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sábado, 20 de diciembre de 2014

Capitulo 2, Episodio 28: El gigante de piedra (Epilogo) "La tensa paz"

Continuamos con los capítulos los iré publicando escalonadamente la siguiente parte el Domingo. Las imágenes se publicarán más tarde, estas son bosquejos.

Epílogo



35 años atrás, Palacio secundario, Gran recibidor, sala de sucesión.

Los pasillos se extendían de lo que una vez fue un gran palacio enclavado en la roca, que en los tiempos de Tydelus, Señor de los Thundercats, adornaba un gran jardín donde tenues cataratas alimentaban los canales que descendían por el valle de los reyes, lugar en el cual se repartían entre kilómetros de cultivos.

Para Claudus, segundo con derecho a suceder en el trono luego de la muerte de su padre en la defensa de Estigia, la sombra de la muerte se alargaba sobre su pescuezo, aún así su mirada llena de fuerza no decaía, su joven amigo se notaba nervioso, le dio un codazo para que mantuviera la compostura.

– Panthro, sé que no te gusta mucho Lynx-O, como están las cosas es la única manera en que podrás servir en el ejército, sé que no es mucho y trabajar con armas de asedio y catapultas es un trabajo extenuante, al menos ayudará a que dejes atrás esa escuálida figura.

– ¿Estás seguro de que me aceptará? La última vez no fue muy bien. El joven azulado se rascaba su larga cabellera asida hacia atrás con un prendedor, mientras sus ropas eran las típicas de un aspirante, sobresaliendo su larga cola que se enrollaba en su cintura tal si fuera un cinto.

– Tu cabeza sigue en su sitio, mientras no abras la boca de más las cosas no tienen por qué salir mal, Lynx-O no se fija en cosas como la cola de las personas en menos de lo que piensas serás un buen soldado de tu nación.

– ¿Me has visto? Soy un enclenque. Que te haya salvado la vida no significa podré sobrevivir a este cruel sujeto. Claudus le palmeo los brazos con fuerza y le miró con paciencia.

– Has pasado tu vida en eso callejón ¿no quieres algo mejor que esos perros con los que te mueves?

– Hm, ya que así lo pones, aún así colega yo me preocuparía más por ti, que te llame el viejo rey no puede ser nada bueno y si tú te vas... estoy jodido.

– Modera ese lenguaje, no vas a estar entre la chusma incivilizada de Thundera, por lo demás, si me va a exiliar la idea no será mala, estoy harto de las indirectas de esos hipócritas de la corte y tú no te portes como uno.

– Está bien, maldita sea, aunque te beneficiaría hacer amigos entre esos estirados, no puedes arreglar las cosas por la espada en cada ocasión, en los negocios como estos te manchas las manos como yo lo hice para sobrevivir entre los perros, ese senescal le está metiendo malas ideas al rey y parece que tiene a todos los aliados que necesitas en la corte y no haces nada para remediarlo, las princesas no pueden verte sin un estremecimiento, ni siquiera el clero se mete porque piensa que estas loco.

– No exageres, si el viejo rey se ha debilitado fue porque se negó a asistir a Estigia, la corte nunca ha estado de su parte, si no fuera por mi padre y mi tío habría tenido que abdicar.

–Yo no estaría tan seguro de tu tío, por lo que sé, ese senescal le apoya en la sucesión, te lo digo, esos dos son malas noticias colega.

– Deja de decir cosas horrendas, mi tío no traicionaría al rey, está de nuestro lado.

– Pues no sé de qué tío hablas colega, como lo veo, pronto dará una mordida, es un cascarrabias sin sentido del humor, todavía recuerdo esa patada que me dio, casi me arranca la cola el desgraciado. La pantera se besaba su cola recordando el desagradable hecho y el insulto que el tío del principe le propinó cuando intentaba incorporarse al ejército.

– Esa gran boca que tienes… Alzó el puño Claudus.

– Hm, si no es porque fueses hijo de tu padre, tu tío… no sería mal candidato, son como gotas de agua. Eso obcecó al león bastante, aunque entendía la razón de esta clase de falta de mesura en alguien de su ralea, a pesar de que le apreciaba por su sinceridad y le debía la vida, tenía que reprenderle o este no tendría una oportunidad entre .

– ¡Suficiente! Un día esa boca y tus ridículas insinuaciones van a costarte más que unas noches en las mazmorras de palacio. Le respondió malhumorado, la pantera tenía una temeridad innata y únicamente movía involuntariamente sus dedos nervioso.

– Relájate, además te tengo a ti para sacarme de esos apuros, los leones son todo deber y combates, sacan la espada al primer pestañeo y ¡Fiu! Muerte por piquete de su propia esposa. Yo no seré así, no señor, una vez tenga mí parcela, voy directo a conseguirme una mujercita, esta vida militar no es para mí.
– Eso si no acabas enterrado por tu boca en una estaca, por otro lado, harías un buen abono. Bufó Claudus, riendo a carcajadas con la expresión de su amigo golpeándole con su poderoso brazo sin arrugar su traje que debía lucir orgulloso.

El teniente Lynx-O, un joven lince rojo de la casa secular, salió de una de las salas e hizo una ligera seña y luego una reverencia, que Caludus respondió con un saludo.

– Te lo dije, ese no se corta nada.

– Nos separamos aquí, esto no es una broma Panthro, llevas contigo el propio honor de mi casa, así que no lo pongas en entredicho, lo que menos necesito es quedar mal ante los linces.

– Sabes… que no haría nunca eso colega. Respondió en un tono lleno de inseguridad y duda.

Sin preocuparse en planear cada paso, lo empujó para que este se cayera nervioso en delante del militar que alzó la ceja nada convencido.

– Reclutas nuevos y con cola, no sé a dónde iremos a parar a este ritmo ¿Has hecho ejercicio alguna vez en tu vida? Mírate, eres un enclenque ¡Póngase derecho! El larguirucho Panthro se estiró lo más que pudo, aunque desde su perspectiva, Lynx-O era apenas un enanito, leyendo su mente, le tiró al suelo de una patada.

– Muy bien muchacho, me aseguraré de hacer de ti un buen soldado, no te preocupes, aquí no te hará falta el alimento. Dijo en voz alta.

– ¿¡Ah no!?

– Por supuesto que no, al final del día estarás tan lleno de comida que no podrás reconocerte, primero vamos a cargar un “par” de sacos para abrir el apetito, nada particularmente complicado, será un día con bastante lluvia y el palacio no debe inundarse, un poco de mantenimiento a los trabuquetes de la muralla para que no se infle la madera y remozar los establos, ya verás, te va a encantar.

El chico miraba perplejo y bastante feliz de encontrar lo opuesto a lo que se esperaba, para aumentar su fortuna, el cielo estaba despejado y sin nubes, así que no había posibilidad de que una gota de agua cayese ese día y por lo tanto, tendría que trabajar menos una vez se dieran su error, aunque los otros soldados se reían sin dejar de llenar sacos con tierra, para luego apilarlos a lo largo del borde del estanque.

– ¿Y cuando comeremos?

– No te preocupes muchacho, ya te informaré, ya te informaré. Con una mueca risueña, los demás oficiales se reían aún más fuerte.

####

El palacio cercano a la sala de sucesión era deslucido y hasta en cierto punto lúgubre, el olor a humedad era tan intenso que se tapó la nariz y caminó veinte metros conteniendo el aliento abriendo la boca cuando llegó al otro extremo, habían pasado sus mejores tiempos, escondiendo entre el fuerte olor a incienso, el vómito y los restos de alcohol usados para los banquetes, sin embargo eran olores viejos, alejados de su situación actual.

No le costó pasar a la guardia, los clérigos parecían todo menos amigables en su presencia, el viejo Jaga, moviendo su bastón, ordenó que abriesen la puerta del salón donde el rey hacia reuniones con embajadores aliados, comerciantes y personas “distinguidas”: prostitutas, maleantes, delincuentes y asesinos que no requerían las onerosas ceremonias ante la corte, por lo que era un sitio más silencioso y para su sorpresa, sobrio como modesto, contrastando con el resto del conjunto, los grandes ventanales crisoles dejaban entrar una luz colorina que no lograba iluminar la totalidad del salón.

El emblema de la casa real, un gran círculo con la estela de una pantera se hallaba a sus pies, desdibujado y sucio por el pasar de los pies de muchos, tal indignidad era un reflejo de su tiempo y de la decadencia del reino, las escalinatas con un solitario trono rodeado de dos esfinges de leones donde su rey gobernaba.

El patiño de gobernante de Thundera, ascendido a senescal, tenía una mueca por sonrisa a la entrada, Claudus percibió su miedo, no era habitual en el rey dejarle entrar a esa habitación, lo que allí se trataba era secreto incluso para él, así que el patiño debió entrar con una alegría que lo desbordaba, lo que le haya dicho su señor, le tomó por sorpresa en la manera menos agradablemente posible.
– Veo que no amanecimos de buen humor ¿Me llamaba su majestad? El viejo rey salió de su reflexión para lentamente bajar la vista al joven león ofreciendo un aspecto desinteresado.

– Un bufón en apuros, de rostro serio y demacrado… hilarante, no me había divertido con esa estúpida cara en años. Dijo con su profunda voz.

– Siendo así, ¿por qué le mantienes en palacio?

– No deberías demeritar el papel de un bufón, tiene un papel fundamental en la corte, debo decir “vital” para un rey acechado por la traición y las habladurías o el “temperamento” que conduce a una guerra, no es un mero entretenimiento que se vuelve aburrido luego de un par de actuaciones.

– Me asombraría que nada útil viniera de ese sujeto.

– ¿De qué otra manera te darías cuenta de los chismes de la corte y sus intrigas? O romper una situación beligerante con una tontería, no, la gente baja la guardia ante lo que parece débil y sin valor.

– Al tener una persona tan intrigante y alejada de la mesura majestad, podría terminar por apuñalarle cuando duerme o envenenarle cuando come.

– Eres sin duda alguien que se maneja bien con la espada Claudus, pero en cuestiones de gobierno no distas mucho de un salvaje lagarto, demasiado estúpido.

Claudus gruñó, el rey era una persona laxa y muy complaciente cuando se requería, al punto de parecer vil, ese día se notaba meditabundo dejando la copa de su bebida casi vacía de lado, manchando con su rojo tinte lo largo de su vestido y sus largas barbas anaranjadas cenizas.

– La única manera de que alguien como tú gobierne será con la ayuda de mucha gente Claudus y eso me temo, será algo muy problemático a futuro siendo tu alguien negado en política, la otra opción, la violenta, será un remedio temporal.

– ¿Qué quiere decir? La afirmación le preocupó mientras pasaba sus huesudos dedos sobre el borde de su copa, le desagradaba por ese aspecto tan lánguido y estiradamente refinado, alejado de la figura clásica de un rey, un manipulador convulso de maneras severas.

– Lo que has oído, que no podré ayudarte en eso. Se levantó y caminó de lado a lado de su trono.

– ¿Ayudarme? Espere, se refiere a que ha elegido, me ha elegido a mi. La expresión del joven león cambió dramáticamente.

– Sí Claudus, serás mi sucesor, sé que esto no es lo que esperabas. No hay demasiado por qué celebrar, así que no esperes una, he enviado mensajes al ejército y a la corte, pronto se sabrá entre la plebe.

– Creí que mi tío… El rey descendió del atril y puso su mano en el hombro del muchacho, mientras con otro gesto hizo que el clérigo Jaga saliera de la habitación.
– Tenía la esperanza de que tu padre… nunca aceptó después de lo que pasó con la reina, su apego emocional a una traidora y su rencor hacia mí nubló su mente. Él era lo mejor que este imperio en decadencia podía ofrecer, lleno de una tonta dignidad y esperanza por el futuro… en vano, ha muerto sin descendientes y con él, la casa de los Claudus, mi casa, está extinta.

– Se olvida mi señor de que yo soy su heredero, su hijo.

– ¿Eso piensas? Bajó la vista mordazmente.

– ¿Qué insinúa? Claudus se levantó y se quitó la mano del rey sumamente ofendido.

– Nada que no sospecharas.

– No… sé a que se refiere su alteza.

– ¿Ah no? Significa que eres un estúpido tal como la corte cree y por tanto no mereces ser rey… no Claudus, lo sabes perfectamente desde hace años, tus rencillas y enojos hacia tu padre no surgen de una apatía hacia la corona, piensas que eres ilegítimo, que él, no es tu padre.

– ¡Mentira! ¿Quién es mi padre si no?

– Si no lo sabes eres más miope de lo que esperaba, recuerda esto Claudus, antes de mostrar una falsa indignación hacia una persona que despreciabas, debes saber que tu padre verdadero te abandonó cuando vio en peligro su propia sucesión, mucho peor, deseó acabar con tu vida, la única persona que te protegió siendo quien eras, te aceptó a pesar de las consecuencias, de entre todos los nobles, clérigos o soldados, solamente él no me dio la espalda nunca a pesar del odio que sentía.

– No puede ser.

– Nacer de la madre indicada tiene su peso en este reino Claudus y él nació sin tener la adecuada, a pesar de sus odios, te sacó a escondidas de palacio, creyó que podría protegerte, eso permitió que un secreto que no debía conocerse llegara a los oídos de la gente menos indicada, así me he enterado, por medio de ese bufón en su delirio por buscar ganancias que nunca merecerá por su indigna ralea.

– ¿Y qué quiere de mi? Si lo que dice es cierto, la corte no lo aceptará de buena gana cuando ya tienen su propio sucesor.

– Francamente me importa un bledo lo que piensen o qué bando apoyarán, solo espero encontrar un poco de él en ti, estos años a su lado debieron enseñarte sobre la lealtad y el honor del que tu padre biológico carece, tal vez sea una esperanza tonta, como sea, una esperanza a la cual aferrarme.

– Pero esa no es su verdadera intención o me habría hecho rey cuando el ejército estaba reunido, no ahora que mi tío tiene todo el poder y apoyos a su alcance. La expresión del rey se hizo amarga, como su aliento alcohólico.

– Quiero que te “encargues” de este complicado asunto personalmente y regreses a tomar la corona, en vista de que tu prometida ha huido al lado de los insurrectos, pronto será dejada fuera de la jugada, así que la purga será inevitable, siendo la última leona real no hay otra manera.

– ¿Una purga?

– Sí y una vez esté completa, como rey tendrás camino libre para unirte a la casa de los Linces y terminar esta interminable guerra.

– ¿Está demente?

– Los linces tienen el apoyo del pueblo, los leones gobernamos por la espada y por la espada caeremos, pero Thundera sobrevivirá con esa aborrecida unión, si no, te verás obligado a usar la fuerza y si eso pasa, nada cambiará.

– ¿Realmente espera que haga eso? ¿Qué acabe con mi propio… padre? Claudus rugió, pero el rey no se intimidó un ápice.

