorita. Cheetara le jaló de una oreja, la pequeña únicamente hizo una sonrisa de oreja a oreja.
– Je, todavía tengo que hacer que la muda no se le acerque o las cosas se echaran a perder.
– ¿Te refieres a la herrera? Oh, eso es muy grosero de tu parte. Cheetara hizo una mueca molesta cuando descubrió a la altísima herrera que sobresalía entre la muchedumbre esperando a Zira, que salió de la gran carpa médica donde cuatro guardias se apostaron y varios más cubrieron las salidas, se agazapó a un lado de la tienta de entrada buscando una oportunidad para meterse dentro, aunque las personas se arremolinaban dejando regalos, lo que ponía los pelos de punta al príncipe Tygra.
– Si me disculpan muchachos ¡Aburn! Guapo y hermoso amigo mío ¿puedes darme un empujoncito? Escalando sobre la cabeza del elefante que no les había notado entre tanto gentío, vio que esta se agarró a su cuerno y de un impulso se posó sobre su cabeza.
– ¿Tienes algún apuro pequeña amiga? Wily Kit apuntó a su derecha.
– ¡A la carga! ¡Por “Liodora”!
– ¿Liodora? Panthro y los demás no sabía a qué se refería, aunque Cougara corrió al ver el elefante aproximarse, Wily Kat se limpiaba la nariz que escurría sus moquillos sin comprender los propósitos altruistas de su hermana.
– Hemos creado a una alcahueta, dijo Panthro con una de sus abultadas cejas alzada.
– ¿Te refieres a esa cotorra salvaje de la otra vez? ¿Cómo dijo que se llama?
– Mandora, se llama Mandora y si fuese tú no me pondría a decirle cosas de esa clase después de cómo quedaron ambos. Tygra miró a la clérigo que rechinó sus dientes al solo oír su nombre.
– Eso sería mucho peor que la rabiosa de Pumyra. A la distancia Panthro escuchó un sonido agudo parecido a un gruñido, sin que pudiera ubicar la fuente.
– Si esa herrera gigantona le gusta, quizás deberíamos ayudarla en sus objetivos, además, no parece como si Lion-O estuviese arrepentido de lo que dijo y lo que menos quiero es una reina con plumas y cara de asesina, si esas son sus ideas revolucionarias, mejor pasar de ellas.
– Dejemos de hablar de esa mujer, tú podrías estar a su lado en vez de mantenerte al margen, nos alejamos más de él cuando otros llegan a meterle un montón de tonterías en su cabeza.
– Mi padre no le crió para que renegar de la corona, si empezamos por cambiar cosas, hagámoslo con los leones, que sea el mejor y no solo la sangre lo que valga.
–Y por "mejor" hablas exclusivamente de ti ¿no?
– ¿Qué dice usted general, cree que el enano esté listo?
– No voy a decir si está bien o mal, lo que dijo me ofendió, a todos nos ofendió, pero este es un momento crucial donde sus propios valores se están poniendo a prueba y no le gusta lo que ve, sé que hay muchas piedras en su camino, será malo si las levanta solo.
– ¿Eso responde a tus dudas?
– Querer una disculpa no es mucho pedir, necesita aprender a ser un rey antes de pedir a otros a que mueran por él por el mero capricho de no tener a la mujer de otro. Cheetara alzó la vista y Panthro bufo hastiado.
– Oh chicos, podrían dejar sus pleitos maritales y regresar al trabajo, Cheetara, pienso que nos ayudarías más si vas al hospital o descansas como te dijo Zira, solo trata de que no te maten esta vez.
– Hmm… no me iba a matar, yo también le di unos cuantos golpes. Murmuró en voz baja.
El encapuchado, que logró escapar de los vigilantes gracias a la confusión con el rey, miraba la escena, guardó un perfil bajo y se retiró lentamente sin dejar trazo alguno de su presencia, pero se notaba muy alterado.
Llegó a su habitación a desgana y se sentó en la rústica cama entrelazando los dedos de sus manos meditabundo.
Era Pumyra, quien pasó a los guardias protegida con el resto de los thunderianos que arribaron al recibir una misteriosa información que hablaba de una ciudad segura para ellos gobernada por el defenestrado rey de Thundera.
– ¿Qué han encontrado? Dos tigres aparecieron, salieron de su escondite cuando escucharon su voz, uno de ellos era un tigre albino, el otro era un tigre alto y fuerte vestido como un cazador.
