Translate

domingo, 10 de noviembre de 2013

Capitulo 1, Episodio 27: El último clérigo (4 de 5) "La Orden de las Guardianas"

El estilo de algunas partes podría variar.
Fe de erratas en la parte de Lion-O con Hammer Sung estaba "un concejal subordinado de Horus" no Horus, siento la confusión.

A 250 kilómetros al noreste de Avista, vaya desértico de Khan

La nave recibió un tiro del lado izquierdo y el casco de la nave voló en mil pedazos para estallar, los lagartos aterrizaron para acercarse a la escotilla y abrirla con un explosivo plástico que hizo que se destapara.

-No hay nadie, estoy seguro que era una de las naves capturadas, juraría que es el hedor de esos gatos.

-Estamos en pleno valle, no deben andar lejos. Le dijo otro que estaba encima de una torreta.

-En eso tienes toda la razón, se escuchó a su espalda. Cuando sus otros compañeros voltearon, el artillero había desaparecido.

-¿Qué lagartos pasa?

¡Thumb! Un golpe seco se escuchó mientras un relámpago amarillo cruzó por en medio de ellos.

-¡Abran fuego! ¡Muerte al enemigo! Los dos compañeros del belicoso cayeron al suelo cuando unas largas manos le arrebataban el arma.

-Pues vas a tener que hacer algo mejor que eso si quieres hacerlo. El puñetazo de la pantera lo mandó al reino de los sueños.

Se escucharon disparos sobre la nave.

-¡Tygra estás bien! Gritó Cheetara.

Los cuerpos de dos lagartos volaron por el cielo aterrizando en la arena. Palmeándose las manos sonrió.

-Te lo dije nena, un pedazo de pastel. Ella sonrió feliz, Panthro cortó el momento romántico y gritó con enojo.

-¡Ya pueden salir, oh maravillosos héroes de Avista! La pantera miró a Horus y dos guardias voluntarios salieron de sus escondites recelosos.

-No lo sé Tygra, no creo que se gane una guerra con ellos a nuestro lado.

-Mejor a favor que en contra, no quiero salir a la luz si alguien más puede recibir el tiro. Dijo presuntuosamente bajando de un salto portentoso, mostrando su gallarda silueta.

-No dejas de sorprenderme mi príncipe. Dijo la Clérigo.

-Lo sé. A punto de besarla Panthro con una actitud poco paciente avanzó y les dio a ambos un empellón, ante la risa de los dos y las caras desencajadas de las aves.

-¡Por el amor de los ancestros, podrían dejar estas tonterías para otro momento! Pasamos el día entero esperando a que llegara una maldita nave.

-Lo dices como si no lo hubieras disfrutado, por lo que sé odias volar.

-¿No tienes una maldita nave que pilotar?.

-Vaya mierda de carácter, se subió haciendo un guiño a la clérigo que sonreía, fue lo extraño para Panthro que observó como esa sonrisa se volvió un rostro amargo, dándose cuenta de ello la chica con un dejo de frustración.

-¿Podemos hablar?

-¿Qué ocurre?

-Necesito un consejo, necesito decirle a alguien o voy a reventar.

-Te escucho.

-En este momento no, primero vayamos con ese ser.

-Tú y Lion-O necesitan de una larga charla ¿no? Es solo que pienso Cheetara… que no te va a gustar. Ante la sorpresa, la clérigo abrió sus ojos rubí, demasiado evidente, no era que fuese el general un genio entendiendo a las mujeres, su respiración y estado de ánimo la delataba.

Se sentó en uno de los costados de la nave lejos de la vista de Tygra con una mueca que la pantera podía apreciar y ella no intentaba ocultar, aunque nuevamente negó con la cabeza ante la insistencia del general, lo peor sería si Tygra la escuchara.

####

Tiradero al Noreste de la Ciudad de los perros

Para cuando alcanzaron la zona de desperdicios de metal, un perro oculto entre esta, salió a recibirles cuando se percató de que no eran lagartos.

-¡Jorma! Viejo perro, te nos habías extraviado.

-¡General Panthro! Justamente estaba pensando en ustedes estos días, me preguntaba si habían llegado a ese lugar en el cielo y boom, la noticia está por toda ciudad Khan… quiero decir, en toda la ciudad de los perros.

Panthro puso sus enormes manos mecánicas sobre los delgados brazos del can que sonrió visiblemente alegre.

-¿Cómo es que lo sabes? Dobo no le ha dicho a nadie.

-¿Dobo? ¿El regente de los gladiadores? Vaya, eso explica porque está cerrado el estadio. Acomodándose su pañoleta en la cabeza, saludo muy cortésmente a Cheetara y al príncipe Tygra, ofreciendo un poco de agua a las deshidratadas aves.

-¿Sigues acumulando chatarra? Amigo, por los montones de fierros que tienes en tu tienda, juraría que es suficiente.

-Nunca lo es amigo Panthro, hoy día piedra, mañana todas las calles cubiertas de metal. Ya lo verás, se venderá como pan… ¿y bien?, ¿dónde está?

-¡Oh! ¿Quieres decir Lion-O? Cheetara en un gesto fingido de calma.

-¿Acaso hay alguien más? Es la absoluta estrella del momento, se cuentan maravillas de él, por no olvidar lo que hizo por esta ciudad, pero díganme, ¿cómo es eso de que detuvo a un ejército entero de lagartos él solo? Los tres felinos se miraron y las dos aves que eran copilotos, parecían emocionadas al escuchar del rey, no así Horus, cuyas cejas se juntaron en un ángulo agudo.

-No deberías cree en cualquier chisme que se cuenta por allí, todos ayudamos en esa batalla. Cheetara y Panthro alzaron los ojos.

-Ya veo. Jorma vio la mueca del príncipe Tygra y usualmente no tomaba partido, aún cuando le molestaba el presuntuoso príncipe que usualmente les llamaba escoria de Khan, parado frente a él como si no fuese algo por lo que tuviese que pedir perdón.

-Lion-O no vino con nosotros, tenía “otros” asuntos. Rechistó Cheetara.

-Pues que se le va a hacer, me han dicho que esa ciudad voladora se ha estrellado cerca del mar de arenas movedizas, habría querido verla en el cielo a todo su esplendor, muchas caravanas se dirigen hacia allí en este momento, creo que podré encontrar buen precio a mis mercancías.

-¡¿Qué?! En verdad sabes incluso eso, sería bueno que nos dijeras como te has enterado. Panthro se preocupó de que se supiera demasiado lo que acontecía en la ciudad.

-En un inicio fueron los bolkins, son gente sencilla, pero unos tragos y sueltan la sopa, así me enteré, luego rumores de viajeros provenientes del oeste y al final lo que sucedió con una banda de chacales que asaltó el palacio, estaban bajo el mando de ese loco asesino de Kaynar, creí que le habían capturado, pero se paseó por la ciudad asesinando guardias y antiguos oficiales del ejército.

-¡¿Tomaron la ciudad?! Tygra preguntó desagradablemente sorprendido, la noticia parecía verdaderamente alarmante, un ataque de represalia.

-De ser así no te lo estaría contando, ese maniático homicida abandonó a sus acólitos al segundo día.

-¿Abandonarlos? ¿Y qué pasó entonces?

-Apareció una nave como esta y se fue en ella, parecía importante, luego los ciudadanos se organizaron, al principio fue difícil con nuestras armas primitivas, pero gracias a los suministros que recibimos los expulsamos, aunque asumía que esto ya deberían saberlo.

-¿Por qué abríamos de hacerlo?

-¿Pero y el trato que hicieron con el patriarca?

-No hemos estado aquí desde que nos fuimos y excepto por Dobo, con quien nos quedamos unas noches a descansar, no conocemos a nadie de por aquí. Panthro explicó.

-¿Lo dices en serio? Es raro, según el patriarca, un felino pelirrojo no muy alto apareció y ofreció su ayuda a la ciudad, supo que era el rey de Thundera luego de verle en la arena de gladiadores. El chico envió dos cajas que no eran voluminosas, muchos se rieron al principio de su ayuda, hasta que vieron las armas de rayos en el interior, prepararon a los voluntarios y aplastaron a los chacales, según sé, el patriarca ofreció el comando a Lion-O, pero este dijo que si se ponía al frente nos volvería un blanco de sus enemigos, de esta manera cualquier represalia sería limitada.

-Supongo entonces no hubo represalias ¿verdad?

-Al contrario, han estado yendo y viniendo, llegan en escuadrones pequeños por la noche, así que las mujeres y los niños han dejado la ciudad para refugiarse al oeste en fuertes y posadas antes de buscar la famosa ciudad voladora, los grupos que quedan son de guerreros y gladiadores, están acumulando las armas de los atacantes que derrotamos y las reparten entre la población, pero esto no deja de escalar, ayer pasó un escuadrón de cuatro enormes Warbot, gracias a los planos, que supongo proceden del chico, derrotaron a cada uno de ellos, yo estoy viejo para pelear, así que pronto me verán por allá, no puede ser que no se hayan enterado de nada.

-Imagino que él quería mantener el secreto por un motivo plenamente justificado, es solo que... hmp, nos permites un momento, creo que a nuestras amigas las aves les gustaría escuchar la historia.

-Seguro, tómense el tiempo que sea necesario, esta vez los necromecas no parecen ser hostiles, aunque no dejan de darte de volteretas si te agarran. Panthro se apartó un poco con Tygra y Cheetara.

-¿Por qué Lion-O no nos dijo nada de esto? Tygra y Panthro miraron a Horus y él alzó los hombros indicando que no sabía nada.

-¿Se niega a atacar a esos lagartos de las grutas y regala los pertrechos a estos extraños?

-¿Podemos no convertir esto en una de tus típicas competencias con Lion-O por el mando?

-¿De qué lado estás Cheetara?

-¿Es que hay un lado?

-Chicos, chicos, no caigamos en la rutina marital de nuevo. Recuerden a lo que vinimos.