– Si te niegas, él vendrá, acabará con este reino y se establecerá en Estigia, Thundera arderá hasta sus cimientos y la gente será sacada de sus hogares, si te niegas a purgar el mal de este reino, nuestro destino será aún mucho peor, pues hay cosas que se esconden a la vista que nos acechan desde las sombras, incuso las propias.

– A ese bufón… ¿qué le has dicho?

– Le he dicho que tomé mi decisión. Si tu “tío”, al que debe una lealtad, no se mueve cuando reciba su mensaje, cuando complete su traición, significará que acepta el cambio, que te acepta en la corona, si no... esta pequeña flor de la vida, me dirá que mi bufón ha muerto una vez que se marchite. El rey mostró un pequeño frasco con una diminuta flor resplandeciente.

– ¡Pero esto es una declaración de guerra contra todos los feudos exteriores! Querrá matarme a mí y cada persona cercana a mi círculo. Ha provocado una confrontación innecesaria, fratricida.
– ¡Soy un rey y no pediré perdón por mis decisiones muchacho! Esto es necesario y sé que te parece vil e injusto, pero estás obligado a cumplir mis deseos o tú mismo no tendrás un futuro.

– ¡No soy un asesino! Rugió con más fuerza empuñando su espada.

– Lo serás por Thundera, eso significa ser un león, eso significa ser rey, arrodíllate.

– ¡No!

– Si no lo haces tú ¿quién entonces? No hay nadie más Claudus, yo soy viejo y débil, el brillo de la espada en mi mano ha perdido su color, tú debes…

– Lo que me pide es insano, mi propio padre. El rey puso ambas manos sobre sus hombros tratando de calmar la furia de ese musculoso guerrero con un aura asesina que todo león poseía.

– Yo evite hacerlo, tuve miedo y mira las consecuencias, de otra manera no hubiéramos llegado a esto. Jaga, el clérigo, será tu guía en esta tarea, lo demás te lo dejaré a ti, si no puedes cumplir mis órdenes, piensa por ti mismo y decide correctamente.

– No quería esto. Claudus se fue arrodillando lentamente delante del rey, movido por esa reflexión.

– ¿Quién lo hace? Así es la vida.
 Con una mano Jaga atrajo un bulto entre sus manos descubriendo una empuñadura que reconocía perfectamente, la prodigiosa Espada de Thundera.

– Claudus, por el poder en mi investido, te nombro rey de guerra, rey futuro de Thundera, con esta espada legendaria que nos ha defendido durante siglos de la avaricia de nuestros eternos enemigos, trae justicia y verdad, que sea la luz en la oscuridad y la vara con la que castigues la traición.
Y alzando la espada con sus manos  la descansó sobre las de Claudus, quien fue coronado por el viejo clérigo en la más modesta unción, adquiriendo su guante un color dorado.
– Lo haré, finalmente dijo.

– Eso nunca estuvo en duda, majestad. Dijo el clérigo con una reverencia.

– ¿Y cómo lo haré?

– Eso es algo hijo, que tendrás que decidir tu mismo, ya eres un rey, lo que venga después está en tus manos, solo espero que sea mejor a lo que una vez decidí. Dándole la espalda, encumbró las escaleras tomando un estrecho trayecto hacia su despacho, dejando al nuevo rey sin palabras.


####

Al cerrarse la puerta fue un cambio demasiado brusco para la vida del joven Claudus, quien temblaba nervioso sin que nadie le dijera nada, el nuevo rey del imperio tenía que dar sus primeras órdenes por su cuenta.

Jaga que le observaba desde el primer piso del recibidor y se dirigía cautelosamente al despacho del viejo rey, parecía poco emocionado con la estirada expresión que descubrió.

– ¿Qué pasará ahora majestad?

– Es fascinante lo que palabras amables pueden a hacer a una mente débil y tú siempre quejándote de que no aprendía mis lecciones, esos dos se matarán y sin ellos en el camino la posición de los linces por fin se debilitará. Esta guerra terminará.

– ¿Cree que la corte lo aceptará?

– Un león que mata a su propio hijo a conciencia, no será aceptado por el clero, luego la corte se opondrá menos a mantener las normas previas, pero si no es así y Claudus logra el milagro de acabar con su padre, un joven rey, posiblemente estéril y sin una reina, dista de ser un rival serio, más cuando no tiene ningún apoyo detrás. No es una mera suposición viejo Jaga, he ganado.

– ¿Y los linces?

– Presiento que la cabeza de familia sufrirá un accidente muy pronto, mientras viaja a Estigia para apoyar  al enemigo de Claudus, será perfecto, los linces perderán peso en la corte y finalmente podré descansar en mi cama sin miedo a ser apuñalados por esa escoria impura.

– Pero parte del clero les protege.

– Ya no quedan más candidatos viejo Jaga, soy el único y con la última leona real en tu poder, mis problemas con la sucesión se han solucionado.

El viejo clérigo se giró completamente apretando su báculo, pero el rey con una cara enloquecida, sacó un arma de plasma apuntándole.

– Sí Jaga, hasta mis oídos ha llegado la existencia de la princesa Leona, oculta para que nadie la tocase ¿Acaso la guardabas para ti viejo rabo verde? Te has equivocado conmigo, yo no soy estéril y un nuevo heredero vendrá tal como tú deseabas. Dijo con sus afilados dedos describiendo una negación al clérigo

– ¡Insensato, eso no debería tenerlo usted!

– ¿Qué? ¿Pensaste que usaría esa espada indefinidamente? Me protegí gracias a esto.

– ¿Cómo lo ha conseguido? Sabe que esos artefactos son tremendamente peligroso.

– Ku-ku-ku, no viejo Jaga, debo decir “viejo” en serio, la pregunta más importante es: ¿Cómo llegó al clero toda esa tecnología que han guardado debajo de mis propias narices? Nos han mantenido en la oscuridad por siglos, con esto hubiéramos derrotado a nuestros enemigos sin necesidad de toda esta guerra fratricida, es su culpa, tu culpa.

– Entiéndalo Majestad, la razón de mantenerle alejado de la tecnología es por propio su bien, por el bien de todos, ya lo dijo usted, hay males que se esconden a la vista y la tecnología de ese monstruo está maldita, hay peores cosas ocultas en ese lugar que esa arma, nadie debe conocer nunca que las poseemos.
– Me ha enseñado muchas cosas, a veces me susurra al oído, como el hecho de que asesinaste a un rey en el pasado para quedarte con la corona y de que a pesar de negarlo, posees el libro de nuestros antepasados, el libro sagrado de los augurios, no me engañas viejo mentiroso. Le apuntó repetidamente con su dedo índice.

– No sabe de lo que habla, ni del contexto que me llevó a ello, esas cosas ponen ideas oscuras en su mente.

– Oscuridad e ideas, sí, recuerdo bien lo que me hacía esa maldita espada, esas ideas que no iban conmigo, queriéndome convertir en lo que no soy, estando a tu entero control y del clero, por un momento fui presa de esas mentira, me convertiste en una marioneta.

– ¿Cómo puede decir eso después de todo por lo que hemos pasado majestad?... recapacite, aún no es muy tarde para corregirse. El viejo rey puso el dedo firmemente sobre el gatillo, no había vuelta atrás.

– Es demasiado tarde para mí, he procurado deshacerme de mi propia prole, eliminar a esos dos usurpadores criados por esas rameras que elegiste para mi, no me presentarán la menor carga.

– Son su hijo y su nieto.

– ¿Lo son? Mi semilla nunca te interesó Jaga, tu traición fue más allá, por lo que sé no estoy ni cerca de comprender esa maraña de mentiras que tejiste sobre mi vida, pero descuida, esa pérfida reina mía me confesó los suficiente antes de mandarla a la otra vida.

– ¿Usted se ha atrevido a hacer una cosa tan horrenda? Ella le amaba, no tiene idea, sea corrompido hasta ese nivel, qué pena. El clérigo apretó los dientes listo para cargar.

– Ja, ja, así es viejo Jaga, pero no te laves tan pronto las manos, tú me convertiste en esto, soy tu obra. No tienes derecho a hablarme como si poseyeras la moral y verdad absoluta, si solo sirves a una espada, te mostraré lo poco que…


– “¡Ah!” Lion-O fue arrancado de la visión de un pasado anterior a su tiempo, los recuerdos de tantos en un mismo lugar y aún así, no fue capaz de encontrar lo que buscaba.

– “¡Insensato, doblemente insensato!” Una sombra apareció frente a él para tomar una forma conocida.

– “¿¡Jaga!?”

– “Lo que intentas hacer Lion-O es muy peligroso.”

– “¿Peligroso? ¿Saber la verdad es peligroso?”

– “No puedes saber si algo es real o falso viendo los pensamientos de otros ni su naturaleza desde su perspectiva sin una guía, todo lo que extraerás es odio y frustración, el Libro de los Augurios está compuesto de palabras crudas que no encuentran sentido hasta que un sabio lector las lea y comprenda.”

– “¿E imagino que ese sabio lector eres tú?”

– “No entiendes la situación, de esta forma te estás alejando del camino de la espada, por eso el libro te muestra en lo que te convertirás si sigues por ese sendero, es una advertencia.”

– “Eso o que tú me has engañado toda la vida.”

– “He servido al reino más allá de mi deber, confiando mi vida y mi espíritu a ti.”

– “Lo único que veo es que me alteraste los recuerdos, me has manipulado para ser lo que tú deseabas que fuera, he visto los recuerdos de Mandora al tocarla, sé bien que hacías.”

– “Ignorando los conocimientos de la espada depositada en nosotros los clérigos, te olvidas de aquello por lo que estamos peleando.”

– “¿Y qué es aquello por lo qué estamos peleando? ¿Tu idílica unión de todas las tribus? Sueñas un sueño imposible, lo único que lograré es guiarles a la muerte, hablas de que sea un rey y de que cumpla mi destino, tú no eres muy diferente a esa maldita momia, planeando para otros, manipulando sus deseos y aspiraciones. Esta vez no pienso caer en el mismo truco de la espada o tus ridículas ilusiones, ni en esas malditas piedras o en los consejos de cualquier mujer que salga a plantarme una sonrisa tan falsa como tus palabras, son solo mentiras.”

– “Empiezas a hablar como Tydelus, tus pensamientos se mezclan sin control con los suyos al no tener un médium ni una mente clara, no puedes esperar que la gente te siga únicamente porque sí, todos han hecho sacrificios para estar a tu lado y tú únicamente piensas en ti mismo.”

– “¿Cómo puedes decir algo tan cruel cuando la única persona que se ha preocupado por mi verdaderamente es Mandora? Al comprender la verdad por primera vez me siento libre de ti, de ser responsable por todo lo malo que sucedió en Thundera, sé bien lo que Cheetara pensaba de mi en el pasado, ella creyó que no era apto como los demás, si quieres que confié en eso, el demente eres tú, no voy a ser el encargo de nadie nunca más.”

– “Cheetara ha hecho un gran sacrificio para servirte majestad, es que no eres capaz de entenderlo con tantas tinieblas en tu mente, por eso no dejaré que uses el libro hasta que aquello que turba tus pensamientos sea resuelto.”

– “Ella nunca fue leal a mí, así que no seas un hipócrita.”

– “¡Márchate Señor de los Thundercats! Has perdido la fe en tu propio destino, por ahora no eres bienvenido a este templo del legado de tus ancestros, te niego el conocimiento de sus sacrificios hasta que entres en razón.”

– “Soy el rey, tú no puedes… No me hagas esto Jaga, no te lo perdonaré… ¡Jaga!” Pero con el mero movimiento de su báculo fue expulsado, tragado por una corriente ascendente de luz.

– “Si quieres seguir solo Lion-O, no voy a detenerte, si no deseas la espada, esta no te obligará a elegir su sendero, llega el momento de un rey o una persona, por más pequeña que sea, para elegir por sí misma lo que debe hacer, tal vez este sea tu momento o nuestra perdición, ve pues.”

– “Jamás te perdonaré por la destrucción de Thundera ¿me escuchas? ¡Jamás!”

– “No has conocido a la verdadera Thundera, lo que viste en los barrios bajos no se compara a la podredumbre bajo los blancos mármoles de palacio, un día lo harás y verás con tus propios ojos la razón de todo esto.”

Como una imagen fantasmagórica se fue desvaneciendo dejando un intenso dolor e imágenes llenas de sangre y marcados contrastes, el sonido de un corto circuito y el dolor de un haz eléctrico le arrancaron un alarido mudo. Lion-O fue asido por largos brazos tubulares que forcejeaban con él para evitar que se liberase, hasta que se detuvo, recordando donde se encontraba, una sala esférica donde Soul Sever le miraba desde el otro lado de un grueso vidrio que dio paso a un potente chillido.

Abrió sus vidriosos y enrojecidos ojos.

– Al parecer has fallado.



####

Lugar desconocido dentro de Avista

Era el décimo intento e incapaz de entrar, únicamente tuvo recuerdos fragmentados al despertar, el ciberbético ser le ayudó a incorporarse de la plancha, su cabellera era aún más larga que uno de sus mechones fue cortado con interés por los dedos afilados de Soul Sever, estaba cansado y aunque tapó sus oídos el ruido no desparecía.

– ¿Funcionó? ¿Pudiste acceder? El ser de metal negó jalando su brazo.
– En absoluto, el nivel de protección ha aumentado drásticamente a causa de tu ineficacia, si no puedes relajarte no servirá de nada. Soul Sever acercó sus metálicos y afilados dedos a la portada del libro de los augurios, pero un gran chorro de energía le hizo reconsiderar.

– Jaga me impide entrar cada vez y ese sonido horrendo no desaparece.

– Mis sensores no detectan un ruido externo como el que describes, si eres incapaz de tolerar estas sesiones tal vez necesites medicinas, me encargaré de buscar la más adecuada para tu constitución.

– Eso sería muy amable de tu parte.

– Me inquieta que esta alma se haya fusionado con el libro de los augurios a un nivel tan elevado, será difícil extraer información sin su colaboración.

– Si no encuentras otra manera de pasarle, estaremos perdidos.

– “Estaremos” es una palabra que no encaja con mi situación, de todas maneras, no servirá, el tiempo fluctúa de forma anómala a tú alrededor y el libro refleja esas perturbaciones amplificándolas, así que si el libro se niega a darte acceso, no solamente es un capricho, el libro trata de protegerse alejándote.

– ¿Se supone que ahora soy el malo?

– Si el espacio tiempo no se comporta de la manera que debería y el libro es un reflejo del mismo, como un portal a otras épocas del pasado, es un arma peligrosa, intentar controlarlo por la fuerza puede tener devastadores resultados, necesitamos más análisis.