– Al parecer intentó robarle al cachorro de los thunderianos, este alertó a la guardia y huyó, debe estar buscando un lugar donde esconderse, un grupo de wolos partió al bosque negro en la mañana, así que no sería raro.
– ¿Así que el bosque? Hm… eso significa que la lleva consigo.
– Eso lo más probable.
– Partan de inmediato, lleva a tus mejores guerreros.
– Como ordenes.
– No lo entiendo Pumyra, ¿dejarás que ese león siga con vida? Interrumpió el tigre albino.
– Nada me brindaría más placer que acabar con su miserable existencia, pero de hacerlo por mi cuenta tendría que enfrentar la ira de nuestro maestro ¿serías capaz de hacerlo en mi lugar y enfrentar las consecuencias? No lo creo.
– “Eso no te impide verle a escondidas ¿no es verdad?” Musitó
– ¿Insinúas que soy desleal? Ella le empujó hasta que su cabeza chocó con su frente, llevándole hasta la pared de madera, él solamente acertó a alzar las manos, aunque no faltaba a la verdad, menos cuando ella no quiso mostrar su rostro.
– N-No, desde luego que ngh...
– ¡Lady Pumyra! Es suficiente.
– Te sugiero imbécil que te preocupes más por darme resultados que en hacer al tonto, no estaríamos aquí si no fuera por tu culpa, quiero a ese estúpido mapache, no aceptaré más excusas. El tigre agarró a su compañero y lo sacó por la puerta mientras la felina cerraba enojada.
– Maldita sea, deberías aprender a mantener la boca cerrada, parece que buscas que te maten.
– No es mi culpa, yo únicamente he dicho lo que todos pensamos.
– Tienes una boca muy larga Bengali, incluso has sido castigado por ello, no deshonres más el nombre de tu pueblo por tu falta de control.
– No tengo que responder ante ti o tu pueblo por nada. Gruñó enojado.
– A este paso te quedarás solo, ya es difícil defenderte de nuestra gente que te ve como un extraño incapaz de seguir órdenes.
– Ella lo tenía al alcance de la mano y lo dejó ir Taiga, no soy yo el que tiene su corazón en otro lado.
– Tomar su vida será un placer de Lord Mumm-Ra exclusivamente, además, tu urgencia no es deber o venganza, son celos, no pasa oculto ante nadie lo mucho que acosas a esa mujer.
– ¿Es que no te sientes humillado siendo meros mensajeros?
– Nuestro momento ya llegará, a Lord Mumm-Ra no le importa sacrificar a esos lagartos, nosotros tenemos nuestro propio camino y una vez llegue, estaremos por encima de todos ellos.
– Pues claramente estas ciego.
– ¿De qué hablas?
– Echa un vistazo afuera, no son los lagartos quienes deben preocuparte, sino ellos.
Bengalía abrió la puerta de uno de los costados que daba a un callejón y de allí salía a una amplia avenida con miles de almas recorriéndola, Bengalí veía que esa sería la cantera de la que sus futuros enemigos se nutrirían y eso solamente representaba malos augurios para todos ellos.
Fin de parte 3
genial un nuevo cap. no se que estrella te haya caído para que lo publiques tan rápido pero no me quejo
ResponderEliminaren cuanto al cap esta genial...aunque me gustaría ver mas de que paso cuando cheetara se les enfrento, se ve no salio bien parada ¿¿pero porque la dejaron vivir?? o mejor aun ¿¿porque salio tan bien parada??...en todo caso genial....e insisto en mi petición, trata de explicar un poco los motivos que tiene tigra para tener tanto resentimiento a su hermano, digo ya se quedo con la chica, no sera rey, pero igual el reino ya no existe.....debe haber algo, en este fic se nota que hay algo negro mas al fondo
En estos momentos no se trata de oscuridad realmente, es la ambición y la idea de que es el mejor para la tarea lo que toma lo mejor de él, además de que Tygra no estará de acuerdo con la visión que Lion-O tiene de Thundera, él quiere las reglas del rey Claudus y no apuesta por las de Lion-O que todavía son un misterio para ambos.
EliminarOtra cosa que motiva su enojo, es que Lion-O empieza a hacer cosas sin la intervención del grupo y gana fama para él, aunque Lion-O lo hace por falta desconfianza en la gente.