-¿No sé tú? Pero yo me siento engañado, Lion-O se aparece por este lugar y no es capaz de ir a ver a ese monstruo, parece que hace sus tonterías a nuestras espaldas, ¿de dónde sacó tiempo para venir hasta acá?

-Debió usar el deslizador de los chicos. Cheetara se pasó las manos por las sienes enojada, aspirando profundamente.

-Hemos empleado dos días en llegar hasta este lugar, cuando debimos hacerlo en unas horas, si vamos a ver a Soul Sever hay que hacerlo ya, no tengo idea de lo que Lion-O piensa o hace, tenemos nuestra propia misión, así que adelante.

-¿Qué? ¿ahora resulta que yo soy el culpable? Tú fuiste la que nos urgió, querías darle tiempo para que acomodase sus ideas y mira lo que ha pasado, nos ha dado la vuelta completamente. Cheetara le mostró una expresión fría.

-Vamos a dejar esto como un empate chicos o dirán cosas de las que se arrepentirán, estamos cansados y mal alimentados,  no sé porqué Lion-O hizo esto y aquello, no me importa, necesitamos arreglar Avista o nos quedaremos allí para siempre, si no partimos antes del invierno…

-¿Y qué pasa con el libro de los augurios? ¿Ya se te ha ocurrido un método para hacerlo funcionar?

-Jorma está en este sitio, podemos simplemente dejar que lo revise como hizo la anterior vez en su taller. Yo puedo ir si quieren.

-Ah no, no te vas a escapar de esto azul, mejor que Cheetara vaya con Jorma.

-No seas ridículo, ¿es que olvidas quien nos acompaña?, tal vez Horus te haga la corte, pero sabes tan bien como yo que ha venido para vigilarnos.

-Bien, lo que sea, hagámoslo de una buena vez, Cheetara insistió dirigiéndose a Jorma para preguntarle más de lo que había pasado y advertirle sobre su entusiasmo, Tygra no se sentía de humor para discutir y Panthro detestaba el desierto, tanto o más que la altura.

####

Tienda de chatarra de Jorma

La tarde era como Jorma había predicho, las carretas salían de la ciudad a toda prisa era un aspecto de una ciudad sitiada, salvo porque los habitantes se marchaban fuera de los necesarios para la guerra, Cheetara alzó la mano y saludó a un cachorro que le miraba fijamente rascándose las orejas peludas, su madre lo reprendió sacando la lengua a la felina que hizo una mueca indignada.

Jorma no dijo demasiado sobre el libro fuera de que servía, que no era un problema del mismo.

-¿Qué es una interferencia?

-Si esto funciona como una brújula detectando un objeto mágico en específico, es como si pusieras pedazos de metal a su alrededor y luego los cambiaras de lugar constantemente, la aguja se volvería loca.

-¿Lo qué quieres decir es que esa interferencia imita la energía de las piedras? Jorma asintió, Cheetara dio dos pasos hacia atrás, recargándose en la mesa con un fuerte mareo.

-En serio muchacha, tienes que tomar un descanso, esas ojeras no le van bien a tu bello rostro, en el piso de arriba hay una cama al lado del mirador, puedes ver la ciudad mientras llegan tus amigos.

-No me negaré, estoy muerta de cansancio. La realidad es que el mirador era la tarima de lo que debió ser un establo, hacía años que nadie usaba eso, así que ella sacudió la colcha que cubría la cama con algún material entretejido bastante hosco como relleno.

-Quieres algo de tomar.

-Te lo agradezco, estoy de guardia.

-Veo que el humor te ha regresado. Dijo el perro que le acercó por la escalera un vaso de agua que ella tomó con una tímida sonrisa.

-Sin ofender, a veces es más fácil ser una misma delante de un extraño que con alguien conocido, estoy harta de fingir una sonrisa que no tengo.

-No tienes porqué, lo que dices es cierto, recuerdo cuando te vi por primera vez en Thundera, ese chico no se dio cuenta en absoluto de quien eras, no pensó en lo raro de que una chica así de linda se fuera de viaje con él a los barrios bajos del reino, debió haber sido una decepción cuando vio que tu corazón era de otro.

-¡¿Qué?!

-El príncipe Tygra y tú… por eso has estado llorando.

-Eh… sí. Dijo desanimada.

-Ya veo el problema.

-¿Es tan obvio?

-En absoluto, Lion-O nunca tuvo suerte con las chicas, tampoco tenía amigos, así que no tiene mucha experiencia en diferenciar a un escudero que trabaja por encomienda, que de un amigo verdadero, con el tiempo aprenderá.

-¿Por qué no dijiste nada?

-Je, je, el chico debe cometer sus propios errores, eso le dará carácter, no puedes confiar en cualquier persona con una cara bonita, me encantan las lobas aunque ni loco me acercaría a una de ellas.

-¿No eres un poco cruel? Te considera su amigo y parece necesitar de uno en este momento.

-Querida clérigo, Lion-O no es la persona débil que piensas, a pesar de lo que su padre el rey pensaba de él, ha sobrevivido a muy malas experiencias.

-Quisiera serle de ayuda, aconsejarle, pero me rechaza.

-Hace varios años atrás le encontré llorando a espaldas de una casa destartalada, quería huir con una ridícula bolsa de viaje, así que me dio tanta lástima, que yo, quien sentía mucho odio por Thundera, me hice muy buen amigo de él, por supuesto que el rey le prohibió acercarse a los barrios bajos, pero ya sabes cómo es, obstinado y terco como su bendita madre.

-Así que contigo tomó gusto por la tecnología.

-No mucha gente se interesaba por estas chatarras, él genuinamente veía su valor.

-Pero no te molestaba el dinero ¿Verdad? El perro hizo una mueca como si le hubiese descubierto en la jugada.

-Te mentiré si no te dijera que él era mi mejor cliente, hasta un punto que te sorprendería ver esos planos que tenía en palacio, ya que lo recuerdo… casi me cuesta la vida cuando Jaga nos encontró llevando y trayendo chatarra, luego descubrí que se hacía de la vista gorda.

-Sí eso suena como a mi viejo maestro Jaga.

Cheetara sonrió imaginando al pequeño príncipe buscando una manera alternativa para salir adelante y la manera en que Jaga hacía lo propio para cuidar de su equilibrio mental sin ser demasiado protector.

-¿Sabes que podría hacer para ganarme su confianza?

-Será mejor esperar a que Lion-O dé el primer paso, o te verá como alguien que lo hace por obligación. La respuesta de cada persona era la misma y se desanimó aún más.

-Debí seguir siendo una campesina.

-¿Leopardos campesinos? Eso debió ser digno de ver. Jorma no le creyó una palabra.

Cheetara hundió su cara en la humilde sábana de ese sitio y Jorma supo que no debía decir más, lo que fuera que ella pensaba, no podía arreglarlo solo pensando.

####

Para cuando Jorma llamó su atención pasaron dos horas, Tygra venía por la calle seguido de Panthro, su cara reflejaba el resultado de su conversación.

-¿Qué ocurrió?

-Se negó.

-Le dijiste que le necesitábamos urgentemente.

-No paraba de llamarnos orgánicos molestos aquí, orgánicos molestos allá, ¡cielos!, es más frustrante que Wily Kit escogiendo dulces, no he entendido una sola palabra de lo que dijo.

-Cálmate, todavía podemos traer a Lion-O, seguramente él podrá convencerlo. Tygra y Panthro tenían una expresión que parecía contradecirla.

-¿Qué ocurre?

-Lion-O le visitó tiempo atrás. Panthro habló primero.

-Estás bromeando.

-Para nada, lo peor es que ni siquiera se interesó en pedirle ayuda para Avista. 

-¿Entonces…?

-Le pidió analizar varios pedazos de metal oxidado para luego dar de vueltas por el vertedero. Panthro se agarró la cabeza y se frotó su tenue pelaje azulado.

-¿Te dijo para qué?

-Únicamente le dijo que las piezas eran similares y Lion-O se retiró sin decir nada más. No sé qué rayos pasa ¿En qué demonios está pensando ese chico?

-Y no es todo Cheetara, la reacción de Horus fue lo más preocupante, no estaba para nada contento, se intentó comunicar con las aves por el radio de la nave, creo que piensa que estamos engañándolos. Tygra mostró dos capsulas a donde las antenas del comunicador se fijaban, si Horus trataba de comunicarse no sería una tarea sencilla.

-¿Y qué es lo importante de un simple viaje para resolver una duda?

-¿Es qué no te das cuenta? Sin olvidar el tema de las armas y que pasó completamente de nosotros, Horus es un político, cree que Lion-O le está probando, no conoce a Lion-O como nosotros y piensa que ha caído en una trampa como las que hacían los reyes en Thundera. Tygra se sentó a su lado cruzando las piernas estirándose.

-¿Una purga…? Pe-pero eso es ridículo. Cheetara sorpresivamente se levantó para ir por sí misma a preguntarle a Soul Sever, pero Tygra la agarró del brazo.

-Ese tonto lo está haciendo de nuevo. Se comporta como cuando éramos niños, siempre hacía eso con nuestro padre y los que le rodeaban, un manipulador nato y parece que ha regresado a sus andadas.

-No creo que esté fingiendo para jugar a la política.

-No le conoces como yo, es capaz de eso y más.

-Pelear no nos llevará a nada, necesitamos prepararnos para ese ataque y llevamos un día de retraso. Si esa nave funciona mejor que la chatarra que trajimos, podremos regresar en un par de horas.

-Voy a hablar muy seriamente con mi hermano general, se lo prometo.

-Espero que solamente sea eso, no eres muy buen conversador y lo que menos nos falta es una cabeza llena de aire caliente para completar el par.

####

Regreso a Avista

La nave despegó con un sordo rugido mientras Jorma se despedía de Cheetara, comenzó a vibrar anormalmente y pese a que se elevó decenas de metros en el cielo, su rendimiento bajó notablemente en la segunda escalada.