– Y eso nos llevará años… es peligroso, pero siento que esta vez es diferente, no es el pasado, creo que son los recuerdos de Jaga y eso confirma mis sospechas de que Jaga tenía el libro no muchos años atrás, me ha manipulado intencionalmente, sabía que Thundera sería destruida y no dijo nada, dejó que mi padre muriese, ese clérigo embustero debió prever su captura y posterior fusión al libro.

– Creía que hacías esto para averiguar más acerca de esa tal Pumyra.

– No seas absurdo, necesito saber más, no es solo una cuestión personal. La fanfarronería del rey no parecía justificada, pues ese ser decía siempre lo que opinaba y nunca ironizaba, como tampoco reaccionaba ante sus abruptos enojos.

– Las cámaras de seguridad de ese hospital no mienten, al mencionar el hecho de que esa mujer es suya en cuerpo y alma, no debería caber duda, ella intento asesinarte por su propia voluntad.

– Ya he dicho que no se trata de eso,  si sigue existiendo bondad en su corazón debería intentar ayudarle, pero no puedo desperdiciar mi tiempo en ello, así que para de una buena vez. El ser cibernético continuó con su diatriba ignorándole.

– Los análisis de las batallas que he realizado en base a los datos de Avista, sugieren que si Mumm-Ra te ha perdonado la vida en tantas ocasiones, se debe a una actitud intencionada no a un fallo de su parte, si ella es un activo valioso, parte del hecho de que se usa para manipularte, en eso no se diferenciaría de mis primeros necromecas.

– ¿Por qué insistes en esto?

– Debido a que mientes y te obsesiona el tema, puedo saberlo al clasificar tus reacciones involuntarias, esto es muy importante para ti, como el orgánico que una vez fui, te daré el mismo consejo que una vez me diste, déjala ir, no puedes salvarla, no puedes salvarlos a todos siempre, debes continuar con tu vida sin esa piedra a tus espaldas.

– Te equivocas Soul, de eso precisamente se trata esto, de salvarles a todos. Soul Sever se puso nuevamente la mano derecha limpiándose la saliva en la boca que le dejaba un sabor cobrizo.

– Hiciste que dejara ir a mis seres queridos, es lógico que llegado el momento, sea tu turno de hacer lo mismo, debes de ver las cosas con frialdad, los sentimientos son precisamente lo que debes evitar en estas situaciones o te engañarás a ti mismo con falsas expectativas.

– Dejemos esto por la paz, por favor... ¿has logrado ver más de esa escena? Soul Sever se quedó en silencio mostrando su decepción para moverse lentamente a la pantalla del proyector holográfico.

– Nada más de lo que tú has contado, las pruebas fueron diseñadas siglos antes de que nacieras.

– ¿Son o no un método de control?

– Podrías estar exagerando la situación, es muy probable que sean usadas por los clérigos para ayudar a los leones a resaltar ciertas emociones, es igual de probable que tu padre fuera sometido a dichas pruebas.

– No lo creo, mi padre me lo habría dicho, fanfarroneaba sobre la responsabilidad y sus deberes, sus batallas y aventuras, jamás me habló de pruebas mágicas.

– Pudieron ser diferentes a las tuyas, lo importante es que están registradas en las crónicas thunderianas guardadas en la biblioteca de Avista, cuatro pruebas de carácter mental, una de ella estaba diseñada para que la perdieras, las otras para enseñarte sobre astucia, perseverancia, liderazgo y sabiduría, al fallar la última realizaste los pasos anteriores y por ende, la verdadera cuarta prueba; lecciones burdas y desfasadas para un pueblo bastante primitivo y con líderes poco dados a la refinación política, inspirados en cursis leyendas caballerescas.

– Si Mumm-Ra no las diseñó ¿quién?

– Probablemente podamos saberlo mediante el libro y dado que no tenemos acceso… es irrelevante de momento. Ese ser les dejó libres al final de la prueba y rehuyó el combate, debiste considerar una cosa obvia…

– ¿¡Qué en los cielos!? Soul se pegaba rutinariamente en su mentón metálico con uno de sus largos dedos oscuros, con un molesto sonido que sus necromecas imitaban caminando sobre paredes y piso lo que era atemorizante.

– A pesar de no haberlas creado, ese ser conocía sobre las pruebas y sobre todos los estratos políticos y sociales de Thundera, debió usarlas para sus propios planes, de otra manera no te hubieran encontrando cuando subiste a esa colina que Avista sobrevoló, por eso no pusieron mucha insistencia en buscarte y luego te dejaron marchar, teniendo aviones que luego usaron para atacar esta ciudad, era improbable que no los usaran para traerte de vuelta.

– No me parece que Slithe sea un general tan retorcido… ya que lo mencionas, la distancia que recorrí esa noche debieron ser casi dos cientos kilómetros, así que pienso que lo que dices es verdad, nos dejó ir, nunca cuestionamos el hecho de que tardamos varios días en regresar hasta el tanque, no consideré el hecho en absoluto hasta hace poco y teniendo a su disposición a Grune pudo conocer de cerca cada aspecto de nuestras vidas.

– Sin duda un plan tan elaborado como ese no parece centrarse únicamente en las piedras, sino en ti, en tus convicciones. Destruyendo Avista eliminará la posibilidad de que encuentres nuevos aliados, para lo que sea que te necesite, si es que quiere algo, debe querer guardar una cómoda ventaja.

– Si espera a que huya mientras destruye esta ciudad, esperará sentado, no pienso abandonarles, pelearé hasta mi último aliento por ella y demostraré que Thundera sigue viva en nuestros corazones.

– Valiente y fútil si terminas derrotado sin remedio, el orgullo no parece oportuno en estos casos.

– No es verdad, hasta ahora Mumm-Ra tenía la ventaja, al saber sus pasos futuros podremos ir por delante un paso y eso vale más que tener un gran ejército.

– Eso si sabes aprovecharlo a tu favor, con ese carácter voluntarioso que muestras en tus intentos por apoderarte de libro, comprendo la razón de que falles. Lion-O hizo un velado puchero ante su falta de tacto.

Ambos caminaron por la plataforma a donde un estante que no pertenecía a ese sitio lleno de tubos, cables, conductos de todas clase y maquinaria, era adornada por la luz de una farola, con sus largos brazos, alcanzó la bisagra dorada de un cajón grande de madera que al abrirse, mostró una gran colección de plantas protegidas por un grueso cristal.

– Estos son los tipos de plantas y pasto común que he recogido de los archivos de Avista, están divididos por regiones, si lo que dices es preciso, sucederá en el descongelamiento, lo que tiene sentido.

– ¿Así que este es el aspecto de las flores en época de deshielo en esta región?

– Si tienen aeronaves de combate en un gran número, la situación a la que nos enfrentaremos será precaria, si quisieras escapar es probable que te lo permita esperando a que busques la última piedra.

– ¿Piensas que nos dejarán ir así como así? Sería demasiado evidente esta vez.

– Al final tendrás que buscar la piedra como desea, eso no está en duda, si te quedaras a defender Avista, llevarás el estigma de la derrota y abandonar te traerá la vergüenza de haberte rendido. Podríamos argumentar que esta vez su estrategia no será la misma, tácticamente con el poder que adquirió, ya debería haber atacado, el hecho de que no haya sucedido aún, obedece a que hubo una complicación inesperada con el uso de la piedra… sí, sería razonable.

Soul Sever pareció iluminarse, aunque luego de un rato, Lion-O cayó en cuenta que era su mascota Flicker, quien lanzaba un haz de luz en torno a su amo, robando su energía.

– ¿Cómo?

– Lo que te ocurre a ti puede no ser un problema exclusivo, él pudo haber experimentado síntomas parecidos, por eso no aparece con ese cuerpo nuevo y para ser tan poderoso como se dice, su control sobre el mismo es muy pobre.

– ¿Y eso te parece débil…? Quiero decir, podría estar fingiendo. Lion-O sacó su pequeña espada del su guante que no reaccionó en absoluto a su poder el brillo del ojos tenía un color apagado y tanto más tiempo lo tenía entre sus manos ese sonido hueco que le atormentaba aumentaba, por lo que decidió meterla de vuelta con la inquisitiva mirada del metálico ser.

– Mencionaste que anteriormente se había convertido en un Sycorax; una bestia primitiva estelar de una piel más dura que el mejor de los aceros, en ese entonces pudo matarte, no lo hizo.

– Encontramos la manera de contrarrestarlo gracias a Ponzi.

– Durante tu viaje a Magi Oar en el que ese “ente” te ofreció su ayuda, habías mencionado que era un engaño, me contaste la manera en que esa mujer entregó la espada de Plun-Darr a Mumm-Ra, debe existir una conexión visual entre ambos, mencionó que le pertenecía en cuerpo y alma, así que en el momento en que le derrotaste con ese brebaje inútil, ya sabía lo que estabas planeando. Lion-O se pasó la mano por la cara, hasta que lo recordó.

– Correcto…

– Ella era sin duda un activo más valioso oculto que descubierto, había mil formas de obtener la piedra sin que te dieras cuenta de su relación, pero la descubrió él mismo, eso debe tener un significado importante.

– ¿Dices que su control sobre ella menguó? Espera… ¿Piensas que esperaba debilitarse una vez se puso la piedra y la armadura? ¡Eso sería fabuloso! Significa que podré ayudarle a…!

 Las cosas no eran tan optimistas pensó y Soul Sever no se cortó, elevando sus manos explicándose los hechos a sí mismo.

– Debió sufrir alguna clase de daño, así que tuvo que llevarse a la tal Pumyra, previendo perder su control, es por eso que intentó asesinarte, su verdadero deseo y él se lo impidió, por esa razón se detuvo cuando ya te tenía a su alcance. Lion-O apretó ambos puños entendiendo el punto de Soul Server, quien a su vez contempló detenidamente la reacción y la insatisfacción del joven león al escuchar esas acotaciones descorazonadoras.

– ¿Así que Mumm-Ra… siente un efecto parecido al mío?

– Siendo quien es, los efectos pueden ser aún más dramáticos, con el paso de los meses es más sospechosa su manera de actuar, si necesita un ejército más grande para invadir Avista, no debe tener el menor control sobre esa armadura y que no siga usando su poder de la misma manera, significa que se está apoyando en un mayor poder tecnológico que su propio poder y hechicería.

– ¿Cuando sucederá exactamente?

– Todo depende de si el invierno se prolonga, el archivo de Avista contiene clasificaciones de plantas en diferentes períodos del año, estos son como los descritos, platas muy jóvenes de tallos rojos… así que tenemos variados patrones de colores de acuerdo a la época.

– Brotes. Al observar las pequeñas hojas más jóvenes, identificó la que estaba buscando, Soul Sever abrió el estante para tomarla.

– No, esto es una planta casi madura, indica que será tras la segunda semana de deshielo que puede prolongarse seis semanas más, tiene un color rojizo y hay marcas del nacimiento de flores, es una planta que madura muy rápido, al ver esta flora comprendo lo atípico de las plantas en “este” mundo… de todas maneras, esta planta requiere dos semanas al Sol para este aspecto.

– Así que deberemos despegar antes de esa fecha, si no podemos estar seguros de si será antes o después, debemos usar la fecha más corta.

– Exacto, por desgracia, si ellos están monitoreándonos, podría desatarse el ataque antes de la fecha prevista, sin olvidar mencionar que el despegue consumirá toda la fuerza de la ciudad antes de alcanzar la protección de las nubes, seremos blancos de sus aeronaves y si la corrosión sigue al ritmo actual, no será una opción siquiera, por no hablar que desconocemos de los recursos técnicos del enemigo y no tenemos una piedra que nos permita levitar una ciudad entera cuando lleguemos a la altura recomendada.

– He visto una nave flotante con ese principio, era uno de los dos barco que usan los moradores de las arenas, eso podría servir, aunque no quedó mucho de ella, también las tablas flotantes hechas por los berbils para los cachorros… había además otra nave que me pareció de manufactura berbil, la derribé después de una batalla, meses atrás, lo más seguro es que se haya corroído como todo lo que quitamos a los lagartos.

– Hum… la tecnología Berbil ha sido especialmente vulnerable a la corrosión, debiste mencionar que había otras fuentes tecnológicas, por eso te he pedido que seas lo más detallado posible.

– He exprimido cada gota de lo que me viene a la mente y siempre hay algo que se queda fuera, me gustaría ser como tú y quedarme sin dormir cada hora del día. De no poder despegar, deberemos construir armas y detenerles antes de que puedan alcanzar Avista.

– Los cañones estarán pronto operativos, pienso que lograré automatizarlos a la brevedad para suprimir la necesidad de operarios, aunque eso no será una garantía de victoria, adicionalmente debo construir más robots, ayudaría saber cuántos efectivos tiene el enemigo y un ejército disciplinado para contrarrestarlo.

– Por el ejército no te ocupes, Panthro nos ayudará a organizarlos, respecto al metal, las aves se quejan de que acaparas toda la producción y algunos de esos necromecas son bastante intimidantes, me gustan más tu modelos recientes, al menos parecen vivos y cuestan menos de aceptar.

– Eso no es posible, he perdido todo mi equipo en la inundación, mucho de ese equipo será imposible de reemplazar en el corto plazo, estos necromecas son rústicos pero servirán para sustituir a los berbils mientras son reparados. Lion-O se sentó en la primera pila de cajas que abundaban en ese frio sitio en el corazón mismo de Avista, se frotó las manos y sacó un chorro de vaho, estaba agotado.

– La ciudad luce en muy buen estado, desde mi perspectiva, hemos logrado mucho y gran parte de eso te lo debemos a ti.

– A pesar de ello, ha sido imposible evitar este fenómeno que pudre el metal, tenemos que encontrar la raíz de la oxidación o de poco servirá, las vibraciones del despegue o el solo peso de la ciudad puede hacer que esta se desintegre.

– ¿Y qué sugieres? No es como si supiera nada de tecnología. Soul Sever inmediatamente pudo leer su mentira, el chico desvió la mirada.

– Como primer medida debemos considerar que los pilares de reposo presentan grietas por el peso y la inclinación de la ciudad es demasiado grande, supone un riesgo grave para la estructura, estoy trabajando en un despegue corto controlado para mover la ciudad, el paso inicial implica el repotenciar las reservas actuales de Thundrillium, no es una tarea complicada, pero para ello requerimos una fuente de energía muy poderosa.

– ¿Deberíamos recolectar más piedras de fuego? En las minas del Pico de las Nubes deben existir reservas abundantes.

– Como ya lo has dicho, tiempo es algo que no tenemos y con el volumen actual que se necesita, no será suficiente, debemos usar el poder de la espada de los augurios, encontré una cosa entre los datos a los que accedí en el libro y trabajos científicos de Avista, un elemento que nos permitiría tener suficiente energía durante el despegue, se le llama; “Thundranium”, es tóxico, pero con los cuidados adecuados los orgánicos no resultarán afectados.