Para hacer la historia en este punto, no tomo partido, ni Lion-O es muy bueno, para mi Lion-O es una persona inocente que despierta y toma consciencia del mundo, ni Tygra es completamente malo, sino que es parte de su propia visión del mundo y de lo que él considera justo.
no digo que tigra sea malo....pero en tu fic(antes que lo reeditaras), al tipo poco le faltaba para sacarle los ojos a golpes a su hermano, y eso que el pobre ni idea del porque....ademas de siempre tenerle hambre por los triunfos...que el hubiese logrado de no ser tan terco
Eliminaren cuanto a leon0 me gustaria verlo mas maduro, pero creo ese se ira dando
gran fic conti conti
Ellos tendran muchos problemas, pero sera por culpa de Cheetara y luego por su creciente sentimiento de inferioridad, ademas de que Tygra le hara un gran daño a su hermano que sera bastante dificil de superar.
EliminarWaooo dos capitulos seguidos muy bueno; como dije antes me gusta lo que es la invocasion de la Armadura pero la armadura era tan gigantesca tenia entendido que no era muy grande pero me gusta.
ResponderEliminarAy algo que me parecio algo extraño en este cap Cougara se enamoro por asi decirlo de Lion-O? tambien si metaras a Mandora y Cougara en una relacion con Lion-O ya sea algo pasajero por que me gustaria ver una rivalidad entre ellas dos seria algo emocionante ver las pelear por Lion-O.
Bueno veremos un poco de Mandora mas adelante, pero yo no lanzaria mis campanas al sol. Sobre Cougara, no es romance lo que busca.
EliminarSobre el tamaño de la espada, la armadura, etcetera, ni siquiera Mumm-Ra es del mismo tamaño, como ya habia escrito en anteriores partes, Mumm-Ra a veces es mas pequeño o mas grande, el filo y el tamaño de la espada varian, entre mas grande es mas fragil, luego hableremos del tema.
EliminarSobre la rivalidad, no ser´a entre ella y Cougara.
este cap fue genial pero hablando en serio me preguntaba si en alguno de los capitulos que siguen haras que lion-o saque ese lado homicida y retorcido que saco en el prologo p llamenme enfermo pero siempre me he preguntado que pasaria si su equipo en especial cheetara lo viera con esa sed de sangre incontrolable paro no cuando todo a acabano si no en el mismo momento
ResponderEliminarTendrá sus momentos.
Eliminarhola soy yo otra vez oye me estaba preguntando me acorde que en una parte phantro llama a lion-o tigon eso que quiere decir que el es hijo de grune entonces como puede liberar la espada otra cosa phamela aparecerá otra vez es que me agrada su personaje y me gustaría saber que pasaría si ella intentara seducir a lion-o
ResponderEliminarBúscalo en wikipedia :D
ResponderEliminarLa pregunta clave sería ¿cómo es que él puede liberar la energía de la espada más allá de lo que claudus pudo?
Pamhela, claro.
bueno yo creo que el porque lion-o puede liberar mas la energia de la espada se debe a jaga y cheetara por que en una parte del capitulo 1 cheetara se siente muy mal por algo que le hico a lion-o en el pasadopor orden de jaga supongo y si no es por eso debe ser entonces que tiene que ver con la madre de lion-o o como sospecho pumyra el es la encarnación de leo ¿no? por cierto como fue hace poco que puedo comentar en esta paguna dejame decirte que eso del embarazo de pumyra fue increible, pero no crees que estas torturado demasiado al chico dale un respiro no se al menos que cougara lo ayude a reponerse pero claro sin que el se enamore de ella o tal vez si por que en lo que ami consierne mandora no es muy buena para la idea pero seria divertido otra cosa yo lei la historia antes de que la reescribieras pondras otra ves la parte en la que lion-o viaja al futuro por que esa fue una de mis partes favoritas y tambien pondras a la madre de wily kit y kat.
ResponderEliminarLa espada de los augurios no es de metal, sino hecho de una aleación espiritual extraído de la estrella de Plun-Darr y su tamaño no es absoluto, a veces es más grande (para liberar su poder), a veces más pequeño (para evitar acumular magia), tiene que ver con la manera en que se hacen los hechizos y un mecanismo que evite que el usuario resulte dañado al invocar.
EliminarMumm-Ra por ejemplo tiene que cambiar de tamaño para poder soportar más poder, la armadura de los augurios y de plun darr funcionan igual, son el siguiente nivel.
Más adelante veremos esto con Excalibur, la espada más poderosa cuya forma siempre es la misma, pero quien la usa muere.