Tygra se hizo cargo de los mandos de la nave, Horus le siguió sentándose en el asiento del comandante, aunque fuera de que se hacía el tonto, su lugar era apenas anecdótico, limitándose a dar órdenes a dos aves expertas en mecánica que charlaban sin tomarlo en serio los últimos chismes observando sus pantallas de video, dentro de estas se mostraba una obra de teatro de alguna clase, la cual se trasmitía en vivo para aquellos que tuvieran los códigos de recepción adecuados.

Por la pose y vestimenta de cada personaje, era la representación típica de un triángulo amoroso, él no conocía del idioma de las aves como su hermano que tuvo en el pasado un tutor de historia proveniente de la Nación de las Aves, así que no prestó atención, aunque curiosamente una de las aves se le parecía, nuevamente la nave vibró y Tygra con suma simpleza jaló de una palanca para corregir la entrada pérdida con suavidad.

-Por lo menos no necesitas más que de una palanca para que todo funcione... ¡¿he?! ¿Cheetara...?

-¿Cu-curru? Horus, lo miró con sus ojos juguetones y le señaló un monitor.

Panthro y Cheetara estaban sobre la plataforma del aerodeslizador charlando.

Tygra descendió malhumorado para prácticamente tocar el suelo que yacía una decena de metros bajo sus pies, con los pedales a fondo sin lograr más velocidad, se maldecía.

 -¡Realmente eres un pedazo de chatarra! Se ofuscó al ver que la velocidad era menos de la esperada y de que la felina que amaba estuviese al lado del general confesándole las preocupaciones que no se atrevía a confiarle a él.

Tygra deseaba hablar con Cheetara sobre su relación, no es que ella estuviese especialmente apática, pero su relación parecía estancada por otras preocupaciones que únicamente frustraban a ambos porque no podían discutirlas sin llegar a agrias discusiones.

Panthro y Cheetara no estaban lejos de su apreciación.

-Si Lion-O desea convencerle, lo hará Cheetara y no voy a mentirte, estoy muy decepcionado por lo que ha hecho, de sentirme culpable por apoyar a Tygra, tengo ganas de golpearle en esa cabeza pelirroja suya, dijo Panthro juntando sus puños para inmediatamente enterrar sus garras al metal cuando la nave hizo una ligera inclinación, su futuro sería esa emoción si no se hacía con un nuevo tanque.

-Aún así no creo que estés errado en su aversión a Soul Sever, por como lo contaste, parecía que no se preocupó siquiera en saludarle, una actitud fría y calculadora que no me gusta, le respondió Cheetara consternada.

-Lo que ha pasado con Pumyra fue todo menos grato, pero es parte de su tarea enfrentar los éxitos y los fracasos, esta manera de hacernos a un lado no la comprendo.

-He tratado de apoyarlo, pero no me deja acercarme.

-Desde que iniciaste tu relación con Tygra han estado muy distantes, fue muy extraño, antes ustedes parecían ser muy unidos.

Por la cara de Cheetara, la pantera pudo adivinar que no fue lo único que partió su relación, relajando su enorme tronco repitió el pase de su pesada mano por su calva azulada.

-Tal vez deberías aceptar que no eres la persona correcta para ese trabajo, al menos no en este momento Cheetara.

-¿Y quién podría serlo?

Panthro se giró y vio a la cámara que tomaba video para una de las pantallas de navegación en los controles de la nave.

-Eso sería tanto como esperar peras de un olmo. Tygra... no es de los que hablan mucho.

-Pues espero que haga algo, porque es la única familia de Lion-O y parece que lo único que le interesa a nuestro querido príncipe es todo aquello que le conviene a su ego.

-Tygra quiere a su hermano, es que no es bueno demostrándolo. Y tengo fe en que Lion-O lo superará, como siempre lo hace.

-Bueno, no sé mucho sobre la historia de Lion-O para asegurarlo, aunque Claudus tuvo un pasado familiar turbio, plagado de asesinatos y traiciones, se hubiera convertido en un dictador sin escrúpulos como Grune si su vida hubiera sido otra.

-Me siento en parte responsable de lo que pasó, con estas experiencias Lion-O acabará por desconfiar de las personas que se le acercan.

-No deberías, hay cosas sobre Lion-O que muestran la negativa herencia de su madre la reina y ella sí que podía llegar a sorprender.

-Creí que la reina era un ángel de luz por lo que contaba de ella la gente.

-Era una persona después de todo, además, la realeza no conoce de bien o mal, son decisiones y cálculos que se apartan de la rectitud de Claudus, no es que fuese una mala persona, era que cuando el conflicto de la familia real acabó, se vio a sí misma como la última de las leonas reales con vida, tuvo que cargar sobre su cuerpo con el peso de un reino, un prometido que no amaba y un deber para el que no estaba preparada, dar un heredero fue una tarea difícil y ya conoces los rumores. Panthro se quedó pensando en los sucesos de su propio pasado.

-¿Cuáles rumores?

-Ya sabes, lo que se decía de la reina fuera de la corte, muchos vieron su oportunidad para poner en duda el linaje real de Claudus y cuando tuvo a Lion-O, los rumores no pararon.

-Yo vengo de los reinos exteriores, en esa época no supe demasiado de lo que ocurría en la capital.

-En ese caso olvídalo, es agua pasada. Panthro se quedó descansando sobre la tarima cercana a la escotilla.

-Para mí es importante. Cheetara le vio con ojos suplicantes. Pasado varios minutos volvió a mirar a la pesada pantera.

-...le llamaba Tigón. Dijo en voz apenas audible.

-¡¿Tigón?! Cheetara abrió los ojos, el peyorativo del populacho que ponía en duda el linaje puro de los leones.

-¿No puede ser que no sepas ni eso? Bueno… principalmente las marcas en el rostro de Lion-O no son comunes entre los leones, sus padres no tenían ninguna, trapezoides perfectos invertidos, de esa tontería se valieron para decir…

-Que era un mestizo...

-Y ya sabes a donde lleva esa clase de afirmaciones, el rumor de que rey era estéril fueron en aumento, luego empezaron los rumores de que Lion-O era extraño, de que era demasiado pequeño, que estaba loco, cualquier cosa para dañarle, la manera en que Grune se comportó en torno a Lion-O cuando la reina murió hizo pensar a muchos...

-¿Grune y la reina? Panthro adquirió un aspecto melancólico con su ojo sano.

-No podría decirlo con seguridad, en las cortes no se hablaba del tema, pero mucha gente poderosa se acercaba a Grune por esos rumores que él nunca desmintió.

-Ya que lo recuerdo… tu reacción hacia Lion-O cuando nos rescataste de los lagartos… dudaste de él.

Panthro se quedó callado un tiempo pensando, Cheetara claramente deseaba saberlo.

-Eso… ha sido un condicionamiento de mis años de reclusión cuando Grune construía su armada con Mumm-Ra y no negaré que estaba enojado con Claudus, pero también debes entender que Grune era un buen jugador, ¿qué mejor manera de poner en duda a Claudus que hacerse pasar por el padre del hijo de una reina difunta?

-Si eso fuera así, aún tú tienes tus dudas.

-No fui el único, ese fue el éxito de Grune, por esa razón Lion-O tuvo una infancia tan difícil con Claudus.

-¿Claudus dudaba de su propio hijo?

-Caímos en una trampa. Seguramente los rumores llegaron a Claudus y supo que el origen del resentimiento de Grune se remontaba a cuando la reina vivía con los clérigos y era parte de su guardia personal, cuando decía “si no puedes obtener lo que quieres, deberías arrebatarlo por la fuerza” se refería a su intención para hacer a la reina Leona suya. Claudus debió enterarse años después y unir los puntos.

-¿Y cómo se enteró el rey del pasado de Grune?

-Grune tenía una lengua muy larga, abiertamente desafiaba la autoridad de Claudus sin importarle quien escuchara… lo que me decepcionó fue la actitud de la reina defendiéndole, aunque yo mismo no podía creer que Grune fuera un traidor.

-¿Entonces sí le era infiel al rey?

-Ya te lo he dicho, no tengo ninguna certidumbre, desde un principio Claudus se equivocó al elegirle. Él era demasiado viejo y ella demasiado impresionable.

-¿Odiabas a la reina?

-No digas tonterías ¿Quién podría odiarle? Su sola presencia podía apaciguar a una bestia iracunda, debido a ella la guerra terminó, Claudus se hizo menos beligerante y sus ansias por vengar a su familia dieron paso a una larga distención, así era nuestra reina, un Sol… Panthro se abstrajo en sus pensamientos con mucha tristeza, Cheetara bajo la vista cuando leyó cosas que no deseaba en esos ojos leales.

-¿Qué pasó luego?

-Un Sol está rodeado de sombras Cheetara, la reina estaba atada a las manipulaciones del Clero, su propio pasado con Grune ponía en duda su sentido del honor y deber hacia el rey. Incluso si los rumores fuesen ciertos, no podría condenarle, al morir la principal aspirante al trono en un accidente que muchos vieron intencionado, fue sacada de su pacífica vida y llevada casi por la fuerza ante Claudus, así que no se podría espera una fidelidad absoluta de ella.

-¿Qué es lo que no me quieres decir?

-No sé si podría confiarte una cosa así de delicada. Tú eres la prometida de Tygra, no sería adecuado, más cuando Tygra tienes esos claroscuros que no me gustan nada, la lealtad no se lleva con las ansias del poder.

-¿No confías en mi después de todo lo que hemos pasado?

-Pienso que la última vez que confié en un clérigo, este me vio partir en la búsqueda de un libro del que él bien conocía su ubicación y me sigo preguntando ¿Cómo es que Claudus supo del libro de los augurios? Mi única respuesta es bastante obvia, Cheetara no parecía tan segura de sí u ofendida. “No se podía esperar menos de un clérigo” pensó Panthro, dispuesto para meterse en la nave.

Cheetara respiró hondo juntando todo el valor que poseía y tomó la mano de Panthro deteniéndole, dentro de la aeronave Tygra miró ese extraño gesto, ella dijo algo consternada.