– No lo sé, no me parece una buena idea, mover la ciudad representaría un caos.

– Si quieres que Avista sobreviva, esto debe hacerse.

– Últimamente he sentido que la espada me rechaza, no sé si será de utilidad.

– Esa espada se nutre de las emociones como los objetos mágicos, es necesario que aprendas a dominar tu fuerza espiritual, si careces de la disciplina y el autocontrol necesario, es un pedazo de metal sin poder alguno.

– Con mi suerte a este paso no podré hacer nada por salvar Avista, incluso si Mumm-Ra no tiene su ejército, hay mil maneras en que podría derrotarme.

– Esa es su principal arma, la estrategia y la paciencia, la principal diferencia contigo, es que él no es un guerrero, ni parece conocer o interesarse en tácticas militares, por eso reclutó a un general desertor, puedes tener una ventaja clara si te aprovechas de sus defectos más obvios.

– Lo sería si al menos yo o alguien distinto a Tygra y Panthro, supiéramos sobre tácticas militares, me temo que estamos en las mismas, Panthro es un buen guerrero, pero nunca tuvo fama de estratega y mi hermano tiende a hacer cosas espectaculares, pero parece estar reticente a manejar tropas, parece que la invasión de los feudos le afectó bastante.

Soul Sever sacó una pesada caja donde decenas de libros estaban apilados.

– ¿Qué es eso?

– Lo encontré en la biblioteca de la ciudad mientras digitalizaba los libros técnicos, es genuinamente antiguo y uno de los tesoros más ignorados en este lugar, la casi totalidad de los libros militares de las aves son obras de ficción, por esa razón fueron derrotados por los lagartos y sus armas son tan inadecuadas para su nivel tecnológico, esto es diferente, tiene curiosos diagramas tácticos y de estrategia, anotaciones de batallas entre ejércitos desiguales, únicamente necesito descifrarlo y eso parece requerir un enorme esfuerzo, una vez lo haga, no sería malo que lo estudiases.

Era un libro hecho con tablones delgados cosidos entre cada espacio de separación , con signos en letras doradas de colorido trazado, verdaderamente antiguo, no había un material parecido en el continente Thuriano  ese nivel de exquisitez, como fuese, él no pareció impresionado.

– El arte de la guerra de Tzu…un nombre bastante exótico. Soul Sever tuvo un ligero bamboleo es su cara y sus ojos robóticos verdes se iluminaron una milésima de segundo, pese a su cara inamovible como el material del que estaba hecho.

– ¿Ocurre algo?

– Parece que he sufrido una subida de energía en mis circuitos, nada importante, continuaremos con el tema de los Berbils cuando tenga algo que reportar, de momento será mejor que continúes con tu vida de orgánico, detecto que tus niveles de presión en la vejiga aumentan, deberías eliminar el excedente.

– Tú si sabes de tacto… está bien, hablaré con las aves, sé que es mucha presión, pero si no podemos despegar, deberíamos empezar a planear sobre la creación de un ejército y para eso necesitaremos armas y vehículos, si podemos atacar antes a Mumm-Ra, no será necesario traer la guerra hasta este sitio.

– Haré las evaluaciones pertinentes. Al querer regresarle el libro, Soul Sever agregó varios más.

– ¿Para qué necesitaría leer todo esto?

– Extraña pregunta, viniendo de alguien que se queja de no conocer bien los hechos y tener tantos puntos ciegos. El conocimiento es una llave hacia la victoria, estos libros son los mejores encontrados en este sitio, sería bueno que los estudiases.

– Pero y qué hay de… Cerrándose automáticamente la ovalada puerta tras de sí sin darle tiempo a responder, extrañado, el chico se fue leyendo ese libro pensando que había dicho una cosa importante a Soul Sever, sin entender su relevancia, quien le miraba mediante las cámaras exteriores, pulsando un botón que mostraba el proceso de decodificación de los caracteres antiguos escritos en el libro.

– Te ha sorprendido ¿no? Seguramente no estás acostumbrado a ser el ignorante. Una voz femenina se escuchó, las patas de varios necromecas descendieron.

– ¿Qué haces aquí? Te ordené mantenerte alejada de esta instalación.

– Yo creo que me quedaré, después de todo, no tengo un lugar a donde ir y si no es aquí, mis probabilidades de supervivencia son mínimas.

– No deberías subestimar el peligro de estar entre necromecas. Las arañas de patas tubulares podía atemorizar, pero ella no era una persona que se dejase llevar por sus emociones, en cambio avanzó con seguridad ante Soul Sever, quien dio un paso atrás.
– Orla querido y me doy cuenta perfectamente, afortunadamente eres alguien que puede apreciar los consejos, cosa que agradezco, te aseguro que ese “libro” le será de más de utilidad  a él que a ti... o a mí, de todas maneras, es el único que puede darle un uso equiparable al de un general. Cayendo en cuenta que se refería a ese extraño libro de tácticas, así que supo que encontrarlo no fue una casualidad.

– No confío en ti, no puedo leer tus reacciones… si ese manuscrito precede intenciones ocultas, más te valiera desaparecer, porque en este sitio soy manos y oídos.

Al salir de las sombras y caer bajo la luz de la potente luz cenital sobre Soul Server, un ave alta y de sinuosas curvas le calló tocándole la mandíbula de metal.

– Eso no puedes saberlo querido hasta que se lleve a la práctica, por lo demás, nunca está de más obtener esa clase de conocimientos gratuitamente.

– Raramente nada viene sin un precio oculto. El ave alzó el pico y se contoneó dejando pasar su brazo por debajo de su blanca vestimenta sacando un objeto que inquietó a los necromecas que fueron contenidos por su señor con un gesto corporal.

– Como prometí, esta llave será tu acceso a un conocimiento superior, el conocimiento para revivir a un Sycorax, traer de vuelta a una traidora sedienta de venganza o… recuperar a una familia, es posible. Alzando la mano mostró una pieza de un cristal con pequeñas luces verdosa destacando en la oscuridad.

– Ilógico, lo intenté y fallé.

– Tú mismo has visto que ha funcionado, ese caldero posé cualidades para recrear los cuerpos, imagina su poder combinado al libro de los augurios, recuperarías a tu familia.

– ¿Y qué es lo que quieres a cambio?

– Lo evidente, quiero acceso al ordenador central.

– ¿Acceso al ordenador principal? ¿Podría saber la razón?

– Como dije antes con su majestad, hay conocimientos que solamente sirven a la persona indicada y este conocimiento en especial, solo me es útil a mí.

– No prometo nada.

– No es una promesa lo que quiero. Dijo alejándose hasta perderse en las sombras. Flicker se paró en su cabeza, confundido con esa preciosa pieza de tecnología, chasqueando sus patas.

– Lo sé pequeño amigo, de todas las personas que he conocido en este lugar, únicamente ella me da escalofríos, no parece tener sentimientos de ninguna clase, tal si fuese un robot muy básico [...] Sí, muchos orgánicos lo prefieren, así ocultan sus inseguridades, ella, al contrario, no parece poseer ninguna… es "fascinante".

Se maravillaba de las maneras en que esa tensa paz sería rota siguiendo atentamente en sus pantallas al chico que en la entrada ya era esperado por una de las guardianas de una flamante cabellera plateada recargada con una de sus piernas sobre un pilar de acero que le siguió en silencio.


Fin de Epílogo



domingo, 18 de mayo de 2014

Capitulo 2, Episodio 28: El gigante de piedra (5 de 5) "El lugar del destino"


Esa pesadilla terminó amargamente en una total confusión, uno tras otro, los golpes que lanzaba eran repelidos por las guardianas que veían a un combatiente lejos de las asombrosas historias que de él se contaban, era real, fue su primera reacción, no se sentía vagando en un limbo de luces atenuadas y pese al dolor, sintió dicha.

Usar la espada para desviar una estocada no tan poderosa como la lograda por Mandora casi desprendían los ligamentos de su brazo derecho y la muñeca. Dos saltos hacia atrás y la desesperación se apoderó de su cuerpo, estaba perdiendo, no parecía ser capaz de evitar los lances más simples.

– ¿Esto es todo? Se supone que puedes con ejércitos enteros ¿Acaso era una mentira? Se burlaba Ikarus, que nuevamente contaba con una cabeza sobre sus hombros en ese ciclo de realidades alternativas, resultados diferentes a cada una de sus decisiones, estaba encerrado y no sabía como o quizás...

Otra patada en el estómago lo redujo, agarrándole del cuello y le estampó contra un árbol, para alzarle en el aire y tirarle al suelo, sus acolitas se mantuvieron expectantes.

Él se agarró del cuello, ella le arrastró del tobillo para darle el golpe de gracia, era que no se decidía y las otras guardianas no se movieron, esperando.

Su cuerpo no respondía o era que había perdido el deseo de luchar, sabía que Mumm-Ra necesitaba su cuerpo para un propósito maligno y sin saber cómo, su fuerza espiritual, su deseo por responder era contenido al punto de aterrarle, tenía que ir por encima de su desesperación, de su rabia y enojo, era el momento de ver el tablero de juego y hacer lo mismo que hicieron las personas que conoció en la corte, lo mismo que hacía su padre y aquellos que decían ser sus amigos para darle la espalda a la primera de cambio, debía fingir y manipular para sobrevivir, la única cosa que en todas esas visiones o posibles realidades, se había negado a hacer.

– ¿Qué sucede? ¿Por qué no das el golpe de gracia? Le inquirió sin atisbo de asombro.

– Tus órdenes son mis deseos. Dijo alzando la espada, pero él más que mirarle a los ojos observó a las demás guardianas.

– Ja, ja. Se rió en voz baja para luego ir subiendo el tono de su voz, la guardiana, obcecada, lo alzó para nuevamente apachurrarlo contra un árbol, sacándole el aire, él solo la empujó mientras hacía el gesto de estar riéndose, pegando sus manos a la superficie, dos de sus dedos se doblaron hacia atrás y sin la adrenalina recorriendo su cuerpo, lloraba en su interior.

– ¿Es que has perdido la razón de miedo?

– Je… nhg, para nada, es que me preguntaba hasta cuando te ibas a dar cuenta.

– ¿De qué? ¿Vas a suplicar por tu vida?

– No, sino de la razón por la cual te han enviado a este lugar, esa enorme guardiana que les lidera no está, así que debo suponer que prefirió sacrificarles a ustedes, yo nunca hubiera hecho una cosa así de ruin. Lion-O recordó a ese extraordinario piloto que le había llevado con los lagartos, el mismo que lanzó ese polvo blanco, no era común su constitución y dado que él había visto personalmente a las guardianas que acompañaban a Mandora, pudo entender que este era un grupo antagónico.

– Son locuras tuyas… eso sorprendió al ave que miró a sus compañeras con desconcierto.

– Sí, por eso esperan a que tú des el golpe inicial y los sucesivos, no son estúpidas. Sacando su espada larga las confrontó.

– ¡¿Es eso cierto?! ¡Me traicionan! Ninguna respondió, Lion-O que no podía dar un paso siguió con su actuación de la mejor manera que pudo.

– Mientras tu veías esto como el gran ascenso de tu vida, ellas pensaban en las consecuencias.

– ¿Cu-cuales consecuencias?

– Saben que si me matan, el siguiente enemigo a enfrentar será Mandora, tus líderes se lavarán las manos y solo te quedará huir a la Nación de las Aves, su peor castigo serán unos días de prisión, porque no hay suficientes manos para defender Avista.

– Si es así no veo la gran pérdida, de cualquier manera nos habremos deshecho de la principal amenaza a nuestra democracia.

– Error, porque aunque no te lo han dicho aún, la Nación de las Aves ha sido severamente agredida por las fuerzas de uno de los generales de Mumm-Ra y sus enemigos territoriales más cercanos, por ello, lo que queda del mundo de las aves no aceptará refugiados de Avista, menos a traidores que amenacen su neutralidad, todas nuestras súplicas de ayuda han sido desoídas.

– ¡Mentira, yo he visto las caravanas con mis ojos!

– Tonta, esa gente ha sido acomodada en pueblos de los wolos bajo la promesa de que irán a la Nación de las Aves o regresarán a Avista cuando las condiciones mejoren, pero la mayoría son familiares de los consejeros que actúan y regresan días después en secreto, no podemos decirles a las personas que no hay un lugar al cual huir, que estamos en el mismo cajón hasta el final.

– No, no, mientes, ustedes los felinos son unos hipócritas.

– Yo no intento convencerte de nada, puedo verlo en sus caras, lo peor es que no intuyes que la razón principal de mandarles a todas aquí, es mucho más tétrica. Él se recargó sobre un árbol hablando todo lo pacientemente que podía, de otra manera se desmayaría del dolor.

– ¿Qué quieres decir?

– Se les ha enviado como una ofrenda de paz, un sacrificio para mi diversión personal, una manera de mis enemigos en el Concejo, de lavarse las manos por las trampas y repetidos intentos de asesinato en mí contra, son sus chivos expiatorios. La calma del felino contrastaba con el daño de su mano torcida, que movía como si no le importase en absoluto, las otras guardianas sacaron sus armas cuando cambió de postura, que pensaron era el inicio de su verdadero ataque.

– Y si no lo has hecho, presumo que es porque nos quieres hacer una oferta o algo mejor.

– ¿Esperas acaso una emboscada? Hm, mira mujer, no me costaría nada marcharme de Avista, dejarles a su suerte, como lo veo, se están convirtiendo intencionalmente en una pesada carga para mí y como guardiana lo deberías entender.

Con su mano en buen estado reacomodó sus dedos sin ningún miramiento, asombrando a las guardianas.

– Tú eres una pesada carga para nosotros... Petrificada, el felino se acercó hasta ella y le aferró del brazo con firmeza para que escuchase lo que nadie parecía querer oír.

– Pon atención, son como un susurro entre los matorrales, pero su respiración es abultada, nos han seguido desde hace semanas, vigilan nuestros movimientos y han rodeado lentamente Avista.

– ¿De qué demonios hablas? No escucho nada. Pero un gruñido casi imperceptible llegó hasta el tímpano de su fino oído, gruñido que se alejó súbitamente.

–Pronto seremos atacados por un gran ejército de lobos. Es tiempo de que entiendas lo grave de nuestra situación, así que te sugiero medir tus siguientes acciones. Aunque no sabía que intenciones seguían esos animales, recordó una de esas visiones, los vigilantes ojos brillantes de un lobo, así que supuso que debía estar allí todavía, eso pareció frustrarle, posiblemente le harían una visita muy pronto.

– ¿No le has dicho nada al Concejo…? ¡Espera! ¿Es esta la razón…?

– ¿Quien podría saberlo? Y no puedo hacer tratos con aliados que me atacan por la espalda, y dado que Mandora está a mi lado, no veo necesidad de gastar mi tiempo en una alianza.