Sobre Wily kit será lo mismo en la estructura del relato, pero diferente en la aproximación.
Eliminarcreo que entiendo pero eso no responde la pregunta de como lion-o puede liberarla mas que claudus su supesto padre y otra cosa wily ann volvera ha salir y cual sera el papel de las princesas amazonas en la historia
ResponderEliminarBueno, es que hay un problema con la niebla al norte del planeta, eso trae problemas a las amazonas que se quedan sin comida, de hecho los herreros tambien tienen el mismo problema, no sé si cambiaré el argumento para hacerlo más compacto, pero la historia de Willa y Nayda viajan a Thundera para pedir alimento.
Eliminarya veo por cierto en una parte lei que lion-o estara en una dimencion alterna donde se enamoro de Nayda y mato a su acompañante es verdad por que de ser asi la historia se volvera algo confusa quiero decir en la historia anterior el fue al futuro y cuando volvio lo atraparon las amazonas pero después salio del caldero de mumn-ra eso me confundio asi que queria saber como vas a arreglar eso porque a pesar de que me encanto que ese leon fuera al futuro y wily kit los hiciera pasar por su novio (posdata pon eso otra ves si puedes pero esta vez haz que lion-o al menos realmente le siga el juego que la bese o algo).cuando volvio al pasado todo fue muy confuso y dime como sera la relacion de esas dos con el joven rey y como sera la actitud de cheetara perdon por preguntar tanto pero tengo demasiadas cosas que saber y ademas me alegra que alguen como tu siga esa gran historia y que la ponga un poco mas como deberia ser
ResponderEliminarLa historia que estoy haciendo sigue una lógica, pero algunas cosas vistas en la anterior versión aquí serán descartadas, yo no sé si este año Dan Norton se dignará a revelar el resto de la historia planeada mientras tanto me baso en las diferentes cosas que saben del argumento de la segunda temporada.
EliminarHola, antes que nada déjame felicitarte por el gran trabajo que estas haciendo con este fanfic, lo empece a leer desde hace algunos meses y me ha gustado tanto que he leído la historia original y esta que estas reescribiendo varias veces. Me gustaría preguntarte para cuando piensas que estara la cuarte parte de este capitulo.
ResponderEliminarEl relato está a la mitad, debe ser esta semana, generalmente me tardo un mes, así que verás que es bastante duro, pero ya va a salir.
EliminarHola Matius cuando sacaras la parte 4
ResponderEliminarAndo de vacaciones, he retenido la publicación hasta que pueda revisar la ortografía.
Eliminarcuando sacas el siguiente capitulo ya ha pasado casi 2 meses
ResponderEliminarcuando sacas el siguiente cap ya van 2 meses me estoy impacientando quiero saber en que acaba todo esto y mas importante si pondras mas escenas comicas con cougara
ResponderEliminarYa casi, esta semana sale, lo siento, pero las vacaciones son sagradas XD
EliminarJejejejeje, concuerdo contigo.
EliminarMuchas gracias por continuar con este fanfic, yo y muchos te agradecemos y elogiamos el trabajo que realizas y la complejidad de la historia que planteas, lago que en una serie animada jamas veríamos por obvias razones. Exhorto a lo lectores a tener un poco de paciencia, yo también quisiera poder leer un capitulo nuevo cada semana, pero como saben, las cosas buenas tardan.
Por otro lado Matius, en este facfic reeditado con las ideas que tomaste de Dan, se seguirá con el esquema de relación que se desarrollo entre Mandora y Lion-O que plateaste en la versión original, o tendran otro tipo de aproximación. Y la secuencia de eventos conducirá nuevamente al viaje al futuro de Lion-O mediante la semilla de Keos???
Es en la historia que hice al inicio dejé muchas cosas de lado que no conté y eso creó un problema de narrativa porque la historia es desde el punto de vista de Lion-O y por hacer misterios eso se perdió, así que esto es lo mismo solo que contando desde esa perspectiva únicamente.
EliminarMatius, cuando sacas la siguiente parte del capitulo????
ResponderEliminarEste domingo
Eliminarpana ya pasaron tres semanas desde que dijiste que sacarias el cap y nada se que aveces uno esta ocupado y todo pero tambien trata de entender a los fans espero que esta ves sea enserio y salga el domingo
ResponderEliminarEstoy pasando lo último, ya casi, ya casi.
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