Esas palabras sorprendieron a Panthro, que pasó de una expresión de asombro a una totalmente contrariada, retirando la mano de la clérigo con disgusto, Tygra quiso detenerse y salir a la escotilla para intervenir, era que no sabía qué pasaría si lo hacía, pues de quererlo, Cheetara le hubiese confesado sus problemas a él, cosa que finalmente no hizo y eso le llenaba de intranquilidad, más cuando no podía detenerse a quejarse de cada cosa que hacía, pues descubrió que el carácter de Cheetara en el fondo podía ser muy voluntarioso y voluble.

-Si lo que dices es cierto Cheetara, lo que has hecho es muy grave, por eso Lion-O no confía en ti y nosotros hemos sido alcanzados.

-Fue una decisión que ha pesado en mí, debes comprenderlo, no tenía opción, si Tygra hubiera muerto...

-Socavaste la confianza del rey en las personas innecesariamente, casi muere por su enojo, con menos razón podría confiarte una cosa así de delicada.

-No sabía cómo abordarlo, no soy como Jaga, he cometido muchos errores. Las lágrimas salieron de las cuencas de la clérigo a quien Panthro nunca había visto llorar.

-Entiendo porque le afectó tanto Pumyra, ya decía yo que estabas muy rara. No solo fue una decepción amorosa, sino repetir la experiencia de que alguien en quien confiaba le daba la espalda. Esto es malo, muy malo, a futuro es impredecible su evolución, esto realmente lo cambia todo. Escuchar eso de Panthro, le hizo sentir aún peor.

-Me prometí que nunca haría de nuevo nada parecido, que nunca actuaría imprudentemente llevando a alguien un destino terrible por un mero impulso y él no lo comprendió, lo malentendió completamente.

-Lion-O no lo verá así. Si te soy sincero, no creo que él vaya a perdonarte por un gesto bonito, yo no lo haría, tal vez diga que no me importa, pero incluso a mi me duele la traición de Grune y sigo lamentándome por creer en él.

-Por favor… él necesita de mí, necesita de nuestro apoyo.

-Está bien, pero si te atreves a contar esto, si tengo la duda de que Tygra lo sabe, no pienses que me detendré porque eres mujer, les mataré a ambos sin ninguna emoción.

-Descuida, si llega el caso, seré yo misma quien te acerque la espada para hacerlo.

-Si lo quieres saber, sí, ellos dos eran muy cercanos, qué tanto, no lo sé, pero lo más probable es que fueran amantes, mi mente se niega a aceptarlo y las pruebas nunca fueron concluyentes, pero no me extrañaría.

-¿Por qué lo dices?

-La reina estaba al tanto de las intenciones de Grune, aún así, guardó silencio, las malas lenguas decían que él era su amante secreto desde que era princesa y que no llegó casta al altar, a pesar de ello Claudus la aceptó.

-Pasó una cosa aún más grave ¿verdad?  Eso que te hace querer odiarla aunque no puedas.

-Fue durante la última guerra contra los perros, peleamos en las ruinas de Estigia, avancé y derroté al enemigo mientras Claudus, Jaga y Lynx-O atacaba por la retaguardia la arquería del enemigo, luego de la batalla, me encontré con las fuerzas de Grune acampando a las afueras de Estigia, no participaron en la batalla.

-¿Y dónde estaba él?

-No lo supe hasta días después, cuando uno de mis soldados regresó de Caledonia para repostar con una avanzadilla, la noche del segundo cumpleaños de Tygra. Ni Claudus, ni Jaga habían llegado a la cita, pero Grune estaba allí.

-¿Qué es lo que vio?

-No puedo asegurarlo con certidumbre, dijo que estaba muy oscuro, que fue difícil reconocerles, celebraban la victoria en la que Grune no participó…

-¿Se besaban?

-… es lo que dijo o le pareció.

-¿Y qué pasó después? Panthro era una persona dura, eso pareció afectarle apretando sus poderosas garras mecánicas al punto de casi destruirlas, Cheetara levemente recargó ambas manos sobre estas hasta que abriendo la boca su voz se cortó.

-Eran las habitaciones reales, las habitaciones de la reina, puedes sacar tus propias conclusiones.

-No puede ser...

-Luego supe que la reina se embarazó y regresó tres meses después a Thundera. Indagué pero pasó una cosa aún más extraña y eso me hizo sospechar.

-¿Qué?

-Jaga me ordeno que me detuviera, le expliqué mis dudas ¿y sabes qué sucedió después? Cheetara negó con los ojos.

-Pues mi soldado apareció muerto en un “extraño” accidente con su propia espada, luego descubrí que era un jugador con deudas, al estar su lealtad comprometida el caso estaba irremediablemente cerrado de origen. La clérigo tenía una cara descompuesta, sus dientes se sentían como hechos de cobre por lo amargo y desagradable del sabor.

-Y si todo eso pasaba, ¿por qué callaste?

-No fue solo porque Grune era mi mejor amigo, te lo aseguro, algo más pasaba. Tiempo después las cosas habían cambiado entre esos dos, Grune perdió el favor de la reina en algún punto, se puso paranoico… fue en su sexto mes de embarazó, él interceptó a la reina, no sé de qué discutieron, al llegar yo se separaron, más bien… ella le empujó con repulsión, ¿era un montaje Cheetara? No lo sé. Pero más de uno tenía sucias las manos.

-Alguien que quería que perdieras la confianza en Grune o te le unieras, o ambos. Dijo reflexivamente la clérigo.

-Claudus hizo su movimiento años después, fue él quien tendió la trampa para descubrir a Grune y lo que pudo haber pasado con la reina una vez que dio a luz, tampoco pudo ser casual.

-No puedo creerlo, Claudus no asesinaría a su propia esposa.

-El hecho de que esperase varios años después y antes de que nombrase a Lynx-O general de generales, me cuenta otra historia, pero si no lo sabía, Jaga pudo participar, cada uno a su manera jugó y no pude hacer nada, porque no soy capaz de ver más allá de lo evidente, porque soy un idiota. Desanimado, Panthro no era tan malo entendiendo, reconocía sus limitaciones y eso no le ayudaba, pues se daba por vencido antes de siquiera intentarlo.

-¿Por eso es que no querías ponerte bajo su mando?

-Dejemos esto Cheetara, yo no tengo la mente para entenderlo, me supera, es el juego de los que aspiran al poder, mentiras y medias verdades, cosas hechas para que de una u otra forma seamos manipulados.

-Tal vez no debí preguntar. Cheetara estaba mareada, una sensación aun angustiante, tenía razón en preocuparse como lo hacía, pues era algo que podría destruir el futuro del nuevo rey.

-De todas maneras, se lo dije a Lion-O claramente, una espada no te hace rey, solo mira a Grune, hablaba mucho, pero en el fondo no era capaz de enfrentar directamente a Claudus, y Tygra, con sus aspiraciones podría seguir el mismo sendero.

-Comprendo que no quieras que ni Lion-O, ni Tygra lo sepan, no serían capaces de tener la paciencia necesaria para ver a través de toda esa bruma. Dijo reflexionando.

-No me preocupa Lion-O, pero si Tygra lo sabe y cambia de opinión, ¿hacia quién se decantará su lealtad, hacia donde decantarás la tuya?

La cara de Cheetara parecía mostrar que no lo había considerado o que de hacerlo, no creía que Tygra llegase a un punto donde desconociera a su propio hermano.

-La lealtad “clérigo” no es algo que se da de los dientes para afuera.

-No tienes idea de cómo te comprendo.

-Tal vez eso quería la reina, dar a Grune el amor que deseaba y conocer sus lealtades, pero eso no le bastó, ella tuvo que elegir entre su lealtad y su amor o quizás nunca le amo y era la correa que creó para controlarle, cuando se embarazó el impacto pudo ser demasiado para ella.

Cheetara apretó sus piernas con sus brazos y cerró los ojos.

-¿Ustedes dos ya lo hicieron? Panthro le soltó la pregunta, ella lo negó.

-Me lo ha propuesto, es que no creo que sea el momento indicado.

-Cheetara, quizás tu camino no está al lado del rey, separar el deber del amor puede ser complicado, aunque a largo plazo te ahorrarás dolores de cabeza por no poder cumplir con ambos.

-¿Y qué debería hacer con Lion-O? ¿Abandonarle?

-No tienes que cargar con ese deber si Lion-O no te lo pide, además, ya diste ese paso una vez, deberías mantener tu distancia, si sigues así lo confundirás no solo a él, si no a Tygra, quien pasará de apoyar a Lion-O a oponérsele. Sin olvidar que en este preciso momento Lion-O no parece soportarte.

-Ese no era mi objetivo, quiero ser útil al rey, ser una guía.

-Si no confía en ti, tu papel será marginal, dadas las circunstancias es el mejor escenario, no espera más de ti de lo que hace de mi o de los otros y eso no es malo.

-Estará solo.

-Un rey nace, un líder en cambio se hace, lo malo con lo bueno.

Panthro aceptó que Cheetara tenía razón, no era Jaga, un papel demasiado grande para su juventud, aunque era evidente que si Lion-O no fuese finalmente el hijo de Claudus, ese no era un motivo para desmerecerle como rey.

-Puedo hacerlo, puedo mostrarle que hay más que eso. El general no tenía esa apreciación optimista.

-Lion-O necesita de una compañera que comprenda su situación o un amigo de su misma edad con el que tenga cosas en común, alguien llenará ese vacío y guía moral en su vida eventualmente, lo único que sé, es que no necesita de un clérigo con una lealtad comprometida hacia otra persona.

A pesar de que el tono de Panthro era moderado, la respuesta perturbó el carácter taciturno y flemático de Cheetara que cruzó los brazos y con enojo le desvió la cara a Panthro.

-Creí que me comprenderías.

-Lo hago, pero esas cosas te cambian y te lo digo por la experiencia que tengo, para ser un clérigo me cuesta creer que no hayas meditado sobre cosas como la confianza.