– Como si esa “vieja” guardiana fuera a cambiar su manera de ser de la noche a la mañana por un desconocido. La palabra “vieja” no parecía ser ofensiva, sino lo hacía calificándole como tal y eso le dio mucho que pensar, ¿fue Mandora la persona que le salvó de morir aquella noche de su juventud?

– ¿Y quién te ha dicho que este no fue su objetivo desde un principio? Márchate ya, me ocuparé de tu maestra personalmente, Mandora está por llegar y no quiero una pelea innecesaria.

– Te arrepentirás por esto.

– Guardiana, tal vez es momento de bajar la mirada y observar todo lo que está por debajo de tus pies, puede que Thundera haya hecho mucho daño a sus antiguos aliados, pero ustedes no se quedan atrás, separándose del resto de las aves por siglos en su castillo volador de la pureza, tenlo en cuenta al hacer alianzas la siguiente vez.

Así terminó ese bucle que parecía no tener fin. Sin fuerza, caminó para atravesar el trecho que le separaba del campamento, dejó atrás a las guardianas que quedaron en un total desconcierto.

Su mano no se curó mágicamente, estaba hinchada de un color negro desagradable desde la base de sus dedos meñique y anular, cruzando los brazos miró fijamente el fuego, sintiendo las vibraciones del pesado tanque acercarse.

– Él no quería que Viragor lo supiera. Fue lo único que dijo antes de sentarse temblando.

De necesitar de una fuerza comparable a la espada de los augurios, tendría que invocar a alguien para que se la brindase, la pregunta era ¿a quién?

####

Paso secundario a las tierras del Este, Feudo Shogun

Las cosas no fueron mejor cuando llegaron ellos, no hubo tiempo para enojos y explicaciones, su manera errática solo le trajo más problemas, Cheetara ya no le molestaba intentando llenar su mente con explicaciones, la idea de que ya no era una clérigo tomó forma cuando sus mancuernas se evaporaron dolorosamente intentando alcanzarle, pero él no lo sabía, así que su corazón seguía endurecido.

Recordó que había tomado un par de mancuernas de los restos de un clérigo muerto, que seguían en su bolsa misteriosamente, raro, porque no se había reunido con Viragor, aunque no era capaz de decirlo con seguridad, eran demasiado pesadas y al verle hablando con Tygra tan compenetradamente, se molestó aún más, prefirió guardarlas para tirarlas en un momento oportuno, él tampoco la atosigaría más por todas las cosas que Pumyra movió en su interior o las que ella había hecho en el pasado.

El tema se le olvidó cuando todos se concentraron en regresar a Avista, pues Viragor no respondió al silbato de Mandora y Cheetara estaba deprimida por esa razón.

Fedora, en cambio, intentaba llamar por radio, pero siendo una zona de colinas, la recepción era terrible y tenía que esperar pacientemente las respuestas, la nieve ya invadía enormes porciones de la cordillera, presionaría su viaje a una urgente necesidad de regresar a toda prisa o morirían de hambre y de frío.

Lion-O no respondió a las preguntas de Tygra sobre el destino de las guardianas prófugas, así que este se negó a regresar la espada y él se negaba a pedirla, se quedó en el campamento dando de comer a Snarf, que estaba hecho pelota en una de las tiendas que montaron entorno a gruesos árboles secos cerca de un riachuelo convertido en una sólida membrana de hielo, el viento gélido era inmisericorde y tendrían que pasar la noche en ese lugar, lo que no parecía apresurarle, tensando el ambiente.

No sabía qué hacer, ni a quien pedir consejo, estaba solo en esos momentos, ser rey ya no se trataba de mover una espada o quejarse de que la gente no le siguiera, debía pensar lo que nadie había hecho aún y no era sencillo con tantas aristas sueltas.

Entendió porqué a Mandora le gustaba Panthro, él era una persona paciente y estable que no le exigía nada, escuchaba, podía abrirse de esa manera a su ritmo y sin querer entenderlo, apreció el lento migrar del corazón de la guardiana con tímidas miradas, que contrastaban con ese aspecto duro que en cambio le mostraba, entre gestos amables y sonrisas falsas, su edad por otro lado era un misterio, si Mandora tenía una vida muy larga, era evidente que no le gustaría alguien inmaduro y así fueron muriendo sus celos y expectativas.

Esa pantera estaba allí de pie, atraída por su mero pensamiento, en el centro de un claro, una solución a la mitad de todo, tentadora e irresistible.

A los ojos de Mandora, que le vigilaba, él tenía un aspecto peligrosamente distraído, sin preocuparse de los posibles enemigos, le encontró medio kilómetro alejado del campamento, en un descuido había desaparecido mientras esperaban el regreso del tanque con el que atravesarían los valles superiores.

Era tarde y encontrar un camino más directo a Avista no parecía una tarea sencilla, ya que una de las aldeas que se dijeron neutrales por las que habían pasado previamente, les negaron el paso de regreso, una aldea sospechosamente con sus escudos feudales ocultos, posiblemente una de las aldeas que dieron soldados a los invasores de Avista.

– Esclavizaron a los leones, la pantera se rascaba las piernas.

– “¿Crees que hicimos esa revuelta para que se convirtieran en nuestros nuevos amos?” Él le jaló del brazo para apretarle con fuerza ambos brazos, ella evitaba verle a la cara justificándose, fuera de eso, no hizo ningún movimiento para quitárselo de encima, eso delataba que no todo lo que decía resistía su propio análisis.

– “Ustedes los leones eran la élite, usaban la tecnología para someternos, por centenares de años nosotros fuimos los esclavos que reparábamos sus máquinas, fuimos la sangre y el sudor que nutría la fastuosa vida que llevaban al lado de su amo, no íbamos a dejar esta afrenta en una cosa del pasado ¿o sí?”

– Eso en nada borra el hecho de que una vez tuvieron la oportunidad, traicionaron la alianza y usaron la tecnología en nuestra contra para lo mismo, para esclavizarnos, ¿por qué entonces luchamos? ¿Para esto? No hay ningún futuro posible para nadie a este paso. Dando dos pasos hacia atrás, contuvo sus lágrimas.

– “Cuando ganaron finalmente, ustedes no perdonaron, quedamos a su merced y nos mandaron lejos a morir en tierras insalubres, desprovistos de la ciencia o la tecnología para cambiar nuestra situación, aquellos que tanto confiaron en los leones acabaron expulsados, los herreros crearon la espada, pero cuando se dieron cuenta que ese hecho ponía en duda su liderazgo, corrieron el mismo destino que nosotros.”

– Dices cosas muy lógicas, pero ni viniendo de la boca de Hammer-Sung cuya hija pretendió entregarme a Mumm-Ra, puedo creer en su sinceridad, si los expulsaron fue por algo malo que hicieron.

– “Eso podría ser, al mismo tiempo los futuros clérigos que se hicieron convenientemente con ese vacío de poder, les convirtieron en sus títeres, hacían que pelearan entre ustedes hasta que no quedase más que un puño, quizás perdimos, pero fuimos libres.”

– Siguiendo a una traidora como esa, no veo que hayan disfrutado mucho de su libertad.

– “No te atrevas a hablar mal de Panthera, ella fue leal, lidió con sus deberes hacia su pueblo sacrificándolo todo, pero fue débil y eso le perdió, así que yo me hice cargo de corregir ese error.”

– Y te convertiste en una esclava de ese ser a cambio.

– “Valió la pena la espera por ver la cara de esa momia y ver la tuya mientras te digo como Pumyra se le entregaba, la manera en que la tomó, incomparable…” Los ojos deprimidos del felino cambiaron ligeramente el aspecto divertido de la pantera, que momentáneamente le dio la espalda.

– “De cualquier manera muchacho ¿para qué necesitas a alguien así? No es que sea una cosa que puedas cambiar, su rabia está envuelta por un fuerte deseo por ti, pero es un deseo artificial creado por ese ser para potenciar su determinación, no es lo que verdaderamente siente, si quieres hacer algo por ella, hay una manera…”

– ¿Una manera de salvarla? ¿Es eso posible? Ella le rodeó con sus brazos, alzó su cara con su larga mano.

– “No, salvarle está más allá de tu alcance mientras no deje atrás su rencor y tú no serás capaz de obtener su perdón, mátale y que acabe, es maleza, se arranca y ya está.”

– Eso no.

– “Hm, imprudente, igual pasará con esa tal Mandora, pronto comenzará a recordar la razón de su “visita” a este mundo y tú bien sabes cuál es.”

– ¡Leo apretó el botón! Fue la visión de un instante, el momento en que Leo ejecutó la sentencia de Mumm-Ra que liberaría el desastre del sistema solar de Plun-Darr.

Sin burlarse, ella le soltó al escuchar el nombre.

– “Sí… eso hizo.”

– ¿Entonces sabes que es esa sangre?

– “Trajo la sangre como una prueba, una sangre capaz de reconocer a su victimario o uno de sus descendientes, siendo tu tan parecido a él, hasta un nivel que asusta, la sangre de ambos se tocaron y esa sangre te ha seguido, se ha vuelto parte de ti, como la prueba irrefutable.”

– ¿Ella provino de Plun-Darr? Una habitante de ese lugar.

– “¿Eso realmente importa?”

– ¿Y qué te preocupa entonces? ¿Acaso no ganarás cuando me haga a un lado?

– “No seas tan fanfarrón, no todo se trata acerca de ti ¿has pensado en el resto de las personas que te rodean? Sin conocer los motivos de Mandora, sé que ella, como yo, es una vengadora, no, peor aún, es la encarnación de la justicia, una justicia terrible y sedienta de sentencia.”

– ¿Cómo puede ser justicia la venganza? He visto lo que hace una persona llena de odio, terminan muy mal, se consumen a sí mismos y a los que les rodean, pero Mandora no es esa clase de persona, desea ayudar.

– “Y es verdad, de otra manera no hubiera traído un medio para reconocerte, solamente habría volado este planeta. Oh, espera, eso ya ha pasado.”

– ¿De qué estás hablando?

– “La ciudad muerta de Lemuria.”

– ¿Qué tiene eso que ver?

– “No era la última ciudad como cuentan las crónicas de los wolos y los bolkins, cuando sucedió, esa cosa les buscaba, viajando en el tiempo y el espacio, construyeron una ciudad para encerrarle y se sacrificaron así mismos porque sabían que de otra forma el mundo sería destruido, no, su razonamiento traspasó al mundo, se preocuparon por el mismo universo.”

– ¿Y qué hicieron ellos para merecer ese destino? Si somos los descendientes de ese monstruo, los únicos culpables ¿qué tenían ellos que ver?

– “Ja, ja, esa es una gran cuestión, sino fuese por el hecho de que su ciudad era una estrella romboidal.”

– ¡¿Qué?!

– “Los constructores originales de las naves de Mumm-Ra, los creadores de los berbils.” Eso fue un impacto terrible para él.

– Así que buscan a los culpables.

– “Sí, por todo el universo, una vez que acabe contigo, esa sangre no desaparecerá, consumirá cada ser vivo en la tierra y en el cielo, como una enfermedad que lo pudre todo, implacable justicia.”

– ¿Eso significa que vas a ayudarme?

– “No es por ti, ya lo dije.”

– ¿Le has dicho a tu amo? La pantera negó.

– ¿Y qué debo hacer?

– “Sigue mi consejo Señor de los Thundercats, si tienes el poder de ver más allá de lo evidente puedes darte cuenta de lo más obvio de este problema.”

– ¿Cual?

– “Tú yo actual no es el indicado para esta tarea, eres demasiado joven y voluntarioso, como él ha dicho, a la vez endeble e influenciable, las visiones que has tenido son el futuro que te depara a ti y a los tuyos si sigues por ese camino.”

– ¿Piensas que mi hermano sería más adecuado como rey?

– “Creo que lo sería a futuro, cuando madure, aunque no, no pienso que pueda hacer demasiado en este momento, sólo es alguien común y corriente, deseoso de demostrar a otros que es mejor que su hermano y ser reconocido por ello, es patético, un rey no tiene por qué ser amado o admirado, es su poder lo que importa, si no hubiese sido cegado por su ira hacia ti, su educación sería la adecuada, como está actualmente, apenas serviría para el mando militar, menos un reino.”

– Así que quieres que me entregue para que ese sujeto resuelva las cosas, qué conveniente.

– “Únicamente tu cuerpo, piénsalo, si estuviste dispuesto a dar tu alma por tu gente una vez, tu cuerpo es un precio muy pequeño a pagar en comparación, trayendo de vuelta a uno de los más grandes estrategas de todos los tiempos, uno capaz de desatar todo tu potencial.”

– Primero tendría que saber por qué Mumm-Ra le encerró y no creo que sea tan fácil como decir que era una víctima de su maldad.

– “Confiaste en ese clérigo mentiroso que te manipuló por años, alejó de ti a toda persona que amenazara su visión, estaba allí para recordarte tus errores y nunca tus logros, minando tus sueños para mostrarte un horror que él mismo echó a andar, ya tiene el control de Libro sagrado de los Augurios, lo que veas allí lo harás desde su perspectiva. No es un aliado... mi maestro te ofrece resolver el problema, el costo es pequeño en comparación.”

– ¿Por qué yo? Si Tygra es tan perfecto, pídeselo a él.

– “Tonto, ya en el pasado se sabía que Leo era bastante peculiar, la manera en que podía soportar inmensas cantidades de esa energía anómala que las piedras de fuego generaban, fue lo que disparó el interés de la resistencia en él, por eso convencieron a Panthera, quien le conoció en un accidente que mató cientos de miembros de su tribu.”

– Eso no tiene nada que ver conmigo, no soy él.

– “De una manera u otra tendrás que decidirlo, jugando al héroe en desgracia no lograrás nada, un gobernante toma decisiones difíciles, tú te comportas como alguien que no sabe su papel, deberías aprender a Mandora, dejando de lado a las personas que amaba para realizar sus objetivos, incluso si eso significara que la odiasen de por vida.”

– ¿Quién es ese tal sujeto que le sirves con tanto ahincó? ¿Quién rayos eres tú?

– “No eres tú para empezar, lleno de inseguridades y miedos, sobre quien soy yo… posiblemente tu propia consciencia que has vestido de una forma cómoda, una manera de negar lo evidente… es irrelevante en el fondo, tu verdadero dilema es eso que tienes por delante y no importa lo que hagas, él reclamará lo que por derecho cree que es suyo.

– ¿A quién te refieres?

– “En estos momentos ellos atacan al rey Xixor, obtendrán el arma de la estrella negra y harán que Avista desaparezca, no dejarán nada de esa ratonera, ese sueño que tuviste de niño no es más que una ilusión, las aves nunca lo aceptarán, menos tus súbditos que no se acostumbrarán a ser meros arrimados y las cosas no cambiarán al final.”

– Si al menos me dijeras la razón del porqué haces esto.