-¡No soy una estúpida! Lo entiendo perfectamente. Soy una clérigo desleal después de todo... Su voz se entrecorto para llorar con amargura.

-Esa no era mi intención y lo sabes.

-Si fuera un chico no tendrías ningún problema para creer en mí ¿no es así? Todo se reduce a eso.

-Un huevo no puede cocerse dos veces clérigo. Y dicho esto, sin regresar a ver la mueca en la cara de la felina, se recostó para dormirse sin importar que estuviese a gran altura, como Cheetara, había cosas a las que debía acostumbrarse, era el signo de los tiempos.

Tygra levantó la voz para detener el escándalo de las dos aves que chillaban despertando a Horus, que casi inmediatamente se volvió a dormir, no sabía de qué iba todo eso, de pronto vio que los personajes de esa obra de teatro trasmitida desde Avista, eran sospechosamente muy parecidos a ellos, demasiado.

Una vez las aves se callaron, Tygra se sumergió en sus propias preocupaciones, cuando regresara tendría unas cuantas palabras para su hermano pequeño sobre lo que era la lealtad y el deber, no quería que nadie se perdiera ese momento.

El aerodeslizador llegaba lentamente a su destino en el anochecer de los gélidos valles del Tercer Planeta, donde el desierto era inmisericorde como los seres que guardaba en sus entrañas, esperando cada uno a su manera el largo y crudo invierno que se aproximaba.

####


Horas antes

Una carpa enorme rodeaba uno de los pilares de ascensores de acceso a los pisos superiores de la ciudad de Avista, llenada de andamios y el sonido de cientos de personas trabajando soldando la estructura, las dos guardianas entraron siendo recibidas por una ave alta y de facciones delicadas., que miraba por el ventanal, sintiendo la vibración de los golpe en las yemas de sus dedos que asomaban preciosas plumas blancas.

Las dos guardianas se pusieron de rodillas con una larga reverencia, su superiora hizo un gesto breve, la más baja de las dos guardianes habló primero.

-Volvió por la noche madre superiora, fue con un grupo de wolos al suroeste de aquí.

-¿Y veo que no regresó solo? Por otro lado, me he dado cuenta del enorme hematoma de su espalda.

-Ha sido un descuido imperdonable, debe comprender que la falta de personal…

-Escuchar excusas saliendo de tu delicado pico Fedora, me rompe el corazón. Sé que somos pocas las que sobrevivimos, de cualquier manera…

-No he querido excusar mi falta madre.

-Sí me permite interrumpir madre superiora, deberíamos tomar el control y dejarnos de tantos juegos inútiles. Nosotras podríamos hacer el trabajo, debe existir alguien más apto para esta tarea.

El ave alzó sus delicadas manos y sin mirarla su decepción era patente.

-Recuerdo cuando llegaste por primera vez aquí Mandora, eras más joven que yo, me he vuelto vieja, pero tú… es como si el tiempo no pasara por tu cara.

-¿Qué tiene eso que ver madre superiora?

-En todo este tiempo parece que no has madurado ni un ápice, por no decir que estás ciega, nuestra amada ciudad, esa ciudad que te dio refugio, es un desastre, a este paso no volveremos a volar y cuando la gente entienda el problema, no será fácil para nadie, sin olvidar que la Nación de las Aves se niega a recibir a ningún refugiado por los años de desprecio y marginación a la que les hemos sometido.

-Podemos hacernos cargo.

-Yo no lo veo con tu mismo optimismo querida. Los labios rojo carmín de Mandora chasquearon, la emplumada mano de la Madre superiora le tomó de la quijada e hizo que ese enojo desapareciera.

-¿Dejará nuestro futuro en sus manos? No puedo negar que llegué a creerle, pero viendo como se ha comportado, la manera tan indigna e infantil. No lo sé, creo que hemos perdido el tiempo.

-Es justo que dudes, pero no puedes quejarte de una semilla que todavía no germina o calificarle de desperdicio porque asome un tallo decolorado.

-La espada le está afectando demasiado mi señora, no es capaz siquiera de tomarla, debemos de cambiar de estrategia, le aseguro que si me apoya… Nuevamente interrumpió con un suave gesto.

-Esto no es el consejo Mandora, no me veas como uno de tus partidarios o potenciales electores.

-¡Por favor Madre Superiora, es un riesgo muy grande!

-¡Mandora, cállate de una buena vez! Discúlpela señoría, ha estado bajo mucha presión últimamente. Fedora alzó la voz.

-No necesito que me defiendas, puedo hablar por mí misma. Mandora le espetó a Fedora que hizo un gesto de desaprobación.

-¿Y qué pasa con lo otro? Mandora y Fedora regresaron a la realidad.

-Hmp, no hemos podido comprobarlo, los alrededores de la pirámide son casi inexpugnables, pero por el tipo de movimientos, puedo asegurarle que están preparándose para despegar. Fedora dijo con pesar.

-¿Han hecho algún otro movimiento sobre sus armas?

-No que sepamos, quiero decir… no parece haber interés en reactivar la sala de armas, nuestro contacto dice que el Señor Oscuro no sale del caldero.

-Que su cuerpo no se mueva, no significa que no lo haga por otros medios ¿y qué pasa con el traidor Vultaire?

-Ha unido fuerzas a un sujeto llamado Ratar-O, parece igualmente comulgar con la orden de Seth, están construyendo una nave en las costas del norte con los científicos desaparecidos, por los rumores en el campamento, mucha gente le apoya, aunque no es una mayoría ¿Está segura de que no quiere que me haga cargo de él? Mandora mostró en su actitud su furia contenida hacia el Prefecto traidor.

-No. Por ahora es vital no mostrar demasiado la cara, un movimiento en falso y tendremos al Oscuro con sus ojos sobre nosotras y no somos lo suficientemente fuertes, dejemos que sea su ventaja.

-Si tenemos que pasar por todo esto, ¿por qué no me deja hacerme cargo de su entrenamiento?, yo puedo protegerle y enseñarle a ser más autosuficiente, es bastante evidente que su defecto más grande es ese grupo que le acompaña.

-Esto no es acerca de hacerse fuerte, debemos dejar que él llegue por su propio pie a su destino, entregarle ese pendiente lunar no le ayudará en nada Mandora, solo harás que sufra más cuando descubra la verdad. Mandora alzó la cara sorprendida, eso le enojó aún más al saberse espiada.

-Pienso postularme a prefecto, tomaré al chico en custodia una vez lo haga y atacaré a esa bestia de Mumm-Ra ahora que está débil.

-¡Mandora! Fedora gritó.

-He conseguido el suficiente apoyo en el consejo para hacer cambios, no creo que esto sea correcto, ya lo ha dicho usted misma mi señora, el futuro de nuestra ciudad está en peligro y no depende de una sola persona o su grupo de “aliados” decidirlo, si no fuera por mi intervención a su pesar, él se hubiera convertido en aquello que tanto tememos cuando usted y sus “socios” quisieron canjearle. Mandora se levantó dispuesta a marcharse.

-Te entiendo, antes de que te vayas ¿has visto la hermosa vista exterior Mandora? Las dos guardianes se acercaron y no vieron nada, fuera de que los trabajadores descendían de las tarimas.

Luego notó a Lion-O y un grupo de encapuchados con quien conversaban cerca de una enorme viga.

-No te podría asegurar desde cuando, pero veo que tú gustas de probar mi temple. Al descubrir que esos felinos no eran thunderianos, sino herreros de Mongor, Fedora se sorprendió de ver habitantes del continente prohibido en tierras Thurianas y de si Mandora tenía algo que ver en ello.

-Como ordenó Madre superiora, no he hecho contacto, ni he intervenido, así que no puede culparme por esa coincidencias, yo no sé tampoco lo que el chico esté pensando, aunque parece que esto resuelve gran parte de nuestros problemas.

-Veremos. Mandora, hasta entonces… no te le acerques. Ella le dijo mostrando sus ojos grises propios de una persona casi ciega.

-¿Y el estúpido plan de ese tigre? Es obvio que es una trampa.

-Diría Mandora, que en ese punto, tú, tus aliado y aspiraciones, probarán su temple ¿a quién apoyarán al final? Me inclino a pensar que harán lo correcto, aunque eso no te de ninguna ganancia, como he predicho en un inicio ¡Fedora!

-Sí Madre superiora. Fedora caminó mirando de reojo a su amiga, dejando la habitación tras la Superiora de la orden de las guardianas de Avista.

Mandora se quedó sola con las palabras en la boca, su molestia era patente, se sentía cada vez más aislada, ni siquiera la fanfarronería había servido, necesitaba acercarse o nunca pasaría sobre el Consejo y las guardianas completamente al servicio de una mujer depravada y sin capacidad de tomar decisiones.

####

Media hora después la puerta corrediza se abrió con Fedora ya sin el casco con una expresión bastante perturbada.

-¿Y bien?

-Ya sabía yo que no sería para nada bueno.

-¿No dijiste nada?

-Es estúpido Mandora, acabaremos en prisión de nuevo, esa boca tuya es un imán de problemas.

-Creí que la invitarías a salir y de allí quien sabe. Mandora hizo que sus labios mostraran una expresión picara.

-Estás así de cerca señorita, respondió Fedora alzando el puño amenazante.

-¿Y de qué iba todo eso?

-Están en pánico ¿Qué más? Mandora levantó la cara para mirar mejor la expresión del ave.

-Chispas, únicamente pedí una audiencia, no es el fin del mundo maldita sea.

-No tú idiota, ese muchacho.

-¿Qué hay con él?

-Al parecer no es tan débil como creíamos. Horus ha descubierto que se está moviendo a nuestras espaldas.

-Lo que es completamente esperable por su falta de confianza.

-Eso deberás decírselo al Consejo, dicen que estaba haciendo tratos en Ciudad Khan, organizó la resistencia contra los lagartos, los perros que no se han quedado a pelear vienen para acá en este preciso instante.

-¿Por qué sería malo, son sólo refugiados? Por no decir que eso ayudará a que los perros tengan un mejor motivo para pelear.

-Creen que hace esto para reducir nuestra fuerza política, piensan que quiere rodearse de otros refugiados que no sigan al Consejo, que hará una purga y que todo lo planeó así desde un principio.

-Eso es una soberana estupidez y tú bien lo sabes, él está afectado psicológicamente, sin olvidar lo que esas estúpidas piedras hacen a su cabeza.

-Lo que yo opine no importa, pero de ser cierto nos ha tomado por sorpresa, si querías apoyo Mandora, este se ha esfumado, esperaran a ver lo que ocurre un tiempo, pero muchos ya se han posicionado a favor o en contra.

-Ellos no tomarían una decisión así de precipitada.

-Conocen que su maestro fue Passer, así que esa clase de acciones son previsibles dado su pasado contra la Nación de las Aves y Avista. Cuando leyeron tus informes no los interpretaron de la misma manera indulgente que tú has hecho.

-Pero él no es así, no es un manipulador nato, lo hizo porque su padre le rechazaba y se sentía solo.

-El Consejo cree que los reveses recientes han sido golpes duros no a su psicología, sino a su moral, por no decir que está al tanto de la vigilancia puesta sobre él desde el segundo ataque de los lagartos.

-Así que supongo que han retirado la vigilancia los muy cobardes. Una ligera sonrisa asomó por los labios de Mandora.

-Supones bien, todavía falta ver cómo reaccionará su propia gente, especialmente ese tigre.

-Podría cerciorarme.

-La madre superiora te lo ha prohibido no por ella, sino el consejo, si no saben qué posición tomarán en conjunto, prefieren que te mantengas al margen, una vez que su hermano realice el ataque, decidirán en base al resultado a quien apoyarán, de momento todos desean centrarse en reforzar la posición del Consejo y alejar al pueblo de ese chico.

-Más campañas sucias.

-Mis manos están atadas Mandora.

-Ser la amante de Scandiacus no sirve de nada si no eres capaz de plantear tus intereses.

-¡Mandora! Tú sabes que yo… Fedora rodeó con sus manos el brazo de la guardiana que se alejó, el ave se quedó en silencio en su sitio.

-Te he dicho cuales son los límites de nuestra amistad, no volveremos a eso.

-No soy su amante. Dijo en voz baja cabizbaja.

-Es una mujer asquerosa, sé bien que ya no le satisfacen las esposas de los concejales, si te sigues acercando a ella vas a salir lastimada.

-¿Cómo hizo contigo? Fedora esperó la respuesta y una bofetada se plantó en su mejilla, Mandora la arrinconó con un brazo y ella desvió la mirada al no poder sostenerla.

-¡No puedo seguir atado a una Orden de guardianes que ya no vela por la seguridad de Avista! Si nos dedicamos a la política, las reglas deben cambiar.

-Sólo no hagas te maten en el proceso, quieres.

Mandora detuvo su marcha y ladeó su cabeza, para abrazar a su impresionable amiga que chirrió, besándola en un pómulo y recorriendo con sus labios carmesí el largo cuello de esta, lo que hizo que Fedora se estremeciera.

-En un mundo de picos, los labios son reyes, y dicho esto soltó al ave que indignada gritaba;

-¡Manipuladora! Deberían vigilarte a ti y no a ese chico.

-Por eso soy la más indicada para hacerme cargo de él, cerrando con fuerza la desvencijada puerta, hizo que Fedora diera un salto agitando sus alas.

-“Boba, esto no acabará bien en absoluto” Murmuró para sí.

####

Tiempo después, orillas del bosque negro, noroeste.

La mejor manera de librarse de Wily Kit y Wily Kat era dares una tarea que no pudieran rechazar y ambos disfrutaran, los elefantes meditaban a la entrada  de un gran claro con sus gruesas ropas para soportar el frio, Wily Kat que en un inicio estaba muy animado, se durmió rápidamente metiéndose en la caperuza del elefante asomando la cabeza, su hermana que probaba su flauta, se aburrió para desfallecer de aburrimiento.

Lion-O cerró el ojo a Aburn, quien aceptó hacerse cargo de ambos, lucía un poco obeso, el invierno sería duro y su cuerpo parecía responder a estos cambios acumulando grasa.

Cougara y Unrick jugaban cerca de los riachuelos de agua caliente proveniente de las laderas de las extensas cordilleras frías al oeste, que se secaban en el caliente desierto de arenas movedizas.

Unrick intentaba ofrecer una flor a su prometida, quien acabó por comérsela, regresándole el corazón desnudo. Unrick se dejaba caer sobre los rosales con las manos tapándose el rostro. Por donde se viera, Cougara parecía ser una niña encerrada en el cuerpo de una mujer adulta.

Su padre describía su enfermedad mental como un producto de la hechicería maléfica del oscuro, a veces era más lúcida hasta el punto de hablar, pero una vez ellos tuvieron comida y refugio, pareció más relajada y dada a un comportamiento infantil.

Hammer-Sung les reprendió, pues les había prohibido salir de su carpa salvo para trabajar en la quilla de la enorme ciudad que se había deformado casi cincuenta centímetros el último día y con la fragilidad estructural de la enorme masa de fierros, pronto se notaría que el casco se partiría por la mitad.

Por su parte, Lion-O no estaba particularmente interesado en que se descubrieran u ocultaran, fuera de que no llamasen la atención o molestaran demasiado a las aves que parecían ser muy susceptibles a los extraños, especialmente las aves pobres y pequeñas, lo que le obligaba a intervenir en discusiones estériles en un idioma que apenas comprendía. Snarf, quien había desaparecido en algún punto de las cocinas, regresó con un pedazo grande de carne seca, entregándola a la mano del joven rey que compartió su botín.

Se había dado por vencido con encontrar una ruta por debajo de la montaña, pues el sextante no parecía funcionar en absoluto, Pumyra le parecía un recuerdo lejano, que si bien fue una experiencia muy dura para él, tenía que dar vuelta a la página.

Wily Kit y Wily Kat se despertaron con el ruido de las trompas de los pesados elefantes que cambiaban de guardia con los perros, quienes portaban nuevos uniformes, un montón de desconocidos que no lo hacían por ayudar, sino por un salario, pero cuando llegasen sus familias la situación cambiaría, se convertirían entonces en refugiados.

Le molestaba entender que en el fondo podía comportarse despreciablemente, pero no había otra manera de hacerse con un ejército fiel. Eventualmente tendría que traer a Soul Sever a Avista y le molestaba depender de un ser así de monstruoso, la tecnología era una maldición y no quería tener nada que ver con ella, para su desgracia, una vez se tenía tecnología, era como si no hubiese nada anterior, como si su vida fuese imposible sin ella.

Las lanzas con cabezas de piedras de fuego que Panthro llamó thundrillium inestable, explotaban al contacto, algunas eran autopropulsadas por pequeños cohetes hasta dar con su blanco, luego les seguían armas de plasma que sacaban un chorro de material a una gran temperatura, que solamente se podían detener con armaduras de cerámica y finalmente las armas de fuego que lanzaban una metralla de metal terriblemente dolorosa.

El Thundrillium era la sangre de la tecnología, el símbolo del pacto thunderiano que llevaba cada cinturón y hebilla que se asía a una vestimenta.

Poco se sabía del pasado de Thundera fuera de vagas leyendas que hablaban de barcos voladores, mundos con otros seres de inimaginable presencia y ciudades movidas por la fuerza de los truenos.

Todo era cierto.

El uso de la espada de madera hacía que le dolieran los brazos por lo suave y ligera que era, con un zumbido a su paso, Wily Kat y Wily Kit encontraron entretenido ayudarle a su rey que no lograba el suficiente control de la velocidad de la estocada.

-¡Ay! Gritó Wily Kit que sintió la punta redonda de la espada en sus posaderas.

-¡Por los ancestros! ¿Te encuentras bien Kity? Lion-O vio la marca roja que inmediatamente se le hizo entre la base de sus piernas.

-Au, au, au…

-Creo que será mejor que regreses a la espada de los augurios, no podemos evadir los lances, Wily Kat interpeló a Lion-O cansado.

-Oh, no se supone que deba ser así, sino contener la fuerza de la estocada, pero mis brazos son demasiado grandes, me cuesta acostumbrarme.

-¿Por qué querrías hacer eso?

-Necesito más control sobre la espada de los augurios. La única manera es que deje de usar tanta fuerza y sea más preciso. Para eso son las dos espadas, esta es para hacer ataques usando el peso de la espada y esta para entrenar el lance.

-Pero ya eres magnífico con la espada.

-Au, au, esto no va a salir rápido. Dijo Wily Kit.

-Creí que tenía una gatita, pero veo que es una cachorrita de perro. Wily Kit se puso a aullar con fuerza y Lion-O la abrazó para cerrarle la boca, pero ella corrió hasta que se derrumbaron los tres cansados envueltos en una larga carcajada, mientras Snarf alzaba la patita sin abrir los ojos, completamente dormido.

-Cheetara está preocupada por ti, no se siente bien de que la hayas ignorado tanto tiempo. Wily Kit dijo suavemente recargada en el rey, quien se apoyó sobre un gran tronco seco de madera roja.

La actitud de alegría de Lion-O se convirtió en una cara indescifrable.

-Quiero dar vuelta a la página en esto Kity, tal vez Tygra tenga razón, no debería preocuparme si ella sale lastimada. Aunque la expresión de Lion-O era de procupación.

-No tienes que presionarte tanto, sólo cierra los ojos. Y dicho eso Wily Kit le besó en la mejilla abrazándole. Él sonrió a la pequeña con calidez.

-Lion-O ¿podemos dar una vuelta en los deslizadores? Ro-Bear-Bill las ha reparado y dice que están en su punto. Wily Kat sacó su bolsa mágica, subiendo en uno de los deslizadores que flotaba a baja altura.