Sin nada más que decir, se desvaneció con un movimiento de su brazo, dejándole sumido en un mar de dudas, mientras la nieve caía convirtiéndolo todo en un color gris monótono, conforme los últimos vestigios de la luz del Sol menguaban.

– ¿Estás bien pelirrojo? En el campamento están inquietos. Lion-O miraba a los ojos de ese lobo escondido entre las sombras de los árboles, descansando con su lengua de fuera, que ella ya no era capaz de percibir, pronto Mandora ya no estaría enfocada en cosas así de triviales y su mente lentamente iría al pasado, lo sabía perfectamente.

– No te preocupes, pensaba un poco… ¿no deberías ponerte algo más grueso con este tiempo? ¿Qué ocurrió con la capa que me birlaste? Él tocó sus pómulos en extremo fríos.

– Si te metes al rio puede que la rescates por mí.

– ¿Sabes lo difícil que es conseguir ropa en esta época? Estas capas no sirven demasiado bien, por fortuna tengo pelaje, tú en cambio eres lampiña.

– Descuida mamá, en ocasiones como esta me alegra de tener a Fedora a mi lado, es como llevar una almohada que te sigue a todas partes. Lion-O se rió en voz alta inesperadamente que se sorprendió a sí mismo, no era muy común escucharse reír, siendo cada vez más flemático y apagado.

Decidió que cualquier cosa que fuera a suceder entre ellos, debía ser parte de su propia manera de ver las cosas, había cometido el error de invocar a los antiguos espíritus a los que Mumm-Ra y los tigres rezaban, a eso le conduciría la desesperación e impaciencia.

Al regresar al campamento, Mandora saludó a Wily Kit, quien sonreía estúpidamente, Wily Kat en cambio, tenía el cuerpo lleno de una espuma rosada, murmuraba por ayuda, pero su hermana le lanzó una cuerda para arrastrarle lejos.

Fedora había abandonado su tarea de monitorear los mensajes de radio y se preocupó, Wily Kit le dijo que estaba por allí ayudando, sin dar más detalles. Las guardianas rebeldes no aparecían por ningún lado y como el rey no se interesó en el tema, lo dejó por la paz. Fedora se quedó sola con los niños atrapada en el plan de la pequeña.

– Eres una alcahueta niña.

– Cierra el pico y has un esfuerzo.

– Oh, está bien, pero ella no es esa clase de persona, creo que le gustan más maduritos.

– Hmmhm.

– ¿Por qué no cooperas un poco cabeza de chorlito?

– Hm. Se quejó Wily Kat cubierto de pegamento rosado.

La tarde pasó lentamente, pero la oscuridad se alzaba por todo el firmamento, Lion-O en especial estaba nervioso, caminando de un lado a otro.

– A este paso cavarás un hoyo con los pies pelirrojo. Sentándose a la luz de la fogata mientras el resto de su grupo cuchicheaba.

– Ya han pasado muchas horas.

– No podemos hacer mucho hasta mañana, los vientos son muy fuertes, así que dudo que alguien quiera atacarlos con este clima.

– No estoy pidiendo que vayas, sé que es peligroso, pero un poco de apoyo serviría. Ella le pasó de su vaso, a la vez que Fedora se sorprendía.

– A mí nunca me dio de su vaso… Wily Kit le cerró el pico, mientras Wily Kat contenía su risa, aunque la pena de recibir otra cápsula en pleno rostro le mantuvo una expresión digna.

– ¿Sigues enojado con esa clérigo? Atajó al rey que se sentía culpable.

– No es así es solo que...

– Está bien, no es como si me importase, de todas maneras, ella tiene a alguien que le consuele, no deberías ser tan atento.

– Mandora…

– ¿Sí? La guardiana miraba a Fedora que estaba a punto de decir cosas innecesariamente incómodas, pero Wily Kat y Wily Kit forcejearon con ella.

– ¿Qué harías sí… supieras que todo está perdido?

– ¿Cómo dices? Su expresión se endureció y Lion-O tuvo que corregirse.

– No es para que te preocupes, quiero decir, ¿qué harías si supieras que un barco se fuera a hundir irremediablemente y no fueses capaz de hacer nada para evitarlo?

– No comprendo que quieres… te refieres a esa clérigo.

Lion-O no respondió, eso pareció animar a la chica que con un gesto despreocupado giraba su mano indicándole que siguiera adelante.

– Eso es sencillo pelirrojo.

– ¿Lo es?

– Es evidente, si conoces un barco que se va a hundir irremediablemente, únicamente no te subas en él.

– ¿Y qué pasa con el resto del pasaje?

– Si eres quien gobierna la nave, puedes ordenarles a todos no abordarla, por tu autoridad te escucharán, pero si eres un simple pasajero… eso no es tu problema.

– ¿Eso piensas? Me parece un poco cruel y cobarde.

– A mi no me lo parece, pues dudo mucho que logres hacer nada por nadie si no se te escucha con una posición de autoridad, pensarán que eres un loco, no puedes salvar a todo el mundo.

– Hm.

– ¿Por qué esa cara? No puedes cargar con los problemas de la gente tu solo, por eso, si te tienes que desprender de un gran peso de encima, como esa chica, únicamente hazlo y no mires atrás, se te puede acusar de mal amigo, pero no de desleal, cada quien elige su camino y es responsable de su propio destino.

El felino se levantó.

– Gracias, guardiana Mandora. Tal vez esa sea la respuesta.

– ¿A dónde vas?

– No me siento muy bien, si me disculpas, quisiera descansar un poco, avísame cuando lleguen.
Mandora no lo sabía, pero había alentado a Lion-O a que abandonase la ciudad de Avista a su suerte y esa era la idea más lógica, hacer que todos regresasen a sus lugares de origen, continuar su viaje con la esperanza de que Mumm-Ra le siguiese sólo a él, era tanta la presión, no deseaba pelear con Cheetara o ser lastimado constantemente por defender ese sitio, había llegado a tener un gran miedo por esa espada y ese guante que era capaz de chupar su alma.

Deseaba abandonar, posiblemente esa impresión tuvieron esas guardianas, él no deseaba gobernar Avista, sólo quería irse a casa, era una persona cansada, llena de frustraciones, que estaba en su límite.

– He allí mi amada “amiga” Mandora, romántica como una roca.

– ¿A quién llamas roca? Plumero con patas?

– Nada, olvídalo, hablar contigo es como hablarle a una pared, si eso era todo chiquillos, la primera guardia la harán ustedes.

Fedora le desvió la cara, mientras Wily Kit y Wily Kat habían perdido un poco de respeto por ella.

– ¡Insensible! Ambos le gritaron.
– ¿Pero qué mosca les ha picado? Se preguntó la guardiana, que a veces exageraba con su manera directa de ser.

####

Tiempo después

El sonido del tanque se podía escuchar a kilómetros de distancia, la noche ya estaba por entrar en su fase más profunda, no caía nieve, así que ese sonido calmó al joven rey, que podría continuar con su disgusto por la pelea con su hermano, quien se negaba a regresarle la espada.

Mandora tenía frío, así que prefirió tomar la capa del chico, quien no se incomodó, los cachorros y la misma Fedora deseaban hacer lo mismo, pero le dieron otra oportunidad y eso parecía ser un gran salto.

– Oh. Te lo he dicho… es como… hablar… con una piedra... cabeza… de coliflor… – Ji, ji. Los chicos y el ave se reían a lo lejos murmurando. Mandora crujió sus puños.

– ¿Pasa algo?

– No, es que tengo frio y se me entumen las manos.

– Creí que esto era lo suficientemente caliente.

– Sí, desde luego, lo es. Aunque él se refería a la cubierta blanca de un material plástico que aislaba el frío, ella parecía pasarla mal, pero no únicamente por eso.

– ¿Quieres continuar o deseas “descansar” un poco Mandora?

– Por su puesto, descansar… me refiero, continuemos.

Lion-O se limitó a mirar la pantalla, mientras los datos en idioma de las aves era leído con fluidez por la guardiana, esa pantalla era una fabulosa base de datos, la luz verde indicaba que había señal, aunque Fedora no era capaz de comunicarse con Avista, lo que le pareció extraño, pero no reparó demasiado en ello, Mandora en cambio, que ahora vivía sin su casco, no podía distinguir entre la luz de encendido con la luz de transmisión.

– Esto es lo que queda de la escritura demótica usada por los esclavos y los sirvientes del oscuro Rah, es la única que conocemos, la herética, que era el lenguaje ritualista de los antiguos espíritus, de poco o nada sabemos.

– Así que es un lenguaje que únicamente Mumm-Ra conoce.

– Generalmente era destinado a ceremonias, pero también a los controles principales de la nave y los libros de registro histórico.

– Los lagartos que vimos en la pirámide, decían cosas en esa extraña lengua, recuerdo que Jaga me prohibió entrar a la biblioteca del clero en palacio y vi esta clase de escritura.

– Los clérigos prohibieron el lenguaje antiguo del señor oscuro, ellos tampoco conocían bien el herético, así que quemaron los libros, lo que dejaron no eran más que fragmentos de las crónicas demóticas, casi todas están traducidas al lenguaje de las aves, pero contienen ciertas diferencias.

– No me digas; las aves fueron las que derrotaron a Mumm-Ra.

– Eso mismo, si escribes los libros suele pasar.

– Tomar prisionero a un lagarto de ese tipo no creo que sea sencillo.

– Pensé que los leones leerían con naturalidad ambos modos de escritura, que estaría injertado en sus mentes, la otra opción son los tigres.

– Si ese saco de huesos no creía en los leones es probable, los tigres nunca aceptaron aliarse con Thundera.

– Por mucho que lo digan, esos herreros no lo saben todo.

– No creo que nadie sepa demasiado de nuestro pasado, pero esa historia me la contó Javan, el padre verdadero de Tygra. Mandora recostó su cabeza sobre una de sus manos, frotando sus pies desnudos debajo de la colcha bajo la que ella y Lion-O estaban retozando.

– Los tigres pelearon por el control del gobierno formado por los supervivientes, un conflicto a gran escala sucedió y las tribus se separaron, se dieron cuenta que la tecnología tenía un efecto negativo, al menos la tecnología de ese ser y la negaron.

– Fue una cosa parecida, creo que las panteras iniciaron una guerra, traicionaron y luego esclavizaron a los leones, fue su plan desde un principio, crearon la resistencia y engañaron al segundo de abordo, que era por supuesto, un león. A ese pobre diablo una pantera lo engatusó para que traicionase a Mumm-Ra, una vez ganaron, intentaron deshacerse de él, de alguna manera sobrevivió y les derrotó con un ejército de esclavos para desterrarles del continente.

– ¿Cómo sabes eso? Él bajó la mirada y se recogió de brazos.

– La primera Thundera fue erigida originalmente por las panteras, sus restos yacen bajo Magi Oar, es lógico si lo piensas, porque está más cerca del desierto que el valle de los reyes, construyeron una efigie con una cabeza de la tribu y le dieron esa forma al ojo… a la piedra de guerra, así que cuando los leones comenzaron su venganza, la arrancaron y se la llevaron como trofeo.

– ¿La efigie de palacio? Ya veo, nunca entendí el porqué esa cabeza era el símbolo de tu nación siendo tu reino tan racista, es casi tan raro como soldarla a ese cuerpo cuadrúpedo.

– No puedo negar eso en absoluto, como sea, la cabeza tiene del lado opuesto daños sobre su acabado, como disparos de armas de plasma, nunca me dijeron como había ocurrido, así que supongo que fuera de los clérigos, no muchos conocían el origen de esa cabeza.

– Hmm… la historia de las aves abarca cerca de mil años, pero antes de eso no demasiado, el reino que establecieron una vez en las costas del Norte desapareció, la nación de las aves emigró al Este del continente y muy al norte, donde hay espesos y altos bosques, pero ellos, como el resto de las tribus, renunciaron a su tecnología cuando Avista despegó, eso igual es un misterio.

– Avista pudo ser construida con un propósito que no entendemos Mandora, su caída no se debió únicamente a nuestra visita.

– He investigado Lion-O y me he movido mucho tiempo por el continente, pero ni yo sé todas las respuestas, únicamente te puedo decir, que cuando naciste, hubo un gran alboroto, esos grupos que estaban en decadencia resurgieron. Tu nacimiento…

– Así que se unieron por mí.

– No lo sé bien, pasó una cosa con tu madre, lo que fuese que fuera, era hecho por los clérigos sin el consentimiento de los demás, esa profunda compatibilidad que posees con la espada, no la obtuviste por azar.

– ¿Crees que esperaban a que Mumm-Ra regresase debido a mi nacimiento?

– Si es una apuesta, podría apostarlo sin rechistar.

Él no dijo más durante un buen rato, lo que siguió incomodando a la Guardiana, quien tragaba saliva.

– Lion-O… hay una cosa que debes conocer.

– Dime.

– Ese sujeto que lideraba a los clérigos te sometió a muchas clases de experimentos.

– ¿Jaga? ¿Qué clase de experimentos?

– No sé su naturaleza, pero casi destruye Thundera en el proceso, te llenó de una energía muy poderosa que luego selló en ti, una facción de las guardianas contrarias a la mía decidió por su cuenta lanzar un ataque con la intención de matarte.

– Pero no lo logró. Mandora pareció meditar sus palabras y no decía todo lo que pensaba.

– Las guardianas tuvieron lazos con los clérigos, sospechaban de lo que pasaba con el embarazo de la reina, les culparon de mentirles, primero fue una parte minoritaria, al final, la mayoría creyó que el clero intervino de manera directa en tu nacimiento.

– Así que yo… Hizo una mueca con esa expresión depresiva suya.

– No he insinuado que seas responsable… tu madre era una persona de una complexión débil, yo… no quise ser ruda, lo siento.

Ella esperó con su vista hacia el frente con agitación, pues él no se movió en absoluto, no era muy buena en comunicarse en nada que no estuviese relacionado a su trabajo e incluso un muchacho como ese podía intimidarle, así que pensó en pretextar cualquier cosa e irse, giró su cabeza cerrando los ojos en una mueca amable, pero él se puso encima, lo que le dejó petrificada, besándole en la boca.

– ¿Por qué hiciste… eso?

– Es solo que no quiero tener un mal recuerdo de ti y pensé que estarías preocupada por lo que ocurrió aquella vez.

– ¡Ah! Por aquel beso… perdona, debiste querer guardarlo para alguien especial, no debía hacerlo, intentaba acercarme y no sabía cómo, soy muy mala en estas cosas, quería que supieras la verdad y en cambio lo enredé más. Al escuchar eso, él se recostó dándole la espalda, el ruido del pesado vehículo se hacía más claro.

– Parece que ya están por llegar, deberíamos ir.

– No fue mi primer beso, si eso te preocupa, aunque no importa, esa tampoco fue una experiencia agradable. Lo dijo desanimado.

Ambos se quedaron en silencio un largo rato.

– Por cierto Mandora…

– ¿Qué pasa?

– Está bien si te gusta el General, es una buena persona, no voy a molestarme por eso.

– ¡¿Ahh?! ¿De qué estás hablando?

– ¡Espera! No he pensado en nada así que yo recuerde. Ella protestó, sin esperarle, salió al exterior de la tienda donde el tanque se estacionó al lado del camino, eso descubrió las mancuernas que estaba buscando la clérigo.

– ¿Pero qué…? Miró al felino que a pesar de decir que no estaba molesto, lo estaba, por su actitud al caminar, pues suponía que ella mentía.

Se puso sus botas y corrió hasta él para detenerle, aferrándole de los brazos.

– ¡Hemos llegado al fin! Creí que moriría en ese lugar, dijo en voz alta Tygra, que a pesar de lo grave de su entonación, se veía contento, tenía el guante en su brazo y parecía haberlo usado, pues su aspecto era sucio, pero eso en nada sorprendió a los cachorros y la guardiana que estaban atentos a una escena, manteniendo la distancia.

– ¿Qué emoción? ¿Estás loca pequeña? Es absurdo, se lamentó Fedora. Pero Wily Kit tenía una sonrisa indescriptible.

– ¡Qué romántico!

– Te lo estas tomando muy a pecho hermana.

– Esta vez no me darán calabazas.

– ¿De qué están hablando? ¿Dónde está Lion-O? Preguntó Cheetara... hm.

– ¡Shh! Los profesionales estamos trabajando, le respondió.

– ¿Qué ocurre? Panthro parecía estar cautivado por el chismorreo, dejando a Tygra solo.

####

Sin duda era alta, más de lo que aparentaba cuando caminaba a su lado, la altura parecía ser un obstáculo demasiado importante para las mujeres, mirar hacia arriba para ver a una mujer que le gustaba era horrendo, siendo ella la que le cubría con sus brazos, pero eso no era lo que en verdad le molestaba, sino su falta de franqueza.

– Debo parecerte un chiste, alguien a quien puedes decirle una mentira una y otra vez.

– A mi esa clase de cosas no me importan.

– Tampoco eres una felina.

– ¿Y eso importa?

– No, pero hará las cosas aún más difíciles.

– No es como si fuésemos a hacer nada malo… te aseguro que te protegería con mi vida antes de dejar que nadie te hiciese algún daño.

– Ya he escuchado eso antes, frases muy cómodas cuando no puedes responder una simple pregunta.

– ¿Qué quieres de mi? He decidido ayudarte, dar mi vida por tu causa ¿no es suficiente?

– No sé, dímelo tú ¿Realmente piensas que soy apto para dirigirles? ¿Me seguirías aún si abandonase esa maldita espada, si solo fuera yo quien tomase las decisiones, sin usar ese poder?

– ¿Pero qué intentas…? ¡El barco!

– Sin esa maldita espada, soy como ese pasajero ¿no es cierto? No tengo poder real, ni valía ¡¿No es así?! Le gritó.

Ella no le respondió, aún así, su expresión lo dijo todo. Le consideraba como una mera base para que esa espada hiciera su trabajo.

– ¡Hmp! Alguien carraspeo muy cerca para interrumpirles.

Los pulgares de Wily Kit se fueron alzando y su hermano se rascaba la barbilla, sin atinar a decir que eso era una escena de amor, Wily Kit veía conflicto y pasión, señalando con ambas manos, su hermano y Fedora no estaban seguros, el gesto de Cheetara era de desaprobación, Lion-O agitó su cuerpo y ambos se separaron.

– No pierde el tiempo ¿verdad majestad? Le dijo la clérigo, aunque él no prestó atención en el tono.

– ¿Qué ocurre?

– Bueno, si ya terminaste de tontear con tu novia tenemos cosas importantes que tratar.

– N-No es mi novia, ella solamente…. y lo que hago también es importante.

– Claro, mantener la especie es tan importante ahora, será genial ver leones voladores, serán grandes atracciones de circo, bien pensado galán, dijo con ironía.

– ¡Cállate! No estoy de humor para esas tonterías.

– Pues qué bien, porque tenemos un problema.

####

Todos escucharon lo que había pasado y Mandora que no dejaba su agitación, se mantuvo enfocada en las palabras del felino, que les narró lo que había pasado ese día, mientras buscaba un camino abierto por el cual regresar a los valles superiores.

– ¿Les atacaron con flechas? Pero… no parecían agresivos.

– No solo eso, usaron explosivos y destruyeron medio puente para atraparnos, tuvimos mucha suerte en salir con vida, nos colgamos de los cables del tanque para salir del foso.

– Si no tenían escudos como dices, me parece demasiado raro, habían dicho que eran neutrales. Mandora dijo sorprendida.

– Ese es el problema, cuando subían el puente de una de sus entradas, vi uno de los escudos de guerra de los rinocerontes estampadas en grandes cajas de madera y no tuvieron otra opción, todos los pueblos de esta región seguramente participaron, llevaban torres de arqueros para las espaldas de esas bestias y cabezas de empuje para armas de asedio.

– ¿Estarán preparándose para otro ataque? Fedora compartió miradas con Mandora.

– Si esconden sus escudos puede que tengan miedo de una reprimenda. Mandora pensó que dadas sus pérdidas, lo más seguro era que no avanzarían imprudentemente en invierno.

– Esos malditos, no quieren comerciar con nosotros alegando ser neutrales, mientras nos atacan impunemente.

– No podemos pasar por la ruta del valle. Cheetara, mostró un mapa con las rutas tachadas, la más larga era la única que quedaba.

– Cinco días si tenemos suerte, hay bandoleros en todo el Este, así que no podremos acampar.

– ¿Qué hay de Avista, has podido contactarlos? Fedora negó con la cabeza.

– La trasmisión es muy mala, no lo entiendo, debería poder comunicarme a esta distancia, pero la señal está llena de ruido e interferencias, estaba pensando en la posibilidad de una montaña con un elevado nivel de hierro, de otra manera...

– ¿Qué? Preguntó Cheetara.

– Podríamos estar siendo interferidos, aunque las balizas de posición funcionan perfectamente.

– ¿Balizas de posición?

– Son dispositivos de rastreo para saber dónde están nuestras naves, para casos de accidentes, es difícil, pero si sabemos en qué ruta se fueron, podremos localizarles si logramos acercarnos a menos de diez kilómetros, si hubiese una interferencia sobre nosotros no podríamos recibir esa señal.

– ¿Así es como nos encontraron? Cheetara no confiaba en las intenciones de esa guardiana, pero ella no lo veía mal y eso lo demostraba con una actitud segura.

– No es vigilancia, si eso te preguntas, el alcance de las balizas es muy limitado y se ponen en todos los vehículos obligatoriamente, sabíamos que estaban aquí, así les encontramos siguiendo la ruta, si se hubieran internado en el bosque habría sido imposible.

– No tenemos comida para tantos días, ni creo que con el nivel actual de piedras de fuego podamos llegar demasiado lejos, la carga de corriente no dura tanto como antes, sin olvidar que al subir por el risco, el tanque sufrió muchos daños de lado derecho de las cadenas. Panthro estaba triste por esa razón, lo peor era que su rey no participaba y eso sacaba de sus casillas a su hermano.

Se quedó pensativo, sin moverse, daba la impresión en estar en su actitud desinteresada, Cheetara le miró de una manera terrible, contenía sus emociones como podía, deseaba abofetearle, no se portaba como un rey y eso le avergonzaba, incluso su “adorada” Mandora miraba al rey de reojo preocupada.

– ¿Qué, no vas a decir nada? Tygra con el guante en su brazo, lo agitó melodramáticamente.

– ¿Y qué quieres que diga, no eres ya el rey?

– Si fueras humilde para reconocer tus errores no estaríamos en esta situación, no tendría que tomar tu papel.

– Cómo si eso fuera a molestarte, es lo que has querido siempre.

– ¿Pero qué demonios te pasa imbécil?

– ¡Tygra! Cheetara gritó, cuando el tigre se le abalanzó para ponerlo a espaldas del mismo árbol en que esa ave de nombre Ikarus lo había hecho para que se fueran de Avista.

– ¿Qué es lo que realmente deseas hacer Lion-O? Mandora, con su expresión, parecía evidenciar una mezcla de resignación y culpa que se hizo sospechosa a ojos de Cheetara, quien soportaba el dolor de su cuerpo y el frio intenso con una capa que le envolvía hasta la base de los tobillos, deseaba descansar, pero se obligaba a mantenerse despierta a base de pura voluntad.

– ¿Por qué no nos vamos al Este y continuamos nuestra búsqueda? Todos nosotros, allí hay pueblos donde podríamos repostar y recuperarnos.

– ¿Y qué pasa con Avista?

– Eso no es nuestro problema, ellos quieren esto o aquello, pero no son fieles a nuestra causa.

– ¿Qué pasará con el resto, con Dobo y Aburn?

– Ellos pueden hacerlo bien sin nosotros, las aves les necesitan.

– ¿Y nuestros compatriotas?

– Esos no son thunderianos, son esa basura separatista de la periferia, por qué no irnos y continuar nuestra tarea, viajemos a Thundera y veamos a nuestra gente.

– ¿Y nosotras?

– Ustedes pueden volar a Avista, pero no me negaré a que vengan conmigo, si quieren.

– ¿Has perdido la razón?

– Tú dijiste que esto era razonable, que…

“¡Thumb!” El puñetazo que Mandora le dio en el estómago para caer en el suelo.

– Niños creo que debemos esperar afuera, esto no es una conversación que deban escuchar. Fedora arrastró a los cachorros.

– Lion-O… Wily Kit fue arrastrada por Panthro al interior del tanque.

– Esto es indigno de un rey ¿Qué te ha pasado? Cheetara le preguntó.

– Yo no soy juguete de sus intereses, estoy harto y cansado ¿qué hay de malo en abandonar? Ustedes querían irse y ahora es malo porque Tygra se siente satisfecho usando la espada del rey.

– Me avergüenzas… no voy a seguirte nunca más, es suficiente para mí. Dijo ella en voz baja y sintió alivio como resignación.

– ¿Seguirme dices? Pff, tu nunca me seguiste a mí, así que deja de mentirte a ti misma, ninguno de ustedes ha sido leal a mí en absoluto, es a esa maldita espada, así que no te vistas con un halo de frustración “clérigo”. Ironizó.

– Si quieres quedarte solo, entonces hazlo, pero yo voy a regresar, esa gente nos necesita, no tienes que hacer nada si no quieres, hoy la espada me ha mostrado su poder, no quería decírtelo, pero comprendo por qué ha pasado esto, Cheetara tiene razón, eres una vergüenza, si no te gusta dar órdenes, entonces acepta las mías, no tienes que cargar mas con esta responsabilidad si no quieres ¿qué serias tú sin esta espada? Solo el mismo lunático de siempre.

– No le escuches, no tiene idea de lo que habla. Mandora, que paso de un momento absurdo de violencia a reflexionar su propia situación, no le gustaba a donde iba ese tigre, o lo que el mismo sentía.

– Esto no es un asunto tuyo, no te entrometas. Ignorándole ella se recargó en una de sus rodillas para volver sobre sus pasos.

– ¿Por qué peleas Lion-O? Creí que te interesaban estas personas, mi consejo puede estar mal, porque no entendí la razón de tu pregunta, pero definitivamente, tú eres el capitán de un barco muy grande y los capitanes se hunden con su tripulación. Fedora, quien regresó completamente arañada de la cara como el mismo Panthro, luego de encerrar a los chicos en el interior del tanque, se cubrió del rostro, había presenciado el consejo más estúpido que nadie había dicho en su entera vida.

Él temblaba de pies y manos, gruñendo, tal era su enojo y confusión, que una invisible aura de negatividad se formó a su alrededor, Mandora se alejó un poco y entonces, fue cuando él pudo verle titilar en su cinto.

Podía incluso escucharle latir asíncronamente con su corazón, se quitó el cinturón con un gran cristal rojo hecho de piedras de fuego agotadas por su color opaco, menos intenso que las sacadas de una mina.

Había sido horadado en el centro, parecía una pequeña imperfección, pero de esta, una luz era emitida con un sonido de clic cortos y largos que emitía cuando las personas frente a él hablaban y preguntaban cosas a las que no puso atención.

– ¡¿Qué?! Al hacerse esa inaudible pregunta, aquel dispositivo emitió una luz y el correspondiente clic, se alimentaba de la poca energía de su cinturón, trasmitía sus palabras y lo más probable, su posición, así fue como las guardianas rebeldes le encontraron cuando estaba en una zona oscura y lejana a su campamento.

Abrió los ojos para comprender el enorme error que había cometido. Mandora hizo una pregunta, pero no respondió para apreciar el mismo efecto.

Los cachorros salieron por una pequeña abertura de refrigeración, pero los chorros de viento gélido les hizo arrepentirse, no podían regresar por el mismo lugar, dejando la bolsa del rey de los ladrones, donde habían puesto a Snarf para que no molestase a Mandora y Lion-O, pero las cosas se habían echado a perder.

Lion-O caminó hacia el tanque con una mirada seria en su rostro.

– ¡Wily Kit! ¿Dónde está Snarf?

– En el tanque ¿estás bien?

– ¡Cuida de él!

– ¿A dónde vas leoncito? Le preguntaron los cachorros, él no respondió, subiéndose al frente del tanque y abriendo la escotilla, tecleó los botones que liberaron el ciclón de la garra.

Ni Mandora o Fedora podían volar en ese clima y siguieron al rey sin saber que decir o hacer, Cheetara se cayó en la nieve cuando intentó seguir su ritmo, así que Tygra la intentaba ayudar, pero con sus ojos rojos abiertos intensamente, le empujó.

Panthro estaba cruzado de brazos ante esa escena, Cheetara le agarraba de los brazos, pero soltándose, desatascó el vehículo para meterse en él. Mandora fue empujada por Fedora, que no tenía la menor idea de cómo acercarse a un chico y sus errores eran tan grandes que estaba temblando espasmódicamente, Tygra en cambio mantuvo su mueca.

El ciclón arrancó con el león a toda velocidad, ante la impotencia de su gente a la que daba la espalda, para que no se forjase un eslabón al que estuviese atado irremediablemente.

– ¿Qué hacemos? Dijo Panthro. Cheetara miró a esa guardiana con odio, no porque le estuviese alejando de ellos, sino por ese aire superior que quería mostrar y sus completos celos, los celos de que alguien estuviese arrebatándole un puesto por el que había luchado toda su vida.

– Agarren sus cosas, iremos tras él.

– Pero… Tygra replicó.

– Pero nada, tú no eres el rey y yo soy una idiota por dejar que esto siguiera, es mi culpa que se sienta así, por no poder aconsejarle, por no cumplir con mi deber.