-No sé si sea una buena idea Kat, recuerdo la última vez que casi mueres cuando esa chatarra dejó de funcionar.

Las caras de ambos cachorros hicieron que él accediera.

-¡Wily Kit! La gatita ya se preparaba cuando el rey le interrumpió.

-¿Qué ocurre Lion-O?

-¿Hay algo que no me han dicho? Quiero decir… ¿me han dicho toda la verdad? Eso sorprendió desagradablemente a Wily Kit que luego de unos momentos se recompuso.

-N-no ¿por qué abríamos de ocultarte nada? La expresión de Lion-O no cambió pero fue levemente fría.

-Creo que es mejor que se vayan, ante cualquier signo de falla regresen sin dudarlo y no se acerquen a las zonas del bosque negro, un disparo de cerca y podría ser una tragedia, yo tengo que seguir entrenando, así que nos veremos en el campamento.

-Sí… yo… está bien, esperaremos juntos a Cheetara y los demás.

Lion-O sin decir una palabra se levantó inmediatamente siendo seguido por Snarf que prefería seguir dormido.

-¿No crees que deberíamos decirle Wily Kit?

-Volver a casa no es una opción.

-Yo quería divertirme. Wily Kit le dio un golpe al hombro de su hermano que estaba enfermo por querer probar ese deslizador. Wily Kat lo veía de una manera simple, Lion-O más que un rey, era como su hermano mayor, no los obligaría, Wily Kit en cambio lo veía diferente, Lion-O les enviaría a casa, en el peor de los casos, traería a su madre y el resultado sería el mismo, se separarían definitivamente.

####

Entrañas de Avista, sección de la quilla.

Hammer Sung golpeó la enorme masa de acero y lo hizo hasta que el interior del mismo comenzó a verse al rojo vivo, mostrando las grietas que no se veían a simple vista para enfriarse lentamente, los miembros de consejos palpaban con sus manos la superficie de la viga observando el problema.

-Esto mi señor, no es acero, lo que sea que ocurra, afecta la estabilidad de esta sustancia que mantiene unida la aleación y conforme pasa el tiempo se extiende, no únicamente al casco, sino las herramientas y navíos, todo lo que es producido en este sitio.

-Como si se pudriera.

-No podría definirlo en otras palabras, estas tuberías son delgadas y presentan oxidación, el peor estado hace que las tuberías se quiebren de un golpe.

-¿Estás seguro que son los berbils?

-Esa sustancia que usan para crear hojas de acero sin fraguarlas, significa que la sustancia se encarga del proceso a un nivel imperceptible y hay más.

-¿Más?

-Pienso que esta sustancia es como si fuera un ser viviente, no únicamente pega los trozos de aleación, sino evita que estos se desgasten, parece que estas secciones hubieran sido hechas hace semanas atrás, esta nave debe tener cientos de años de antigüedad por la patina del acero de algunas secciones.

-¿Cómo si fueran los huesos de un ser vivo?

-Agradezco que Thundera no haya perdido todos los conocimientos del pasado. Dado que sabemos cómo funciona nuestro organismo, esto sería parecido, cuando uno se rompe un hueso, al entablillarse este se suelda nuevamente.

-¿Qué ha cambiado?

-Esto no parece tener muchas semanas, por como se ha ido desenvolviendo majestad, un evento ha producido este cambio en la composición de esta sustancia. ¡¿Cougara, puedes traer al pequeño?!

La hija de Hammer-Sung trajo a un berbil, Lion-O lo tomó entre sus brazos preocupado.

-¿Qué le ocurrió?

-Lo encontramos entre las vigas a medio día, mire, puede ver estos puntos, está contaminado, debió infectarse al tratar de trabajar esta viga.

-¿Se está muriendo? Debo avisar a Ro-Bear-Bill.

-Haga lo que haga, debe evitar que los berbils toquen las secciones podridas o tendrán el mismo destino, creo que este pequeño fue el que inició la reacción en la viga central.

-¿Y qué podemos hacer? Sin Avista nuestro futuro será muy negro.

-Quiero que vea esto.

-¿Qué es lo que vas a hacer?

-Confié en mi majestad. Los herreros se posicionaron frente a la viga, diez de ellos aferraron con ambas manos sus grandes mazos de herrero y los otros diez alzaron sus manos casi pegándolas a la superficie, Snarf parecía haber recordado algo malo al ver la escena, porque salió corriendo para esconderse en la capa de su amo, que luchaba por mantener al pequeño berbil mientras Snarf le clavaba sus garras.

-¡Snarf, puedes estarte quieto!

El espectáculo dio inicio.

####

El poder elemental de los herreros se proyectó sobra la viga que comenzó a ponerse roja e hincharse por la dilatación chirreando con fuerza.

-¡Ya! Los impactos de los mazos se escucharon por todo Avista, que pensaron que era alguna clase de ataque, aunque luego vieron que el sonido provenía del centro de la ciudad a la que tenían restringido entrar, se acercaron para pegar sus finas orejas, el sonido era tan fuerte, que las aves que trabajaban en su interior se retiraron aterrorizadas.

Hammer-Sung arrastró a Lion-O para indicarle que reventara las tuberías con el poder de su espada.

El agua de varios tanques pasaba por esa zona, a una señal, los herreros se retiraron y cualquiera que estuviera en el interior. Una nube de vapor se elevó por cada fisura del casco, mostrando un interminable número de partes rotas en un interior que debía ser estanco.

-Por los Ancestros ¡¿Qué demonios has hecho?! El herrero sonrió por primera vez como si estuviese orgulloso.

-Me excita la forja mi señor, está como dije en mi sangre.

-¿Qué?

-Lo que he hecho ha sido simplemente aplicar un inmenso calor a la quilla, he quemado la sustancia y he fundido parcialmente la aleación, no volverá a ser como un hueso que se repara a sí mismo, pero funcionará.

-¿Puedes hacer lo mismo por él?

-Me temo que no sin dañarlo, necesita de otra solución, aplicar energía con técnicas antiguas de forja, además debemos soldar nuevamente el marco del casco y nos tomará mucho tiempo, seguramente con la resistencia de la quilla se reventara al caer la noche.

-¿Por qué la noche?

-Es cuando el acero de toda la ciudad perderá el calor, la diferencia de dilatación entre ambas aleaciones, hará que parte de la ciudad se desmorone.

-¿No podías haberlo dicho antes de hacerlo?

-¿Qué mejor pretexto para iniciar su plan? Nos desharemos de esa sección y comenzaremos en unos días la… Lion-O con sus ojos ordenó al emocionado herrero a que guardara silencio con un concejal subordinado de Horus de nombre Vidicus, mirándole fijamente tirado en el suelo.

-Ah… comenzaremos las reparaciones según sus planes, hemos recogido Zinc, pero ayudaría si tenemos varias toneladas adicionales para estabilizar la aleación.

-¡Muy bien! Oordenaré a las aves que… ¡Ayy! ¡¿Snarf?! El felino le mordió del brazo con todas sus fuerzas porque le cayó encima con la caída.

-¡Nifff!

-¿Quién te dijo que vinieras? Te dije que te quedaras en la tienda.

-Niii…

-¿Qué quieres decir con que Cheetara te lo pidió?

-¡Niii!

-¡No necesito nada, menos viniendo de ella, no voy a depender de alguien así nunca más, todas las mujeres son unas…! ¡SNAAARF!

 Hammer-Sung, Unrick, Cougara, el subordinado de Horus y los demás herreros, miraban al joven rey pelear con su mascota que le había mordido en el brazo.

-Es bastante extraño ¿no? Unrinck dijo al ver que el chico hablaba con su mascota como si fuese una persona.

-No puedes esperar más de la realeza, tienen hijos bastante defectuosos… si te atreves a mencionar a Cougara, el rey no será el único mordido y terminaré aplastando esa idiota cabeza tuya.

-E-está bien… suegro. Cougara sonreía asida a su brazo comiéndose las flores que había recogido, mirando al chico pelirrojo que pelea por mantener el equilibrio, hasta caerse estúpidamente con la burla del resto de los herreros que parecían adaptarse a la vida en Avista en un lapso increiblemente reducido de tiempo.

####

Orillas del bosque oscuro más tarde

Los trabajos en Avista siguieron hasta bien entrada la larga tarde y Lion-O que se moría de aburrimiento, no esperó al banquete ofrecido a los herreros, que en vez de comer con el grupo de curiosos sujetos, los cachorros encontraron por recibimiento a Zira, la enfermera, esperándoles con la ropa para su baño, no había mucho que hacer, pues descubrieron que ella podía volar perfectamente y si trataban de escapar, lo perros no les dejaban, ocultarse con Aburn no era sabio pues este no mentía.

En silencio, apartado de todos, únicamente con el pequeño Snarf relamiéndose las patas al comer un pescado-dragón que Lion-O sacó del rio, que el joven rey miró su propio rostro.

Comprendió porque Cheetara estaba preocupada, por qué todos ellos le vigilaban.

Las ojeras le daban un aspecto demacrado y evidenciaban su estado de ánimo de manera muy patente.

Ese era el alcance del efecto que Pumyra había tenido sobre él, Snarf pareció creer que era a causa del brazo que había mordido, así que le lamió la herida, Lion-O en cambio no lo comprendía porqué se veía tan abatido.

-No puedo creer que así luzca Snarf, no pensé que así me veían, ¿por qué? Quiero decir, me siento triste, sí, pero esto…  ¿qué significa?

-Es el efecto de usar un poder prohibido, si te molesta tanto, deberías dejar que acabe con tu miserable existencia ¿No crees?

Una voz femenina surgió de algún punto sobre los árboles y se desplazó hacia el frente y cruzó a gran velocidad a su espalda.

Lion-O se arrojó hacia la espada de acero corriente y la sacó con fuerza de donde estaba enterrada.

-¡Snarf, ve a refugiarte!

-¡Miau!

-No te quejes bola de pelos, ¡hazlo! El felino se internó en el bosque donde asomaba sus pequeños ojos.

El ser alado describió una espiral y descendió sobre el antiguo pilar de una construcción sumergida en el río, lanzando un bumerán que Lion-O esquivó por muy poco, regresando a las manos de su lanzador.

-¿Quién eres tú?

-¿No me recuerdas? Vaya, las piedras te han dañado el cerebro más de lo que pensé, pero para responderte, fui yo la que te salvó el culo cuando los lagartos iban a por ti.

-¿Eres esa chica? La expresión tuvo un profundo efecto en él, como un viejo recuerdo que pujaba por salir, entre más lo intentaba más mareado se sentía.

-Ya entiendo porqué te quiere, eres sólo un títere, no eres capaz de ver el engaño aunque lo tengas de frente.

-¿Cuál engaño? Te lo vuelvo a preguntar ¿Quién eres?

-Soy un ángel ¿no es vidente? Deberías agradecerme en vez de retarme, dado que soy tu salvadora, podrías comenzar arrodillándote.

-Ja, claro, entonces te preguntaré porqué me has salvado y tú dirás que te agrado, que soy especial, al final, en un giro de los eventos… dirás que es una orden ¿No es así? ¿Me crees tan estúpido?

El ángel intentó atacarle en paso rasante, haciéndole ver que no era ni lo uno ni lo otro.

-Para nada, sólo quería presentarme ante el nuevo bufón de Avista.

-No soy un bufón.

-Ja, ja. Ah… necesitas de un espejo más grande que muestre tu tamaña estupidez. En una contorsión imposible, el ángel se recargó en la espada del chico, para balancearse sobre ella, quedando su rostro pegado al suyo hasta que retomó el vuelo.

Mirándola bien, parecía una felina un poco más alta que Cheetara, su melena no era algo que él hubiera visto jamás, totalmente dorada como el mismísimo oro, no tenía pelo en su rostro, en cambio una piel blanca y tersa parecida a la porcelana oriental. Solo podía verle el mentón, sus ojos y nariz estaban ocultos tras un casco metálico con una rendija de cristal rojo que mostraban sus bellos ojos, sus labios eran perfectos y proporcionados, el signo de una enorme belleza.

Al caer nuevamente, sacó una larga y reluciente espada de su funda, se lanzó en su contra chocando el metal de ambas espadas con violencia, Lion-O salió despedido al lado opuesto, al caer, se sostuvo con sus pies deslizándose sobre la tierra, apenas si podía aguantar el temible embate de esa mujer.

-¿Por qué no usas tu otra espada gatito?, ¿tienes miedo? Lion-O abrió sus ojos, ella lo sabía.

-¿Cómo sabes...?

 “¡Clank!” El fuerte ataque sin intentar cortarle, le empujaba y lo desbordaba con suma facilidad.

-Te sientes triste ¿no?, por dentro parece que no lo sintieras tanto, tu cara sufre, y en vez de bajarte de esa nube en la que estás todo el día, tu gente trata de apoyarte, como si el titiritero hubiese perdido la cuerda que controla tu rostro y mientras te ríes lo haces con una cara de tristeza hasta el punto de lo irónico.

-¡¿Qué quieres, quién eres?!

El ángel, como burlándose, alzó su espada y cargó contra él para asirlo de ambas manos al grueso tronco de un abeto de madera roja, empujándole con una tremenda fuerza.

-Oh, no te preocupes bebé, vas a averiguarlo muy pronto... Le dijo mientras acercaba sus labios a su boca hasta que ambos se fundieron entre sí, tomándole completamente desprevenido, pero lejos de ser una sensación agradable, fue una terrorífica experiencia de hundirse en la oscuridad de su propia mente, tal si fuese una cerradura cuya llave había sido insertada y girada, desatando el caos.

####

 “Porque Lion-O ha hecho el último sacrificio” Lion-O recordó ver una imagen muy clara de Jaga que les hablaba a la cara, lejos de la pirámide de ese oscuro ser. Corrieron por un tiempo, era que no sabía cómo habían llegado tan lejos.

“Porque has hecho el último sacrif…”

Los ojos de ellos estaban iluminados con un leve tono rubí, parados sin hablar, no era que le sorprendiese que las naves de Mumm-Ra dieran la vuelta y regresaran sobre sus pasos, sino que donde él recordaba una milagrosa y gigantesca aparición de Jaga, estaba un espacio vacío que daba al desierto.

La piedra del guante brilló con una intensidad que dolía, fue cuando vio a un cuervo negro que rondaba el lugar dando varios pases hasta que decidió alejarse.

Cayó hacia atrás para sumergirse en las sombras de un bosque, se encontró sentado en un tronco que rodeaba una fogata, mirando a Cheetara que pasaba el tiempo sonriéndole abiertamente a su hermano, eso le dolió en el corazón, lo extraño era que se podía ver a sí mismo sonriendo, como si no le importase, ellos casi se besaban y el dolor fue aún más intenso, pero ese Lion-O no parecía siquiera perturbado.

Le temblaba la boca, quería gritar, quería romperlo todo…

“-Lo estoy superando” le dijo a Pumyra, apareció a su lado en el campamento minero de Lord Ratar-O.

“-¿No crees que deberías fijarte en alguien más?” Al mirar su propia cara, pudo ver ese gesto de angustia que decía lo contrario.

“-¡Ja, gané de nuevo!” Escuchó sonoramente a un Tygra adolescente con varias cartas en la mano que llamó su atención, su hermano pequeño, un joven principe Lion-O había perdido nuevamente al intentar ver tras los gesto del molesto tigre, algo comprensible por su edad.

“-No es justo, estaba seguro de ganar esta vez.”

“-Cabeza de chorlito, eres de lo más divertido, si solo sigues los gestos serás engañado cada vez, no es siquiera divertido engañarte, eres demasiado ingenuo.” El pequeño león tiró sus cartas con desgana, mientras su hermano le quitaba el dinero con el que pensaba comprar cosas para invitar a una chica que había conocido y por la cual estaba muy emocionado.

 “-No es Jaga.” Un susurro le acompañó, mirando su propia cara con unos ojos vacíos.

-¡No es Jaga! Dijo, la visión que tuvo cuando cayó de aquel acantilado, ese sabio clérigo que le puso las pruebas para que fuera un mejor rey, no era Jaga, la imagen que vieron en el aire del mismo, todo estaba en su mente, en la mente de los demás, una ilusión que le hacía olvidar, que alteraba su memoria, como los elefantes desmemoriados que sin su influencia habían cambiado de humor.

La figura de Panthera deteniendo su mano, evitando que asesinara a sangre fría a ese mentiroso lagarto que le dio la llave para escapar de la prisión y encontrarse al señor oscuro.

Y eso le llevó a su preocupación más grande; la manera en que había recorrido el camino de ida a la pirámide era imposible y él lo había recorrido a pie en una noche.

¿En verdad habían escapado de la pirámide del señor oscuro?

####

Cuando el dolor fue insoportable, empujó a esa mujer alada con todas sus fuerzas, ella retomó el vuelo, mientras él intentaba recobrar el aliento.

-Por fin te has dado cuenta.

-Es imposible.

-No importa si lo crees o no, eso ha pasado y si eres tan estúpido para no verlo, te mereces lo que te pase.

-¡Nooo! Gritó el felino, en su furia, la chica se le abalanzó con su espada en alto.

La espada de entrenamiento se rompió en mil pedazos, y Lion-O, en un intento desesperado por salvar su vida, usó la espada de los augurios, no se sentía en exceso confiado por la manera en que esa magistral guerrera se mantenía al tú por tú elevándose por el cielo y usando trucos sucios en su contra, intentando enfurecerle.

-¡Ahora muéstrame tu furia! El verdadero dolor de tu corazón, el ser repulsivo que llevas dentro.

-¡Estás loca mujer!

Sus dientes resintieron cada golpe conforme su espada vibraba violentamente sacando poderosos rayos y chorros de luz roja.

-Tienes una magnífica espada, a pesar de ello no sabes usarla, comienzas a temerle porque en el fondo sabes que está mal, que no todo encaja.

-¿Encajar? Los golpes de la atacante eran cada vez más violentos y la espada de los augurios relucía.

-Decías que no querías ser como tu padre ni como tu hermano, querías algo diferente, pero mírate, usando la misma armadura, diciendo las mismas frases, todo parte del mismo lavado de cerebro que te hace aceptar la filosofía de ese viejo, no eres más que un títere.

-No soy ningún títere, pienso por mi mismo. Ella se rió sonoramente.

-Mientes y lo sabes perfectamente, tu cuerpo y tu mente están mal, no trabajan a la vez, como pensamientos que no son tuyos, comportamientos que van en contra de tu naturaleza, pensamientos  adulterados para mantenerte en calma.

-¡El guante! Dijo nuevamente mirando la piedra espiritual que brillaba intensamente.

-Precisamente. La piedra y el guante intentan cambiar tus recuerdos, de las personas que te rodean, para limitar tu voluntad y evitar que la espada te consuma, el costo es que te has convertido en una presa a punto de reventar.

-¿Cómo sabes eso?

Maniobró en el aire y le dio una fuerte patada con ambas piernas por la espalda, Lion-O cayó de bruces.

Se volteó inmediatamente para bloquear su estocada, aunque ella le quitó la espada de un giro de su hoja, pisándole la muñeca, se intentó poner de pie, pero fracasó.

-Podríamos charlar toda la tarde, lo cierto es que tus amos te vigilan. Estos días he sido generosa, aprovecha “mi regalo” mientras puedas, pero prepárate, porque no te va a gustar y una vez sepas la verdad, elige bien, elige por ti mismo o será la última aventura que contarás.

¡Thunk! El golpe seco de la daga de la guardiana le dejó sin sentido, en un amargo vaivén de emociones que no alcazaba a transformar en ideas, hasta ir cayendo en un viejo recuerdo, cuando una larga cabellera le cubría la boca, en una época donde sucumbía víctima de un envenenamiento, disfrazado por el suave olor de la comida.

####

Fin de parte 4 de 5