– ¡Cheetara! Ella no escuchó, molesta, abrió a disgusto la rampa del tanque y metió la primera caja que pudo, aunque se dobló de dolor, Tygra le agarró entre sus brazos.

– ¿Al menos sabes cómo seguirle en este clima?

– Podemos hacerlo, ese ciclón también cuenta con un transmisor. Fedora dijo mostrando una especie de receptor.

– Muy bien, si eso es lo que quieres iremos.

– No lo digas como si lo hicieses por mí, es a él a quien debes seguir. Pero él no cedía y ella se levantó molesta para sentarse en uno de los asientos, los cachorros se sentaron a su lado.
Mandora, como el resto, recogió el campamento sin saber que decir.

– A veces las palabras correctas no salen de nosotras amiga mía. Fedora era más sabia y prudente en las cosas importantes, pero ella era definitivamente estúpida, le besó para no tener un mal recuerdo, pero tenía que arruinarlo con un mal consejo a una pregunta tan importante.

– Básicamente le he dicho que sólo es una herramienta.

– Si le aprecias de verdad y es recíproco, encontrarás el camino a su corazón, así que no te des por vencida tan rápido. Fedora le abrazó afectuosamente y esa vez Mandora no se quejó, reconocía lo pequeña que era ante esa ave que calificaba de laxa y poco eficiente, pero lo cierto, era que Fedora podía calificarse como lo mejor del mundo de las guardianas.

Mandora recogió esa bolsa de tela que usualmente Lion-O se ataba atrás de su cadera, imitando a la clérigo, luego pensó si debía entregárselo, seguramente había estado buscando esas mancuernas sin Viragor durante horas, se sintió humillada de seguir sus órdenes.

– ¿Qué es esto?

– Una cosa que te hará sentir muy mal. Eso me dará una satisfacción. Descubriendo en su interior un par de pesadas mancuernas elementales.

####

Villa-Feudo de la entrada a los valles superiores.
100 kilómetros al Oeste de Avista.

No llevaba ningún arma fuera de esa espada de entrenamiento rota, pero eso no le importaba, debía llegar, atravesó la densa nieve, amenazando con caerse por uno de los precipicios cercanos al bosque oscuro, sabía su objetivo. Los dientes le crujían por el estrés y el nerviosismo que se veía incapaz de ocultar, había pasado dos horas a máxima potencia escalando pendientes, bajando riscos, saltando colinas, si no fuera por el frio extremo que tragaban los motores de su vehículo, el radiador hubiera volado con gran parte de esa máquina por el cielo.

El fuego se extendía a lo largo del valle, donde los aparatosos feudos que estaban apartados de la guerra, alentaban a los nuevos contendientes a llenar un vacío de poder que los lagartos no querían.

Nadie vigilaba el paso principal y entró sin problemas derribando la entrada, la sangre de sus habitantes indicaba que habían muerto muy recientemente, la gran puerta del fuerte que protegía al señor de la villa, se desprendió, como buena parte de la pared sostenida por largas hileras de troncos y piedras invadidas por ese virulento fuego.

Los cuerpos de gente inocente yacían esparcidas en las calles de esa rica villa enclavada en los límites bajos del bosque oscuro o devoradas por el fuego que traía cargado un fuerte olor a carne chamuscada, una escena dantesca de cuerpos apilados de guardias y sus jefes, mismos que trataban de salir del interior de sus incendiados carruajes de madera. Al ver a la suboficial Ikarus arrojando el cuerpo de un pobre diablo al foso del fuerte donde entre gritos murió, le rugió, alzando su espada para estamparla contra el muro, deteniéndose justo en su cuello.

– ¿Por qué has hecho esto? Era completamente innecesario.

– Me parece que no es así, ahora estas obligado a ser nuestro capitán, te guste o no.

– ¿Pero eso…? No es lo que quise decir.

– Tenías razón, sin ti estamos perdidos y si no tienes una motivación para quedarte, esta es una.

Él retrocedió negando con una mirada perdida, inmisericorde, el ave apenas cambió de expresión, emprendió el vuelo reuniéndose en el aire con las otras asesinas. Era su culpa, ese momento de debilidad y duda provocó esa tragedia.

Todo se movía como si flotase y levemente se asentó sobre el ardiente piso de roca, el fuego se fue apoderando de todo, los pocos sobrevivientes que no fueron alcanzados por esa masacre, huyeron despavoridos al verle manchado de la sangre de las personas que consideraron las víctimas de su ira.

Así que cuando apareció ese lobo que le había estado siguiendo desde Avista, el mismo que vio cuando estaba en esas grutas, saltando sin ninguna precaución en un ataque directo, su enorme cabeza se partió en dos de una estocada, misma que acabó por bañarle en su sangre negra que ardía como el hierro fundido, gritando de dolor, un potente rugido que recorrió el valle.

Los lobos que le seguían, se detuvieron enseñando sus dientes, chillando y gruñendo amenazadoramente.

Había sido un reflejo, Lion-O sabía que ese lobo no era malo en esencia, así que no justificaba su acción violenta, pese a ello, un aspecto peculiar dentro de este, despertó una respuesta contundente que le hizo una herida que partió su hocico y se abrió paso directo a la base de su cuello inverosímilmente, ese sujeto tenía razón, su poder era ese.

Había iniciado una guerra por su propia mano.

####

Al tomar esa daga, sintió que su cuerpo se partía en dos, tal si un hilo invisible se enterrase en cada extremidad y le controlase como a una marioneta, sus dedos se negaban a soltarla, su mano hinchada supuraba sangre donde se había luxados sus dedos y el dolor emergió nuevamente.

Estaba enterrada en la base del cuello de ese animal, la nieve se detuvo y se transformó en agua para evaporarse y convertirse lentamente en hielo. Gritó, rugió intentando zafarse, golpeando su punta contra el suelo, pero solo veía su malévola figura reflejada, esos ojos rojos fulgurantes, mientras todo el cielo giraba en un remolino, que fue alzando el fuego para formar un tornado de llamas que migró de un lado a otro de esa villa.

Pumyra apareció junto a esos tigres saliendo del bosque y su impresión fue mayúscula.

Supuso que esa daga no había llegado mágicamente al cuerpo de ese pobre ser, alguien la había clavado allí y esa persona le miraba primero con sorpresa, luego expresando su odio.

No quería pensar en lo que esa demente quería con ese lobo, pero esa pobre bestia peleó, estaba escapando, buscando alejarse de la influencia de quien le clavase a traición en su espalda aquella daga maldita, su espíritu indomable era una cosa que su atacante no había considerado.

Conforme se acercaba, un chillido se produjo, como si ellos dos resonaran, Pumyra cayó al suelo, para ser recogida por su acompañante de un pelaje blanco, dispararon, pero los rayos se desviaban.

– “Sólo haces las cosas más fáciles para nosotras. Es lo que esa ave piensa en estos momentos, Mumm-Ra ha querido hacer una prueba controlando al patriarca de los lobos, ha sido un insensato, sin la sangre negra forjada en la hoja de su acero, el flujo vital corre en ambas direcciones, ha de estar revolcándose de dolor en estos momentos, es inevitable, ustedes dos aprenden por el camino difícil.” Agregó la pantera que se desvaneció cuando pareció satisfecha de atestiguar uno de los peores momentos de una persona agotada por la realidad.

El tanque despedazó de un disparo un par de árboles por la mitad, para caer en la tierra con fuerza a toda velocidad, sus disparos se cebaron en los vehículos enemigos, estos no se movieron de su sitio, probando su disciplina y en un rápido movimiento, dieron al centro del tanque inutilizando el arma de plasma.

Tygra disparaba sobre los pilotos que retrocedieron para colocarse en un ángulo incómodo, mientras el resto de los enemigos se refugiaban tras estos.

– ¡Dispara los misiles!

– No puedo, el fijador de tiro está atascado.

– Maldita chatarra.

– Concéntrate en evitar su avance recojamos a esos dos y vamos sobre el puente.

– ¡General, abra la rampa! Cheetara ordenó, Fedora y los cachorros cayeron al piso del vehículo.

Cheetara, portando nuevas mancuernas en sus tobillos y antebrazos, trató de ganar la salida, pero Mandora la rebasó y con el poder de sus aleteos, se dirigió hacia donde el rey estaba parado.

Recorrió por encima de uno de los fosos, pero ella tenía que tomar impulso y extender su báculo, para hacer pasar el tanque, el puente mostraba los daños en uno de sus costados, así que de no levantar el pedazo de roca que se desprendió, seguramente el tanque no lograría pasar sin voltearse, así que únicamente mordió su lengua evitando maldecir.

– Te cubriré. Dijo el príncipe Tygra que se protegió con el escudo-guante de los dardos, usando la piedra espiritual, de la que emanó un haz rojo de energía.

– ¡No! Atraviesen por aquí, yo les seguiré.

– Es muy peligroso.

– Lo es más si nos quedamos, General, hágalo. Panthro asintió, cerrando la rampa y las escotillas para evitar la salida de los cachorros.

Mandora sacó su larga espada plateada y desvió varios dardos, para que de un aleteo, lanzara sus plumas endurecidas de sus alas, los tigres protegieron a su líder que estaba desvanecida, hasta que agitando su rostro, recobrara control sobre su conciencia. Cheetara pudo apreciarle perfectamente y esa mirada de odio intensa que únicamente tenía ojos para el rey que gruñía furiosamente, haciendo retumbar la tierra.

– ¡Lion-O, detente! Él no le respondió a su llamada, el puente se comenzó a colapsar, tuvo que saltar.

Estaba dispuesta a derribarlo, necesitaba alcanzarle, decirle que lo sentía, sus manos tocaron el extremo de la orilla de lo que sobrevivía del puente, Tygra corrió a ayudarle, pero ella estaba enfocada en Mandora, que luchaba para acercarse a él, poseído por un invisible muro de energía que la frenaba, supo inmediatamente lo que era, Pumyra emitió un chillido, un alarido terrible que helaba el alma.

– ¿Qué pasa?

– Está acumulando, Lion-O, está… oh, no… ¡Espera! ¡Detente Mandora! ¡NO LO TOQUES!

Se sintió como una chispa de electricidad estática, ella le dijo algo al felino, pero el sonido no llegó a sus oídos. Ambos fueron lanzados en direcciones opuestas el uno del otro violentamente.

Por un momento Mandora recordó algo importante, parada allí en una posición marcial ante ese chico de cabellera plateada y un cuerpo casi en su totalidad cromado, ella aceptaba esa misión y cuando se detuvo, pudo recordar su nombre verdadero.

####

Uno de esos enemigos, protegido por su capa, cargó a la desvanecida líder, la traidora Pumyra, el segundo, que estaba en el suelo por una de esas plumas, fue levantado de la misma manera, Tygra abrió la boca al descubrir de quien se trataba.

– ¿Un tigre?

– ¡Rápido, están avanzando! Panthro advirtió las naves que llegaban.

– Mierda. Dijo el príncipe. Wily Kit y Wily Kat salieron, dejando a Fedora con el golpe en la cabeza a su suerte.

– No se acerquen, si lo tocan será peligroso. Advirtió Cheetara.

– General, cárguelos usted.

– No, es imposible, debemos intentar transportarles de otra manera, necesitamos eliminar su acumulación.

– No comprendo ¿cómo lo haremos?

– Con un ritual, pero es complicado… si tan solo pudiéramos transportarlos sin tocarles.

– Eso es fácil. Wily Kit corrió al rey.

– ¡Rankinbass! Y Lion-O fue succionado hacia adentro, Mandora llegó segundos después.

– Snarf, que estaba dormido en ese espacio, donde una vez estaba lleno de tesoros, sufrió la descarga cuando el rey cayó sobre él, prendiendo en fuego por entero aullando de dolor, parecía muerto, no supo cuanto pasó, pero despertó de las lamidas del pequeño en su cara, quien retozaba a su lado, Fedora estaba con una venda en la cabeza y Mandora justo en la colcha de al lado, los cachorros dormían profundamente.

– ¿Qué le pasó a su cabello? Abrió intensamente los ojos al descubrir con horror su tono plateado, alguien en las sombras le respondió.

– Sucedió cuando te tocó, respondió Cheetara. Al intentar alzar su brazo, este le dio un intenso dolor.

– ¡Arghh! Cheetara le tomó entre sus brazos.

– Te inmovilicé el brazo, tienes luxados los dedos de la mano y sin medicina puede ser un poco difícil. Le latía dolorosamente el corazón.

– ¿Qué ha pasado? Ella dio a entender que seguían en el tanque.

– Logramos escapar, sus naves no pueden ir por las veredas, nos persiguieron un tiempo, luego repentinamente retrocedieron, si no fuera por esta bolsa no hubiéramos sido capaces de descansar de ese brutal frio.

– ¿Cómo está ella?

– No te preocupes, fuera del cambio de tinte de pelo, yo diría que está de maravilla, dijo Fedora que le saludó.

– Lo siento, debí intervenir antes, pero Mandora llegó demasiado aprisa, dijo en un tono que recriminaba su falta de determinación.

– ¿Qué? Cheetara tenía una cara solemne.

– ¿Cómo las encontraste?

– Buscando, creí que no te servirían, pero como siempre, veo que me he equivocado.

– Pero estas mancuernas no deberían existir.

– ¿Por qué no?

– Mi maestro decía que los clérigos originales las hacían de árboles sagrados con un enorme poder espiritual, prácticamente eliminaron el efecto residual de la magia elemental en mi cuerpo, dijo que eran imposibles de fabricar y su vida era muy corta, estas en cambio, son casi nuevas.

– Si alimentas un bosque con un montón de infelices, entiendo la razón.

Decirle a esa clérigo que esas mancuernas estaban hechas de árboles que alguna vez se alimentaron de sangre de personas para crecer, era una mala idea, así que se arrepintió de decirlo, era frustrante que esa chica fuese tan ignorante de la propia historia de su gente, no le sorprendía su falta de disciplina para equiparar sus palabras con sus acciones.

– ¿Eso qué quiere decir?

– Nada, no me hagas caso, como quiera que fuera, es bueno que te hayan ayudado, se comenzó a recostar, pero ella lo impidió, susurrándole al oído.

– Sobre tu idea…

– ¿Sí?

– Te seguiré, quiero decir, te seguiremos si es lo que deseas, sí quieres irte a buscar la última piedra, iremos juntos, lo hemos discutido y… Pero con tristeza, el rey negó una y otra vez.

– No Cheetara, yo ya no me puedo ir, ya no.

Recostándose sumido en una severa depresión, mientras veía cumplida una profecía frente a sus ojos, clara, como esa cabellera plateada, que la una vez rubia guardiana, llegó a poseer, temía de aquello en lo que se convirtiese cuando se despertara, pero así eran las cosas.


Fin de parte 5 de 5